LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO
II. Los reyes de esta etapa del reino dividido.
EN LA INTRODUCCION A ESTA ETAPA SE REVISA COMO
A) LA VISION DE CONJUNTO Y
B) EL METODO DE MIRAR CON LUPA ---------> ESTE TITULO TIENE LOS REYES DEL NORTE VISTO EN EL CAPITULO ANTERIOR "SEGUNDA PARTE" Y ESTA LA TERCERA PARTE HABLARA DE LOS REYES MAS IMPORTANTES DEL REINO DE SUR..
LOS REYES IMPORTANTES DEL SUR
A. Roboam (primer rey).
1. Empezó a reinar en el 930 a.C. y reinó diecisiete años.
2. Su falta de tacto y crueldad al responder a las
demandas de algunos líderes ayudó a que se
desatara la trágica guerra civil (1 R. 12:1-16).
3. Fue ayudado inconscientemente por Jeroboam
cuando éste provocó que los fieles sacerdotes
y levitas del norte huyeran a Jerusalén. Estos
hombres piadosos fueron en buena medida
responsables de que el reino de Judá permaneciera en pie durante un siglo más después
de la caída del reino del norte (2 Cr. 11:16,
17).
4. El fracaso de Roboam empezó, sin duda, con
su vida polígama, que le llevó a tener dieciocho mujeres y sesenta concubinas; estas mujeres le dieron veintiocho hijos y sesenta hijas.
Otro factor contribuyente a su caída fue
Maaca, su esposa favorita, hija de Absalón,
quien aparentemente ejerció una funesta influencia sobre el rey y sobre Abías, el hijo de
ambos, que le sucedió en el trono. El rey Asa,
nieto de Maaca, pudo al fin doblegar su nefasto
poder y la desposeyó de todos sus privilegios
por su adoración idolátrica (2 Cr. 11:18-23;
12:1, 14; 2 R. 15:13). A medida que creció el
poder de este rey también creció su maldad.
Aparecieron en Judá templos, pilares e ídolos
paganos en cada monte alto y debajo de cada
árbol verde. Además, se extendió la homosexualidad en la tierra. Esta perversión sexual
fue probablemente introducida entre los habitantes de Palestina por medio de Canaán, nieto de Noé. (Véase Gn. 9:20-25.)
El pueblo de Israel había permitido ahora
que esta perversión les degradara. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo habla contra
el pecado de sodomía quizá más fuerte que contra ningún otro pecado (Ro. 1:18-32).
5. En el año quinto de Roboam, Sisac de Egipto invadió Judá con un poderoso ejército. A
causa de la debilidad de Roboam, Judá es
ahora invadida por primera vez en 100 años
por una potencia extranjera. Sisac conquista
las ciudades fortificadas de Judá y asedia Jerusalén. El profeta Semaías dirige a Roboam
y a los atemorizados habitantes de Jerusalén
en un avivamiento espiritual. Dios perdona a
Jerusalén, pero permite que la ciudad tenga
que pagar tributos a Sisac a fin de que se den
cuenta de que es mucho mejor servir a su Rey
celestial que a uno tenrenal. Sisac despojó de
sus tesoros al templo y del palacio real, incluyendo los escudos de oro que Salomón había hecho. Roboam los reemplazó después
con escudos de bronce, simbolizando el rápido deterioro de la condición espiritual de
Judá. Se podía ver ya el rastro de Icabod en
la vida del reino del sur (2 Cr. 12:2-12; 1 S.
4:21).
6. Después de reinar durante diecisiete años,
muere Roboam y es sucedido en el trono por
su hijo Abías (1 R. 14:31).
7. Abías encuentra pronto una excusa para declararle la guerra a Jeroboam, el viejo enemigo
de su padre. Se encuentran en el campo de batalla, Abías con 400.000 soldados y Jeroboam
con 800.000. Antes de empezar el combate,
Abías pronuncia un largo discurso dirigido a
Jeroboam y a sus tropas sobre la necedad de
rebelarse contra la casa de David y la impiedad de su adoración del becerro de oro, comparándolo con el verdadero templo y la
verdadera adoración que se lleva a cabo en Jerusalén. Sin embargo, nada más terminar su
discurso se da cuenta de que Jeroboam había
enviado secretamente parte de su ejército a su
retaguardia y que ahora los de Judá se encontraban rodeados por el enemigo. Abías clamó
inmediatamente a Jehová y los sacerdotes tocaron las trompetas, y Jehová tornó en victoria lo que parecía una derrota irremediable.
Jeroboam quedó derrotado y perdió 500.000
soldados (2Cr. 13:1-7).
8. A pesar de esta victoria dada por Dios en el
campo de batalla, Abías degeneró en un rey
que hizo lo malo ante los ojos de Jehová (I R.
15:3, 4). Después de tres años de reinado, murió y le sucedió en el trono su hijo Asa (1 R.
15:8).
B. Asa (tercer rey).
1. Empezó su reinado en el 911 a.C. y reinó cuarenta y un años.
2. Durante los primeros diez años de su reinado
hubo paz en Judá y Asa usó sabiamente este
tiempo.
a. Dirigió al pueblo en un gran avivamiento
(2 Cr. 14:2-5).
b. Edificó ciudades y las fortificó con murallas, torres y puertas (2 Cr. 14:6, 7).
3. Esta paz quedó de repente amenazada cuando
un ejército de un millón de etíopes avanza para
invadirlos (14:9).
4. Asa se siente impotente ante un ejército tan
numeroso y clama a Dios:
«... ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia
alguna en dar ayuda al poderoso o al que
no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová
Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos,
y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no
prevalezca contra ti hombre» (14:11).
5. Dios respondió esta oración y personalmente
deshizo a los etíopes (14:12).
6. Asa vuelve a casa agradecido y continúa con
sus reformas (15:8-15).
«Entonces prometieron solemnemente que
buscarían a Jehová el Dios de sus padres,
de todo su corazón y de toda su alma»
(15:12).
7. El celoso rey llega incluso a desposeer de sus
privilegios de reina madre a Maaca, la esposa
de su abuelo Roboam, a causa de su idolatría
(1 R. 15:13).
8. En el año treinta y seis de su reinado, Baasa,
rey del norte, le declaró la guerra y empezó a
fortificar a Ramá para controlar la carretera
que llevaba a Jerusalén y cortar así el tráfico
y el comercio con la ciudad (2 Cr. 16:1). En
vez de confiar en Dios como hizo cuando la
invasión etíope, procuró comprar la ayuda de
Ben-adad, rey de Siria (2 Cr. 16:2-6).
9. Asa es reprendido severamente por el profeta
Hanani y le advierte que a partir de ese momento se vería plagado de guerras a causa de
su infidelidad. Le recuerda elocuentemente lo
que pasó con los reyes insensatos de los tiempos pasados (2 Cr. 16:8, 9).
Hanani le dice entonces:
«Porque los ojos de Jehová contemplan
toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para
con él. Locamente has hecho esto; porque
de aquí en adelante habrá más guerra contra ti» (16:9).
Asa respondió enojándose contra Hanani y
arrojándole en la cárcel (2 Cr. 16:10). Este es
el truco favorito pero inútil de los monarcas
pecadores contra siervos de Dios que no cooperan. Acab lo había hecho contra Micaías (2
Cr. 18:7). Sedequías lo hizo también con
Jeremías (Jer. 32:3), y Herodes con Juan el
Bautista (Mt. 14:3). Así terminó Asa su buen
reinado y empezó a oprimir al pueblo. Dos
años antes de su muerte enfermó gravemente
de sus pies, pero rehusó llevar su necesidad al
Señor. Después de reinar durante cuarenta y un
años, falleció y fue sucedido en el trono por
su hijo Josafat (2 Cr. 16:10—17:1).
