LA ETAPA DEL EXODO IV.Israel desde el Sinaí a Cades-bernea Nm10;11 y 12;16

IV. Israel, desde el Sinaí a Cades-barnea (Nm. 10:11— 12:16). 
Esta era una distancia de unas 150 millas (unos 240 km). 

 A. En ruta hacia Cades (10:11— 12:16). 

1. Un cuñiado renuente. Moisés intenta conseguir los servicios de guía de su cuñado Hobab, pero él rechaza su oferta (10:29-32). 

2. La nube constante (10:34-36). «Y la nube de Jehová iba sobre ellos de día, desde que salieron del campamento. Cuando el arca se movía, Moisés decía: Levántate, oh Jehová, y sean dispersados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que te aborrecen. Y cuando ella se detenía, decía: Vuelve, oh Jehová, a los millares de millares de Israel» (Nm. 10:34-36). La distancia entre el monte Sinaí y Cades es de menos de 200 millas (unos 240 km). Moisés registra en Números 33:16-36 como veinte paradas que hicieron entre estos dos lugares. El área del Sinaí está llena de montes y valles ásperos y arenosos. Pero su jomada diaria nunca fue demasiado larga o dificultosa porque «la nube de Jehová iba sobre ellos». 

3. La multitud que murmura (11:4-6). 
a. Una vez más el grupo inconverso de egipcios que les acompañaba provocó al pueblo para que se quejara, y esta vez fue a causa de los alimentos. Notemos sus palabras: «Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos» (11:5, 6). 
b. Dios envía fuego para castigar esta rebelión. El pueblo clama a Moisés, quien de nuevo intercede por ellos y cesa la plaga. 

4. Un profeta enojado (11:10-15). 
a. Moisés llega a la conclusión de que Dios le ha dado una carga demasiado pesada al pedirle que dirija a Israel y solicita ayuda adicional. La desesperación llega a ser tan profunda que Moisés le pide a Dios que le libere de la carga o le quite la vida (v. 15). Elías también años más tarde le pediría a Dios algo similar en un momento de profundo desaliento (cp. 1 R. 19:4). Es trágico que Moisés, en su hora de gran necesidad, no reaccionó como lo hiciera el apóstol Pablo cuando enfrentaba también una carga insoportable. «Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia: porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo» (2 Co. 12:7-9)
b. Dios concedió esta lamentable petición quitando de Moisés algo del poder del Espíritu Santo y distribuyéndolo en parles iguales a los setenta ancianos hebreos escogidos para ayudarle (11:25). 102
(NUMEROS) 
c. Dos de estos hombres, Eldad y Medad, empezaron a profetizar (11:26-29). 

5. Las codornices mortíferas (11:31 -34). Para silenciar la constante queja del pueblo, el Señor envió una inmensa bandada de codornices sobre el campamento, volando muy bajo. Cazaron miles de estas aves y las comieron, pero con la carne envió Dios también una plaga (véase Sal. 106:15). 

6. La hermana que sufre (Nm. 12:1-15). 
a. Aarón y María criticaron a su hermano menor por dos motivos: 
(1) Por causa de su esposa. Podían estar refiriéndose a Séfora, pero es posible que ella ya hubiera muerto y que una mujer cusita fuera su segunda esposa. No se puede precisar por el texto si la crítica era debido a que fuera gentil o al color de su piel (si es que en realidad ella era de distinto color). En cualquier caso, el matrimonio no estaba en contra de la ley que solamente prohibía casarse con cananeas (Gn. 24:37). 
(2) A causa de su fuerte liderazgo. Cuán frecuentemente ha sido cometido este pecado desde entonces por diáconos y otros líderes en la iglesia local. Aarón y María conocerían muy pronto la verdad del Salmo 105:15: «No toquéis, dijo, a mis ungidos. Ni hagáis mal a mis profetas.» 
b. Dios los reprendió por sus críticas, diciéndoles que Moisés era un siervo muy especial para él. 
c. María, la originadora del problema, enferma repentinamente de lepra. Aarón ruega sea perdonada y pide a Moisés que interceda con Dios para que María sea restaurada. 
d. Moisés lo hace y después de un período de siete días es sanada y restaurada a la comunión del pueblo. 

LA ETAPA DEL EXODO III. Israel se establece en el Sinaí Ex.19 ;1-Nm 10;10v

LA ETAPA DEL EXODO

III. Israel se establece en el Sinaí (Ex. 19:1—Nm. 10:10). 
Israel llegó al Sinaí el 15 de junio de 1445 a.C. y se quedó allí durante once meses y cinco días (Nm. 10:11). Tres grandes eventos tuvieron lugar durante este tiempo, y son:
Los mandamientos de la ley (el requerimiento para que hubiese comunión). 
La corrupción del becerro de oro (la perdida de esa comunión). 
La construcción del tabernáculo (la restauración de esa comunión). Veamos ahora una introducción a estos eventos y una consideración de dichos sucesos. 

A. Una introducción a la acción del monte Sinaí. 
1. Israel llega al monte Sinaí y recibe la noticia de que Dios se encontrará con ellos en tres días. Tienen, por tanto, que lavar sus ropas y preparar sus corazones (Ex. 19:9,10). 
2. Dios se manifestó al tercer día en el monte Sinaí. acompañado de truenos, relámpagos, una nube espesa, sonido de trompetas, un terremoto, humo y fuego (Ex. 19:16-18). 
3. Moisés recibe la orden de subir al Sinaí para encontrarse con Dios. Durante este encuentro Dios le entrega oralmente los Diez Mandamientos y las setenta leyes que componen el libro del pacto. Moisés desciende entonces del Sinaí y le repite al pueblo las palabras de Dios (Ex. 19:20—23:33). 
4. El pueblo de Israel está de acuerdo con todo lo que Dios le ha dicho a Moisés (24:3). 
5. Moisés seguidamente escribe para constancia de Israel todo lo que les ha dicho, edifica un altar de doce columnas, y sacrifica sangre sobre él para satisfacer los acuerdos del pacto (24:4-8). 
6. Asciende otra vez a la cima del monte y esta vez le acompaña Josué en parte del camino (24:13). 
7. Permanece allí por cuarenta días, y en este tiempo recibe los diseños para el tabernáculo y dos tablas de piedra escritas por Dios mismo que contienen los Diez Mandamientos. Moisés ayuna durante todo este tiempo (Ex. 24:18; 31:18; 34:28; Dt. 9:9). 
8. Dios le indica que descienda inmediatamente para que trate el asunto del becerro de oro que se está desarrollando abajo (Ex. 32:7). 
9. Ora por Israel para que Dios no lo destruya (Ex. 32:11-13). 
10. Recoge a Josué a mitad de camino al bajar (Ex. 32:17). 
11. Nada más ver la terrible inmoralidad de Israel, rompe en pedazos las tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos (Ex. 32:19). 
12. Reprende a Aarón y juzga a Israel por segunda vez (32:20-29). 
13. Ora por Israel por segunda vez (32:30-32). 14. Ayuna después durante los siguientes cuarenta días (Dt. 9:18). 
15. Otra vez asciende al monte y Dios le ordena que talle otras dos tablas de piedra, donde el Señor volvería a escribir los Diez Mandamientos (Dt. 10:2). 
16. Dios le manda que haga un arca de madera de acacia y coloque en ella las dos tablas de piedra de la ley. Después Moisés regresa al valle con el arca (Dt. 10:5). 
17. Moisés pide ver la gloria de Dios y el Señor le responde: «Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro: porque no me verá hombre, y vivirá. Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro» (Ex. 33:19-23). 



