ESTER (478-464 a.C.)
INTRODUCCIÓN
1. Ester es uno de los dos libros del Antiguo Testamento que lleva nombre de mujer; el otro es el de Rut.
2. El nombre Ester significa «estrella».
3. Este libro nos habla acerca de los judíos que vivían
en Persia y que no volvieron a Jerusalén después del
decreto de Ciro. A fin de ubicar bien el relato histórico que tenemos aquí, consideremos lo siguiente:
a. Los judíos regresaron primeramente a Jerusalén
bajo la dirección de Zorobabel en el 536 a.C.
b. El templo fue completado en el 516 a.C.
c. Ester fue proclamada reina en el 478 a.C.
d. Salvó a su pueblo en el 473 a.C.
e. Esdras regresó a Jerusalén en el 455 a.C.
f. Nehemías marchó a Palestina en el 445 a.C.
De manera que Ester aparece en el escenario de la historia unos sesenta años después que fuera promulgado el decreto de Ciro y aproximadamente treinta y
cinco años antes del retomo de Nehemías.
4. El nombre de Dios no aparece en el libro, como tampoco se encuentra en el Cantar de los Cantares. Por
esta razón, la Iglesia se resistió al principio a aceptar este libro en el canon inspirado de las Escrituras, pero
pronto quedó incluido.
5. A pesar de la omisión de todo nombre con que se designa a Dios, no hay otro libro en toda la Biblia en
que sea más evidente la presencia de Dios obrando
desde detrás del escenario que en este.
6 . «Providencia» es la palabra clave para entender el libro de Ester, que literalmente significa «proveer con
anticipación». La providencia ha sido definida por el
teólogo Strong de la siguiente manera:
«La providencia es aquella acción constante de
Dios mediante la cual Él hace que todos los sucesos del mundo físico y moral coadyuven al cumplimiento del propósito original para el cual creó
todas las cosas.»
También ha sido definida como «la mano de Dios
en el guante de la historia». La providencia es el último de los tres hechos que componen la soberanía
de Dios tal como la ve el hombre. Estos son:
a. La creación, que habla de la existencia del universo (Gn. 1:1).
b. La preservación, que habla de la continuidad de
este universo (He. 1:3; Col. 1:16,17).
c. La providencia, que da razón de su progreso y desarrollo (Sal. 135:6-10; Dn. 4:35).
7. Podríamos escribir con toda propiedad las palabras de
Romanos 8:28 en las páginas del libro de Ester.
I. El ascenso de Ester (Est. 1—2).
A. El rechazo de Vasti (1:2-21).
1. En el tercer año de su reinado, el rey persa
Asuero (Jeijes) dio una fiesta fantástica que
duró 180 días. Fueron invitados miles de los
funcionarios del reino procedentes de sus 127
provincias, desde la India hasta Etiopía (1:1-4).
2. Aunque no se declara específicamente, la razón probable de la fiesta era levantar la moral
de sus vasallos y prepararles sicológicamente
para la expedición que planeaba contra Grecia. El trasfondo de la escena es así:
a. En el año 490 a.C., Darío el Grande, padre de Jerjes, había dirigido una gran flota compuesta de 600 naves para
transportar 60.000 soldados de caballería
e infantería en un esfuerzo por capturar
Atenas y subyugar el mundo griego. Pero
fue derrotado completamente por el general griego Milciades en una pequeña llanura llamada Maratón. A pesar de la gran
diferencia numérica, los griegos rodearon
a sus enemigos y los vencieron.
b. La batalla de Maratón aparece como la número seis en el libro History's 100
Greatest Events, de William A. DeWitt.
3. Durante la última semana de la fiesta, el rey
mandó llamar a su esposa, la reina Vasti, para
mostrar su belleza a algunos de sus más importantes amigos ya medio embriagados. La
reina se negó a exhibirse de esta manera (1:5-
12).
4. El rey, lleno de ira, escuchó el consejo de sus
amigos de que echara a Vasti para siempre de
su presencia a fin de que otras mujeres en el
reino no imitaran su desobediencia (1:13-21).
B. La elección de Ester (2:1-20).
1. Una vez pasado el enojo, el rey lamentó su
precipitada decisión, pero ya era tarde, pues no
se podía cambiar la estricta ley de Persia aunque fuera él quien la hubiera dado (2 : 1 ).
