LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO SEXTA PARTE ( Amos, Oseas y Miqueas )

 LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO SEXTA PARTE

En esta sexta parte, Incluirá los libros de Amos, Oseas y Miqueas

AMÓS (765-750 a.C.) 

INTRODUCCIÓN 

1. El nombre Amós significa «carga». Los nombres orientales tienen generalmente una razón de ser, éste puede estar refiriéndose a un embarazo y parto difícil o puede habérsele dado como un anuncio profético de su futuro ministerio para describir la carga de su corazón por el pecado de Judá e Israel. 2. Procedía de Tecoa, pequeño pueblo a unas 5 millas (unos 8 km) de Belén de Judá. 

3. Amós era un pastor (1:1; 7:14, 15) y recogedor de higos silvestres (7:14). No había estudiado en la escuela de profetas, pero había sido llamado por Dios para ser un evangelista laico. 

4. Fue llamado a ser profeta para toda la casa de Jacob (3:1,13), pero sobre todo para el reino del norte (7:14, 15), en el santuario principal de Bet-el (7:10). Aquí llevó a cabo su gran campaña de avivamiento y habló fuertemente contra el pecado, la separación y la santificación. 

5. Amós ministró durante los reinados de Uzías, rey de Judá, y Jeroboam n , rey de Israel, comenzando a ministrar dos años antes del gran terremoto que sacudió a Palestina (1:1). Este terremoto dejó tan fuerte recuerdo en el pueblo que Zacarías (un profeta hebreo posterior) se refiere a él 250 años más tarde (Zac. 14:5). Josefo, el historiador judío, habla de un sismo que tuvo lugar en el tiempo que Dios castigó al rey Uzías con lepra por su intromisión en las tareas de los sacerdotes (2 Cr. 26:16-21). (Josefo: Las obras esenciales, Editorial Portavoz, p. 172.) 

6. En el tiempo del ministerio de Amós, Israel había llegado al zenit de su prosperidad bajo el reinado de Jeroboam II (2 R. 14:25). ¡Pero junto con la prosperidad nacional llegó también la perversión religiosa! 


I. Denuncia de ocho naciones (caps. 1—6).

A. Siria. Capital: Damasco (1:1-5). 
1. Esta nación había acosado frecuentemente a Israel, sobre todo durante los reinados de Benadad I y Hazael. (Véanse 1 R. 20:1; 2 R. 6:24; 2 R. 10:32, 33.) 
2. Dios haría que:
a. Ardiera el palacio real en la capital. 
b. Cayeran sus fortalezas militares. 
c. Muchos sirios murieran y otros fueran llevados de vuelta a Kir, a la tierra donde vivieron como esclavos. (Cp. 1:5 con 9:7.) Kir estaba localizada en Mesopotamia. (Véase también 2 R. 16:9.) 
B. Filistea. Capital: Gaza (1:6-8). 
Las cuatro ciudades principales de Filistea: Gaza, Asdod, Ascalón y Ecrón, serían juzgadas porque habían prendido y vendido a algunos hebreos como esclavos a Edom. (Véanse 2 Cr. 21:16, 17; Joel 3:4-8.) 
C. Fenicia. Capital: Tiro (1:9, 10). 
1. Habían quebrantado su pacto de hermandad con Israel (refiriéndose al acuerdo que David y Salomón habían hecho con Tiro). (Véase 1 R. 9:13.) 
2. Tiro había atacado las ciudades de Israel y había vendido a sus ciudadanos como esclavos a Edom. (Véase Joel 3:4-8.). 
3. Dios haría que los palacios y las fortalezas de Tiro fueran destruidas por fuego. 

D. Edom. Capitales: Temán y Bosra (1:11, 12)
1. Temán estaba ubicada al sureste de Petra y Bosra estaba en la parte centro-norte de Edom. 
2. Aunque los israelitas y edomitas estaba relacionados por parentesco familiar (un pueblo procedía de Jacob y el otro de Esaú, véase Gn. 25:30), Israel había sufrido bastante a manos de Edom. (Véanse también Mal. 1:2; Abd. 1:1- 21.) 
3. Sus fortalezas militares serían destruidas. 

E. Amón. Capital: Rabá (1:13-15). 
1. Los amonitas, descendientes de la hija menor de Lot (Gn. 19:38), habían cometido crímenes horribles, abriendo con sus espadas el vientre de mujeres hebreas embarazadas durante sus guerras de expansión en Galaad. 2. Dios destruiría sus ciudades y sometería a esclavitud a sus gentes. 
F. Moab. Capital: Queriot (2:1-3). 
1. Este pueblo, descendiente de la hija mayor de Lot (Gn. 19:37), había, entre otros crímenes, profanado las tumbas de los reyes de Edom, sin ningún respeto por los muertos. (Véase 2 R. 3:26, 27.) 2. Los moabitas serían derrotados en la guerra y prenderían fuego a sus palacios. 

G. Judá. Capital: Jerusalén (2:4, 5). 
1. Judá había rechazado la Palabra de Dios y desobedecido al Dios de la Palabra. 
2. Habían endurecido sus corazones como lo hicieron sus padres. 

H. Israel. Capital: Samaria (2:6-16). 
1. Habían pervertido la justicia aceptando sobornos. 
2. Habían vendido a los pobres como esclavos, cambiándolos por un par de zapatos. 
3. Padres e hijos habían cometido el pecado de inmoralidad con la misma prostituta. 
4. Holgazaneaban en las fiestas religiosas con ropas tomadas de sus deudores. 
5. Habían ofrecido sacrificios de vino en el templo con dinero que habían robado. , 
6. Se mostraban completamente desagradecidos por las bendiciones de Dios recibidas en el pasado. 
7. Habían causado que los nazareos pecaran tentándoles a beber vino. 
8. A causa de todo esto, Dios hará que: 
a. Cruja la tierra como cruje una carreta cargada de trigo. 
b. Los más valientes de los guerreros tiemblen en la batalla. 

I. Toda la casa de Jacob (Israel y Judá) (3:1—6:14). 
1. El castigo de Jacob debe ser equivalente a sus privilegios (3:1-3). «Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así: A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades. ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?» 
2. Dios les estaba enviando un aviso final por medio de sus profetas (3:7). 
3. Dios llama a los enemigos de Jacob para que den testimonio de todas sus iniquidades (3:9). 
a. Sus mujeres habían sido crueles y exigentes (4:1-3). 
b. Sus ceremonias religiosas, externas y vacías, habían llegado a ser un insulto para la santidad divina (4:4, 5; 5:21-26). 
c. Se habían rodeado de un lujo grosero, con camas de marfil para dormir y alimentos exquisitos (6:4). d. Pensaban más en la música mundana que en su propio Mesías (6:5). 
e. Habían bebido vino a jarra llena y se habían perfumado con perfumes olorosos, y a la vez se habían olvidado por completo del pobre y del necesitado (6 :6 ). 
4. El Señor había procurado por todos los medios volverlos al buen camino (4:6-13), pero ellos no habían respondido positivamente. De forma que su antiguo Salvador se transformaría en su propio juez. «Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel» (4:12). 
5. Dios les extiende una última invitación (5:4-15): «Buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre» (Am. 5:8). 
6 . La invitación fue rechazada y el juicio caería. 
a. Jacob sería consumido como un león devora una oveja (3:12). 
b. Habría llanto y gritos de dolor en cada calle y plaza (5:16). 
c. En aquel día serán como el que huye de un león y se topa con un oso, o como el que entra en su casa, se apoya en la pared y le muerde una víbora (5:19). 
d. El noventa por ciento de sus soldados caería en la guerra (5:3). 


II. El anuncio de cinco visiones (caps. 7—9). 

A. La visión de la plaga de langosta (7:1-3). 

1. En esta visión Dios revela a Amós su intención de destruir todas las cosechas después de la primera siega. 
2. Amós intercedió por Israel y el Dios de toda gracia cambió el curso de su acción. 

B. La visión del fuego (7:4-6).
 1. Amós vio un fuego destructor, tan abrasador que consumía las aguas de Palestina. Caería sobre la tierra como un castigo por el pecado. 
2. El profeta de nuevo clamó por misericordia y Dios dejó a un lado el merecido juicio.
 
C. La visión de la plomada (7:7-16). 
1. Amós vio al Señor parado al lado de una pared con una plomada en la mano para verificar si estaba vertical. 
2. Dios informó a Amós de:
a. Que él iba a continuar probando a Israel con la plomada de la justicia divina. 
b.  Que no les iba a perdonar ni una vez más. 
c. Que destruiría a la dinastía de Jeroboam II mediante la espada. Esto, por supuesto, sucedió literalmente (como todas las profecías de Dios). Jeroboam II fue sucedido en el trono por su hijo Zacarías, siendo asesinado por un rebelde llamado Salum a los seis meses de su reinado 
(2 R. 15:10- 12). Dios volvería después a usar esta misma plomada con Judá en los días del inicuo rey Manasés (2 R. 21:13-15).
3. A estas alturas de su ministerio profético, Amós fue confrontado por Amasias, el presidente de la asociación sacerdotal de Bet-el, quien rápidamente envió dos mensajes. 
a. Uno al rey Jeroboam II avisándole de las actividades «desafiantes» de Amós. 
b. El otro dirigido al mismo Amós ordenándole que se marchara inmediatamente de Bet-el y se volviera a su tierra en Judá. Amós respondió al instante diciendo que, a pesar de sus humildes antecedentes (no era profeta ni hijo de profeta), había sido llamado por Dios y no permitiría que nadie le impidiera llevar a cabo su ministe rio. Amós después le dio a Amasias de parte del Señor una de las más terribles profecías que se pueden pronunciar sobre un ser humano, a causa del intento de este falso sacerdote de querer silenciar al verdadero profeta de Dios.
(1) La esposa de Amasias se convertiría en una prostituta común en las calles de Bet-el. 
(2) Sus hijos e hijas morirían a espada. 
(3) Su tierra y posesiones serían repartidas. 
(4) El mismo moriría en tierra de paganos 

D. La visión de la cesta madura de fruta (8:1-14). 

1. El significado de esta visión: Dios mostró a Amós una cesta llena de fruta madura, explicándole que simbolizaba a Israel que estaba ya maduro para el juicio. 
2. La razón para esta visión de juicio: los mercaderes del reino del norte, crueles, corrompidos y materializados: 
a. Habían robado a los pobres vendiéndoles alimentos mohosos y atropellando a los necesitados. 
b. Deseaban que terminara el día de sábado y otras festividades religiosas para poder seguir engañando con medidas y pesas falsas. 
c. Esclavizaban a los pobres, comprándoles por una pieza de plata o por un par de sandalias. 
3. Los resultados de esta visión de juicio: 
a. El desenfrenado canto del templo se transformará en llanto. 
b. Los muertos se veían por todas partes. 
c. Se verán horrendas señales en los cielos: «Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro» (8:9). Este castigo espantoso tendrá su cumplimiento final durante el tiempo de la gran tribulación (Mt. 24:22, 29). 
d. No habrán palabras confortadoras de parte de Dios (8:11, 12). «He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán.» 