B. Una consideración de la acción en el monte Sinaí. 
Los mandamientos de la ley de Dios. Había tres secciones básicas de la Ley de Moisés. 1. El código moral. Esta sección se conoce comúnmente como los Diez Mandamientos (Ex. 20:3-17: Dt: 5:7-21). 
a. No tendrás dioses ajenos delante de mí.
b. No te harás ningún grabado ni escultura. 
c. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano. 
d. Acuérdate del sábado (reposo) para santificarlo. 
e. Honra a tu padre y a tu madre. 
f. No matarás. 
g. No cometerás adulterio. 
h. No hurtarás. 
i. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. 
j. No codiciarás. 
2. El código espiritual. Esta sección trata de las ordenanzas que son todas ellas una prefiguración de Cristo y la salvación. (Véase He. 10:1.) Incluye las fiestas levíticas, ofrendas, etc. (Ex. 35—40; Lv.). 
3. El código social. Esta sección trata de los juicios y leyes divinas para el nuevo establecimiento que Dios prepara para Israel. Incluye normas sanitarias, de alimentación, cuarentenas, conservación de la tierra, impuestos, servicio militar, matrimonio, divorcio, etc. Hay como setenta regulaciones básicas en el código social. De éstas, veinte de las más importantes son: 
a. «Y si alguno hiriere a su siervo o a su sierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado» (Ex. 21:20). 
b. «El que hiriere a su padre o a su madre, morirá» (21:15). 
c. «Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá» (21:16). 
d. «Ojo por ojo. diente por diente, mano por mano, pie por pie» (21:24). 
e. «Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá» (21:17).
 f. «Si alguno hiriere el ojo de su siervo, o el ojo de su sierva, y lo dañare, le dará libertad por razón de su ojo» (21:26). 
g. «Cuando alguno hurlare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas» (22:1). 
h. «Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, debe
rá dotarla y tomarla por mujer» (22:16). 
i. «A la hechicera no dejarás que viva» (22:18). 
j. «Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá» (22:19). 
k. «El que ofreciere sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová. será muerto» (22:20). 
l. «Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto» (22:21). 
m. «A ninguna viuda ni huérfano afligiréis» (22:22). 
n. «Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura» (22:25). «Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás» (22:26). «Porque sólo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamar e a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso» (22:27). 
ñ. «No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo» (22:28). 
o. «No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos» (22:29). 
p. «Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo» (23:4). «Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo» (23:5). 
q. «No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito» (23:6). 
r. «Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha; mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo: así harás con tu viña y con tu olivar» (23:10, 11). 
s. «He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado» (23:20). Dicho en forma simple, el código moral actuó como la revelación de la ley de Dios, el código social como la regulación de aquella ley, y el código espiritual como la realización de dicha ley: en Cristo. (Véanse Mt. 5:17, 18; Ro. 10:4.) 

C. La corrupción del becerro de oro (Ex. 32). 
1. Durante los últimos días del primer encuentro de cuarenta días de Moisés con Dios en la cima del Sinaí, los volubles israelitas que esperaban en el valle demandaron que Aarón les hiciera un dios. 
2. Aarón accede a la demanda, y usando los aretes de oro de las mujeres, los funde para crear un dios en forma de becerro de oro. 
3. Después del «culto de adoración», el pueblo se lanzó a una orgía de inmoralidad sexual. El verbo que se traduce por «regocijarse» o «divertirse» en 32:6 tiene el sentido de caricias sexuales. (Véase Gn. 26:8 para una situación similar.) 
4. Dios informa a Moisés en el monte de lo que está ocurriendo abajo y le declara su intención de destruirlos. Moisés, temblando, empieza a «debatir respetuosamente con la divinidad». Suplica a Dios que se aplaque en su furor por dos razones: 
a. A causa de sus enemigos (32:12). 
b. A causa de sus amigos (32:13).
5. Moisés y Josué vuelven al campamento, y Moisés, con justa indignación, quiebra las dos tablas de piedra que contienen los Diez Mandamientos. Entonces quema el becerro de oro, lo reduce a cenizas, lo mezcla con agua y hace que el pueblo lo beba. 
6. Reprende a Aarón y demanda saber quién está del lado del Señor. Todos los de la tribu de Leví declararon estar de su lado, y desde aquel día fueron escogidos para ser sacerdotes de Dios. 
7. Dios les envía una plaga para castigarles por su pecado y ordena la ejecución de 3.000 de los líderes de aquel episodio.

D. La construcción del tabernáculo (Ex. 25—31: 35— 41; Lv.). 
1. Una descripción general del tabernáculo: 
a. Las tres secciones; el patio exterior, el atrio interior y el lugar santísimo. El patio exterior estaba cerrado por una cerca de 150 pies (45 m) de largo, por 75 pies (22,5 m) de ancho y 7,5 pies (2,25 m) de alto. En el centro se hallaba una carpa de 45 pies (13,5 m) de largo, por 15 pies (4,5 m) de ancho y 15 pies (4,5m) de alto. Había dos habitaciones en esta carpa, separadas por un velo grueso. El cuarto o sección oriental de esta carpa (todo el tabernáculo estaba orientado hacia el este) se llamaba el lugar santo, y la parte occidental era el Lugar Santísimo. La carpa estaba compuesta de cuarenta y ocho tablas, cubiertas por cuatro cortinas diferentes. Tres de ellas de pieles de animales y la cuarta de lino fino. Los colores de estas cortinas eran blanco, a/.ul, púrpura y rojo. 
b. Los diversos materiales que emplearon fueron: oro 3.140 lb (1.422 kg), plata 9.575 Ib (4.337 kg), y bronce 7.540 Ib (3.415 kg). pieles de animales, madera de acacia, aceite de oliva, especias, y piedras de ónice. 
c. Supervisor general: Bezaleel. nieto de Hur de la tribu de Judá. 
d. Tiempo que tardaron en construirlo: seis meses aproximadamente. 
e. Método de construcción: el tabernáculo fue el resultado de manos y corazones voluntarios. La casa de Dios fue financiada por el pueblo de Dios, y no mediante cenas, rifas o loterías. Algunos de los versículos más inspiradores del Antiguo Testamento hablan de este espíritu de generosidad y sacrificio (35:5,21, 22, 29)." Otra preciosa verdad que aparece durante la edificación del tabernáculo fue el hecho de que Dios observaba personalmente la donación de cada ofrenda que era entregada, sin importar lo pequeña que pudiera ser. Esto se indica dramáticamente en Números 7, donde aparece que doce personas diferentes dan doce diminutas cajitas de oro con incienso. A pesar de que dichas ofrendas eran iguales y de poco costo, Dios, no obstante, reconoció a cada ofrendante y cada presente. (Véanse también Ap. 2:2,9. 13: 3:1,8, 15.) 

2. El mobiliario del tabernáculo. Había seis objetos principales: 
a. El altar de bronce (Ex. 27:1-8; 38:1-7). Esto era lo primero que encontraba el que entraba al tabernáculo por la parte este. Era una estructura semejante a una caja hecha de madera de acacia recubierta de bronce. Tenía aproximadamente 7.5 pies (2,25 cm) por cada lado, y 3 pics (1,25 cm) de alto. A media altura del altar había una rejilla. Había también un cuerno colocado en cada esquina del altar para sujetar los animales que eran ofrecidos en este altar. 
b. La fuente de bronce (Ex. 30:18; 38:8). Dicha fuente descansaba sobre una base también de bronce. Se llenaba de agua que usaban los sacerdotes para sus abluciones ceremoniales de manos y pies. 
c. La mesa para el pan de la proposición (Ex. 25:23-30: 37:10-16). Esta mesa estaba hecha de madera de acacia y recubierta de oro. Sobre esta mesa se depositaban doce piezas de pan que se renovaban cada semana, una por cada tribu de Israel. Medía aproximadamente 1.5 pie (46 cm) de ancho, por 2,5 pies (76 cm) de alto. La mesa, a diferencia de los dos primeros muebles, estaba dentro de la tienda. instalada en la parte de la primera habitación. 
d. El candelabro de oro (Ex. 25:31-40; 37:17- 24). Este era uno de los objetos más adornados del tabernáculo. Era de oro puro, y consistía de un tronco vertical del que salían tres pares de brazos para cada lado que se doblaban hacia arriba. 
Las lámparas eran despabiladas cada mañana y tarde y no debían apagarse nunca todas al mismo tiempo. Había que abastecerlas regularmente con aceite puro de oliva. 
Su fabricación requirió 107 libras (49 kg) de oro puro y costó aproximadamente unos 175.000 dólares. La tradición judía afirma que el candelero era de 5 pies (1,5 m) de altura y 3,5 pies(1.06 m) de ancho. Estaba también colocado en el llamado lugar santo. 
e. El altar del incienso (Ex. 30:1-10: 37:25- 28). Esta mesa cuadrada de madera de acacia, recubierta de oro, de 1,5 pie de lado por 3 pies de alto (46 cm de lado y 90 cm de alto), era el símbolo de la oración. El incienso se quemada cada mañana y tarde en esta mesa (Ap. 8:3,4). Una vez al año los cuernos de este altar eran manchados con sangre. El altar del incienso ocupaba la parte oeste del lugar santo. 
f. El arca del pacto (Ex. 25:10-22: 37:1-9). Este era el objeto más importante de todo el tabernáculo. Estaba hecho también de madera de acacia y recubierto de oro puro por dentro y por fuera. Medía 4 pies (1,22 m) de largo. 2 pies (61 cm) de alto. Contenía en su interior varios objetos; los más importantes eran las dos tablas de piedra sobre las que estaban escritos los Diez Mandamientos. La tapa de del arca estaba hecha de oro macizo y se le llamaba el propiciatorio. Encima había dos querubines de oro. Una vez al año, durante el gran día de la expiación en el mes de octubre, el sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo (que estaba separado del lugar santo por un velo grueso) y derramaba sangre sobre el propiciatorio por los pecados del pueblo. Por encinta de todo el ornamento del arca moraba el Shekinah. la nube de la gloria de Dios, que era la manifestación de su presencia. Vemos aquí la que es quizá la más extraordinaria verdad del tabernáculo: lo que había en medio de la ley quebrantada por el hombre, que no la había podido cumplir, y la santa y justa ira de Dios era la sangre de un cordero. 