C. Josafat (cuarto rey).
1. Empezó a reinar en el 873 a.C. y reinó veinticinco años.
2. Empezó prosiguiendo con las reformas morales y proyectos de edificaciones que Asa su
padre había iniciado (2 Cr. 17:3-6).
3. Durante su tercer año en el poder, instituyó un
programa nacional de educación religiosa, enviando maestros a todas las ciudades importantes de Judá para instruir al pueblo en la ley
de Moisés (17:7-9).
4. Vio aumentar su poder y recibió tributo de los
filisteos (17:11).
5. En los últimos años de su reinado, sin embargo, malogró su testimonio comprometiéndose
con los inicuos reyes del norte, Acab y sus dos
hijos Ocozías y Oram.
a. Su alianza matrimonial con Acab: permitió torpemente que su hijo Joram se casara con Atalía, la impía hija de Acab y
Jezabel (2 Cr. 18:1).
b. Su alianza militar con Acab en contra de
Siria (2 Cr. 18:2,3).
c. Su alianza mercantil con Ocozías, el hijo
mayor de Acab, (2 Cr. 20:35-37).
d. Su alianza militar con Joram, el hijo menor de Acab, contra Moab (2 R. 3:6, 7).
6. Josafat regresó a casa después del fiasco sirio
y es reprendido severamente por el profeta
Jehú por su necedad en comprometerse con los
reyes del norte (2 Cr. 19:1-3).
El humillado Josafat reasumió una vez más
sus reformas espirituales, involucrándose ahora
directamente, visitando a su pueblo y animándoles a adorar a Dios, y nombrando hombres
piadosos para juzgarles. Es verdaderamente
digna de notarse su exhortación a estos jueces
judíos (2 Cr. 19:6, 7).
7. También nombra a Amarías como sumo sacerdote para servir como último tribunal de
apelación en asuntos religiosos, y a Zebadías,
un anciano líder de Judá, para intervenir en
todos los casos civiles importantes. Aquí tenemos otro ejemplo del principio de la «separación de iglesias y estado» que
encontramos frecuentemente en el Antiguo
Testamento (como también en el Nuevo Testamento) (2 Cr. 19:11).
8. En este tiempo los moabitas y sus aliados le
declaran la guerra a Judá, y llega la información a Jerusalén de que un fuerte ejército marcha hacia la Ciudad Santa. Josafat tiembla ante
esta terrible noticia y convoca un tiempo nacional de ayuno y oración. Gente procedente
de todo el país acude a Jerusalén para unirse
al rey cuando este dirige personalmente la oración al lado del santuario. Ora diciendo:
«... Jehová Dios de nuestros padres, ¿no
eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones?
¿No está en tu mano tal fuerza y poder,
que no hay quien te resista? ... ¡Oh Dios
nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en
nosotros no hay fuerza contra tan grande
multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros
ojos» (2 Cr. 20:6,12).
9. Repentinamente el Espíritu de Dios descendió
sobre un levita llamado Jahaziel que transmitió el siguiente mensaje:
«... Oíd, Judá todo, y vosotros moradores
de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os
dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque
no es vuestra la guerra, sino de Dios.... No
habrá para qué peleéis vosotros en este
caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y
Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid
mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros» (2 Cr. 20:15, 17).
10. El rey Josafat cayó sobre sus rodillas y dirigió
al pueblo en un servicio de adoración y alabanza a Dios. El servicio termina con la participación del coro levítico cantando himnos gozosos
de agradecimiento al Señor (20:18,19).
A la mañana siguiente temprano el ejército
de Judá sale a enfrentarse al enemigo. Después
de consultar con sus consejeros, Josafat determina dejar que el coro inicie la marcha revestido con sus vestiduras santas y cantando:
«Glorificad a Jehová, porque su misericordia es
para siempre» (v. 21). Y así se encuentran con
el enemigo. El Señor inmediatamente interviene causando consternación entre las tropas enemigas, y éstos empiezan a luchar entre sí,
matándose unos a otros. Ninguna otra batalla se
ha ganado, sin duda alguna, como esta en toda
la historia. Los cantos ganaron a las espadas y
los hosannas demostraron ser más fuertes que
los caballos. Cuatro días después de la batalla,
cuando habían recogido ya todo el botín que el
enemigo había dejado (dinero, ropas, joyas), todos los de Judá se congregaron en un valle llamado Beraca, que significa «bendición», y de
nuevo tuvieron un tiempo de alabanza a Dios
(20:26-30).
D. Atalía (séptima cabeza reinante).
1. Empezó a reinar en el 841 a.C. y reinó durante seis años.
2. Ya hemos indicado que Atalía (la hija de
Jezabel) se había casado con Joram, el hijo de
Josafat. Tuvieron un hijo a quien llamaron
Ocozías; cuando éste fue asesinado por Jehú,
Atalía usurpó el trono (2 Cr. 22:10).
3. Esta mujer asesina ordenó entonces la ejecución de todos los miembros de la casa real de
Judá.
4. Pero Josabet, la propia hija de Atalía (junto
con esposo Joiada, que era el sumo sacerdote
en esos días) escondió a Joás, un pequeño niño
y único sobreviviente de aquella matanza
(22:11).
5. Después de ocultar al niño durante seis años,
Joiada planeó un golpe de estado para destronar a Atalía, la única reina de Judá. Joiada etaba apoyado por el ejército y los sacerdotes
levitas. Cuando todo estaba preparado Joás fue
sacado de donde estaba escondido, presentado en público y proclamado rey. Cuando la
sorprendida y enfurecida reina corrió para
aplastar la revuelta, fue detenida y ejecutada.
Es irónico notar que esta madre asesina, que
había intentado una vez eliminar la simiente
de David, fue ella misma ejecutada con las lanzas de David (2 R. 11:4-6).
E. Joás (octavo rey).
1. Subió al trono en el 835 a.C. y reinó durante
cuarenta años.
2. El joven rey cooperó con el sumo sacerdote
Joiada en la promoción de un tiempo de renovación, que incluyó, entre otras cosas, la destrucción de los templos de Baal (2 Cr. 23:16-21;
24:1,2).
Joás determinó después que el templo de
Dios necesitaba reparaciones y le ordenó a
Joiada que las llevara a cabo. El sumo sacerdote construyó una caja especial de ofrendas
para financiar las obras (2 R. 12:4-16).
Esta es
la primera ofrenda voluntaria levantada entre
el pueblo desde la construcción del tabernáculo
por Moisés. (Véanse Ex. 35 y Nm. 7.)
3. Después de la muerte de Joiada, Judá experimentó otra vez momentos difíciles. Mientras
que el sumo sacerdote vivió, Joás caminó con
rectitud, pero en cuanto que falleció tuvo lugar una trágica transformación. Fue sin duda una
manifestación de la gracia de Dios que Joiada
viviera 130 años como llegó a vivir; pero ahora estaba muerto y Joás estaba sin él tan perdido como Lot sin Abraham (2 Cr. 24:2, 15, 16).