E. La visión del Señor junto al altar (9:1-15). 
1. La condenación de los transgresores de Israel (9:1-10). «Aunque cavasen hasta el Seol, de allá los tomará mi mano; y aunque subieren hasta el cielo, de allá los haré descender. Si se escondieren en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los tomaré; y aunque se escondieren de delante de mis ojos en lo profundo del mar, allí mandaré a la serpiente y los morderá» (9:2, 3). 
2. La restauración del tabernáculo de David (9:11-15). 
a. La monarquía davídica se hallaba en una condición decadente con diez de las doce tribus rehusando rendirle homenaje. Pero todo esto cambiará durante el glorioso milenio. Santiago citó Amós 9:11, 12 en el Concilio de Jerusalén (Hch. 15:14-17) como base para una importante decisión, esto es, ¿deben los gentiles ser circuncidados? La respuesta fue un n o rotundo. Las bendiciones de esta monarquía restaurada (con Cristo, que es la simiente santa de David) serían múltiples: 
(1) El tiempo de la cosecha apenas dará de sí antes de que los labradores comiencen a sembrar de nuevo. 
(2) Las viñas sobre las terrazas en los montes de Israel destilarían vino dulce en abundancia. 
(3) Los fieles de Israel verán sus haciendas restauradas y vivirán permanentemente en la tierra prometida.



OSEAS (755-715 aX.)
 INTRODUCCIÓN 

1. El nombre Oseas significa «salvación». Profetizó en el reino del norte, y lloró por sus pecados como Jeremías lloraría más tarde por los pecados de Judá. 
2. Este es quizá el libro más extraño de toda la Biblia, porque Dios instruyó a su profeta para que tomará por mujer a una prostituta. Había varias razones para que Dios lo hiciera así: 
a. La razón experimental. Al casarse Oseas con una mujer infiel podría quizá entender como ningún otro profeta algo de la angustia del corazón de Dios por el reino del norte, cuyas gentes estaban cometiendo constantemente adulterio y fornicación espiritual contra Jehová. Dios había comparado frecuentemente su relación con Israel con la que se da en el matrimonio. (Véanse Is. 62:5; Os. 2:19; Jer. 3:14.) 
b. La razón ilustrativa. Su propio matrimonio vendría a ser un ejemplo real y visible de su mensaje a Israel. c. La razón profética. Dios le iba a mandar que pusiera a sus hijos aquellos nombres que describirían el futuro castigo y posterior restauración de Israel. 
3. Puede que ministrara por más tiempo que ningún otro profeta. 
4. Oseas predijo la invasión asina del reino del norte y vivió lo suficiente para ver sus profecías cumplidas en el 721 a.C. 
5. Se refiere en su libro al reino del norte constantemente como a Efrafn. Esta fue la primera en apostatar de las doce tribus de Israel. 
6. El libro de Oseas es citado en el Nuevo Testamento más veces, en relación a su tamaño, que ningún otro libro del Antiguo Testamento, por un total de treinta veces. Comparar: 
a. Oseas 11:1 con Mateo 2:15. 
b. Oseas 6:6 con Mateo 9:13. 
c. Oseas 10:8 con Lucas 23:30. 
d. Oseas 2:23 con Romanos 9:25. 
e. Oseas 13:14 con 1 Corintios 15:55. 


I. Un esposo agraviado y su esposa ofensora (Oseas y Gomer) (1—3). 

A. La mala reputación de la esposa de Oseas. 

Gomer era aparentemente una prostituta antes de casarse y fue después una adúltera. El profeta trató en vano de salvar su matrimonio tratando diferentes métodos: 
1. Apartándola de los mercados del mundo. «Por tanto, he aquí yo rodearé de espinos su camino, y la cercaré con seto, y no hallará sus caminos» (2:6). Oseas pensó que podría forzarla de esta manera a permanecer en casa. Buscó incluso la ayuda de Jezreel, su primer hijo, pidiéndole que razonara con su madre acerca de la insensatez de su conducta. «Contended con vuestra madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos» (2:2). Pero nada de esto iba a servir, pues Gomer volvería a las andadas a la primera oportunidad. 
2. Comprándola en el mercado de esclavos. Después de haber sido usada por sus lujuriosos amantes, fue abandonada y vendida como esclava. Dios le ordenó a Oseas que fuera a buscarla y la rescatara de esta situación. «La compré entonces para mí por quince sidos de plata y un homer y medio de cebada» (3:2)
B. Los nombres de los hijos de Oseas. 
El profeta engendró tres hijos con Gomer. Dios le mandó que pusiera a cada hijo un nombre con significado profético. Al primer hijo le puso el nombre de Jezreel (1:4), que significa «esparcidos», prediciendo dos eventos futuros. 
1. La reprobación de la dinastía de Jehú, el rey del norte. Este brutal y sanguinario rey había matado a muchos en Jezreel o en sus cercanías. Entre sus víctimas se encontraban: 
a. Joram, rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, a quienes mató en el mismo día (2 R. 9:14-28). 
b. A Jezabel (2 R. 9:33). 
c. A los setenta hijos de Acab (2 R. 10:1-10). 
d. A los familiares distantes de Acab y a sus amigos políticos (2 R. 10:11,17). 
e. A los príncipes de Judá (2 R. 10:12-14). 
f. A los sacerdotes de Baal (2 R. 10:18-28). Aunque Dios ciertamente le había encomendado que vengara la muerte de Nabot, asesinado por causa de Acab (1 R. 21), Jehú fue demasiado lejos en su brutal derramamiento de sangre. A causa de esto, sólo se le permitiría a Jehú reinar en el trono de Israel durante cuatro generaciones (2 R. 10:30), que fueron: 
• primera generación: su hijo Joacaz. 
• segunda generación: su nieto Joás. 
• tercera generación: su biznieto Jeroboam II. 
• cuarta generación: su tataranieto Zacarías. Cuando nació el hijo de Oseas, reinaba en Israel la tercera generación de la dinastía de Jehú, en la persona de Jeroboam II. No pasaría mucho tiempo sin que dicha dinastía llegara a su fin, lo cual aconteció en los días de Zacarías, quien murió asesinado apenas a los seis meses de subir al trono (2 R. 15:12). 
2. La invasión asiria. En este tiempo el reino del norte dejó de existir y el pueblo fue esparcido (1:5). El segundo hijo fue una niña a quien llamarón Lo-ruhama (1:6), que significa «no compadecida», indicando con ello que el juicio de Dios era inminente. Junto con esta niña vino, no obstante, la promesa divina de que el Señor libraría a Judá, el reino del sur, de la invasión asiria (1:7). Esto, por supuesto, sucedió, tal como se registra en 2 Reyes 19:35. El tercer hijo fue un niño a quien pusieron por nombre Lo-amm¡ (1:9), que significa «no pueblo mío». 


II. Un esposo agraviado y una esposa ofensora (Dios y Efraín) (4:14). 

A. Efraín es acusado: 
1. A causa de su ignorancia: «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos» (4:6). 
2. A causa de su idolatría: «Mi pueblo a su ídolo de madera pregunta... Sobre las cimas de los montes sacrificaron, e incensaron sobre los collados... Efraín es dado a los ídolos; déjalo...» (4:12, 13,17). 
3. A causa de la inmoralidad: «Yo conozco a Efraín, e Israel no me es desconocido; porque ahora, oh Efraín, te has prostituido, y se ha contaminado Israel» (5:3). 

B. Efraín es deseado:
 Dios le ama a pesar de todas sus iniquidades. «¿Qué haré a ti, Efraín? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La piedad vuestra es como nube de la mañana, y como el rocío de la madrugada, que se desvanece» (6:4). 

C. Efraín es descrito: 
1. Estaba encendido de codicia como un horno ardiente (7:4). Dios dice que el pueblo tramaba el mal en sus corazones durante la noche y en la mañana estallaba en llamas. 
2. Se había mezclado con los paganos y había terminado por ser tan inútil como una torta que está solamente cocida por un lado (7:8). 
3. Era como una paloma atolondrada y carente de inteligencia, buscando ahora la ayuda de Egipto y volviéndose luego a Asiria (7:11). 
4. Era como un arco torcido cuya flecha nunca da en el blanco, que era la gloria de Dios (7:16). 
5. Era tenido entre las naciones como una vasija rota (8 :8 ). 
6. Era terco y salvaje como un asno montés (8:9). 
7. Era como un árbol de raíces secas (9:16). 
8 . Era como una viña vacía (10:1). 
9. Era como una novilla indómita (4:16). 

D. Efraín es disciplinado:
Dios declara. «Porque sembraron viento, y torbellino segarán...» (8:7). (Véase también 10:13.
1. Dios, por tanto, no tendría (por un tiempo) misericordia de ellos (2:4). 
2. Estarían por muchos días sin (3:4): 
a. Rey. Oseas, el último rey de Israel, fue destronado en el 721 a.C., y en el 587 a.C. cesó de reinar Sedequías, el último rey de Judá. Como seis siglos después fue rechazado el único rey verdadero de Israel (Jn. 19:15). Esta trágica situación continuará hasta que Él vuelva otra vez (Ap. 19:11- 16). 
b. Príncipe. El próximo príncipe del futuro Israel que se cita en las Escrituras no ministrará hasta el tiempo del milenio (Ez. 44:3). 
c. Sacrificio. Tito Vespasiano destruyó el templo en el año 70 d.C. y cesaron todos los sacrificios de animales. Volverán a ser instituidos otra vez durante la tribulación, pero el Anticristo hará que cesen (Dn. 9:27). 
d. Imagen. La palabra aquí significa literalmente «los pilares» y pueda estar refiriéndose al templo. Un templo será reconstruido durante la tribulación (Ap. 13), destruido (Zac. 14:2), y vuelto a edificar durante el milenio (Ez. 40:48). 
e. Efod. Esta es una referencia al sumo sacerdote de Israel, pues el efod era parte de la vestimenta que él llevaba. Su último sumo sacerdote planeó personalmente la muerte del Mesías de Israel. (Véanse Jn. 11:49-51; Mt. 26:57-68.) 
f. Terafines. Eran normalmente figuras o imágenes en forma humana. (Véase Gn. 31:34.) No sabemos exactamente lo que Oseas tenía en mente al decir esto 
3. Serían deportados como esclavos a Asiria ( 10:6). 
4. Estarían (por un tiempo) esparcidos entre las naciones (8:8; 9:17). 

E. La liberación de Efraín. 
Este glorioso evento algún día ciertamente tendrá lugar. Notemos los siguientes pasajes: 

1. Oseas 2:19,23. 
2. Oseas 3:5. 
3. Oseas 6:1-3. 
4. Oseas 11:1,4, 8,9. 
5. Oseas 13:10, 14. 6. 
Oseas 14:4-7.


MIQUEAS (740-690 a.C)
INTRODUCCIÓN: 

1. Miqueas procedía de un pueblo llamado Moreset, en la frontera con Filistea, a unas 25 millas (unos 40 km) al suroeste de Jerusalén. 
2. Fue contemporáneo de Isaías. Miqueas predicó al pueblo mientras que Isaías lo hizo en la corte. 
3. Miqueas fue el último profeta de Dios para el reino del norte. 
4. Fue el único profeta comisionado para predicar en ambos reinos. Ministró especialmente en las capitales de ambos reinos, esto es, Jerusalén y Samaría. 
5. Incluyó en su pequeño libro una sorprendente cantidad de profecías. 
a. La caída de Samaria (1:6,7). 
b. La invasión de Judá por los asirios (1:9-16). 
c. La caída de Jerusalén y la destrucción del templo (3:12; 7:13). 
d. El exilio en Babilonia (4:10). 
e. El retomo de la cautividad y la futura restauración de Israel (4:1-8,13; 7:11,14). 
f. El nacimiento de Cristo en Belén (5:2). 
g. El futuro reinado de Cristo (2:12, 13; 4:1, 7). 
6. Miqueas es citado tres veces: 
a. Por los ancianos de Judá (Jer. 26:18, citan Mi. 3:12). 
b. Por los escribas cuando los magos llegaron a Jerusalén (Mt. 2:5, 6, citan a Mi. 5:2). 
c. Por Jesús cuando envió a los doce (Mt. 10:35, 36, citan Mi. 7:6). 
I. La mirada exterior: los sermones públicos de Miqueas (caps. 1—6). 