3. El sacerdocio del tabernáculo. 
a. Su ordenación. Una de las ceremonias más impresionantes del Antiguo Testamento era sin duda la consagración de un joven varón levita al sacerdocio de Israel. El sagrado procedimiento se desarrollaba de la siguiente manera: 
(1) Era primeramente lavado con agua (Ex. 29:4). 
(2) Después era vestido (29:5). 
(3) Seguidamente era ungido con aceite (29:7). 
(4) Finalmente tenía que identificarse a sí mismo con un sacrificio (29:15-20). Esto lo hacía colocando su mano sobre la cabeza de un cordero moribundo. La sangre del cordero era entonces puesta sobre su oreja derecha, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el dedo gordo del pie derecho.



b. Su vestimenta. Damos a continuación una descripción de la vestimenta que llevaba el sumo sacerdote (Ex. 28:2-43). 
(1) El efod. Era una prenda exterior de vestir, sin mangas, que llegaba desde los hombros hasta por debajo de las rodillas. Consistía de dos piezas, una que cubría la espalda y la otra la parle delantera del cuerpo, que se unían en los hombros mediante unos tirantes, que tenían encima dos piedras de ónice montadas sobre oro. En cada piedra estaban grabados los nombres de seis tribus de Israel. El efod estaba entretejido en tela azul, púrpura, rojo y lino torcido, bordado con figuras de oro. Se sujetaba al cuerpo mediante un cinturón. 
(2) El pectoral del juicio (28:15-20). Una pieza cuadrada de tela, sujeta al efod sobre el corazón del sacerdote, sobre el cual había doce piedras preciosas montadas sobre oro y arregladas en cuatro hileras. Encima de las piedras estaba grabado el nombre de las doce tribus de Israel.
(3) El Urim y el Tumin (28:30). Es incierta la naturaleza de estas vestimentas. Las palabras hebreas literalmente significan «luces» y «perfección». Podía haber sido dos piedras especialmente costosas. Algunos piensan que eran usadas por los sumos sacerdotes en tiempos de crisis para determinar la voluntad de Dios. (Véanse Nm. 27:21; I S. 28:6.) 
(4) El manto del efod (28:31-35). Esta era una prenda de vestir, de color azul y sin costura, que llevaban debajo del efod y era un poco más larga que él. A lo largo del dobladillo del bajo del manto había granadas de tela azules, moradas y rojas, y campanillas de oro que sonaban cuando el sacerdote servía en el templo. 
(5) La mitra (28:36-38). Este era el turbante de lino fino que llevaba el sacerdote sobre su cabeza. En el frente portaba una lámina de oro con las palabras «Santidad a Jehová» grabadas en ella. 
c. Sus deberes. 
Las varias responsabilidades del sacerdocio caían bajos dos categorías básicas: 
(1) Las del servicio en el templo. Estas incluían el quemar el incienso, cuidar de las lámparas, colocar el pan y ofrecer sacrificios (Nm. 3:5-9). 
(2) Aquellas de servicio personal. Examnar a las personas impuras, especialmente los leprosos, instruir al pueblo de Israel en la ley de Dios, y cuidar en general del bienestar espiritual del pueblo (Nm. 6:23-27: Dt. 17:8. 9). 
d. Sus obligaciones personales. 
(1) No debían consumir bebidas alcohólicas (Lv. 10:9). 
(2) No deberían raparse la cabeza ni afeitarse la barba, ni hacerse heridas en el cuerpo (Lv. 21:5). 
(3) No podían casarse con una prostituta, mujer viuda o divorciada, o con alguien de otra tribu. Su esposa debía ser una virgen de la tribu de Leví (Lv. 21:7, 14). 
(4) No podían tener ningún defecto corporal, tales como ser ciegos o paralíticos (Lv. 21:16-21). 

4. Las ofrendas del tabernáculo. 
a. Había cinco ofrendas principales y cada una de ellas es descrita en capítulo aparte en Levítieo 1—5. (1) Los holocaustos (Lv. 1). 
(2) Las ofrendas de harina (2). 
(3) Los sacrificios de reconciliación (3). 
(4) Los sacrificios por el pecado (4). 
(5) Ofrendas expiatorias (5). 

b. Estas cinco ofrendas pueden ser clasificas en dos categorías generales: 
(1) Las ofrendas cuyo propósito era restaurar la comunión. Estas incluían las ofrendas por el pecado y las expiatorias. 
(2) Aquellas otras ofrendas cuyo propósito era mantener la comunión. Estas incluían los holocaustos, las ofrendas de harina y las ofrendas de paz. La ofrenda especial de la vaca de pelo rojizo que se cita en Números 19 está también incluida en esta categoría. 

5. Las fiestas sagradas del tabernáculo. Había nueve fiestas especiales y tiempos de descanso en el calendario judío. Las primeras tres recordaban al creyente la obra creadora de Dios y las otras seis su obra redentora. 
a. Su obra creadora.
(1) El reposo semanal (Sabat) (Ex. 20:8- II; Lv. 23:1-3). 
(2) La fiesta del reposo de la tierra en el año séptimo (Ex. 23: 10, 11; Lv. 25:2-7). 
(3) La fiesta del año del jubileo o fiesta del perdón (Lv. 25:8-16). Nota: Estas tres hablan de la creación de Dios, al venir en ciclos continuos de siete, como Dios descansó en el día séptimo. 
b. Su obra redentora. 
(1) La fiesta de la Pascua (Lv. 23:4-8), habla del Calvario (1 Co. 5:7). 
(2) La fiesta de los primeros frutos (Lv. 23:9-14), habla de la resurrección (1 Co. 15:23). 
(3) La fiesta de Pentecostés (Lv. 3:15- 25), habla de la venida del Espíritu Santo (Hechos 2).
(4) La fiesta de las trompetas (Lv. 23:23- 25). habla del rapto y de la segunda venida (1 Ts. 4:13-18). 
(5) La fiesta del día de la expiación (Lv. 23:26-32). Esta habla de la tribulación (Ap. 6— 19). En el hebreo es la llamada Yom Kippurim y se celebra el 10 de octubre de cada año. El orden del servicio de esta día tan importante aparece detallado en Levítico 
(a) El sumo sacerdote tenía que ofrecer un becerro en sacrificio por sí mismo. Los predicadores también necesitan ser salvos y santificarse. 
(b) Tenían que echar suertes sobre dos machos cabríos para determinar cuál sería sacrificado y a cuál dejarían escapar por ser Azael. 
(c) Luego el sumo sacerdote rociaba siete veces el propiciatorio con la sangre del becerro y del macho cabrío. 
(d) Finalmente pondría sus manos sobre el macho cabrío vivo, confesaría sobre él todos los pecados de Israel, y después señalaría a un hombre para dirigirlo [al macho cabrío] al desierto. 