4. Notemos los tristes sucesos que tuvieron lugar
en los últimos años de Joás:
a. Poco después de los funerales de Joiada,
los líderes de Judá indujeron al rey a que
dejara la adoración a Dios y adorara los
ídolos paganos. Joás comete ahora el mismo error, necio y fatal, que cometió
Roboam, su antepasado en el trono: permitir que le aconsejen los corrompidos.
(Véanse 1 R. 12:8; 2 Cr. 24:17-19.)
b. El rey sirio Hazael empezó una campaña de
engrandecimiento de su reino mediante la
toma de la ciudad de Gat. Seguidamente
emprendió la marcha hacia Jerusalén, pero
fue contentado por Joás cuando este con
urgencia le envió el oro y los tesoros del
templo (2 R. 12:17,18).
c. Entonces el Espíritu de Dios descendió sobre Zacarías, hijo de Joiada, y denunció
con osadía la idolatría de Judá e hizo un
llamamiento al arrepentimiento nacional.
No aceptaron esta palabra de amonestación y finalmente Joás ordenó que lo apedrearan hasta matarlo. Este es quizá el
momento más negro de la historia de Judá:
el asesinato de su propio sumo sacerdote.
Nuestro Señor se referiría a ello ocho siglos y medio después (Mt. 23:35).
Zacarías viene a ser el Esteban del Antiguo Testamento, pues ambos hombres
fueron lapidados por decir la verdad. (Véase Hechos 7:51-59.) Sus últimas palabras
fueron: «... Jehová lo vea y lo demande»
(2 Cr. 24:22).
Zacarías está pidiendo que su muerte
sea vengada por Dios. Ya hemos señalado
la favorable comparación entre Zacarías y
Esteban, pero se da una diferencia significativa en que el sumo sacerdote muere demandando que Dios juzgue a sus asesinos,
mientras que Esteban pide que el Señor los
perdone (véase Hch. 7:60). La gracia del
Nuevo Testamento va más allá que la ley
del Antiguo Testamento.
5. Unos pocos meses después de la muerte de
Zacarías, el ejército sirio volvió y Dios permitió que Jerusalén fuera capturada, los principales líderes ejecutados y la ciudad saqueada.
Joás mismo fue mal herido en esta guerra y finalmente asesinado por sus siervos que conspiraron contra él.
F. Uzías (décimo rey).
1. Empezó a reinar en el 790 a.C. y reinó durante cincuenta y dos años.
2. Uzías es el segundo de los reyes de Judá en la
duración de su reinado. Fue un buen rey y fue
ayudado mucho por un piadoso profeta de
Dios llamado Zacarías (2 Cr. 26:5). Nos maravillamos de los logros que alcanzó:
a. Reconstruyó la ciudad de Elat y la recuperó para Judá.
b. Sometió a su dominio las ciudades fuertes
de los filisteos.
c. Venció a los árabes.
d. Hizo que los amonitas le entregaran un tributo anual.
e. Su fama se extendió hasta Egipto y otras
naciones.
f. Construyó torres fuertes en Jerusalén.
g. Edificó también torres en el desierto.
h. Abrió muchos pozos.
i. Crió mucha ganadería.
j. Cultivó muchas viñas y huertas.
k. Organizó su ejército en regimientos.
Su
ejército consistió de 307.500 soldados bien
entrenados, que estaban mandados por
2.600 capitanes.
l. Los equipó con el mejor equipo de guerra
conocido.
m. Construyó ingeniosas máquinas de guerra
para lanzar muchas flechas y grandes piedras desde las torres (2 Cr. 26:6-15).
3. Pero cuando estaba en el apogeo de su prosperidad el orgullo le arruinó. Se nos dice:
«Mas cuando ya era fuerte, su corazón se
enalteció para su ruina» (26:16). La primera
criatura de la creación de Dios que pecó escuchó palabras parecidas en contra suya.
(Véanse Is. 14:12-15; Ez. 28:12-17.)
4. Su pecado fue entremeterse en las funciones
del sacerdocio quemando incienso en el altar
del incienso.
5. En el mismo momento que lo hacía fue confrontado y reprendido por el sumo sacerdote
Azarías y otros ochenta sacerdotes valientes.
Fue advertido de que dicha tarea estaba únicamente asignada a los descendientes de
Aarón. Uzías se enfureció y no estuvo dispuesto a ceder. Allí mismo y cuando todavía tenía
en su mano el incensario, Dios le castigó con
lepra (26:17-21). Uzías fue el tercero y último de los reyes bíblicos que cometió el error
fatal de asumir funciones que correspondían a
los sacerdotes. Dios rechazó al primero (Saúl,
1 S. 13:11-14), le quitó el hijo al segundo
(Jeroboam, 1 R. 14:17), y ahora castiga al tercero con lepra.
6. Uzías murió tiempo después en esta trágica
condición.
«Así el rey Uzías fue leproso hasta el día
de su muerte, y habitó leproso en una casa
apartada, por lo cual fue excluido de la
casa de Jehová...» (2 Cr. 26:21).
G. Acaz (duodécimo rey).
1. Empezó a reinar en el 735 a.C. y reinó dieciséis años.
2. Este joven y arrogante rey de veinte años enfrentó dificultades desde el comienzo de su reinado.
a. Se vio amenazado por la alianza de Rezín,
rey de Siria, y Peka, rey de Israel (2 R.
15:37; 16:5, 6), que le atacaron por separado y conjuntamente. Querían castigarle
porque rehusó unirse a ellos para formar
un frente común a fin de frenar el creciente poder del rey de Asiria. (2 Cr. 28:5, 6;
2 R. 16:5).
b. Isaías visitó al aterrorizado rey y le aseguró que no tenía que preocuparse porque la
conspiración de Siria e Israel no prosperaría, y que ambas naciones serían pronto
destruidas (en sesenta y cinco años) (Is.
7:1-9).
c. Dios entonces invitó a Acaz, por medio de
Isaías; a que le pidiera una señal divina
para probarle que sus enemigos serían de
verdad destruidos como se había profetizado. El incrédulo rey rehusó hacerlo
(aparentemente porque se había decidido
a unirse a Israel); Isaías a pesar de todo
predijo que una señal vendría de parte de
Dios mismo para toda la casa de David
(no sólo para .Acaz) que demostraría el
poder y el amor de Dios para toda la simiente de Abraham. Notemos el elocuente lenguaje:
«Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y
dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel» (Is. 7:14).
¡Así predijo Isaías el nacimiento virginal
de Cristo! Siete siglos después el ángel
Gabriel le recordaría estas palabras a un
angustiado carpintero de Nazaret (Mt.
1:18-25).
d. Acaz no sólo rehusó prestar atención a la
palabra de Dios, sino que volvió su corazón a la adoración de Baal, ofreciendo incluso a sus propios hijos en sacrificio a
esta deidad diabólica en el valle de Hinom,
a las afueras de Jerusalén (2 Cr. 28:1-4).
e. Debido a esto. Dios permitió que muchos
enemigos avasallaran y despojaran el reino de Acaz.
f. Acaz desesperado se volvió en busca de
ayuda al rey Tiglat-pileser de Asiría. Trató de comprar su protección enviándole
junto con la solicitud de ayuda el oro y la
plata del templo (2 Cr. 28:16-21; 2 R.
16:7,8).
g. Tiglat-pileser accedió y atacó a Siria, capturando Damasco y matando al rey Rezín,
uno de los enemigos de Acaz. El rey de
Judá viajó hasta Damasco para besar la,
mano del rey asirio. Mientras que estaba
allí vio un altar pagano que le llamó la atención, copió su diseño y lo envió junto con
la descripción y medidas al sacerdote Urías,
con la orden de que se lo tuviera listo para
su regreso. Este altar pagano reemplazó el
viejo altar de bronce en el templo (2 R.