2. Aceptó la sugerencia de sus ministros de llevar a cabo una búsqueda de las mujeres más
bellas del imperio, con el propósito de celebrar un concurso y que la ganadora se convirtiera en su nueva esposa (2:2-4).
3. Entre las bellezas que fueron llevadas al palacio se encontraba una joven judía llamada
Hadasa, conocida también como Ester. Esta
bella doncella había sido criada por un primo
suyo, mayor que ella, llamado Mardoqueo, de
la tribu de Benjamín (2:5-8).
4. Ester se ganó muy pronto el favor de Hegai,
el encargado de supervisar todo el proceso de
elección. Sin embargo, por consejo de
Mardoqueo, Ester no reveló su identidad judía
en este momento (2:9-11).
5. El concurso duró cuatro años, pero después
que el rey vio a todas las finalistas, quedó prendado de Ester y la eligió para que se convirtiera en su reina (2:12-17).
6 . Para celebrarlo, Asuero organizó otra gran fiesta y llegó hasta rebajar los impuestos en su
provincia.
Nota: La razón de todo esto era, en parte,
compensar por su reciente derrota en Grecia.
Debemos entender que pasaron aproximadamente cuatro años entre su divorcio de Vasti y
su matrimonio con Ester. Damos a continuación un resumen de los sucesos que tuvieron
lugar en este período.
a. En la primavera del 480 a.C., Jerjes cruzó
el estrecho de los Dardanelos con 100.000
hombres y cientos de naves. La historia
nos dice que Jerjes lloró cuando vio desfilar los regimientos de este formidable
ejército con todo el brillo de sus armaduras y el colorido de sus banderas. Cuando
le preguntaron por qué lloraba, contestó:
«Porque sé que toda esta gloria militar es
sólo por un momento y que pronto desaparecerá para siempre. Porque en menos de
cien años todos habremos muerto, incluido yo.»
b. Poco después sufrió el primer desastre,
pues una severa tormenta de primavera en
el mar le hizo perder 400 de sus barcos.
Ciego de furor y frustración, Jerjes golpeó
las aguas con su cinturón.
c. Nada más desembarcar en Grecia, su soberbio ejército fue frenado en el paso de
las Termópilas durante un día completo
por 300 soldados espartanos capitaneados
por Leonidas, infligiéndoles grandes pérdidas y permitiendo que el pequeño ejército griego pudiera retirarse a un lugar más
seguro.
d. Jerjes pudo al fin pasar, llegó a Atenas e
incendió la ciudad, destruyéndola; aunque
la mayoría de sus ciudadanos habían huido a la isla de Salamina. Jerjes entonces,
muy seguro de la victoria, embarcó su
ejército para cruzar hasta Salamina, confiado en la superioridad numérica de tres
a uno que tenía. Pero las naves griegas,
más pequeñas y ágiles, dominaban la lucha en el mar. El rey persa vio pronto con
horror cómo se hundían sus barcos y morían sus soldados.
e. Regresó a Persia derrotado, dejando el resto del ejército en Grecia al mando del general Nardonio. Un año después, Nardonio
fue derrotado y muerto en la batalla de
Platea, en el 479 a.C. Este fue un golpe de
muerte para el Imperio Persa. En el bien
conocido libro de J.F.C. Fuller, The
Decisive Battles of the Western World, aparecen las batallas de Salamina y Platea entre las más importantes de la historia
conocida.
C. Mardoqueo se entera de un complot (2:19-23).
1. Mardoqueo, que se había convertido en un funcionario de palacio, llega a escuchar la conversación de dos oficiales de la guardia real que
tramaban un complot para asesinar a Jeijes.
2. Lo comparte con la reina Ester y ésta informa
a Jerjes. Ambos oficiales son ejecutados. Esto
quedó registrado en el libro de la historia del reinado de Jerjes. Nota: Jeijes fue asesinado
años más tarde, en el 465 a.C., en un complot
semejante.