(6) La fiesta de los tabernáculos (Lv. 23:33-44), esta habla del milenio (Ap. 20:1-6).
 c. Para representar el programa completo de la salvación


6. El manual del tabernáculo. 
En los restantes capítulos del libro de Levítico tenemos una serie de ordenanzas sobre lo que hay que hacer, o no hacer, en relación con la vida religiosa, social y física de cada israelita. 
a. Podían comerse ciertos alimentos, pero otros debían evitarse. La invitación que Dios hizo a Noé para comer de toda clase de animales (Gn. 9:3) es ahora limitada. 
b. Dos capítulos (Lv. 12; 15) son dedicados a instrucciones acerca de la limpieza ceremonial relacionada con el sexo y el dar a luz. Debemos señalar aquí que la Biblia no equipara en absoluto en ninguna parte el pecado con el sexo o el dar a luz. Lo que sin duda alguna Dios estaba intentando hacer mediante estas leyes era enseñar la trágica verdad de que todos los hombres nacen con una naturaleza de pecado (Ro. 5:12). 
c. Lo relacionado con la lepra ocupa dos capítulos (13— 14). 
Esta es la primera mención de la palabra lepra, y. a partir de este momento, la lepra viene a ser un símbolo del pecado. Entre los muchos miles de leprosos que hubo en los tiempos del Anti-Testamento, sólo dos se registran que fueron sanados por Dios. En Números 12 se nos dice que María, la hermana de Moisés fue sanada: y en 2 Reyes se nos dice que lo fue Naamán. 
d. En Levítico 17 se discute lo concerniente a la sangre, y se expresa allí un gran principio bíblico: «... la misma sangre hará expiación de la persona» (17:11; véase también He. 9:22). 
e. Los capítulos 18—21 tiene que ver con la separación personal. Notemos los siguientes mandamientos como aparecen en la Versión Popular de la Biblia: «Ningún hombre debe acercarse a una mujer pariente cercano para tener relaciones sexuales con ella» (18:6). «No te echarás con varón como con mujer; es abominación» (18:22). «El hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir: serán apedreados...» (20:27). Una lista específica de las regulaciones que hallamos en este manual, incluiría: 
(1) Concernientes a la dieta. (a) Vida animal (Lv. 11:2, 3). (b) Vida marina (11:9). (c) Vida de las aves (11:20). (d) Vida de los insectos (11:21, 22). 

(2) Concernientes a la maternidad (Lv. 12). 

(3) Concernientes a la lepra (13— 14). (a) Reconocimiento del leproso (13:2.3). (b) Normas para el leproso (13:45- 56). (c) Restauración del leproso (14:2, 3). 

(4) Sobre asuntos relacionados con el cuerpo (Lv. 15). 

(5) Concerniente a la moralidad entre familiares (18). (a) El padre (18:7). (b) La madre (18:8). (c) La hermana (18:9). (d) La nuera (18:10). (e) La tía (18:12). (f) El tío (18:14). (g) La cuñada (18:16). 

(6) En relación a la justicia y buena voluntad (Lv. 19). 

(7) Sobre la apostasía (20:1 -9). (a) La adoración de Moloc (20:3). (b) Consultar a adivinos (20:6). (c) Maldecir a los padres (20:9). 

(8) Sobre la perversión (20:10-21). (a) Adulterio (20:10). (b) Incesto (20:12). (c) Sodomía (20:13), (d) Poligamia (20:14). (e) Exhibición indecente (20:17). 

(9) En relación al rescate de familiares (25:47-49). 

(10) Concerniente a la desobediencia (Lv. 26). (a) Declaración del principio (Lv. 26:1-13). (b) El castigo establecido (26:14, 15). 

[ 1 ] El primer castigo (26:14,15). 
[2] El segundo castigo (26:14, 15). 
[3| El tercer castigo (26:21, 22). 
[4] El cuarto castigo (26:23- 26).
[5] El quinto castigo (26:27- 31). (c) El castigo seguro (26:32-39). 
(11) Concerniente a la dedicación (Lv. 27). 

7. La dedicación del tabernáculo (Ex. 30:22-33; 40:32-35). 
Esta fue la dedicación del edificio más importante que jamás se haya construido en la tierra. Hubo, sin embargo, un evento trágico que nubló lo que hasta ese momento era una feliz celebración, y fue la muerte de Nadab y Abiú, los dos sacerdotes hijos de Aarón. Estos dos jóvenes tuvieron la insensatez de ofrecer fuego extraño a Jehová. Además, el relato parece indicar que ambos estaban embriagados en ese momento. (Véase Lv. 10.) 

8. El censo del tabernáculo (Nm. 1:1-54). Hubo dos ocasiones en que Israel fue censado durante su peregrinaje de Egipto a Palestina. La primera vez es aquí, en el Sinai, el 15 de abril (véase Nm. 1—2), y la segunda tuvo lugar treinta y ocho años después en el desierto de Moab (Nm. 26). El censo de este momento fue para contar a todos los hombres de veinte años para arriba. El total fue de 603.550 hombres. Es triste saber que de todos estos hombres, 603.550 en número, 603.548 perecerían más tarde en el desierto (véase Nm. 14:29). Josué y Caleb fueron los únicos dos que entrarían años después en Canaán. Mucho se ha especulado sobre las cifras de este censo. Si las lomamos literalmente nos llevan a pensar en una población total hebrea de más de dos millones de personas. El problema, por consiguiente, se produce en relación con el cuidado y alimentación de esta multitud durante los casi cuarenta años que pasaron en aquel desolado y árido desierto. Se ha estimado, por ejemplo, que se requerirían unos cincuenta vagones de ferrocarril diarios cargados de maná para alimentarlos. Aparte, por supuesto, estarían las necesidades físicas de los miles de animales que iban con ellos. Las necesidades de agua serían inmensas, se calculan en doce millones de galones (unos cuarenta y cinco millones de litros) diarios. Pensemos simplemente en el espacio mínimo necesario para acomodar a todas estas personas cuando acamparan cada noche; ocuparían sin duda unas cien millas cuadradas (unos 259 kilómetros cuadrados). Algunos han intentado resolver estos problemas reinterpretando algunas palabras de diferente manera. Por ejemplo, han sugerido que la palabra hebrea elep que se traduce generalmente por «miles», se podría fácilmente traducir mediante las palabras «familia» o «clan». Esta manera de entenderlo nos daña unas 603 familias, que calculando contribuirían con un promedio de cinco soldados cada una, nos daría un total de unos 3.015 hombres de guerra. Suponiendo que cada hombre estuviera casado y tuviera dos hijos, llegaríamos a una cifra total de unos quince mil israelitas. Pero este abordamiento crea más problemas de los que resuelve. Gleason Archer escribe: «Cierto es que hay un ’elep que significa familia o clan (Jue. 6:15; 1 S. 10:19, etcétera) pero se ve con toda claridad, en los capítulos numéricos (Nm. 1—4; 26), que por ’elep se da a entender “un mil”, porque la unidad inmediatamente inferior a este ’elep es me 'ót. que traduce “cientos” (tal como en Nm. 1:21, 23, 25. etcétera). Lo más que “una familia” podría contribuir a las fuerzas armadas de la nación hubiera sido un promedio de cuatro o cinco hombres, y sería absurdo suponer que se mencionaran “cientos” como la siguiente unidad numérica inferior luego de mencionar contingentes que en promedio eran de cinco hombres cada uno. Una corroboración adicional la da el total del dinero del rescate—a un promedio de medio sido por cabeza que se registra en Éxodo 38:25 y que fue de 100 talentos, 1775 sidos. Puesto que 3000 asidos constituían un talento, el resultado final es exactamente 603.550 contribuyentes. Por lo tanto, podemos decir, sin temor a equivocamos, que según el manejo objetivo de la evidencia textual, no puede sostenerse ninguna otra tesis que no sea que 'elep significa “mil” en sentido literal.» (Gleason L. Archer, Reseña crítica de una introducción al Antiguo Testamento, Editorial Portavoz, pp. 272, 273.) En este número no estaban incluidos los hombres de Leví, que era la tribu que quedaba excluida del censo. El número total de los que componían el sacerdocio levítico, según Números 4:48, era de 8.580. Si la población estimada de Israel en aquel tiempo (como dos millones) es dividida por el número de sacerdotes (8.580), tenemos que cada sacerdote era responsable por unas doscientas treinta y tres personas. La tribu más numerosa era la de Judá (74.600) y la más pequeña era la de Manasés con 32.200. Los descendientes de los tres hijos de Leví, Gcrsón, Coat y Merari, fueron puestos al cuidado de todo el tabernáculo. El plan original de Dios era, por supuesto, que los hijos primogénitos de todas las tribus sirvieran como sacerdotes (Ex. 13:1), pero debido al constante pecado de Israel, se limitó a escoger a los levitas (Nm. 3:11-13). El sacerdote tenía que tener treinta años de edad antes de que pudiera entrar completamente al servicio de Dios (Véanse Nm. 4:3; Le. 3:23.) 