16:10-16). De esa manera continuó con esta
viciosa adoración pagana (2 Cr. 28:22).
h. Tiglat-pileser prosiguió con sus conquistas
deportando al pueblo de algunas ciudades
del norte de Israel y de la tierra al este del
Jordán (2 R. 15:29).
H. Ezequías (decimotercer rey).
1. Empezó su reinado en el 715 a.C. y reinó durante veintinueve años.
2. Sus reformas. Ezequías fue en la opinión de
Dios el mejor rey de Judá hasta este momento. Sus logros espirituales serían sólo superados por su nieto Josías (2 R. 18:5).
-Quitó los
santuarios paganos,
-rompió las piedras sagradas,
-destruyó las representaciones de Asera, y
la serpiente de bronce que hizo Moisés (Nm.
21:9), que era adorada por el pueblo.
3. Su riqueza. Fue más rico que todos los otros
reyes del norte o del sur, su vastas riquezas
fueron solamente superadas por Salomón (2
Cr. 32:27-30).
4. Su servicio en el templo. Durante el primer
mes de su reinado, Ezequías ordenó el restablecimiento de los sacrificios de animales, dándose cuenta de la gran ley mosaica que
establece: «... y la misma sangre hará expiación de la persona» (Lv. 17:11; véase también
He. 9:22). El rey organizó entonces la orquesta
del templo, compuesta de arpas, salterios, címbalos, y un grupo especial de sacerdotes con
trompetas. Fue también formado un coro de
levitas que tenía en su repertorio los salmos de
David. Cuando todo estuvo listo, el pueblo fue
invitado a acudir al templo (2 Cr. 29:20-30).
Este tuvo que ser uno de los grandes servicios
de adoración de todos los tiempos.
5. Su gran celebración de la Pascua. Ezequías
empezó a planear la más grande celebración
de la pascua que habían tenido desde la dedicación del templo con Salomón hacía ya tres
siglos (2 Cr. 30:26). La noticia corrió por toda
Judá y se enviaron cartas a distintos lugares de
Israel invitando a la gente al arrepentimiento
y al gozo de la comunión con Dios, lo cual podrían alcanzar participando en la Pascua. Muchos del reino del norte se rieron e hicieron
burla de semejante invitación (para un ejemplo del Nuevo Testamento, véase Le. 14:16-
24), pero otros respondieron gozosamente (2
Cr. 30:3-11).
Se programó originalmente que la celebración durara siete días, pero se decidió unánimemente continuarla durante otros siete días.
Se ofreció durante estos días una cantidad
grande de animales, que incluía 20.000 novillos y 17.000 ovejas (2 Cr. 30:21-27). Cuando
al fin los fieles regresaron a sus casas continuaron creciendo en el avivamiento, a medida
que los ídolos familiares eran destruidos (2 Cr.
31:1). Ezequías también organizó a los sacerdotes y levitas en distintos cuerpos de servicio, nombrando a unos para ofrecer los
sacrificios de animales y a otros para la alabanza (2 Cr. 31:2, 3). Años atrás, David había
nombrado a 288 para dedicarse exclusivamente
para la alabanza y la acción de gracias al Señor (1 Cr. 16:4; 6:31, 32). Una y otra vez leemos acerca de este consagrado coro:
a. Cuando el templo fue dedicado en el reinado de Salomón (2 Cr. 5:12, 13).
b. Cuando el Señor derrotó a una coalición
de enemigos de su pueblo en tiempos de
Josafat (2 Cr. 20:21).
c. Cuando la inicua reina Atalía fue destronada bajo la dirección del sumo sacerdote Joyada (2 Cr. 23:13).
d. Durante el avivamiento de Ezequías (2 Cr.
29:25-28).
e. Durante la celebración de la Pascua en el
tiempo de Josías (2 Cr. 35:15, 16).
f. Cuando el remanente que volvió puso los
fundamentos del templo en el tiempo de
Esdras (Esd. 3:11,13).
El avivamiento espiritual del pueblo se
mostró también en que entregaban los diezmos
para las necesidades del templo. El sumo sacerdote Azarías depositó el excedente en cuartos especialmente preparados en el templo.
Notemos su testimonio:
«... Desde que comenzaron a traer la ofrendas a la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos saciado, y nos ha somucho, porque Jehová ha bendecido
a su pueblo; y ha quedado esta abundancia de provisiones» (2 Cr. 31:10).
Esta gloriosa verdad aparece ampliada en
el último de los libros del Antiguo Testamento (Mal. 3:8-10).
6. Sus logros militares. Judá estuvo pagando tributos a Asiria durante el reinado de Acaz, pero
Ezequfas se rebeló contra el rey Salmanasar de
Asiria en el cuarto año de su reinado y nunca
más pagó el tributo (2 R. 18:7). También dirigió con éxito una campaña contra los filisteos
en este tiempo (2 R. 18:8).
7. Su enfermedad y recuperación. Ezequías cayó
azotado por una enfermedad mortal, probablemente algún tipo de tumor, y Dios le comunicó por medio de Isaías que no se recuperaría.
La razón para la enfermedad pudo ser su orgullo (2 Cr. 32:24, 25; Is. 38:17).
El afligido rey se humilló ante Dios y le
rogó que le perdonara. El Señor le escuchó y
le prometió que le añadiría quince años más a
su vida (2 R. 20:1-6). En consecuencia,
Ezequías fue el único ser humano que jamás
vivió que pudo (durante quince años) contar
con seguridad que volvería a ver amanecer el
día cuando se retiraba a dormir.
Isaías preparó una masa de higos para ponerla sobre la llaga de Ezequías. Aquel emplasto no tenía, por supuesto, más poder sanador
que tenía el barro que Jesús usó para untar los
ojos del hombre ciego (Jn. 9:6). Ambos milagros de sanidad fueron el resultado de la fe en
la promesa y poder de la Palabra de Dios (2
R. 20:7). Ezequías pidió una señal sobrenatural que probara que el tratamiento realmente
funcionaría. Dios se lo concedió y, a petición
del rey mismo, la sombra del reloj de sol del
rey retrocedió diez grados (2 R* 20:8-11). El
doctor John Davis escribe lo siguiente acerca
de este milagro:
«La señal que Dios dio a Ezequías fue ciertamente uno de los más espectaculares milagros en la historia del Antiguo
Testamento. En el patio del palacio había
aparentemente una serie de gradas (no necesariamente un reloj de sol como solemos
imaginárnoslo) arregladas de tal manera
que la sombra que el sol proyectaba sobre
ellas daría una noción aproximada del tiempo. A petición del rey, y probablemente en
presencia de un buen grupo de sirvientes y
funcionarios (¿y embajadores extranjeros,
tal vez?), la sombra retrocedió diez gradas
(o grados) ¿Cómo pudo Dios realizar realmente este milagro? ¿Hizo que la tierra se
parara en su rotación y retrocediera un
poco? Todos los verdaderos cristianos estaríamos de acuerdo en que Dios puede hacer tal cosa, porque él es el origen de todas
las cosas y por él subsisten (Col. 1:17).
