1. Esta etapa, que cubre un período de unos 120 años aproximadamente, registra la historia de los tres primeros reyes de Israel, cada uno de los cuales reinó durante cuarenta años. Los reyes son Saúl, David y Salomón.
2. La mayor parte de los bellísimos himnos y proverbios de Israel fueron compuestos durante este período. Esto incluye los Salmos. Proverbios, Cantar de los Cantares de Salomón y Eclesiastés.
3. Esta etapa comienza con la elección de un rey (Saúl, 1 S. 9) y termina con el rechazo de otro rey (Roboam. I R. 12).
4. Incluye la visita a la adivina de Endor (1 S. 28) y la visita de la reina de Sabá (1 R. 10).
5. Leemos acerca de la muerte de dos bebés. El primero (2 S. 12) nos habla de las consecuencias del pecado, mientras que el segundo (1 R. 3) es una muestra de la sabiduría de Salomón. «Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová. el hijo que le ha nacido ciertamente morirá» (2 S. 12:13, 14). «En seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra. Entonces la mujer de quien ‘era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti. partidlo. Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre. Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey. por que vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar» (1 R. 3:25-28).
6. Durante este tiempo se libera una ciudad (1 S. 11), se les perdona la vida a unos animales (1 S. 15). y se mata a un gigante (1 S. 17).
7. Se habla de un profeta que no le tiene miedo al rey (Natán, 2 S. 12), y de un sacerdote fiel (Sadoc, 2 S. 15).
8. El arca del pacto es llevada en dos ocasiones a Jerusalén, una vez durante una celebración (2 S. 6), y la otra durante una revolución (2 S. 15). «Así David y toda la casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta. Metieron, pues, el arca de Jehová. y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que David le había levantado; y sacrificó David holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová» (2 S. 6:15.17). «Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalón; daos prisa a partir, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada. Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y asentaron cl arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que todo el pueblo hubo acabado de salir de la ciudad. Pero dijo el rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad. Si yo hallare gracia ante los ojos de Jehová, él hará que vuelva, y me dejará verla y a su tabernáculo» (2 S. 15:14, 24, 25).