9. El arreglo de las tribus alrededor del tabernáculo (Nm. 2:1 -34). Debemos notar especialmente los arreglos de ubicación de las distintas tribus. 

En el este estaban Isacar. Judá y Zabulón. En el oeste se hallaba Benjamín. Efraín y Manasés. En el norte estaban Aser, Dan y Neftalí, mientras que el sur estaba ocupado por Gad, Rubén y Simeón. La tradición rabínica sugiere que Judá (el líder de la parte este) llevaba un estandarte verde porque la piedra con su nombre grabado que llevaba el sumo sacerdote en el pectoral era una esmeralda, y su emblema era un león a causa de la profecía de Génesis 49:9. Rubén, líder del flanco sur, portaba un estandarte rojo para conmemorar su nombre escrito en una piedra de sardio. Su emblema era una cabeza humana. Efraín era la tribu principal del lado oeste, y desplegaba una bandera dorada porque su nombre estaba grabado sobre una piedra dorada; su emblema era un buey, porque se decía que José, su progenitor, fue elevado al poder en Egipto por medio de la visión de una vaca (Gn. 41:1-32). Y, por último, el color de Dan, la tribu principal en el norte, era rojo y blanco, porque su piedra era de jaspe, y su emblema era un águila. No estamos seguros, por supuesto, de cuánto de esto está basado en hechos reales. Es cierto, sin embargo, que combina bien con las visiones de Ezequiel y Juan (véanse Ez. 1 y Ap. 4). 

10. El voto de los nazareos en el tabernáculo (Nm. 6: 1-21). Esto tiene relación especialmente con aquellas personas (hombre o mujer) que deseaban consagrarse al Señor en una manera más completa, bien por vida o por un cierto período de tiempo. Las normas eran: 
a. No podía probar los frutos de la viña en ninguna de sus formas (uvas, vino, sidra, vinagre, etc.) 
b. No podía corlarse el cabello. 
c. No podía estar en contacto con ninguna persona muerta. El más conocido de todos los nazareos del Antiguo Testamento es. por supuesto, Sansón (Jue. 13:7). 

11. La gran bendición del tabernáculo (Nm. 6:22- 27). «Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová le bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré» (Nm. 6:22-27)

12. Las dos trompetas de plata del tabernáculo (Nm. 10:1-9). Estas dos trompetas tenían que tocarse en cuatro  ocasiones específicas. 
a. Para reunirse (v. 2). Si sonaban ambas trompetas, todo el pueblo tenía que congregarse a la puerta del tabernáculo (v. 3). Pero si solamente sonaba una trompeta, sólo debían acudir los líderes principales, los jefes de las tribus (v. 4) 
b. Para avisar en caso de ataque (v. 5). 
c. Cuando Israel mismo tuviera que salir a la guerra (v. 9). 
d. En las fiestas establecidas en Israel (v. 10)



LA ETAPA DEL EXODO I. Israel, esclavizado en Egipto (Ex. 1:1— 12:36).

LA ETAPA DEL ÉXODO 
I. Israel, esclavizado en Egipto (Ex. 1:1— 12:36). 

A. El pueblo de Dios. 
1. Después de la muerte de José se levantó un nuevo rey en Egipto «que no conocía a José» ( 1:8). 
2. Este rey persiguió cruelmente a Israel, esclavizándolo, y ordenando que se matara a todos los niños varones hebreos (1:10-16). 

B. La gracia de Dios. 
«Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham. Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel y los reconoció Dios» (2:24, 25). 

C. El hombre de Dios. 
1. El príncipe de Egipto. 
a. Moisés nace de padres piadosos, es ocultado por tres meses, y luego le dejan flotando en el río Nilo en una canastilla de juncos (2:3). 
b. Es descubierto por la hija de Faraón y. mediante el consejo de María (la hermana de Moisés que lo estaba observando todo), aseguró que la propia madre sirviera de nodriza (2:8, 9). 
c. Moisés creció en el palacio de Faraón, pero a la edad de cuarenta años huyó de Egipto, a causa de:
 (1) Se involucró en un homicidio. Mató a un egipcio que golpeaba a un esclavo hebreo (2:12). 
 (2) Debido a su esperanza en el Mesías (He. 11:24-26). «Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado.» 

2. El pastor de Madián. 
a. Moisés encuentra refugio en Madián y se casa con Séfora, la hija de Jetro, y vive allí trabajando como pastor por casi cuarenta años (2:21). 
b. Moisés recibe desde una zarza que ardía su llamamiento divino a liberar a Israel (3:1-10). El llamamiento fue: «No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es» (3:5). Nota: Se le dijo a Moisés que se quitara sus zapatos en este momento, porque estaba en un lugar santo. Y así lo hizo. Pero debemos observar que más tarde se los puso otra vez. Muchas veces los cristianos oyen a Dios hablarles en relación con un servicio especial para él. Se quitan quizá sus zapatos espirituales en el altar de algún templo, pero después no hacen nada respecto al llamamiento. Dios necesita hoy creyentes que se quiten sus zapatos y después se los vuelvan a poner. La experiencia de adoración debe ser seguida de una experiencia de servicio. 
c. Se resistió al llamamiento mencionando cinco excusas débiles por las que él no podía cumplir el mandamiento de Dios:
 (1) No tengo capacidad (3:11). 
 (2) No tengo mensaje (3:13). 
 (3) No tengo autoridad (4:1). 
 (4) No tengo elocuencia (4:10). 
 (5) No tengo inclinación (4:13). 
d. Dios responde a todas estas excusas de Moisés tal como lo hace hoy a todos aquellos a quienes llama a su servicio. Nos dice: 
(1) La objeción de «no tengo capacidad» es contestada mediante Filipenses 4:13. 
(2) La objeción de «no tengo mensaje» es respondida mediante 1 Corintios 15:3,4. 
(3) La objeción de «no tengo autoridad» se contesta mediante Mateo 28:18-20. 
(4) La objeción de «no tengo elocuencia» es respondida mediante Filipenses 2:13
(5) La objeción de «no tengo inclinación» se contesta mediante Filipenses 2:13. 
e. Dios responde a toda la argumentación de Moisés y le da una doble demostración de su poder (4:2-7). (1) Su vara de pastor se transforma temporalmente en una serpiente. 
(2) Su mano derecha queda temporalmente leprosa. 
f. Dios, en un acto de su gracia, le permite a Moisés llevar a Aarón, su hermano mayor, con él (4:14, 15). 
g. Moisés había descuidado negligentemente el circuncidar a su propio hijo Gersón, lo que había sido un serio desatino de su parte. Séfora actuó decididamente en el último minuto y salvó a Moisés del juicio divino (4:24-26). 

D. El enemigo de Dios.
1. Faraón no solamente rehúsa dejar en libertad a Israel, sino que añade más trabajo sobre los hebreos, obligándoles a que recojan ellos la paja para hacer los ladrillos (5:1-9). 
2. El trato que Faraón les da provoca que los líderes de Israel se enojen con Moisés, quien se queja a Dios, el cual le reconfirma en su propósito (5:20—6:8). 