Pero la Biblia nos da a entender claramente que este no fue el método que Dios usó;
porque al referirse a este milagro, 2 Crónicas 32:24 declara que Ezequías oró a
Jehová, él le respondió y le dio una señal
(hebreo: mopheth ). Pero en el versículo 31
se nos dice que Babilonia envió embajadores a Ezequías para inquirir acerca de este
portento (mopheth) que había sido hecho en
el país (2 Cr. 32:31). Fue, entonces, un milagro bien localizado geográficamente, que
no involucró una paralización y retroceso
de la rotación de la tierra, lo que implicaría que habría ocurrido en toda la zona del
Cercano Oriente. En su lugar, el milagro
sucedió en el “país” (Judá), y para ser más
específico fue solamente en el patio de la
casa del rey que la sombra retrocedió diez
grados (Is. 38:8). Es la convicción de este
escritor que la comprensión correcta de este
milagro nos ayuda a entender lo que sucedió en aquel largo día del tiempo de Josué
(Jos. 10:12-14). En razón de que lo que
Josué necesitaba era una prolongación de
la luz solar (no que la rotación de la tierra
se hiciera más lenta), su necesidad podía ser
satisfecha mediante una continuación sobrenatural de la luz del sol y de la luna en
Palestina durante un día completo hasta que
el ejército de Josué pudiera alzarse con la
victoria y derrotar por completo al enemigo.» (Solomon to the Exile , pp. 128, 129.)
El profeta Isaías incluye en su libro para
nosotros una página del diario de Ezequías,
escrito durante la agonía de aquella terrible
enfermedad. Es un relato bien sombrío en verdad Os. 38:9-20).
Algunos creen que Ezequías pasó los últimos quince años de su vida poniendo en orden las Escrituras del Antiguo Testamento,
debido a que se encuentran con frecuencia las
letras hebreas «H Z K» al final de muchos libros del Antiguo Testamento en los manuscritos hebreos.
8. Sus visitantes babilonios. Ezequías recibió la
visita de los enviados de una creciente potencia, que pronto se enfrentaría y derrotaría a la
poderosa Asiria. Los babilonios pudieron haberle visitado por varias razones:
a. Presentar sus respetos a un rey que hacía
poco se había recuperado de una enfermedad mortal.
b. Para saber cómo había sucedido. Los
babilonios estaban realmente fascinados
con la astrología, toda su vida nacional giraba alrededor del movimiento de los astros. (Véanse Is. 47:13; Dn. 2:27; Jer.
10:2.)
c. Para determinar cuánto podrían sacar de
Jerusalén cuando alcanzaran el poderío
mundial (2 R. 20:12, 13).
Ezequías actuó neciamente mostrándoles todos sus tesoros y fue por ello reprendido severamente por el profeta Isaías. El profeta
predijo entonces que tiempo después de la
muerte del rey, Judá sería llevada en cautiverio por los babilonios, en parte para hacerse
con los tesoros que Ezequías les había mostrado. La respuesta del rey manifiesta un gran
egoísmo:
«... La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Después dijo: Habrá al menos paz y seguridad en mis días» (2 R.
20:19). (Véase también Ro. 7:18.)
Nos dice la Escritura que Dios permitió la visita de los babilonios para probar a Ezequías,
pero él no pasó el examen (2 Cr. 32:31).
9. Su dura prueba con Senaquerib. Como ya hemos observado, Ezequías se había rebelado
contra el pago de tributo a Asiria durante el
cuarto año de su reinado. Pero al empezar su
décimo cuarto año de reinado, el poderoso sucesor de Salmanasar empezó a amenazar a Jerusalén. Ezequías intenta componer las cosas
aceptando el tributo que el rey asirio le impone de trescientos talentos de plata y treinta de
oro (nueve mil novecientos kilos de plata y
novecientos noventa de oro). Este triste intento de aplacar al ambicioso Senaquerib nos recuerda a Neville Chamberlain, el primer
ministro británico, que acudió mansamente a
Munich al final de los años treinta para entregarle a Hitler media Europa. Pero la táctica no
funcionó como muy pronto descubrieron
Ezequías y Chamberlain.
Senaquerib subió contra Jerusalén y la sitió
(2 R. 18:17; Is. 36:1).
Ezequías hizo un desesperado esfuerzo por defenderse reforzando los
muros y reclutando un ejército, e incluso motivándoles con arengas desafiantes. Pero parece
que el mismo rey tenía serias dudas en cuanto
al resultado final de la crisis (2 Cr. 32:1-8).
Senaquerib había enviado con el ejército a
su Rabsaces (título para su más alto oficial),
quien primeramente intentó rendir la ciudad
mediante el poder de sus palabras de amenaza. Lanzó sus terribles amenazas desde las
fuentes de agua que abastecían a la ciudad, un
lugar donde él sabía estaban concentrados el
mayor número de judíos. Les dio siete razones por las que Jerusalén debería de rendirse
inmediatamente (2 R. 18:17-35).
a. Egipto, su aliado, era incapaz de auxiliarles (v. 21).
b. Habían «ofendido» a Jehová su Dios al
destruir todos los lugares de adoración excepto el de Jerusalén (v. 22).
Los judíos que oyeron este argumento
debieron de reírse mucho ante semejante
estupidez. Es cierto que Ezequías había
eliminado los santuarios paganos (18:4),
pero sólo porque eran centro de adoración
de Baal.
c. Jerusalén tenía un ejército débil (v. 23).
Rabsaces ofrece incluso entregarles 2.000
caballos si ellos disponen de jinetes para
montarlos.
d. Era la voluntad de Dios que él conquistara Jerusalén (v. 25). Era cierto que Isaías
había predicho la invasión asiria de Palestina (Is. 10:5, 6), pero no porque ésta fuera su perfecta voluntad, sino como un
castigo divino por sus pecados.
e. Asiria disponía de un gran ejército (v. 24).
f. Les ofreció condiciones aceptables de rendición (v. 31). Nadie en sus cabales se tragaría esa mentira, porque los asirios eran
conocidos por no tratar bien a sus prisioneros.
g. Señaló también la total imposibilidad de
que Jehová les pudiera salvar (v. 35). Este
bocazas aprendería muy pronto por experiencia personal cuán «débil» era en realidad Jehová.
Durante toda esta manifestación de arrogancia de los asidos, la delegación judía, compuesta de tres hombres, sólo interrumpió una
vez a Rabsaces. Tímidamente le pidieron que
las «conversaciones de paz» se llevaran a cabo
en arameo (siriaco), y no en hebreo, para evitar que lo entendiera la multitud que escuchaba. Los negociadores judíos temían que
cundiera el pánico si la gente del pueblo se
daba cuenta de la seriedad de la situación.
Rabsaces no sólo lo rechazó sino que incluso
elevó todavía más la voz para que todos pudieran escuchar. Pero no cundió el pánico sino
que el pueblo se mantuvo en silencio. Esto fue
sabio porque, ¿cómo responde una oveja a los
gruñidos y ladridos de un perro salvaje? (2 R.
18:27, 28, 36).
10. Su oración por la ciudad de Jerusalén. La delegación judía informó inmediatamente a
Ezequías de todas las amenazas del Rabsaces.
El rey buscó a Dios fervientemente en oración
y pronto supo por medio del gran profeta Isaías
que él ya había determinado la muerte de
Senaquerib, y que nada tenía que temer de las
amenazas asirias. (Véase 2 R. 19:1-7 y tabién Fil. 4:6, 7.)
11. La respuesta de parte del Señor. En este momento Dios se dirige tanto a Ezequías como a
Senaquerib por medio del profeta Isaías (2 R.
19:20-33). A Ezequías le dijo:
a. «He oído» (v. 20). Esto solo era ya suficiente para confortar el corazón del rey.