A. Proclamación del castigo de Israel (1:3). 
1. Primer sermón (cap. 1): 
a. Dios mismo respondería pronto con juicio a causa de los pecados de Samaria y Jerusalén (1:1-5). b. Samaria sería completamente destruida (1:6). Esto sucedió, por supuesto, durante la invasión asiria. (Véase 2 R. 17:1-18.) 
c. El enemigo llegaría hasta las mismas puertas de Jerusalén (1:9). Pero Dios perdonaría a su amada ciudad por otros 115 años antes de permitir a los babilonios que la destruyeran. (Véase 2 R. 19:35.) 
2. Segundo sermón (cap. 2): 
a. Dios condena a aquellos que piensan el mal durante la noche y en la mañana lo llevan a cabo (2:1). b. Dios promete que les pagará el mal con mal para ellos (2:3). 
c. Israel rechaza a sus verdaderos profetas diciéndoles que Dios no hará tales cosas (2 :6). 
d. Su castigo terminará solamente cuando el Mesías (el que abre el camino y el Rey de 2:13) les saque del exilio por las puertas de las ciudades de su cautividad para llevarlos de vuelta a su casa. 
3. Tercer sermón (cap. 3): 
a. Dios reprende especialmente a los líderes de Israel. Se suponía que ellos discernían lo bueno de lo malo, pero eran los peores pecadores (3:1-5). 
b. Sus falsos mensajes, dados solamente para agradar a la gente, llevarían a la destrucción del pueblo (3:6-7). 
c. Miqueas era el único de los profetas de aquel tiempo «lleno del poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado» (3:8)
d. Por culpa de estos falsos profetas, Jerusalén sería arada como un campo y quedaría convertida en un montón de ruinas. El lugar en el monte Moriah donde estaba ubicado el templo se cubriría de maleza (3:12). 

B. Profecía de la restauración de Israel (caps. 4—5). 

 A pesar de sus terribles pecados, Dios un día, después que se hubiera consumado su pecado, les restauraría otra vez en la tierra de Palestina. 
1. Cronología que llevaría a esta restauración: 
a. Judá deberá sufrir primero los setenta años de cautividad babilónica (4:10). Este es verdaderamente un pasaje extraordinario, porque en el tiempo que Miqueas lo escribió, Babilonia era una nación fuerte, pero no era la primera potencia mundial, sino Asiria.
b. El Mesías de Judá nacería en Belén (5:2). 
c. El Señor los dejará por un tiempo como nación hasta su renacimiento espiritual durante la tribulación (5:3). 
d. Las naciones se unirán entonces contra Israel en el Annagedón (4:11). (Véanse también Ap. 16:13-16; 19:17.) 
e. Estas naciones quedarán completamente destruidas (5:15). 
2. Los resultados finales de la restauración (Mi. 4:1-6). 

C. Abogando por el arrepentimiento de Israel (6 ). (Véase Miqueas 6:3-8.)

 II. La mirada interior: las contemplaciones personales de Miqueas (7:1-6).
«¡Ay de mí! porque estoy como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia, y no queda racimo para comer; mi alma deseó los primeros frutos» (7:1).

 IIII. La mirada a lo alto: las peticiones de Miqueas en oración (7:7-20). 

A. Su decisión por Dios: 
«Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá» (7:7). «La ira de Jehová soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y haga mi justicia; él me sacará a luz; veré su justicia» (7:9). 
B. Su descripción de Dios (7:18-20): 
«¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. Cumplirás la verdad a Jacob, y a Abraham la misericordia, que juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos.» 

LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO QUINTA PARTE ( HOY EL LIBRO DE ABDIAS, JOEL Y JONÁS)

   LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO QUINTA PARTE  (ABDIAS, JOEL Y JONAS)

II. Los reyes de esta etapa del reino dividido.

EN LA INTRODUCCION A ESTA ETAPA SE REVISA COMO 

A) LA VISION DE CONJUNTO Y 

B) EL METODO DE MIRAR CON LUPA  ---------> ESTE  TITULO  TIENE LOS REYES DEL NORTE Y DEL SUR VISTO EN LAS ENTRADAS ANTERIORES SEGUNDA Y TERCERA PARTE,

EN EL CAPITULO ANTERIOR CUARTA PARTE HABLAMOS LA  PARTE QUE   TRATARA DE  LOS PROFETAS ORALES DE ESTE PERIODO DEL REINO DIVIDIDOS ( ELIAS Y ELISEO)

AHORA NOS TOCA ADENTRAROS EN LOS PROFETAS QUE ESCRIBIERON EN ESTA ETAPA. QUINTA PARTE HASTA HOY ABDIAS, JOEL, Y JONAS


ABDÍAS (alrededor del 848 a.C.) 


 INTRODUCCIÓN:

1. Abdías es el m is corto de los libros del Antiguo Testamento. 

2. Nada sabemos acerca del autor excepto su nombre, que significa «siervo del Señor». 

3. Este libro tiene un solo tema y es el castigo de Edom por su traición a Judá. 

4. Hubo al menos cuatro ocasiones en las que Edom ayudó al saqueo de Jerusalén y de Judá. Fueron: 

a. Durante el reinado de Joram (853 a.C.) (2 Cr. 21:8,16, 17; Amós 1:6) 

b. Durante el reinado de Amasias (796 a.C.) (2 Cr. 25:11, 12, 23,24) 

c. Durante el reinado de Acaz (735 a.C.) (2 Cr. 28:16-21) 

d. Durante el reinado de Sedequías (597 a.C.) (2 Cr. 36:11-21; Sal. 137:7) 


I. La casa de Edom: sería humillada por Dios (1:1-16). 

 A.  A causa de la ingratitud de su corazón (1:1-9). 
1. Se habían hecho orgullosos y arrogantes debido a que vivían protegidos por aquellos montes inaccesibles que rodeaban su capital, la ciudad de Petra. Nota: Estas ruinas únicas, escondidas entre aquellos elevados riscos de roca pura en las áridas regiones del mar Muerto, fueron descubiertas en 1812 d.C. 

2. Esaú había sido el padre y originador de este pueblo orgulloso (Gn. 25:30; 36:1)


3. Dios profetiza que sería registrado y saqueado cada rincón y grieta de Petra, y todos los tesoros serían buscados y quitados. 
4. Los aliados de Edom se volverían contra ellos. 
5. Sus hombres sabios se tomarían necios. Edom era famoso por sus hombres sabios. Elifaz, el más sensato de los tres amigos de Job, procedía de la región de Temán, a unos ocho kilómetros de Petra (Job 2:11; Abd. 1:8). 
6 . Los valientes guerreros de Temán quedarían confundidos e impotentes para evitar tan terrible desastre. 



B. Debido a su actitud tan traicionera (1:10-16). 
1. Abandonaron a sus hermanos de sangre (Judá) en momentos de gran necesidad. Ambos pueblos estaban emparentados, pues sus progenitores, Esaú y Jacob, fueron hermanos gemelos. 
2. Se quedaron mirando lo que pasaba, rehusando mover un dedo para ayudar. 
3. Se regocijaron en realidad de la agonía de Judá. 
4. Se mofaron de ellos. 
5. Ocuparon sus tierras después que los llevaron cautivos. 
6 . Se apostaron en los cruces de caminos y mataron a los que intentaban escapar. 
7. A aquellos que no mataron los entregaron al enemigo, quedando como prisioneros de guerra. 


II. La casa de Jacob: sería reavivada por Dios (1:17-21). 

A. A pesar de sus terribles persecuciones y castigos, algunos merecidos y otros no, Judá sería un día completamente restaurada en la tierra de Palestina. 
B. Los israelitas tendrían entonces control de tierras nunca antes ocupadas, incluyendo la tierra de Edom. 
C. Los jueces de Jerusalén juzgarían sobre Edom y Petra durante el milenio. Nota: Algunas de estas profecías relacionadas con Edom ya se han cumplido, al menos en parte. 
1. Para el año 312 a.C., los nabateos, un pueblo árabe, habían desplazado a los edomitas que vivían en Petra. 
2. Huyeron entonces al sur de Palestina y allí fueron más tarde sometidos por Juan Hircano, un héroe militar judío, durante el tiempo de los macabeos (134-104 a.C.). 
3. El malvado rey Heredes procedía de este grupo edomita desplazado. 
4. Fueron aniquilados junto con los judíos por los romanos en el año 70 d.C., cuando se rebelaron contra el Imperio Romano. 
5. Otros pasajes bíblicos que predicen la caída de Edom son: 
Isaías 34:5-15; 
Ezequiel 25:12-14; 35:1-15; 
Amós 1:11, 12. 6 . Con todo, el Dios de toda gracia restaurará un día a Edom a pesar de sus pecados como nación. (Véase Is. 11:14.)


JOEL (835-796 aX.) 

INTRODUCCIÓN 

1. Al igual que con Abdías, conocemos muy poco acerca del profeta Joel. Era el hijo de Petuel y su nombre significa «Jehová es Dios». 
2. Durante el tiempo del ministerio de Joel, la tierra de Judá fue atacada por una terrible plaga de langosta, más devastadora que ninguna otra en el pasado. 
3. Joel, por inspiración divina, compara tan terrible plaga de langosta con el tiempo venidero de la tribulación. 
4. Joel es también conocido como el profeta de Pentecostés, porque sus palabras acerca del Espíritu Santo fueron citadas tiempo después por el apóstol Pedro en el día de pentecostés. 

I. Israel y el juicio de Dios: un examen del pasado (1:1- 20). 

A. La severidad del juicio de la langosta.
«Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado» (1:4). Algunos comentaristas interpretan estas palabras como descriptivas de las cuatro etapas del desarrollo de la oruga, mientras que otros piensan que se refieren a cuatro insectos diferentes. La langosta fue frecuentemente considerada como agente del juicio divino. (Véanse Dt. 28:38-42; Ex. 10:12- 15; 1 R. 8:37; Ap. 9:1-12.)
 
B. Nombre bíblico para el juicio de la langosta.
«¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso» (1:15). Esta es la segunda mención en los profetas menores del término «el día del Señor». Lo podemos encontrar en muchos pasajes del Antiguo y Nuevo Testamentos. (Véanse Is. 2:12; 13:6, 9; Ez. 13:5; 30:3; Jl. 2:1,11,31; 3:14; Am. 5:18, 20; Abd. 1:15; Sof. 1:7, 14; Zac. 14:1; Mal. 4:5; Hch. 2:20; 1 Ts. 5:2; 2 Ts. 2:2; 2 P. 3:10.) 
La frase se refiere casi siempre al período de los siete años de tribulación, pero el profeta Joel lo usa aquí (1:15) para referirse al juicio que Israel sufría en este momento. 