E. Las plagas de Dios. 
1. Moisés (ahora de ochenta años) y Aarón (de ochenta y tres) llevan a cabo su primer milagro contra Faraón, haciendo que una vara se transforme en culebra (7:10). 

2. Janes y Jambres. los magos de Faraón (véase 2 Ti. 3:8), son capaces de realizar el mismo milagro, pero la culebra de Moisés devoró a las culebras de ellos (7:12). 

3. Moisés entonces desata sobre Egipto las diez plagas.
a. Primera plaga: el agua se transforma en sangre (7:20). 
b. Segunda plaga: la invasión de ranas (8:6). 
c. Tercera plaga: los piojos (8:17). 
d. Cuarta plaga: las moscas (8:24). 
e. Quinta plaga: la enfermedad del ganado (9:6). 
f. Sexta plaga: sarpullido (9:10). 
g. Séptima plaga: granizo mezclado con fuego (9:24). 
h. Octava plaga: la langosta (10:13). 
i. Novena plaga: tres días de oscuridad ( 10:22). 
j. Décima plaga: la muerte de los primogénitos (12:29). 

4. Faraón le propone a Moisés algunos arreglos durante estas plagas, pero todos son rechazados. 
a. Primer arreglo: no os vayáis. ofreced sacrificios a vuestro Dios aquí (8:25). 
b. Segundo arreglo: iros, pero no os vayáis muy lejos (8:28). c. Tercer arreglo: marcharos, pero dejad a vuestros niños aquí (10:10). 
d. Cuarto arreglo: id y servid a Jehová vuestro Dios, solamente que queden aquí vuestras ovejas y vacas (10:24). 
5. El corazón de Faraón es endurecido como once veces durante este tiempo. Notamos que al menos en siete ocasiones se nos dice en el libro de Éxodo que Dios endureció el corazón de Faraón (véanse 4:21; 7:3; 9:12; 10:1, 20, 27; 11:10). ¿Cómo podemos entender esto? Una respuesta parcial (y sólo parcial) podemos encontrarla en las siguientes observaciones: la manera en que un objeto dado reaccionará cuando es confrontado por una influencia exterior depende completamente de la naturaleza de tal objeto. Por ejemplo: imaginemos un escenario de invierno, donde se ve un río congelado, y en una de sus márgenes un banco de arcilla amarilla. De pronto el sol aparece por entre las nubes y empieza a brillar y a calentar con fuerza sobre el río y sus márgenes. ¿Qué va a ocurrir inmediatamente después? La reacción va a ser que el hielo se va a derretir, pero la arcilla se va a endurecer. Esta analogía nos permite inferir que. de igual manera, una influencia exterior y celestial va a suavizar un objeto pero va a endurecer el otro. Además, debemos señalar que en cuatro ocasiones se nos dice que Faraón endureció su propio corazón. (Véanse Ex. 7:22; 8:15, 19; 9:35.) 

F. La salvación de Dios (Ex. 11— 12).


Resumamos brevemente en este punto tanto la naturaleza como el propósito de estas plagas. 
1. La naturaleza de las plagas: 
a. Las aguas del río Nilo se convirtieron en sangre (7:20). Algunos han visto esta plaga como el resultado de un evento natural, tal como la contaminación del Nilo por exceso de barro rojo o por el incremento repentino de cierta bacteria microscópica. Pero es dudoso que tales accidentes naturales hubieran impresionado en lo más mínimo a Faraón que observaba. 
b. La invasión de ranas (8:2). El doctor John David cita a Harry Riminer, quien escribe: «A semejanza de una manta de viscosa porquería, aquellas húmedas monstruosidades cubrían la tierra, hasta que los hombres se enfermaron del horrible crujido que producía aquel pavimento que estaban obligados a pisar. Si el pie de un hombre resbalaba en aquella masa grasienta y putrefacta, y buscaba limpiarse en el río. el agua estaba tan llena de ranas que le era imposible lavarse allí.» (Mases and the Gods o f Egypt, p. 101.) 
c. Los piojos (8:16). Algunos eruditos del hebreo creen que «insectos» o «mosquitos» es aquí una traducción más fiel. Los pequeños insectos han sido siempre un problema en Egipto. Muchas cosas fueron ideadas por los antiguos egipcios con el fin de protegerse de ellos (tales como aquellos ahuyenta mosquitos en forma de grandes abanicos, compuestos de una caña larga y plumas de avestruz, que utilizaban los siervos para alejar dichos insectos de la cara de los reyes y nobles. Los suelos y paredes eran frecuentemente lavados con una solución de agua y sosa. 
d. Los enjambres de moscas (8:24). Esta pudo haber sido un tipo de mosca grande que chupa la sangre de los perros. 
e. La morriña del ganado (9:3). Esta plaga tuvo, sin duda, graves consecuencias económicas y religiosas sobre los egipcios. Se dependía mucho de los bueyes para las labores pesadas de la agricultura, y los camellos, caballos y asnas se usaban mucho pitra la transportación. El ganado no sólo proveía leche, sino que los toros eran uno de los objetos más sagrados en los servicios de adoración de la tierra. 
f. El sarpullido que produjo úlceras (9:10). La lengua hebrea indica que era un tipo de úlcera abierta, enconada, que supuraba, y que era quizá de tipo leproso. 
g. El granizo mezclado con fuego (9:24). Aquellas severas tormentas de granizo estuvieron posiblemente acompañadas con abundancia de relámpagos y rayos que prendió fuego a los campos de Egipto, ya muy dañados por el granizo. A causa de las seis primeras plagas, algunos egipcios creyeron aparentemente la Palabra de Dios y protegieron a sus ganados y criados, retirándolos de los campos (9:20). 
h. La invasión de langostas (10:13). Una langosta es capaz, de comer diariamente tanto como su propio peso, y una nube de langostas de un kilómetro cuadrado puede estar compuesta de varias docenas de millones de estas criaturas. Hay información de enjambres de estos insectos que ocuparon áreas de varios cientos de kilómetros cuadrados, y una plaga de ese tamaño bien puede contar con miles de millones de langostas. 
i. Los tres días de oscuridad (10:22). Esta plaga fue seguramente la que más pavor causó de todas las que anteriormente habían caído. La oscuridad era am grande que se podía realmente sentir. Durante setenta y dos agonizantes horas, aquella aterrorizante negrura privó a sus víctimas de alimento, agua y de la menor libertad de movimiento. Más de una persona debió haber enloquecido a causa de esta terrible tortura. 
j. La visitación del ángel de la muerte (12:29). Dios instruye a Israel para que se prepare para la primera Pascua. Tenían que elegir un cordero macho sin defecto, de un año de edad, por cada familia, en el diez del mes de abril. Tenían que matar al animal el día catorce del mes. La sangre tenían que conservarla en una palangana, y con un manojo de ramas de hisopo tenían que untar con sangre los postes y el dintel de la puerta. La carne del cordero tenían que asarla y comerla en la noche del día catorce. junto con hierbas amargas y pan sin levadura. Nota: Esta es la primera mención de levadura en la Biblia, y a partir de este momento viene a ser un símbolo del mal. En el Nuevo Testamento la levadura significa: 
(1) Hipocresía (Le. 12:1). 
(2) Racionalismo (Mt. 16:6, 12). (3) 
Mundanalidad (Mr. 8:15). 
(4) Mala conducta (1 Co. 5:6). 
(5) Falsa doctrina (Gá. 5:9). El cordero pascual era, por supuesto, un tipo y prefiguración bellísimos del Señor Jesucristo. (Véanse Jn. 1:29: 1 Co. 5:6, 7; 1 P. 1:18. 19.) El hisopo aquí puede representar la 
Era una planta común de aquellas tierras. Así como el hisopo se usaba en el Antiguo Testamento para aplicar la sangre del cordero, en el Nuevo Testamento la fe aplica la sangre en el corazón humano. (Véase Ef. 2:8,9.) Debemos observar, sin embargo, que la simple muerte del cordero no salvaba automáticamente a nadie hasta que la sangre no era aplicada. Israel comió el pan sin levadura aquella noche, y tenían que volver a hacerlo cada mes de abril para recordar la gran liberación experimentada (12:39-51). 
2. El propósito de las plagas. El propósito de las plagas fue aparentemente doble: 
a. Demostrar a Israel la fortaleza de su Dios. 
b. Mostrar a los egipcios la incapacidad total de sus dioses. Podemos observar que cada una de las plagas fue dirigida contra un dios egipcio en particular. Esto es: 
(1) La primera plaga de las aguas sangrientas fue dirigida contra Osiris, el dios del Nilo. 
(2) La segunda plaga de ranas fue dirigida contra Heka, la diosa de las ranas. 
(3) La tercera plaga de piojos fue dirigida contra Seb, el dios de la tierra. 
(4) La cuarta plaga de moscas estaba dirigida contra Isis, la esposa de Osiris. 
(5) La quinta plaga de la enfermedad del ganado desafiaba a Apis, el dios representado por un toro. 
(6) La sexta plaga, el sarpullido que producía úlceras, contra Tifón. 
(7) La séptima plaga, de granizo y fuego, estaba dirigida contra Shu, el dios de la atmósfera. 
(8) La octava plaga, la langosta, era contra Serapis, el dios que protegía a Egipto contra estos insectos. (9) La novena plaga, la oscuridad, era contra Ra, el dios-sol. 
(10) La décima plaga, la muerte de los primogénitos, era un ataque contra todas los dioses. 
3. El resultado de la plaga final. 
a. A la medianoche del 14 de abril, el ángel de la muerte pasó por Egipto, hiriendo a todos los primogénitos de los hogares no protegidos por la sangre, incluido el de Faraón. 
b. Durante las primeras horas de la mañana del día 15, todo el pueblo de Israel (600.000 hombres más los niños) cruzaron la frontera de Egipto. 
c. Iban acompañados de una multitud mixta. 