(Véanse Sal. 20:1; 34:4; 120:1; Jon. 2:2;
1 Jn. 5:14.) Cuán diferentes son los ídolos sordos del paganismo. (Véanse Sal.
115:2-7; 135:15-21.)
b. Volvería a plantar, sembrar y cosechar en
los campos que los asirios habían destruido (v. 29).
c. El ciclo normal de la agricultura volvería
a funcionar para el tercer año (v. 29).
d. Este tiempo de prueba produciría un fuerte remanente de creyentes fieles en Jerusalén (v. 31).
A Senaquerib le dijo:
e. Sión no te tiene miedo (v. 21).
f. Te escarnece y menosprecia (v. 21).
g. La única razón por la que has logrado algunos éxitos es porque yo te lo he permitido (v. 25).
h. Conozco todas las cosas que piensas, dices y haces (v. 27).
i. Te pondré argolla en la nariz y freno en tu
boca y te haré salir de Jerusalén (v. 28).
Nota: Esta era una crueldad que los
asirios solían infligir sobre sus cautivos.
Otra nación pagana sufrirá la misma clase
de juicio durante la tribulación. (Ez. 38:4.)
j. No entraría en Jerusalén ni siquiera dispararía su arco contra la ciudad (v. 32).
k. El mismo sería asesinado por miembros de
su propia familia (v. 7).
Nota: Los descubrimientos arqueológicos indican que Senaquerib murió aplastado por sus propios hijos. Lo hicieron
deslizándose dentro de su capilla privada de
oración y dejando caer sobre él la gigantesca estatua del dios Nisroc, ¡su dios! El doctor John Davis escribe: «Y así, el orgulloso y gran rey de Asiria, que se había jactado
ante Ezequías de que Dios era impotente,
no solamente perdió su ejército con un simple movimiento del dedo de Jehová, sino
también él mismo murió aplastado por la
imagen de un dios inexistente a quien había dedicado su vida.» (S o lo m o n to th e
E xile, p. 124.)
l. Salvaría la ciudad por amor de sí mismo
y de su siervo David (v. 34).
m. Todo esto será así porque cuando te burlaste
de Jerusalén, te mofaste también de mí.
Dios no solamente prometió salvar Jerusalén,
sino que aseguró al rey que ni una flecha enemiga caería dentro de la ciudad. Aquella misma noche el Ángel del Señor mató a 185.000
soldados asirios y en la mañana se vieron los
cuerpos muertos a todo lo largo dél horizonte. Algunos creen que este ángel era Cristo
mismo. En cualquier caso, el poder de un ángel es tremendo. Nuestro Señor nos dice en
Mateo 26:53 que él podía, si lo deseara, llamar a doce legiones de ángeles para ayudarle.
En aquellos días una legión estaba compuesta
de 6.000 hombres. Eso significa que Cristo tenía a su disposición al menos 72.000 guerreros celestiales. Los asirios experimentaron
ahora lo que los egipcios habían sufrido unos
ocho siglos antes (Ex. 12:29). Senaquerib volvió inmediatamente a Nínive y allí fue asesinado, tal como Dios lo había profetizado (2 R.
19:36, 37). Ezequías murió después de un glorioso reinado de veintinueve años y fue sucedido en el trono por su hijo Manasés (2 R.
20:20, 21; 2 Cr. 32:32, 33).
I. Manasés (decimocuarto rey).
1. Empezó a reinar en el 695 a.C. y reinó durante cincuenta y cinco años.
2. El decimocuarto rey de Judá fue, sin duda, único entre todos los reyes del norte y del sur.
Notemos lo siguiente:
a. Reinó más tiempo que ningún otro rey.
b. Tuvo el padre más piadoso, hasta ese momento, de todos los reyes de Judá.
c. Su nieto Josías fue el mejor de todos.
d. Fue el único rey impío que se arrepintió
genuinamente de sus pecados antes de su
muerte.
e. Fue el peor de todos los reyes hasta antes
de su arrepentimiento.
3. El reinado de Manasés antes de su conversión
(tal como se registra en 2 R. 21:2-6,2 Cr. 33:1-
20) probablemente sobrepasaría en maldad los
gobiernos de Hitler y Stalin. Consideremos las
siguientes acciones:
a. Reconstruyó todos los altares de Baal que
su padre había destruido (2 Cr. 33:3).
b. Levantó altares para la adoración pagana
de los astros del cielo (Zodiaco) en los
atrios de la casa de Dios (2 Cr. 33:4, 5).
c. Sacrificó a sus propios hijos en altares de
dioses diabólicos en el valle de Hinom
como lo había hecho su abuelo Acaz (33:6).
d. Consultó a espíritus de adivinación y hechicería (33:6).
e. La tradición dice que mató a Isaías cortándole en partes con una siena (He. 11:37).
f. Dios dijo que cometió más infamias y maldades que las naciones paganas que vivieron anteriormente en Palestina (2 R.
21:11).
g. Derramó sangre inocente por todas partes
(2 R. 21:16).
h. Ignoró por completo varios avisos de parte del Señor en relación con todo esto (2
Cr. 33:10).
i. Fue hecho prisionero temporalmente por el
rey de Asiria.
j. Se arrepintió mientras estaba en la prisión
y Dios le perdonó.
k. Le fue permitido reinar otra vez sobre
Judá.
l. Reinó durante cincuenta y cinco años y fue
sucedido en el trono por su hijo Amón.
J. Josías (decimosexto rey).
1. Empezó a reinar en el 640 a.C. y reinó durante treinta y un años.
2. Josías fue el mejor de los reyes desde Salomón.
«No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de
toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después
de él nació otro igual» (2 R. 23:25).
Sus logros nos asombran. Nos preguntamos
cómo se las arregló para comer y dormir.
3. Las reformas de Josías.
a. Comenzó a buscar a Dios siendo muy joven, de dieciséis años (2 Cr. 34:3).
b. A la edad de veinte años empezó su gran
obra de reforma (34:3).
c. Destruyó todos los altares de Baal (34:4).
d. Deshizo todas las imágenes y esculturas
convirtiéndolas en polvo y esparciéndolo
sobre los sepulcros de aquellos que habían
sacrificado a ellas (34:4).
e. Quemó los huesos de los sacerdotes paganos sobre sus propios altares (34:5).
f. Llevó esto a cabo en ciudades distantes de
Israel y en su propio reino (34:6).
g. A la edad de veintiséis empezó a reparar
el templo (34:8).
h. Dirigió al pueblo en un «servicio
multitudinario de arrepentimiento» como resultado del descubrimiento del libro de la ley
de Moisés (2 R. 23:1-3,18-21,29-32). Después hizo que se leyera a todo el pueblo.
i. Planeó y presidió una de las celebraciones
de la Pascua más grandes de todos los
tiempos (2 Cr. 35:1, 18).
j. Mató a los sacerdotes paganos que antes
habían nombrado otros reyes de Judá (2 R.
23:5).
k. Sacó fuera de Jerusalén la imagen de Asera
que estaba en el templo (2 R. 23:6).
l. Derribó los lugares de prostitución masculina (23:7).
m. Mandó venir a Jerusalén a los sacerdotes
de Dios que vivían en otras ciudades de
Judá (23:8).
n. Destruyó el altar de Tofet que estaba en el
valle de Hinom para que no se ofrecieran
sacrificios humanos sobre él (23:10).