II. Israel y el juicio de Dios: una anticipación del futuro (2:1—3:21). 

A. La identidad de la invasión.
¿De qué nación está hablando el profeta en los capítulos 2 y 3? Se puede estar refiriendo a varios en general, enfatizando en especial el último. 
1. La invasión asiria en 701 a.C., dirigida por Senaquerib y que fue parada por el ángel de Jehová ante los muros de Jerusalén (2 R. 19). Véase Joel 2:20. 
2. La invasión babilónica en el 586 a.C., dirigida por Nabucodonosor (2 R. 24). 
3. La invasión de Rusia, en medio de la tribulación, que será dirigida por Gog (Ez. 38, 39). 
4. La invasión final, a lo último de la tribulación, dirigida por el anticristo en la batalla del Armagedón (Ap. 16:13-16; 19:11-21). 


B. El lugar de reunión de la invasión. 
«Reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo...» (3:2). (Véase también 3:9-14.) Nota: Esta batalla, que será la mayor, la más arriesgada, sangrienta y cruel de todos los tiempos, se extenderá desde la ciudad de Meguido en el norte (Zac. 12:11; Ap. 16:16) hasta Edom en el sur (Is. 34:5, 6; 63:1), en una distancia de unas 200 millas (aproximadamente 320 km). Irá desde la costa del Mediterráneo en el oeste hasta los montes de Moab en el este, en una distancia de unas 100 millas (aproximadamente 160 km). De forma que el área total del campo de batalla será de unas 20.000 millas cuadradas (aproximadamente 51.800 km2). 
El centro de la acción será aparentemente el valle de Josafat, localizado justo al este de Jerusalén, entre la Ciudad Santa y el monte de los Olivos. Es conocido también como el valle del Cedrón. 
C. El doble propósito para este encuentro. 
1. El propósito del Anticristo: destruir a Israel y a su Dios (Sal. 2). 
2. El propósito de Dios: Destruir al Anticristo y a sus aliados. 

D. El resultado de esta invasión. 
«El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel» (Jl. 3:15, 16). (Véase también Ap. 19:11-21.) 

E. Las bendiciones que vendrán después que la invasión haya sido aplastada. 
1. El Espíritu de Dios será derramado sobre toda carne (2:28-32). Debemos notar que el evento citado en este pasaje marcará el cumplimiento del deseo de Moisés (Nm. 11:29). Pedro citaría más tarde este pasaje de Joel en el día de Pentecostés (Hch. 2:16-21). No lo hizo indicando que Pentecostés fuera el cumplimiento de la profecía de Joel (pues no lo era), sino más bien un ejemplo de la misma. 2
2. Serán provistas todas las necesidades humanas (2:21-27). 
3. La naturaleza misma será transformada (3:18). 
4. Cristo Jesús reinará en Sion (3:21). El monte Sion es una altura que se levanta sobre la esquina sudoeste de la antigua muralla de la ciudad. Durante un tiempo estuvo dentro de las murallas de la antigua Jerusalén. Se le tiene como uno de los lugares más sagrados de Israel, pues allí está ubicada la tumba tradicional del rey David. Se cree que sobre él estuvo una vez el aposento alto donde Jesús y sus discípulos celebraron la última Pascua juntos y donde se estableció la cena del Señor (Mr. 14:12-16; 
Le. 22:7-13). Se considera también que este es el aposento alto donde los doce discípulos estaban reunidos cuando el Espíritu Santo descendió sobre ellos en el día de Pentecostés (Hch. 1:12-14; 2:1-4).



JONÁS (780-750 a.C.)
 INTRODUCCIÓN
 A. El libro de Jonás es uno de los tres libros del Antiguo Testamento más aborrecidos por Satanás. Estos son: 
1. Génesis, que predice la encamación de Cristo de la simiente de la mujer (Gn. 3:15). 
2. Daniel, que predice la gloriosa segunda venida de Cristo (Dn. 7:9-12) para destruir a sus enemigos. 
3. Jonás, que predice (en forma tipificada) la muerte y resurrección de Cristo. (Cp. Jonás 2 con Mt. 12:38-41.) 

B. Existen tres interpretaciones básicas del libro de Jonás. 
1. La interpretación mitológica. Este es el punto de vista liberal, que contempla a Jonás como miraríamos a Robinson Crusoe, a Gulliver o a Hércules. 
2. La interpretación alegórica (o parabólica). Desde esta perspectiva el libro es simplemente visto como una amplia parábola. Esto es: 
a. Jonás es en realidad Israel. 
b. El mar son las naciones gentiles en general. 
c. El pez es la cautividad babilónica. 
d. La regurgitación es el retorno durante el tiempo de Esdras. «Esto, sin duda alguna, no es el registro de hechos históricos reales ni se pretendía que lo fuera. Es una falta grave contra el autor tratar como prosa literal lo que él se proponía como poesía... Su narración es un relato con propósito moral, una parábola, poesía en prosa como el del buen samaritano.» (Julius Bewer, International Critical Commentary.) 
3. El abordamiento histórico-literal. Sólo éste es el punto de vista correcto. a. El relato presenta un hecho histórico real. 
b. Los judíos y la iglesia primitiva creyeron que era literal. 
c. El autor de 2 Reyes (14:25) se refiere a Jonás como a un personaje histórico. Se habla de su ciudad natal, y .se nos da el nombre de su padre y del rey bajo el cual sirvió. d. Jesús testificó de Jonás como de un relato literal (Mt. 12:38-41; 16:4; Le. 11:29-32). 
4. Jonás era oriundo de Gat-hefer de Zabulón (Jos. 19:13), al norte de Nazaret de Galilea. De manera que los fariseos estaban equivocados en cuanto a su declaración recogida en Juan 7:52: «... Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.»

I. La protesta de Jonás: 
demostración de la paciencia de Dios, (cap. 1). 

A. El mandamiento de Dios: 
¡Ve! (1:1,2). Dios ordena a su profeta que vaya a Nínive y predique contra la creciente maldad de esta ciudad. 

B. La acción del ministro: 
¡No! (1:3). 1.
La inutilidad de su acción. Jonás intenta neciamente lo imposible: huir de la presencia de Dios (Sal. 139:7-12). Se compró un boleto para escapar a Tarsis (supuesto antiguo nombre de una región al sur de España), embarcándose en una nave en el puerto de Jope. Esta ciudad es significativa, porque fue aquí que ocho siglos después otro predicador judío recibió también la orden de compartir el evangelio con los gentiles (Hch. 10:5). 
2. La razón de su acción: ¿Por qué desobedeció Jonás? Se han dado varias explicaciones: 
a. Porque era un cobarde. Esto es erróneo como podemos comprobar por 1 : 1 2 . 
b. Porque era un ultra nacionalista. Esta parece ser la respuesta lógica. En este momento histórico. Asiria crecía en su poderío militar y muchos creían que era solo una cuestión de tiempo para verlos invadir Palestina. La crueldad de los asirios fue sin igual en los tiempos antiguos. Veamos los siguientes testimonios de diferentes autores: «Algunas de las víctimas eran sujetadas mientras que uno de la banda de torturadores, que eran representados en los monumentos gozándose diabólicamente en su horrible tarea, insertaba su mano en la boca del prisionero y le arrancaba la lengua de raíz. En otro lugar clavaban estacas en la tierra y sujetaban a las víctimas a ellas con cordeles por las muñecas y tobillos, estirándoles al punto de que no pudieran mover ni un solo músculo. Los verdugos se aplicaban entonces a la tarea. Con un afilado cuchillo hacían incisiones en la piel y ésta era arrancada centímetro a centímetro hasta que el hombre quedaba realmente desollado vivo. Las pieles eran después extendidas sobre la muralla de la ciudad, o se disponía de ellas de otra forma, con el fin de aterrorizar a las personas y dejar tras de sí impresiones duraderas de las terribles venganzas asirías. Para otros se preparaban largos y afilados postes. Solían elegir para torturar y ejecutar de esta manera a los hombres líderes de la ciudad. Las víctimas eran tumbadas en el suelo y les clavaban en el pecho la parte afilada del poste; después levantaban el poste llevando a la persona clavada en la punta; finalmente colocaban el poste en posición vertical sujetándolo en el agujero que a este fin hacían en el suelo, y allí dejaban morir a la persona.» «Pirámides de cabezas humanas marcaban el paso de los conquistadores; los muchachos y las muchachas eran quemados vivos o reservados para cosas aún peores; los hombres eran empalados, desollados, cegados, o privados de sus manos, pies, orejas o narices; mientras que las mujeres y los niños eran usados como esclavos; la ciudad capturada era incendiada y reducida a cenizas, y los árboles de las cercanías cortados.» 

C. La mano de Dios: 
desató la tempestad (1:4-12). 
1. Dios hizo que soplara un fuerte viento sobre el mar que causó una gran tempestad. 
2. Los asustados marineros oraron a sus respectivos dioses paganos y arrojaron por la borda la carga que llevaban a fin de aligerar la nave. 
3. Mientras tanto Jonás se había quedado dormido en la bodega. Al saberlo, el capitán bajó a despertarlo y le ordenó que él también orara a su Dios rogando que les salvara. 
4. Los marineros en su desesperación echaron suertes para saber quién de ellos había ofendido a su Dios y había ocasionado la tempestad. Jonás resultó ser el culpable. 
5. Jonás admitió ante ellos su nacionalidad y su pecado de desobediencia a Dios. Después les sugiere que le tiren a él por la borda. 

D. La acción de los marineros: 
Le arrojaron al mar (1:13-17). 
1. Después de luchar un poco más contra los elementos, los marineros claman a Dios por perdón por lo que van a hacer con Jonás y rápidamente le arrojan al embravecido mar. 
2. El mar se calma de forma inmediata y cesa la tempestad. Los maravillados marineros dan gracias a Jehová Dios. 
3. Jonás es tragado por un pez que Dios había preparado. De todos los milagros de la Biblia no hay ninguno más conocido que éste ni que haya producido más preguntas o dudas. El doctor Vernon McGee escribe: «El pez que aparece aquí no es ni el héroe ni el villano de la historia. El libro no trata ni siquiera acerca de un pez. El pez no es la estrella principal en este escenario. Distingamos entre lo que es esencial y accidental. Son accidentales el pez, la calabaza, el viento oriental, la nave y Nínive. Lo esencial es Jehová y Jonás, Dios y el hombre.» Se pregunta frecuentemente si una ballena podría realmente tragarse a un hombre. En primer lugar, debe señalarse que en ninguna parte de las lenguas originales del Antiguo o Nuevo Testamentos se dice que una ballena tragó a Jonás. La palabra «ballena» no aparece en las versiones en castellano del libro de Jonás. La palabra hebrea para pez es dag y se refiere a un gran monstruo marino. En Mateo 12:40 la palabra griega que se traduce por «gran pez» (la Biblia de Reina-Valera 1569, revisión 1602 [Versión Antigua] traduce «ballena») es ketos que también se refiere a un monstruo marino. En segundo lugar, Dios podría haber usado una ballena si hubiera preferido hacerlo. El doctor Gleason Archer escribe el siguiente párrafo: «Se han informado numerosos casos, en épocas recientes, de hombres que han sobrevivido al duro trance de ser tragados por una ballena. La Princeton Theological Review (Revista teológica de Princeton) de octubre de 1927, refiere dos incidentes, uno en el año 1758 y el otro en 1771, según los cuales un hombre fue tragado por una ballena y vomitado poco tiempo después, con sólo lesiones leves. Otros casos son citados por R. K. Harrison, en IOT, p. 907. Uno de los casos más notables lo refiere Francis Fox, Sixty-three Years of Engineering 
(Sesenta y tres años de ingeniería) (Londres: J. Murray, 1924), pp. 298-300, quien informó que este incidente fue prolijamente investigado por dos científicos (Uno de los cuales fue M. de Parville, editor científico del Journal des Debáis (Publicación de debates) en París. En febrero de 1891, el barco ballenero Star of the East (Estrella del Oriente), navegaba en las proximidades de las Islas Malvinas, y el vigía avistó una enorme ballena a unos cinco kilómetros del barco. Se bajaron dos botes y al poco tiempo uno de los arponeros pudo clavar su arpón en el enorme animal. Los tripulantes del segundo bote también atacaron al animal, pero un coletazo de la ballena lo hundió, y los marineros cayeron al mar. Uno de ellos se ahogó, pero el otro, James Batley, simplemente desapareció sin dejar huellas. Luego de muerta la ballena, la tripulación comenzó su tarea de quitarle la grasa con hachas y palas. Trabajaron todo el día y parte de la noche. Al día siguiente, con jarcias y aparejos pusieron sobre cubierta el estómago. Los marineros quedaron perplejos cuando observaron espasmódicos signos de vida, y dentro del estómago hallaron al marinero que había desaparecido, doblado e inconsciente. Lo pusieron sobre cubierta y le dieron un baño con agua de mar que pronto lo hizo revivir. Al finalizar la tercera semana se había recuperado totalmente de su estado de conmoción y reasumió sus actividades normales ... Su rostro, cuello y manos se veían descoloridos, con una blancura mortal y un aspecto de pergamino. Batley afirma que probablem ente hubiera vivido en su habitáculo de carne hasta morir de hambre, porque se desmayó de miedo y no por falta aire.» (Reseña crítica de una introducción al Antiguo Testamento, Ediloral Portavoz, p. 348, nota.) 