G. La elección de Dios. 
1. La santificación de los primogénitos. El plan original de Dios era una nación de sacerdotes, pero al final, debido al constante pecado de Israel. limitó su elección a la tribu de Leví (Ex. 13:2; 19:6; Nm. 8:16). 
2. La elección de la ruta más segura (13:17). 



LA ETAPA DEL EXODO II.Israel en ruta hacia el Monte Sinaí Ex 12;37-18;27

LA ETAPA DEL EXODO
II. Israel, en ruta hacia el monte Sinaí (Ex. 12:37— 18:27). 

Diez eventos clave tienen lugar entre Ramesés, la ciudad egipcia de donde salieron, y su llegada a la base del monte Sinaí. La distancia era aproximadamente de unas 150 millas (unos 240 km). Estos sucesos fueron: 

A. La aparición de la gloria de Dios (Shekinah) mediante la columna de nube y de fuego (13:21,22).  
De Sucot a Etam. En Etam se manifiesta la columna de nube y fuego para dirigir a Israel durante el día o la noche. 
Esto marca la primera aparición de la gloria de Dios (Shekinah), la indicación visible y luminosa de la presencia de Jehová (13:21, 22). 
Otras apariciones tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento son: 
1. En el mar Rojo (Ex. 10:19. 20). 
2. En el Lugar Santísimo en el tabernáculo (Lv. 16:2). 
3. En el Lugar Santísimo en el templo (2 Cr. 5:11-13). 
4. Cuando abandona el templo en el tiempo de Ezequiel (Ez. 10). 
5. En el nacimiento de Cristo (Le. 2:9-11). 
6. En el monte de la transfiguración (Mt. 17:5). 
7. En la ascensión (Hch. 1:9). 
8. En el rapto (1 Ts. 4:17). 
9. En la segunda venida (Mt. 24:30, Mr. 8:38). 
10. Durante el milenio (Is. 4:5, 6; 60:19). 

B. La persecución de Faraón, que se lamenta de su acción de haber permitido que Israel marchara (14:5-10). De Etam a Pi-hahirot (14:1 -4). 
1. La decisión de Faraón de perseguir a Israel. Faraón se lamenta de su decisión de liberar a Israel y se propone caer sobre ellos, capturándolos de nuevo en el desierto cerca del mar Rojo por medio de sus carros de guerra.
2. La desesperación del pueblo y su deseo de rendirse (Ex. 14:11. 12). 
3. La declaración del profeta de elevar la mirada hacia Dios (Ex. 14:13, 14). 

C. La partición de las aguas del mar Rojo (14:13-31). 

D. La celebración en Israel por la liberación experimentada y por la destrucción del ejército de Faraón (15:1-21). Desd Pi-hahirot y por medio del mar Rojo (14:15— 15:21). 
1. La columna de nube protectora. Este es el segundo milagro más grande de la Biblia. El más grande, por supuesto, es la resurrección de Cristo (Ef. 1:20). El cruce del mar Rojo es mencionado muchas veces en la Palabra de Dios. (Véanse Sal. 78:53; 106:11. 12. 22: He. 11:29.) Este milagro fue realmente triple en su naturaleza: 
a. La primera parte fue el cambio en la posición de la columna de nube que se colocó ella misma entre el campamento de Israel y el ejército de Faraón. Era al mismo tiempo nube y tinieblas para los egipcios y luz para el pueblo de Dios. 
b. La segunda parte fue la división auténtica de las aguas, dejando un paso abierto de quizá una milla (más de un kilómetro) de ancho. En relación con esto, el doctor Leon Wood escribe: «Una multitud de 2.000.000 de personas, marchando en formación de diez en línea, con una separación de cinco pies (un metro y medio) entre cada línea, ocuparía un espacio de 190 millas (más de 300 km) de largo. Si este paso en el agua fue tan ancho como una autopista moderna, los primeros israelitas que cruzaron habían llegado a Canaán antes que los últimos empezaran a cruzar, y habrían transcurrido varios días.» (A Survey of Israel’s History, p. 133.) 
c. La tercera parte fue el cierre del mar otra vez. 
2. La separación de las aguas del mar Rojo. «Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche: y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas» (14:21). 
3 .1.a destrucción del ejército egipcio. «Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno» (14:28). 
4. La alabanza del pueblo de Dios. «Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová. y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; ha echado en el mar al caballo y al jinete» (Ex. 15:1). 

E. Las aguas amargas de Mara:  
Fueron endulzadas al echar Moisés un árbol en ellas (15:22-26). En este momento Dios les promete que la obediencia a él les libraría de enfermedades. Desde el mar Rojo hasta Mara (15:22-26). 
1. El agua amarga. «Y llegaron a Mara. y no pudieron beber las aguas de Mara. porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara» (15:23). 
2. El árbol bueno. «Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol: y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó» (Ex. 15:25). 
3. El gran médico. «Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador» (Ex. 15:26). De Mara a Elim (Ex. 15:27). «Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.»

F. El maná (16:4. 14.35). 
Este pan del cielo vendría a ser su alimentación principal durante los siguientes cuarenta años. Desde Elim al desierto de Sin (16:1-36). 
1. La multitud quejosa. «Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud» (Ex. 16:2, 3)
2. El maná milagroso (16:14, 15). Desde este momento y durante los siguientes cuarenta años. Dios los alimentaría seis días a la semana con maná, que era semejante a la semilla de cilantro, blanco, plano, y que lema sabor de hojuelas con miel. Sólo cesó cuando Israel entró en la tierra prometida. (Véase Jos. 5:12.) Tenían que recogerlo cada mañana y comerlo el mismo día durante seis días, y en el sexto día tenían que recoger una doble porción para el día séptimo, cuando el maná no caía. La palabra maná en hebreo significa literalmente «¿qué es esto?». Esto es lo que dijeron cuando lo vieron por primera vez. y le quedó como nombre. Jesús aplicaría años más tarde este evento a su propio ministerio. (Véase Juan 6:30-63.) El doctor John David escribió algo útil sobre este asunto del maná: «No debemos suponer en base de estos pasajes que el maná fue lo único que comieron los hebreos en el desierto durante cuarenta años. Sabemos que los israelitas tenían ovejas y vacas (12:38; 17:3), y que continuaron poseyéndolos no solamente en el Sinaí (34:3), sino también cuando llegaron a Edom y al país al este del Jordán (Nm. 20:19; 32:1). Parece que en algunas ocasiones los hebreos compraron alimento y agua de los edomitas (Dt. 2:6. 7).También podemos inferir claramente de distintas referencias bíblicas, que el trigo y la carne estaban disponibles para ellos (Ex. 17:3; 24:5; Lv. 8:2, 26, 31; 9:4; 10:12, 24:5; y Nm. 7:13, 19).» (Moses and the Gods o f Egypt, p. 181.) 