ñ. Quitó también las esculturas de caballos y
carros (dedicadas al dios sol) que estaban
instaladas cerca de la entrada del templo
(23:11).
o. Derribó los altares de Acaz que estaban sobre el tejado del Templo 23:12
p. También quitó los altares que Manasés había ordenado levantar en los atrios del
templo (23:12).
q. Derribó los santuarios paganos de Astoret
(dios de Sidón), Quemos (dios de Moab),
y Milcom (dios de Amón) que Salomón
había edificado para sus muchas mujeres
(23:13).
r. También quebró el altar de Bet-el que había levantado Jeroboam I (23:15), cumpliéndose así una profecía de 300 años de
antigüedad. (Véase 1 R. 13:1,2.)
s. Demolió todos los santuarios paganos que
había en los montes de Samaria (23:19).
t. Exterminó también a todos los brujos y
adivinos (23:24).
4. El ministerio bíblico de Josías.
a. Al limpiar el templo, el sumo sacerdote
Hilcías descubrió un viejo rollo que resultó ser una copia de la ley de Moisés (2 R.
22:8).
b. Josías fue informado y rasgó sus vestiduras
de horror al darse cuenta de cuánto habían
sido ignoradas y ridiculizadas las Escrituras
del Antiguo Testamento durante el reinado
tanto de su padre como de su abuelo (22:9-
13). Aparentemente, durante el reinado del
inicuo Manasés la Palabra de Dios había
sido completamente destruida, y probablemente sería un delito grave poseer un ejemplar de la ley de Dios. Pero algunos
sacerdotes fieles habían ocultado un ejemplar en el templo esperando días mejores.
c. El joven rey ordenó a Hilcías buscar el
consejo de una piadosa mujer, la profetisa
Huida, acerca de todo este asunto. Este
mujer bien pudo ser una tía carnal de
Jeremías. (Véanse 2 R. 22:14; Jer. 32:7.)
Dios había hablado a veces a su pueblo
por medio de una mujer, y lo haría otras
veces después de esta ocasión (22:14).
(1) Habló por medio de Miriam, la hermana de Moisés (Ex. 15:20).
(2) Obró por medio de Débora (Jue. 5).
(3) La esposa de Zacarías era una
profetisa (Le. 2:36).
(4) Las cuatro hijas de Felipe eran tenidas por profetisas (Hchi 21:9).
d. El mensaje de Huida fue una doble profecía. Dijo:
(1) Que a causa del trágico y vergonzoso fracaso espiritual de Judá, Dios ya
había determinado juzgar a su pueblo. Pronunció sobre la Santa Ciudad
las terribles palabras del .Señor
(22:17).
(2) Que a causa del amor de Josías por
el Señor, él no vería todo esto y que
el juicio vendría después que él muriera. «... serás llevado a tu sepulcro
en paz...» (2 R. 22:20).
No debemos entender estas palabras en el sentido de que Josías moriría de forma tranquila en su lecho
real (porque en realidad murió en el
campo de batalla), sino que él sería
librado del dolor de la cautividad a
manos de los babilonios y de la subsiguiente destrucción de Jerusalén.
e. Josías entonces convocó al pueblo en el
templo y él personalmente leyó la ley de
Moisés en voz alta y les instó a que obedecieran la Palabra de Dios (2 R. 23:1-3).
5. La gran celebración de la Pascua de Josías. Esta
fiesta que había empezado en Egipto hacía casi
900 años (Ex. 12), no se había evidentemente
vuelto a celebrar desde los días de Ezequías,
hacía unos sesenta años. Pero Josías estaba ahora determinado a enmendar el olvido. Notamos
con sorpresa el gran número de animales sacrificados en esta ocasión (2 Cr. 35:7, 8 ).
a. Animales:
(1) Treinta mil corderos.
(2) Tres mil novillos.
(3) Seis mil setecientas ovejas.
(4) Trescientos bueyes.
b. El arca del pacto.
Según 2 Crónicas 35:18 esta fue la más
grande celebración pascual de todos los
tiempos. Durante esta celebración de la
pascua, Josías subió la sagrada arca del
testimonio a su lugar propio en el templo
(2 Cr. 35:3). Esta es la última mención que
se hace en el Antiguo Testamento del mueble más sagrado que jamás se haya construido. Su historia es realmente fascinante.
(1) Es primeramente mencionada en
Exodo 25:10.
(2) Fue depositada en el tabernáculo por
Moisés (Ex. 40:21).
(3) Fue transportada por el pueblo de Israel durante los cuarenta años de su
peregrinación en el desierto (Nm.
10:35; 14:44).
(4) Siguió al pueblo de Israel cuando
cruzaron el río Jordán (Jos. 4:5).
(5) Fue llevada alrededor de Jericó (Jos.
6:13).
(6 ) Fue puesta al lado de Josué en el
monte Ebal mientras que él leía la ley
a todo el pueblo (Jos. 8:33).
(7) La instalaron formalmente en el nuevo tabernáculo levantado en Silo
(Jos. 18:1).
(8 ) Fue llevada al campo de batalla por
los impíos Ofni y Finees (1 S. 4:4).
(9) Fue capturada por los filisteos y retenida durante siete meses (1 S. 4:11;
6:1).
(a) La trasladaron a Asdod donde
derrotó a Dagón (1 S. 5:1).
(b) La llevaron después a Ecrón
donde causó una gran plaga ( 1
S. 5:10).
(10) Fue llevada a Bet-semes por dos vacas que criaban, pero allí el Señor
castigó a algunos de la ciudad por
mirar dentro del arca (1 S. 6:12).
(11) Luego la trasladaron a Quiriat-jearim
donde permaneció durante veinte
años (1 S. 7:1).
(12) Fue llevada por Saúl a Gabaa. Aquí
dio la victoria a los israelitas sobre
los filisteos (1 S. 14:18).
(13) David quiso trasladarla desde Baala
a Jerusalén en un carro nuevo. Uza
murió en el camino por tocarla (2 S.
6:3).
14) Descansó durante tres meses en la
casa de Obed-edom (2 S. 6:11).
(15) David la trasladó definitivamente a
Jerusalén (2 S. 6:16).
(16) El sumo sacerdote Sadoc se la llevó
a David, cruzando el torrente de
Cedrón, cuando escapaba de la rebelión de Absalón (2 S. 15:24).
(17) La devolvieron a Jerusalén por orden
de David (2 S. 15:25, 29).
(18) Fue instalada en el templo de
Salomón (1 R. 8:1).
(19) No sabemos lo que sucedió al final
con ella.
6 . La trágica muerte de Josías.
a. Necao, rey de Egipto, planeó dirigir un
ejército a través de Judá para presentar un
frente unido con Babilonia frente a Asiría
en Carquemis (2 Cr. 35:20).
b. A causa de esto Josías le declaró la guerra a Necao. El Faraón egipcio intentó en
vano convencer al rey de Judá de que no
tenía pleito con él, y le advirtió de que no
interviniera, no fuera que Dios le destruyera en la guerra (35:20, 21).
c. Josías rechazó la oferta de paz y atacó a
Necao en el valle de Meguido. El campo
de Meguido, localizado en la llanura de
Esdraelón (Jezreel), había sido ya escenario de muchas batallas:
(1) Débora y Barac derrotaron aquí a los
cananeos (Jue. 4—5).
(2) Gedeón denotó aquí a los madianitas
(Jue. 7).
(3) David derrotó aquí a Goliat (1 S. 17).
(4) Fue aquí donde los filisteo mataron
a Saúl (1 S. 31).