II. La oración de Jonás: 
demostración del perdón de Dios, capítulo 2: 

A. La petición (2:1-8). 1. Jonás empezó inmediatamente a orar de una manera muy fervorosa y entregada, su altar era quizá el más extraño que jamás se haya usado: los costados resbaladizos del estómago de un pez. 
2. Algunos creen que el lenguaje que Jonás emplea parece indicar que él murió realmente y que Dios lo resucitó después. Noten las siguientes frases: 
a. «Desde el seno del Seol clamé» (v. 2). 
b. «Mas tú sacaste mi vida de la sepultura» (v. 6). 
c. «Cuando mi alma desfallecía en mí» (v. 7). Dios pudo haberlo hecho así sin duda alguna, pero el simple examen del contexto nos sugiere que el profeta no murió, aunque sí estuvo al borde de la muerte. 
3. En dos ocasiones Jonás se refiere a «tu santo templo» (vv. 4, 7). El profeta en realidad está dirigiendo su oración en esa dirección. Estaría sin duda recordando la oración de Salomón en la dedicación del templo 150 años antes (1 R. 8:38, 39). «Toda oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sintiere la plaga en su corazón, y extendiere las manos a esta casa, tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres).» 4. Podemos imaginarnos la figura patética del profeta orando al tiempo que chapoteaba y resbalaba en aquel lugar con su cabeza envuelta en algas marinas. El apóstata se ve obligado a veces a llevar un extraño halo. 
5. Cuando Jonás dice: «Descendí a los cimientos de los montes» (v. 6), está mencionando un hecho científico totalmente desconocido para la capacidad humana de aquellos días. Esta es otra pequeña prueba de que la Biblia es en verdad la Palabra de Dios. 
6. Jonás renuncia a su pecado, recuerda su voto de servicio y reconsagra su vida a Dios (vv. 8,9). 

B. El perdón (2:9,10). 
1. Termina su oración resumiendo en cinco palabras el mensaje de toda la Biblia: «La salvación es de Jehová» (v. 9). 
2. Luego el pez lo vomita y lo lanza a tierra seca. 

III. La predicación de Jonás: 
demostración del poder de Dios, capítulo 3: 

A. La advertencia (3:1-4). 
1. Su campo de trabajo: Nínive se levantaba en la orilla oriental del río Tigris, y fue una de las más grandes ciudades —sino la más grande— de la antigüedad. La protegía una muralla con 1.200 torres de m is de 200 pies (60 m) de alto; la muralla en sí tenía más de 100 pies (30 m) de alto y una anchura tal que permitía que pudieran pasar a la vez tres carros. Su circunferencia era de 60 millas (96 km) y dentro del terreno que cerraban sus murallas podía crecer grano suficiente para alimentar a sus 600.000 habitantes. Jenofonte dice que la base de la muralla tenía unos 50 pies (17 m) de ancho y era de piedra pulida. La ciudad poseía un magnífico palacio con atrios y murallas que abarcaban unos 100 acres (unos 404.600 m2). Los techos se apoyaban en vigas de cedro que se sostenían sobre columnas de ciprés, unidas y fortalecidas por bandas labradas de bronce y plata. Las puertas estaban guardadas por grandes figuras de leones y toros esculpidos en piedra; sus puertas eran de ébano y ciprés con incrustaciones de hierro, plata y marfil; las salas y recámaras estaban recubiertas de paneles de alabastro y de ladrillos con inscripciones cuneiformes. Sus jardines colgantes estaban llenos de ricas plantas y raros animales. La ciudad también disponía de otros palacios, además de templos, bibliotecas y cuarteles que adornaban y enriquecían la ciudad. Todo fue construido mediante el trabajo de esclavos extranjeros. 
2. Su mensaje: «De aquí a cuarenta días Nínive será destruida» (v. 4) Cuarenta es frecuentemente el número de prueba en la Biblia, como vemos a continuación:
a. En los días de Noé, el diluvio continuó durante cuarenta días (Gn. 7:17). b. Moisés pasó cuarenta días en el monte Sinaí (Ex. 24:18). 
c. Los doce espías exploraron la tierra de Canaán durante cuarenta días (Nm. 13:25). 
d. Israel peregrinó durante cuarenta años por el desierto (Nm. 14:33). 
e. Jesús fue tentado durante cuarenta días (Mt. 4:2). 
f. Pasaron cuarenta días entre su resurrección y su ascensión (Hch. 1:3). 

B. El lamento y la aflicción (3:5-9). 
1. Este capítulo nos describe el más grande avivamiento de toda la historia conocida. Ningún otro milagro en este libro, ni en ningún otro libro del Antiguo Testamento, es comparable con la maravilla y grandeza de este milagro espiritual. En el Nuevo Testamento encontramos a Jesús que advierte que toda su generación, en general, se vería un día dramáticamente afectada porque: «Los hombres de Nínive se levantarán un día en el juicio contra esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar» (Mt. 12:41). 
2. Los críticos, sin embargo, siempre dispuestos a desacreditar la Biblia, señalan muy felizmente que la historia secular no registra una experiencia espiritual como la que se describe aquí. El doctor H. Freeman escribe: «La queja de que el arrepentimiento de Nínive no aparece registrado en la historia secular no sólo carece de valor porque es un argumento de silencio, sino porque ignora también el hecho de que el evento sí aparece registrado en la historia bíblica en el libro de Jonás. ¡Recordemos a los hititas! Fue un pueblo que aparece mencionado varias veces en el Antiguo Testamento. No obstante, no se podía encontrar ni rastro de ellos fuera de las Escrituras, por lo que los críticos miraban con suspicacia la información bíblica. Los descubrimientos arqueológicos, sin embargo, de primeros de este siglo no sólo confirmaron como exactas las referencias bíblicas, sino que revelaron que los hititas fueron un pueblo importante que formaron un imperio extenso durante los siglos xiv y X I I I a.C.» (Introduction to the Old Testament.) Con todo, es muy posible que la historia secular sí esté refiriéndose a esta experiencia espiritual registrada en el libro de Jonás. Es sabido que alrededor de este tiempo hubo un movimiento religioso en Nínive que resultó en el cambio de la adoración de muchos dioses a un solo Dios que llamaban Nebo. Nebo era el hijo en la trinidad religiosa babilónica. Su nombre significa «el Proclamador, el Profeta». Era el revelador de la mente y voluntad de la trinidad. Nebo era el dios de la sabiduría, el creador, el supervisor angelical. Algunos creen que Nebo fue adorado en los primeros tiempos como el único y supremo Dios. Se sabe que el rey ninivita Adal-Nirari III (810-783) abogaba por un sistema de adoración monoteísta de alguna clase. Si la renovación espiritual religiosa que tuvo lugar en este tiempo fue el resultado de la predicación de Jonás, el uso, pues, de su nombre nacional para el Hijo de Dios es lo que posiblemente deberíamos esperar. Jonás no predicó el arrepentimiento a los ninivitas en el nombre Jehová (el Dios hebreo del pacto), sino en el nombre de Elohim (el Dios trino Creador del universo, Gn. 1:1). Algunos creen, sin embargo, que esta experiencia religiosa tuvo lugar tiempo después, durante el reinado del rey Asurdan III (771-754 a.C.). Si así fue, Dios tuvo todavía más tiempo para preparar a los ninivitas, porque: a. Sufrieron de una gran plaga en el 765 a.C. b. Un eclipse total de sol tuvo lugar el 15 junio del año 763 a.C. c. Otra plaga les cayó en el 759 a.C. C. La transformación (3:10). «Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.» Dos frases de este versículo merecen un breve comentario: 
1. «Se arrepintió»: esto es, Dios cambió el curso de la acción que previamente se había propuesto. (Véanse también Gn. 6:6; Ex. 32:14; 2 S. 24:16.) 
2. «Del mal»: aunque es cierto que la palabra hebrea ra (que se traduce aquí por mal) está generalmente relacionada con pecado, puede también ser traducida (y así se hace muchas veces) por tales palabras como aflicción, calamidad, angustia, daño, tristeza y molestia. El contexto nos demuestra que este último significado es el correcto aquí en Jonás 3:10. Véanse también Jonás 1:7, 8 e Isaías 45:7 para ejemplos parecidos. 

IV. El berrinche de Jonás: 
demostración de la compasión de Dios, capítulo 4: 

A. Sus lamentos acerca de la ciudad (4:1-5). 
1. Este capítulo, junto con 2 Samuel 11,1 Reyes 19, Génesis 9, 13, y otros, demuestran sin la menor duda que la Biblia no es un libro que el hombre habría escrito si hubiera podido. El siervo escogido de Dios aparece aquí como un profeta mezquino y caprichoso, sentado en un monte a las afueras de Nínive confiando en que la ciudad rechazaría su primer mensaje y en consecuencia sería destruida. Las sobrias palabras de Jeremías se aplican sin duda muy bien aquí: «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?» (Jer. 17:9). 
2. A duras penas reconoce la gracia, la misericordia y la bondad de Dios, y en vergonzosa desesperación y desilusión se atreve a orar: «Ahora, pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida» (4:3). Véanse Números 11:15 (Moisés); Jeremías 20:14-18 (Jeremías); 1 Reyes 19:4 (Elias) para considerar unas solicitudes parecidas. 
3. Dios intenta entonces razonar con Jonás como lo hizo una vez con Caín (Gn. 4:6, 7), y como todavía lo sigue haciendo con pecadores en todo lugar (Is. 1:18). 