G. La institución del sábado (16:23, 26-30; 31:13). El sábado solemne (16:23-30). 
«Mirad que Jehová os dio el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día. Así el pueblo reposó el séptimo día» (Ex. 16:29, 30). A continuación damos un breve resumen de la enseñanza bíblica sobre el sábado: 
1. La primera mención del sábado la tenemos en Exodo 16:23. Durante los primeros 2.500 años de la historia humana. Dios fue el único que lo observó (Gn. 2:2). 
2. El sábado fue entonces dado a Israel (Ex. 31:13, 17) quien aparentemente no supo hasta este momento nada acerca de él. (Véase Ex. 16:29.) Este día nunca le fue dado a la Iglesia (véanse Col. 2:16; Gá. 4:9-11). 
3. Sábado no es una palabra hebrea para siete sino que significa «descanso o reposo». Las palabras hebreas para siete son sheba y shibah. De lo que se infiere que una traducción literal del cuarto mandamiento diría: «Acuérdate del día de reposo para santificarlo.» 
4. Hubo muchos «sábados» que se le dieron a Israel:
 a. El día séptimo de la semana (Ex. 20:8-11). 
(1) Empezaba a la caída del sol del viernes y terminaba a la puesta del sol del sábado. 
(2) Era un día de descanso absoluto, sin actividad de trabajo ni reuniones de ninguna especie. b. Era «sábado» (reposo) el primer día del séptimo mes (Lv. 23:24,25), para celebrar la fiesta de las trompetas. c. Era «sábado» el décimo día del mes séptimo (Lv. 16:29, 30), en que se celebraba el día de la expiación. 
d. Era también «sábado» el día quince del mismo mes (Lv. 23:34), cuando se celebraba la fiesta de los tabernáculos. 
e. El año séptimo era «sábado» (Lv. 25:1-4), en el que se dejaba reposar a la tierra durante un año. 
f. Era «sábado» el año cincuenta (Lv. 25:8), el año del jubileo. Los setenta años de cautividad en Babilonia se debieron principalmente a la desobediencia de Israel en observar estos años de reposo. En los aproximadamente 500 años que transcurrieron hasta que Israel se posesionó de la tierra prometida, habían acumulado setenta años de reposo. (Véanse Lv. 26:27-35: 2Cr. 36:21 ;Jer. 25:11.) 
5. El sábado nunca ha sido cambiado, pero ha sido dejado a un lado porque la nación de Israel ha sido desechada. (Véase Mt. 21:43.)
6. Se volverá a observar otra vez el sábado durante el tiempo del reino. (Véase Is.,66:23.) Pregunta: ¿Cuándo, pues, recibió la Iglesia autorización para adoraren domingo? Respuesta: Mediante el modelo establecido por la resurrección que sucedió en el primer día de la semana, esto es, el domingo. Este hecho lo registran los cuatro evangelios (Mt. 28:1; Mr. 16:2. 9: Le. 24:1, 13. Jn. 20:1, 19). De manera que como el sábado conmemora la
 terminación de la creación (Ex. 20:8-11), así el primer día conmemora la consumación de la creación. (Véanse Hch. 20:7; 1 Co. 16:1, 2; He. 7:12.) Es cierto que Pablo predicó frecuentemente a los judíos en sábado (Hch. 13:14; 16:13; 17:2; 18;4), pero lo hizo porque era el día en el que los judíos se reunían regularmente. (Véase 1 Co. 9:19, 20.) 

H. La roca golpeada en Refidim (17:1 -7). 
Esto fue hecho para proveerles de agua, que Dios les dio de manera sobrenatural de un lado de aquella roca. Casi cuarenta años más tarde Moisés golpearía otra roca en un lugar distante, pero en aquella ocasión él estaba fuera de la voluntad de Dios. (Véase Nm. 20:7-13.) Desde el desierto hasta Refidim (Ex. 17:1— 18:27). Moisés golpea la roca (17:6). Los volubles israelitas estaban ya casi dispuestos a apedrear a Moisés cuando Dios intervino. «He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo....» 

I. Victoria de Israel sobre los amalecitas (Ex. 17:8- 16). 
Aquí encontramos cuatro cosas importantes que se mencionan por «primera vez» y debemos de notarlas: 
1. La primera mención de Josué, quien fue elegido por Moisés para dirigir el ejército de Israel (17:9). 
2. La primera oración de Moisés por Israel (17:11, 12). 
3. La primera parte de la Biblia que se escribe (17:14). 
4. La primera referencia a uno de los grandes nombres de Dios: Jehová-nisi (Jehová es mi estandarte) (17:15). Moisés derrota a un enemigo (17:11). Los enemigos son los amalecitas. Estos descendientes de Esaú (Gn. 36:12), que formaban bandas errantes del desierto dedicadas al pillaje, llevaban probablemente un tiempo siguiendo a Israel, y eligen este momento para atacarles (17:8). El general: Josué. Esta es la primera mención de uno de los líderes militares más notables de todos los tiempos. A pesar de su juventud (probablemente entre veinte y treinta años), Moisés lo elige para dirigir las fuerzas armadas de Israel. Su habilidad y bravura iban unidas a su amor por Dios (17:9). El intercesor: Moisés. Este gran anciano asciende a un montículo cercano, extiende sus manos al cielo y empieza a orar por Josué y por Israel que luchan abajo (17:11). Los ayudadores: Aarón y Ur. Estos dos ayudan a Moisés a mantener sus cansados brazos en alto a fin de que Dios pueda dar la victoria abajo. Israel vence, se escribe una de las primeras secciones de la Biblia y Moisés edifica un altar, llamándolo Jehová-nisi, que significa «Jehová es mi estandarte». 

J. El encuentro de Moisés con su familia (18:5). 
Moisés saluda a su familia (18:7). 
1. Es saludado por Jetro, Séfora y sus dos hijos, Gersón y Eliczer. 
2. Moisés escucha el consejo de Jetro y nombra hombres capaces que le ayuden a juzgar en los problemas del pueblo (18:17-27).




INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DEL ÉXODO

 INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DEL ÉXODO

(Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio) 

1. Los cuatro hombres más importantes tic esta etapa son: Moisés, Aarón, Caleb y Josué. 

2. La etapa del éxodo abarca un período de unos 325 años. 

3. Incluye los siguientes eventos clave: 
a. El cautiverio en Egipto y la liberación de Israel por Moisés (Ex. 1— 14). 
b. El fracaso de Israel de entrar en la tierra prometida a causa de la incredulidad (Nra. 13— 14).
c. La aparición del maná (Ex. 16:14), la institución del sábado (Ex. 16:23-30), y la entrega de los Diez Mandamientos (Ex. 20:3-17).
d. La construcción del tabernáculo (Ex. 40). 
e. El vagar sin propósito por el desierto (Nm. 14:33. 34). 
f. El pecado y la muerte de Moisés (Nm. 20:7-13: Dt. 34:5-8). 
g. La elección de Josué como nuevo líder de Israel (Nm. 27:15-23: Dt. 34:9). 

4. Aquí leemos acerca de un río de sangre, de un mar que se abre y de un arroyo amargo (Ex. 7, 14, 15). 

5. Leemos también acerca de un becerro de oro. de una asna que habla y de una serpiente de bronce (Ex. 32: Nm. 22,21).

 6. Sabemos de una zarza que arde en el desierto y de una columna de nube y de fuego en el cielo (Ex. 3. 13). 

7. Vemos a Moisés ascender a los goces del cielo (Ex. 33), mientras que Coré desciende al pozo del infierno (Nm. 16). 

I. Israel, esclavizado en Egipto (Ex. 1:1— 12:36).
II.Israel en ruta hacia el  Monte Sinaí Ex 12;37-18;27