(5) Fue aquí donde Josías fue herido de
muerte (2 Cr. 35:22).
(6 ) Será en este campo donde un día tendrá lugar la gran ¿batalla del
Armagedón (Zac. 12:11; Ap. 16:16).
d. Josías fue herido mortalmente por los flecheros de Necao a pesar de entrar disfrazado en la batalla (como lo hizo otro rey
en otra ocasión). (Véase 1 R. 22:30.) Lo
llevaron a Jerusalén donde lo sepultaron en
medio de una gran ceremonia y dolor. El
profeta Jeremías estuvo presente en el funeral (2 Cr. 35:23-25). 'Judá no volvió a
tener más reyes buenos. De aquí en adelante el país cayó en un gran declive espiritual. Josías fue sucedido en el trono por
su hijo Joacaz (2 Cr. 36:1).
K. Joacim (decimoctavo rey).
1. Empezó a reinar en el 609 a.C. y reinó durante once años.
2. Con la excepción de su tatarabuelo Manasés,
Joacim puede ser catalogado como el peor de
los reyes de Judá. Veamos su nefasto historial:
a. Se construyó un gran palacio, de grandes
recámaras, con muchas ventanas, cubierto con panel de madera de cedro y pintado de rojo. Se aprovechó para hacerlo del
trabajo de esclavos, mientras que su propio pueblo sufría (Jer. 22:13, 14).
b. Estaba lleno de egoísmo, codicia y
deshonestidad (22:17).
c. Mató a los inocentes, oprimió a los pobres
y reinó con crueldad (22:17).
d. Ordenó matar al profeta Urías, un hombre
de Dios que denunció sus excesos. Mandó perseguirle y buscarlo en Egipto, Cayéndole prisionero a Jerusalén (Jer.
26:20-22).
e. Intentó frecuentemente silenciar al profeta Jeremías (26:24; 36:19, 26).
f. Quemó en una ocasión un rollo que contenía los escritos y profecías inspiradas de
Jeremías. Pero no le dio resultado, porque
el profeta volvió a escribir todo lo que el
rey había destruido y añadió una
escalofriante profecía contra Joacim
(36:22, 23, 27-32).
3. Joacim se convirtió en vasallo de
Nabucodonosor después que los babilonios
derrotaron a los asirios y egipcios en la batalla de Carquemis. En los últimos años de su
reinado Nabucodonosor capturó Jerusalén y se
llevó algunos de sus vasos sagrados a
Babilonia. Encadenó a Joacim para llevárselo
prisionero, pero aparentemente, por alguna razón, lo restauró en el trono de Judá como un
rey vasallo (2 R. 24:1; Jer. 25:1; 2 Cr. 36:6,
7). Sí se llevó, sin embargo, algunos jóvenes
judíos de la aristocracia, uno de los cuales fue
Daniel (Dn. 1:3,4).
4. Pasados tres años, Joacim fue convencido por
el grupo pro Egipto de su corte para que se rebelara contra Babilonia.
5. Aunque Nabucodonosor no pudo aparentemente aplastar la rebelión en forma rápida en
este tiempo, Dios castigó al inicuo rey de Judá
permitiendo que la tierra fuera invadida por
bandas de sirios, moabitas y amonitas (2 R.
24:2, 3).
6 . Joacim murió y, como fue profetizado por
Jeremías (Jer. 22:18, 19; 36:30), fue sepultado como un animal salvaje. Su cadáver fue sacado de Jerusalén y arrojado en un vertedero
de basura, no fue llorado ni por su propia familia. Le sucedió en el trono su hijo Joaquín
(2 R. 24:5, 6 ).
L. Sedequías (vigésimo rey).
1. Empezó a reinar en el 597 a.C. y reinó durante once años. Este fue el hijo más joven del
piadoso rey Josías, y a semejanza de sus hermanos Joacim y Joaquín, Sedequías hizo lo
malo ante los ojos de Jehová. Fue conocido
como el «rey marioneta». (2 R. 24:18, 19; 2
Cr. 36:12).
2. Sedequías mostró al principio señales de querer obedecer la ley de Moisés (Jer. 34:8-10).
3. En el cuarto año de su reinado hizo un viaje a
Babilonia, seguramente para reafirmar su lealtad a Nabucodonosor (Jer. 51:59).
4. Cuando volvió se vio forzado a imponer silencio al profeta Jeremías, quien hablaba mucho
en voz alta en público (Jer. 27-29).
5. Jeremías sufrió mucho bajo el reinado de
Sedequías.
a. Fue aborrecido y conspiraron contra él a
causa de su mensaje de juicio divino (Jer.
11:8- 10).
b. Fue arrestado por Pasur, el sacerdote del
templo, golpeado y sujetado en el cepo
durante una noche (20:1-3).
c. Casi io matan después de uno de sus mensajes en un violento tumulto de sacerdotes y profetas falsos de Judá (26:7-9).
d. En el año cuarto del reinado de Sedequías,
un falso profeta llamado Hananías refutó
públicamente a Jeremías, diciendo que
Jehová iba a romper el yugo de Babilonia
en dos años (28:1-4).
e. Fue arrestado y arrojado en la cárcel acusado de traición (27:11 -16)
f. Lo sacaron de allí y lo pusieron en una celda del palacio por orden del voluble
Sedequías (37:21).
g. Sin embargo, pronto fue sacado de allí por
judíos violentos que lo metieron en la cisterna del patio de la cárcel. No había agua
en la cisterna y Jeremías se hundió en el
lodo (38:1-6).
h. Lo liberaron otra vez y de nuevo trató de
convencer a Sedequías, sin lograrlo, de
que se sometiera al dominio babilonio
como castigo de Dios (38:14-26).
i. Fue otra vez encarcelado durante los dos
años últimos del triste y pervertido reinado de Sedequías. Dios le ordenó en este
tiempo que comprara un campo de su primo Hanameel (32:6-15).
6 . Sedequías rechazó neciamente el consejo de
Jeremías y se rebeló contra Nabucodonosor, incluso aunque le había jurado lealtad (2 Cr.
36:13). El rey de Babilonia respondió yendo
contra Jerusalén y sitiándola. La ciudad resistió durante treinta meses, pero en julio del 586
a.C. se rindió cayendo en manos de los
babilonios. En la última noche Sedequías trató
de escapar, pero fue capturado cerca de Jericó
y llevado a la presencia de Nabucodonosor,
quien le castigó a ver la ejecución de sus propios hijos y después le sacaron a él los ojos. Fue
finalmente encadenado y llevado cautivo a
Babilonia donde murió (Jer. 52:4-11; 39:1-7).,
Nota: Jeremías le había advertido de que
tendría que m irar cara a cara al rey de
Babilonia (32:4; 34:3), pero Ezequiel profetizó que no vería Babilonia con sus propios ojos
(12:6,12,13). Estas terribles profecías se cumplieron.
7. Durante los últimos días de julio del 587,
Nebuzaradán, capitán de la guardia de
Nabucodonosor, prendió fuego al templo, junto
con la mayoría de los edificios públicos y privados. Las murallas de la ciudad fueron destruidas (Jer. 52:12, 13).
8 . Nabucodonosor ordenó también la ejecución
del sumo sacerdote Serías, además-de otros
setenta y tres altos funcionarios. El exilio de
Judá quedó ahora completado (Jer. 52:24-27).
Desde este momento y hasta el 14 de mayo de
1948 d.C., Israel cesó de existir como nación.
Los profetas orales importantes ------> continuara en cuarta parte!