B. Aprendiendo bajo una calabacera (4:5-11). 
1. Jonás se hace una enramada para protegerse del sol y continua allí malhumorado sentado en el monte. 
2. Cuando el sol había quemado la enramada’ Dios hace, para la sorpresa y alivio de Jonás, que crezca rápidamente una calabacera que le da sombra. 
3. Pero Dios también prepara un gusano que hiere a la calabacera y mucre. 
4. Finalmente, el Señor somete a su profeta a un recio viento solano del este, que una vez más le hace clamar a Dios pidiendo que le quite la vida. 
5. Dios le pregunta entonces a Jonás si le ha dolido la destrucción de la calabacera. El profeta le asegura enérgicamente que sí y cae entonces en la divina trampa. Las últimas palabras de Dios a Jonás debieron ablandar su corazón terco y carnal. «Y dijo Jehová: Tuviste tú lastima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?» (4:10,11)

LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO CUARTA PARTE

  LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO 

II. Los reyes de esta etapa del reino dividido.

EN LA INTRODUCCION A ESTA ETAPA SE REVISA COMO 

A) LA VISION DE CONJUNTO Y 

B) EL METODO DE MIRAR CON LUPA  ---------> ESTE  TITULO  TIENE LOS REYES DEL NORTE VISTO EN EL CAPITULO ANTERIOR "SEGUNDA PARTE" Y  TERCERA PARTE HABLARA DE LOS REYES MAS IMPORTANTES DEL REINO DEL NORTE PRIMERAMENTE Y LUEGO LOS REYES DEL SUR. AHORA ESTA CUARTA PARTE TRATARA LOS PROFETAS ORALES DE ESTE PERIODO DEL REINO DIVIDIDOS ( ELIAS Y ELISEO)


Los profetas orales importantes 

A. Elias. 

Vamos a considerar el ministerio de Elias, uno de los profetas más interesantes y valerosos que jamás viviera, siguiendo primeramente un bosquejo de temas y después en estricto orden cronológico. Una consideración bosquejada de su vida por asuntos: 

1. Elias y el rey Acab: 

a. Anuncio de la sequía de tres años y medio (1 R. 17:1). 

b. El desafío del monte Carmelo (18:17-20). 

c. Predicción del final de la sequía (18:41-46) 

d. La sentencia de muerte del rey y su esposa (21:17-24). 

2. Elias y los cuervos en el arroyo de Qucrit (17:2-7). 

3. Elias y la viuda de Sarepta (17:8-15). 

4. Elias y Abdías (18:1-16). 

5. Elias y el pueblo de Israel (18:20-24). 

6 . Elias y los sacerdotes de Baal (18:25-40). 

7. Elias y Dios (19:1-18). 

8 . Elias y Elíseo a. Llamándole a un servicio especial (1 R. 19:19-21). b. Preparándole para un servicio especial (2 R. 2:1-10). 

9. Elias y Ocozías (2 R. 1:1-17). 

10. Elias y el carro de fuego (2 R. 2:11). 


Un estudio cronológico de su vida 

1. El doctor John Whitcomb presenta a este poderoso tisbita de la siguiente manera: «A semejanza de un meteoro que aparece como una ráfaga repentina de luz en el oscuro cielo, Elias aparece en escena sin trasfondo histórico y sin previo aviso.» {Solomon to the Exile, p. 50.) 

2. Anuncia al malvado rey Acab que iban a padecer una gran sequía como castigo por el pecado (1 R. 17:1). Santiago, el escritor del Nuevo Testamento, se refiere a esta terrible sequía como una prueba del tremendo poder de la oración (Stg. 5:17). Santiago dice que la sequía duró tres años y medio. La falta de agua fue un castigo divino por el pecado. (Véanse Dt. 11:13-17; 28:24; 2 Cr. 7:12-15.) 

3. Dios le ordena después a su profeta que vaya a esconderse (de la ira del rey) al arroyo de Querit, en el lugar donde se une al Jordán (17:2). Allí sería alimentado de manera sobrenatural por algunos cuervos. 

4. Elias es después enviado a una ciudad ubicada en la misma región de donde procedía Jezabel, llamada Sarepta, donde Dios había encomendado a una viuda que le alimentara. Después de lo que le pudo haber parecido una eternidad (un año o más), Elias al fin se graduó del I.A.S. (Instituto del Arroyo Seco). La experiencia del arroyo seco casi siempre precede, en el plan de Dios para sus siervos escogidos, al desafío del monte Carmelo. Pablo pasó tres años en el I.B.A. (Instituto Bíblico de Arabia, Gá. 1:18) y Moisés paso unos cuarenta años en I.B.S. (Instituto Bíblico del Sinaí). (Véanse Ex. 3:1; 1 R. 17:8, 9.) Una vez más Dios lleva a cabo lo inesperado. Su profeta que había sido alimentado por unos cuervos, es ahora cuidado por una anciana viuda, solitaria y pobre. Elias le pide a esta viuda y a su hijo, carentes de recursos, que compartan con él los últimos alimentos de que disponen, y les promete que Dios va a hacer que sus vasijas de aceite y harina estén siempre llenas hasta que termine la sequía y puedan cosechar otra vez. La viuda comparte con    él por fe y encuentra que la promesa de Dios es verdadera (17:10-16). 

5. De repente, sin ninguna indicación previa, el hijo de la viuda fallece. La viuda, en sus expresiones de dolor en este momento, señala dos cosas significativas (1 R. 17:18): 

a. El testimonio de Elias. Notemos la expresión: «Varón de Dios». Aquí tenemos a una mujer que había visto al profeta fuera del púlpito y antes de que tomara su primera taza de café en la mañana. Ella le vio tal como era y todavía le pudo llamar «varón de Dios». La mayor prueba de la religión de un hombre es la prueba del hogar. 

b. Su propia inquietud de conciencia. Le preguntó si había ido a su casa para hacerla recordar sus pecados. Quizá había algo secreto y vergonzoso en su pasado que intranquilizaba constantemente su conciencia. 

6 . Elias tomó al niño en sus brazos y lo subió al cuarto donde estaba alojado, se echó tres veces sobre el cuerpo sin vida del muchacho y oró a Dios pidiendo que el Señor le devolviera a la vida. Dios escuchó su oración. Esta es la primera de ocho resurrecciones corporales que aparecen en la Biblia (sin contar la resurrección de Cristo). Son: 

a. Elias resucitó al hijo de la viuda (1 R. 17:22). 

b. Eliseo resucitó al hijo de la sunamita (2 R. 4:35). 

c. Los huesos de Eliseo resucitaron a un hombre cuyo cuerpo muerto tocó los restos del profeta durante un funeral(2 R. 13:21). 

d. Cristo resucitó a la hija de Jairo (Mt. 9:25). 

e. Cristo resucitó al hijo de la viuda (Le. 7:14). 

f. Cristo resucitó a Lázaro (Jn. 11:43, 44). 

g. Pedro resucitó a Dorcas (Hch. 9:40, 41). 

h. Pablo resucitó a Eutico (Hch. 20:12). 

7. Dios promete a Elias que pronto enviará lluvia y ordena a su profeta que confronte a Acab otra vez. En el camino hacia el palacio, Elias se encuentra con Abdías, un creyente apóstata que servía como mayordomo del rey. Abdías intenta impresionar a Elias con sus buenas obras (había ocultado a 

100 profetas en una cueva para protegerlos de la ira asesina de Jezabel), y con resistencia y temor accede a informar a Acab de la presencia de Elias 

(1 R. 18:1-16). 

8 . En el encuentro Acab culpa a Elias de todas las dificultades que padece Israel. 

9. Elias, por supuesto, rechaza las necias acusaciones de Acab y desafía al rey y a todos sus sacerdotes paganos a una prueba de fuego en el monte Carmelo, bajo las siguientes reglas: 

a. Dos bueyes serían sacrificados y puestos sobre dos altares, uno dedicado a Baal y otro a Dios. 

b. Se oraría a ambas deidades, y el verdadero dios demostraría que lo era enviando fuego del cielo que consumiera su sacrificio (1 R. 18:23-25). 

10. Los sacerdotes de Baal oran primero, agonizando, gritando, danzando y sajándose para atraer la atención de su dios, pero todo fue en vano. Durante este tiempo Elias estuvo mofándose de ellos. Leemos que sobre el mediodía Elias se burlaba de ellos: «Ustedes tienen que gritar más fuerte para atraer la atención de su dios. Quizás está conversando con alguien, o quizás está sentado meditando, o quizás está de viaje, o se ha dormido y necesita ser despertado» (1 R. 18:27, La Biblia al Día)

11. Al atardecer le llegó el turno a Elias. Tomó doce piedras y reconstruyó un viejo altar de Jehová que estaba en aquel lugar. Luego hizo una zanja alrededor del altar y mandó que echaran doce cántaros de agua sobre el altar y el sacrificio, de forma que se llenó la zanja de agua. Finalmente, Elias se acercó y oró (18:36, 37). 

12. Cayó fuego inmediatamente del cielo y consumió el sacrificio. Notemos el orden en que las cosas se consumieron en el altar: 

a. El holocausto. Esto habla de nosotros mismos (Ro. 12:1-3).

b. La madera. Esto habla de nuestros esfuerzos. Es trágicamente posible para un pastor experimentar el domingo en el culto fuego sin madera o madera sin fuego. Lo primero sucede cuando no ha estudiado y lo segundo cuando no ha orado. 

c. Las piedras. Hablan de las cosas difíciles en nuestras vidas. 

d. El polvo. Habla de las cosas inútiles en nuestras vidas. 

e. El agua. Esto habla de las cosas imposibles en nuestras vidas (18:38). 

13. Seguidamente Elías ejecutó a los profetas de Baal. 

14. Finalmente, después de orar siete veces, hubo un gran aguacero (18:45). Dios a veces obra en forma indirecta, lo hace así para lograr ciertas cosas específicas. A través de esto: 

a. Elias recibió una valiosa capacitación para su futuro ministerio. 

b. Un rey irrespetuoso supo lo que es el temor de Jehová. 

c. Una mujer pagana creyó en el nombre del Señor. 

d. Un joven fue resucitado. 

e. Un apóstata fue restaurado a la comunión espiritual. 

f. La nación de Israel experimentó un avivamiento temporal. 

g. Un gran número de enemigos de Dios fueron destruidos. 

15. Jezabel, al enterarse de lo que había hecho Elias, juró matarlo antes de veinticuatro horas, y Elias escapó para salvar su vida (19:2). Este hecho nos muestra dos verdades espirituales importantes: 

a. La infalibilidad de la Palabra de Dios. Ningún autor humano hubiera incluido el triste relato que leemos aquí. Esta experiencia en la vida de un siervo de Dios tan audaz y valeroso habría sido ignorada o negada. 

b. La falibilidad del hombre de Dios. Elias, al igual que David, fue un hombre que le falló a Dios en lo que supuestamente era su punto más fuerte. En el caso de David era la pureza y en la situación de Elias era el valor; pero ambos fallaron. Los dos necesitaron aprender la lección que Pablo enseña en 2 Corintios 12:1-10. 

16. Elias huyó hacia el este y después de un día de camino cayó agotado debajo de un enebro, y le pidió a Dios que le quitara la vida (19:4). Esta oración fue hecha hace veintiocho siglos y Dios todavía no la ha contestado. Elias, a semejanza de Enoc, fue llevado en vida al cielo para que no muriera. (Cp. Gn. 5:24 con 2 R. 2:11.) Pero algún día el Señor va a permitir a su profeta que ponga su vida por Jesús. (Comparar Mal. 4:5, 6 con Ap. 11:3-12.) También Moisés (Nm. 11:15) y Jonás (4:3) oraron de esta manera desesperada. 

17. Después de un buen descanso, un ángel de Dios le tocó y le ofreció alimentos (19:5). Dios frecuentemente permite a sus ángeles participar en sus asuntos con el hombre. (Véase He. 1:14; 1 P. 1:12.) Elias se encontraba completamente agotado después de haber caminado unas 150 millas (aproximadamente 240 km) desde Jezreel hasta Beerseba; necesitaba ahora descanso y alimento. Nuestras naturalezas física y espiritual están tan íntimamente entrelazadas que se afectan automáticamente la una a la otra. Parte de la terrible depresión que Elias sufría se debía al maltrato que había dado a su cuerpo. El estómago puede afectar al alma. (Véase Sal. 127:2.) 

18. Finalmente, Dios mismo le habló con un sonido suave y delicado cuando se encontraba en una cueva, quizá la misma cueva desde la que Moisés pudo ver la gloria de Dios unos cinco siglos antes. (Cp. 19:9 con Ex. 33:21-23.) A pesar de su resistencia a hacer lo que Dios le indicaba, el Señor ordenó a Elias que llevara a cabo inmediatamente cuatro tareas: a. Que volviera y empezara a predicar de nuevo. Además, no estaba solo como él pensaba, porque el Señor tenía todavía 7.000 en Israel que no se habían arrodillado ante Baal ni lo habían besado (19:15, 18). 

b. Que ungiera a un hombre llamado Hazael como rey de Siria (19:15). 

c. Que ungiera a un hombre llamado Jehú como rey de Israel (19:16). 

d. Que empezara a entrenar a Elíseo para que le sucediera como profeta (19:16). Notemos de pasada que la oración de Elias aquí (19:10) es la única oración de un creyente israelita que intercede en contra de su amado Israel. Pablo dice específicamente que este era el caso (Ro. 11:1-4). Es innecesario decir que Dios nunca ha respondido, ni responderá, a esta clase de oración. Juan y Santiago manifestaron el mismo espíritu vengativo acerca de ciertos samaritanos incrédulos (Le. 9:55). 

19. Elias retomó y encontró a Elíseo arando. Se acercó a él y le echó su capa encima de sus hombros. Elíseo pidió permiso para hacer una fiesta de despedida para sus padres y criados y después siguió a Elias (19:19-21). 

20. Elias confrontó al inicuo Acab en el viñedo de Nabot. Allí predijo el juicio divino de muerte para el rey y su esposa Jezabel por el asesinato a sangre fría del piadoso Nabot (1 R. 21:17- 24). 

21. Tiempo después, Ocozías, el impío rey del norte (hijo mayor de Acab), sufrió una caída desde una ventana en el piso alto de su palacio en Samaria y quedó muy lastimado. Temiendo lo peor, envió mensajeros al templo pagano dedicado a Baal-zebub, dios de Ecrón, en tierra de los filisteos, para preguntar si se recuperaría (2 R. 1:1-3). Este inicuo hijo de Acab aparentemente ignoraba la historia de Israel, porque si la hubiera conocido no habría confiado en un dios pagano que se mostró totalmente impotente para proteger a sus adoradores contra la ira del Arca de Dios (1 S. 5:10-12). Elías fue instruido por Dios para que saliera al encuentro de estos mensajeros y los hiciera volver a Ocozías con su profecía, de que debido a la idolatría del rey, él ciertamente moriría pronto (2 R. 1:3-6). Ocozías identificó correctamente la identidad de aquel capa peluda y ceñido con un cinturón de cuero, y ordenó a un capitán y cincuenta soldados que fueran a arrestarlo. Cuando los soldados se le acercaban, Elias pidió que descendiera fuego del cielo y fueron consumidos. El rey envió otros cincuenta y les sucedió lo mismo. El capitán del tercer grupo de cincuenta se arrodilló ante el profeta y le rogó que respetara sus vidas y les acompañara. Elias accedió y pronto estuvo frente al rey, a quien repitió palabras semejantes a las que una vez había dicho a su padre Acab. Ocozías murió poco después y fue sucedido en el trono por Joram, su hermano más joven (2 R. 1:7-17). Apenas reinó dos años. 

22. El extraordinario ministerio de Elias se acerca ahora a su fin y pronto sería llevado en un torbellino al cielo sin morir. Recorrió rápidamente por última vez los lugares donde solía ministrar, desde Gilgal a Bet-el y desde Jericó al Jordán. Aprovechó las tres primeras paradas para probar la determinación de Eliseo, sugiriéndole que quizá él quisiera dejar aquella clase de vida que llevaba un profeta y volver a la tranquilidad de su hacienda. Rehusó hacerlo en cada ocasión (2:2, 4, 6 ), afirmándolo con las convincentes palabras: «Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.» Eliseo, ai igual que Rut, demostró que era digno de las bendiciones de Dios (Rut 1:15-17). Elias habló tanto en Bet-el como en Jericó con los hijos de los profetas que vivían en estos lugares. Estos hombres probablemente habrían podido ligar su herencia profética a las escuelas de profetas de los días de Samuel (1 S. 19:20). Pero ahora no formaban un grupo muy entusiasta. a. Estaban atemorizados (1 R. 18:4). 

b. Intentaron desanimar a Eliseo (2 R. 2:3,5). 

c. Carecían de fe (2 R. 2:16-18). Cuando llegaron al río Jordán, Elias dobló su manto y golpeó el agua con él; las aguas se separaron y ellos pudieron cruzar en seco (2:8). 

23. Elías entonces le preguntó a Eliseo qué quería que hiciera por él antes de que fueran separados. Eliseo pidió que le otorgara una doble porción de su espíritu. Elías le respondió que aquello era difícil, pero que le sería concedido si estaba presente cuando él partiera (2:9, 10). 

24. Repentinamente un carro de fuego, tirado por caballos de fuego, apareció ante ellos y Elías fue arrebat«¿Dónde está Jehová, el Dios de Elias?»ado al cielo en un torbellino (2 : 1 1 ). Así se convirtió en la segunda persona que vio la gloria sin pasar por el sepulcro. (Véase Gn. 5:24 para la otra persona.) 



B. Eliseo. 

1. Separación de las aguas del Jordán (2 R. 2:14). Cuando Elías desapareció de su vista, Eliseo recogió el manto de su maestro y volvió a la orilla del Jordán para comprobar si su petición de poder le había sido concedida. Golpeó las aguas con el manto de Elías y gritó:  Las aguas del río se apartaron inmediatamente. Esta fue la tercera vez que semejante milagro ocurrió en la historia de Israel. (Cp. Jos. 3:17; 2 R. 2:8, 14.) En nuestro mundo de hoy, el grito es: «¿Dónde están los Elias del Señor Dios?» Todo esto fue observado por los estudiantes del I.B.J. (Instituto Bíblico de Jericó), pero estos profetas pesimistas encontraron difícil creer que Elias había sido realmente llevado al cielo. Por consiguiente, sugirieron que algunos de sus hombres más fuertes se organizaran en un equipo de rescate. «... quizá lo ha levantado el Espíritu de Jehová, y lo ha echado en algún monte o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis» (2 R. 2:16). Como le insistieron repetidas veces, Eliseo estuvo de acuerdo en ir a buscarle; pero después que cincuenta hombres le buscaron durante tres días se dieron por vencidos (2 R. 2:17, 18). Eliseo usó su poder sobrenatural en toda su amplitud. Ningún otro en el Antiguo o Nuevo Testamento (aparte de Cristo), con la posible excepción de Moisés, se le puede comparar en sus milagros. 

2. La purificación de las aguas de Jericó (2:19- 22) . En Jericó Eliseo purificó las aguas de un pozo de la ciudad que estaban contaminadas y que las gentes creían que producía abortos. El las sanó echando un tazón de sal en las dañinas aguas (2 R. 2:19-22). Siglos antes Moisés había realizado un milagro similar en Mara (Ex. 15:23-25). 

3. Juicio sobre algunos maleantes en Bet-el (2:23, 24). En su camino a Bet-el le salió al encuentro una banda de jóvenes maleantes de aquella ciudad que se burlaban de su calvicie y del reciente arrebatamiento al cielo de Elias. Eliseo hizo que aparecieran dos osos que despedazaron a cuarenta y dos de aquellos muchachos como castigo divino (2 R. 2:23-25). La palabra hebrea yeled que se ha traducido a veces como «niños pequeños», debe sin duda traducirse como muchachos o jóvenes. La misma palabra la encontramos en 1 S. 16:11, refiriéndose a David, y para ese entonces David ya tenía bien establecida su reputación de «guerrero valiente» (1 S. 16:18), habiendo matado a un león y a un oso (1 S. 17:34-37). Notemos las palabras de mofa que usaban: «¡Calvo, sube! ¡Calvo, sube!», un esfuerzo obvio por ridiculizar el arrebatamiento de Elias. (Véase Lv. 26:21,22.) 

4. Hizo que se llenaran de agua unos estanques vacíos (2 R. 3:16-27). Este milagro tuvo lugar en los días de Josafat rey de Judá. Josafat había sido otra vez arrastrado por la dinastía de Acab a una alianza profana. Esta vez (la cuarta y la última), el rey Joram, el hijo más joven de Acab, le persuadió a ser parte de una alianza para derrotar a Moab, que se había rebelado contra Israel, rehusando pagar tributo después de la muerte de Acab (3:1-8). Los dos ejércitos aliados se encontraron en el desierto de Edom y pronto se enfrentaron con el problema del agua. En su desesperación los dos reyes se propusieron consultar con Eliseo cuando descubrieron que se encontraba secretamente entre ellos. Eliseo no hizo caso de los ruegos del malvado Joram, pero accedió a ayudar por amor de Josafat. Siguiendo sus instrucciones cavaron grandes estanques y al día siguiente Dios los llenó de agua (3:9-20).

Los moabitas se habían ya dado cuenta del inminente ataque y juntaron todas sus tropas tomando posiciones en la frontera. En el día de la batalla, los moabitas fueron confundidos por los rayos del sol que brillaban sobre el agua de los estanques, creyendo que era sangre; se lanzaron inmediatamente al ataque convencidos de que sus enemigos se habían enzarzado en un combate sangriento entre ellos (3: 21-23). Esta acción precipitada les hizo caer en una trampa que les llevó a una completa derrota. El rey de Moab se refugió en una ciudad y cuando vio la situación desesperada en que se encontraba trató de romper el cerco dirigiendo a 700 hombres que manejaban espada. Cuando esto le falló, tomó a su hijo mayor y, ante el horror de los soldados aliados que lo observaban, le sacrificó a su dios como ofrenda quemada (3:22-27). 

5. Llenó de aceite vasijas vacías (4:1-7). En Samaria rescató a la viuda de un profeta temeroso de Dios que estaba azotada por la pobreza de manos de su acreedor, que la amenazaba con llevarse como esclavos a sus dos hijos por falta de pago. Elíseo ordenó a la mujer que pidiera prestadas a sus vecinas todas las vasijas que pudiera encontrar y que luego vaciara su jarro de aceite en las vasijas. Así lo hizo y todas las vasijas quedaron llenadas de forma sobrenatural, resolviéndose así su problema de deudas (2 R. 4:1-7). A Dios le encanta usar las cosas pequeñas: 

a. Usó la vara de Moisés (Ex. 4:2). 

b. Usó la vara de Aarón (Nm. 17:8). 

c. Usó la honda de David (1 S. 17:49). 

d. Usó la trompeta de Gedeón (Jue. 7:18). 

e. Usó el puñado de harina de la viuda (1 R. 17:12).

f. Usó la comida de un jovencito (Jn. 6:9-11). 

6 . Resucitó en Sunem a un niño muerto (4:18-21, 32-37). Una mujer prominente de la ciudad y su esposo le habían dado un lugar para descansar. Para recompensarla por su amabilidad, Eliseo le prometió que tendría un hijo. El hijo nació pero años después enfermó y murió. La madre en su desesperación buscó a Eliseo y le rogó que hiciera algo por su hijo. Él entonces envió a Giezi, su poco piadoso siervo, para que pusiera el báculo del profeta sobre el rostro del niño, pero fue en vano. Entonces llegó Eliseo, se tumbó sobre el niño en la cama, lo estrechó sobre su cuerpo; el niño entró en calor, estornudó siete veces y abrió sus ojos (2 R. 4:8-37). Más tarde Eliseo advirtió a esta mujer de que habría de parte de Dios un período de siete años de hambre y la aconsejó que se fuera con su familia a otro lugar. Al volver fue al rey Joram del norte para reclamarle su tierra. Sucedió que Giezi estaba allí contándole al rey cómo una vez Eliseo había resucitado a un niño, y en ese preciso momento la mujer entró. El rey quedó tan impresionado que ordenó se le restablecieran a la mujer sus propiedades (2 R. 8:1-6). 

7. Purificación de la olla de comida en Gilgal (4:38-41). El Gilgal, un estudiante de los hijos de los profetas echó por ignorancia en la olla de comida que estaba preparando Giezi, calabazas envenenadas. Nada más descubrirlo Eliseo lo purificó echando harina en la olla (2 R. 4:38-41). 

8 . Alimentó a 100 hombres de manera sobrenatural haciendo que veinte piezas de pan y un saco de trigo se multiplicaran y sobrara (4:42- 44). Estando cerca de Baal-salisa alimentó de forma sobrenatural a 1 0 0 hombres usando un saco de trigo y veinte piezas de pan de cebada. Una vez más Giezi, el sirviente del profeta mostró su naturaleza camal dudando de que se pudiera hacer. Actuó él aquí como lo hicieron años después Felipe y Andrés antes del milagro de la alimentación de los 5.000 que Cristo realizó según Juan 6:5-13 (2 R. 4:42-44). 

9. La curación de Naamán (5:1-19). El rey de Siria tenía en este tiempo un general de su ejército que se llamaba Naamán. Este general era un hombre honorable, valiente y exitoso, pero era también leproso (2 R. 5:1). Una joven criada hebrea que servía en casa de Naamán le habló a su amo acerca del milagroso poder del profeta Eliseo en Israel. Actuando en base del testim onio de esta joven esclava, el rey de Siria envió a Naamán al rey Joram de Israel, llevándole un regalo de treinta mil monedas de plata, seis mil monedas de oro, y diez mudas de ropa, además de una carta personal de recomendación, solicitando la sanidad de su súbdito (5:2-6). Joram se llenó a la vez de ira y de temor ante semejante petición y llegó a la conclusión de que esta demanda de Siria era una excusa para invadirles de nuevo. Eliseo, por otra parte, se enteró pronto del propósito de la visita de Naamán e invitó al leproso general a que le visitara (5:7, 8 ). Naamán llegó a la casa del profeta y esperó a la puerta, allí fue instruido por un criado para que fuera hasta el Jordán y se lavara siete veces en el río, a fin de curarse de la lepra. El soldado sirio se enfureció ante un «trato tan impersonal», pero fue finalmente convencido por sus siervos para que obedeciera quedando inmediatamente sanado al hacerlo (5:9-14). Naamán volvió a la casa de Eliseo y esta vez el profeta le saludó, pero rehusó aceptar su regalo. Giezi, el criado de Eliseo, codició el regalo y poco después fue tras Naamán para decirle que su amo había cambiado de opinión acerca del obsequio. Naamán le dio seis mil monedas de plata y dos mudas de ropa nuevas. Eliseo lo descubrió y Giezi fue castigado a padecer la misma clase de lepra de la que Naamán había sido curado (5:15-27). 

10. Predijo el juicio de lepra sobre Giezi (2 R. 5:15-27). 

11. La recuperación de un hacha perdida (6:1-7). Eliseo hizo que un hacha que había caído accidentalmente al río Jordán flotara en el agua (2 R. 6:1-7). 

12. Reveló el plan secreto de guerra de Siria (6 :8 - 12). El profeta Eliseo, que se negó una vez a ayudar a Joram del reino del norte, le ayuda ahora avisándole de varios planes sirios de tenderle emboscadas (2 R. 6:8-10)

El rey de Siria llegó a pensar que tenía un traidor en sus propias filas que informaba al rey de Israel de todos sus proyectos, pero uno de sus oficiales le informó que era Elíseo el que conocía y revelaba sobrenaturalmente todos los planes (6:11, 12). En consecuencia, envió soldados de caballería e infantería a Dotán para prenderlo. Al despertarse al día siguiente, Elíseo se encontró cercado en la ciudad por el ejército sirio (6:13-15). 

13. Oró para que su siervo pudiera ver a un invisible ejército celestial y para que fueran cegados los soldados sirios (6:15-23). El criado de Elíseo estaba aterrado, pero el profeta pronto le reafirmó: «Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Elíseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Elíseo. Y luego que los sirios descendieron a él, oró Elíseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Elíseo» (6:16-18). Entonces Elíseo guió a estos soldados sirios ciegos a Samaria, donde sus ojos fueron abiertos. El rey Joram (del reino del norte) estaba determinado a matar a estos incapacitados soldados enemigos, pero el profeta se lo impidió (6:19-23). Este pequeño relato refuta por sí mismo la denuncia diabólica de liberales e incrédulos de que el Antiguo Testamento es solamente un relato sangriento de matanzas bajo la ley de «ojo por ojo y diente por diente». Aquí todo un ejército sirio fue derrotado mediante la compasión. (Véase Ro. 12:20, 21; Pr. 25:21,22; Mt. 5:43-45.) 

14. Cegó a todo un ejército sirio (2 R. 6:18-23). 

15. Predijo que Samaria no perecería de hambre (2 R. 7). Algunos años después (quizá después de la muerte de Naamán), los sirios invadieron otra vez el reino del norte y sitiaron a Samaria, la capital, causando que en la ciudad se pasara mucha hambre. Debió ser algo horrible e indescriptible, al punto de que una cabeza de asno llegó a costar ochenta monedas de plata, y un cuarto de litro de estiércol de paloma cinco monedas de plata. Llegó a ser tan desesperada la situación que practicaron incluso el canibalismo (6:29).

Moisés había profetizado cinco siglos antes que estas llegarían a ser las consecuencias si desobedecían al Señor (Lv. 26:27-29). El reino de Judá en el sur sufrió situaciones parecidas de desesperación durante la destrucción de Jerusalén. (Comparar Dt. 28:53 con Lm. 4:10; véase 2 R. 6:25-29.) El rey Joram de Israel recordó con resentimiento cómo Elíseo le había impedido años atrás destruir al ejército sirio cuando estaba ciego a su merced, y juró ejecutar al profeta, culpándole por la terrible situación que ahora sufrían (6:31). El imperturbable profeta ignoró las amenazas del rey y predijo que el alimento sería tan abundante que al día siguiente se podrían comprar en el mercado de Samaria siete litros de harina o quince litros de cebada por una moneda de plata. También predijo que el ayudante personal del rey, un hombre muy arrogante, vería el alimento pero no viviría para comerlo (7:1, 2). Fuera de las puertas de la ciudad se hallaban sentados cuatro leprosos hambrientos que decidieron en su desesperación rendirse al rey de Siria, y a ese fin se encaminaron hacia el campamento enemigo (7:3, 4). Pero el Señor hizo que sus propios pasos resonaran como ruido de carros de combate, caballería y gran ejército. Los sirios pensaron que el rey de Israel había contratado a los hititas y a los egipcios para atacarlos (7:5-7). Dios ya había empleado este método antes (2 S. 5:23, 24; Jue. 7:16-21; 2 Cr. 20:20-25). Después de saquear el campamento, fueron y llevaron las buenas nuevas a Samaria. No tardando mucho, miles de personas, frenéticas y felices, salían corriendo por la puerta camino del campamento sirio. El rey ordenó a su ayudante personal que controlara la situación en la puerta, pero la gente ansiosa por salir le atropelló y murió, tal como Elíseo había profetizado. Aquel mismo día se compraban a la puerta de Samaria siete litros de harina o quince litros de cebada por una moneda de plata (7:8-20). 

16. Predijo la muerte de Ben-adad rey de Siria, y el subsiguiente reinado de Hazael (2 R. 8:7- 15). Elíseo marchó a Damasco a visitar al rey Ben-adad de Siria que estaba enfermo. Hazael salió a su encuentro para saludarle y entregarle un presente de parte de Ben-adad de los mejores productos de la tierra que llevaba cargado en cuarenta camellos. Hazael llevaba el encargo de preguntarle si el rey sirio se recuperaría de su enfermedad. Elíseo le dio la extraña respuesta de que sí se sanaría, pero que todos modos moriría (2 R. 8:7-10). Elíseo también predijo que Hazael sería el siguiente rey de Siria y que durante su reinado se derramaría mucha sangre israelita. Hazael lo negó, pero al día siguiente asfixió con una manta a su señor (2 R. 8:11-15). Hazael tiempo después oprimiría a Israel sin compasión (2 R. 13:22). Elíseo instruyó a uno de los hijos de los profetas para que fuera a buscar a Ramot de Galaad a un soldado llamado Jehú y le ungiera como rey de Israel. Así lo hizo y Dios le encomendó que ejecutara a todos los miembros de la dinastía de Acab, incluida Jezabel, cuyo cadáver lo devorarían los perros después (2 R. 9:1-10). Nota: Dios había ordenado a Elias que ungiera tanto a Hazael como a Jehú, pero por alguna razón que ignoramos no lo hizo. (Véase 1 R. 19:15, 16.) 

17. Predijo las tres victorias de Israel sobre Siria (2 R. 13:14-19). Elíseo fue visitado en su lecho de muerte por Joás, el impío rey del norte, quien a pesar de todas sus iniquidades tenía aparentemente cierto afecto por el profeta. Al visitarle lloró ante su muerte inminente. Siguiendo las extrañas indicaciones de Eliseo, Joás arrojó una flecha a través de la venta del cuarto, lo cual simbolizaba la victoria de Israel sobre los sirios. Después le pidió que golpeara el suelo con unas flechas, lo que hizo tímidamente tres veces, enojándose Eliseo por ello, pues si hubiera golpeado el suelo cinco o seis veces se habría asegurado otras tantas victorias sobre Siria (2 R. 13:14-19). Durante los años que siguieron Joás recuperó las ciudades que su padre había perdido anteriormente a manos de los sirios, y los derrotó en tres ocasiones, tal como Eliseo había predicho (13:22-25). 

18. Resucitó a un hombre años después de haber muerto (13:20, 21). Eliseo murió y fue enterrado. Varios años después, cuando estaban sepultando un cadáver cerca de la tumba del profeta, dicho cadáver tocó accidentalmente los huesos de Eliseo y revivió, poniéndose en pie (13:20, 21)