II. Las mentiras de Amán (caps. 3— 5).
A. Servidumbre infernal.
1. Poco después que Ester se convirtiera en reina, Jerjes nombró primer ministro a Amán, un
político depravado. Amán era un amalecita, un
descendiente del rey Agag, que reinó en los
días de Saúl y de Samuel. Recordaremos que
Saúl desobedeció a Dios y perdonó en guerra
la vida del rey Agag (1 S. 15). Los amalecitas
fueron enemigos acérrimos de Israel, los atacaron cuando iban camino de la tierra prometida (Ex. 17:14; Dt. 25:17-19).
2. El arrogante Amán se enteró pronto de que un
judío llamado Mardoqueo no se inclinaba ante
él, como había sido ordenado. Mardoqueo simplemente quería ser fiel a Dios, como lo habían también sido otros judíos cautivos en
tierra extraña (véase Dn. 3).
3. Amán tramó la manera de exterminar no solamente a Mardoqueo, sino a todos los judíos
que vivieran en el Imperio Persa. Esta es la acción antisemita más fuerte del Antiguo Testamento. En su estrategia diabólica se presentó
ante el rey con las siguientes «recomendaciones»:
a. «... hay un pueblo esparcido y distribuido
entre los pueblos en todas las provincias
de tu reino, y sus leyes son diferentes de
las de todo pueblo, y no guardan las leyes
del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir» (3:8). Esto era, por supuesto,
una gran mentira.
b. Que él ingresaría gozosamente diez mil talentos de plata (330.000 kilos) en el tesoro real para contribuir a los gastos de tal
purga (3:9). Amán, sin duda, había contado con la confiscación de los bienes de
miles de personas inocentes a quienes planeaba degollar como corderos. ’
c. El rey, sin preocuparse de quién era ese
«pueblo» y sin verificar los cargos, acepta el plan con gran indiferencia (3:10,11).
d. Varias semanas después Amán ya tenía
preparadas todas las cartas que quería enviar a todos los gobernadores y funcionarios del imperio, a cada uno según su
lengua o dialecto. Correos reales fueron
enviados con los decretos de ejecución que
ordenaban que todos los judíos fueran asesinados el 28 de febrero del año siguiente, el 473 a.C. (3:12-15).
B. Fortaleza de ánimo (caps. 4— 5).
1. La vemos en Mardoqueo (4:1-14).
a. Nada más enterarse del decreto de ejecución, Mardoqueo se identifica inmediatamente con su pueblo y le invade un
profundo dolor.
b. A Ester, ignorante de la nueva ley, le llegan las noticias de la tristeza de su primo
y pregunta cuáles son las razones de su
dolor.
c. Mardoqueo la informa de lo que está pasando y la aconseja de que vea al rey sin
pérdida de tiempo.
d. Ester le recuerda que está prohibido, bajo
pena de muerte, entrar a la presencia del
rey sin haber sido invitado, y ella no lo
había sido en los últimos treinta días.
e. Mardoqueo la responde con la declaración
que es quizá la clave de todo el libro (4:13,
14).
f. Dos frases son especialmente significativas:
(1) «Porque si callas ... respiro y liberación vendrá de alguna parte para los
judíos.» Aunque el nombre de Dios
no aparece por ninguna parte en el libro, Mardoqueo sin duda tenía su liberación en mente.
(2) «¿Y quién sabe si para esta hora has
llegado al reino?» Esto fue exactamente así. Ester no solamente salvó
después a los judíos que vivían en
Persia sino también a los que estaban
en Palestina, pues el decreto los incluía. Además de esto, no cabe la
menor duda de que la reina ejerció
una gran influencia sobre su hijastro
Artajeijes, quien tiempo después se
mostró tan benévolo con Esdras y
con Nehemías.
2. La observamos también en Ester (4:15— 5:14).
a. Ester solicita inmediatamente tres días de
ayuno entre los judíos, y decide que ella
entrará «a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca»
(4:16). (Véase también Dn. 3:17, 18.)
b. Tres días más tarde Ester entró en el patio
interior del palacio sin haber sido invitada, pero para su tranquilidad fue recibida
calurosamente. Jerjes, dándose cuenta de
que a su esposa le pasaba algo importante
al arriesgarse de aquella manera, le preguntó:
«¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu
petición? Hasta la mitad del reino se te
dará» (5:3).
(Véanse Dn. 5:16 y Mr. 6:22, 23.
Véanse también Pr. 21:1; 19:12.)
c. La reina no reveló su petición en ese momento, sino simplemente solicitó que el
rey y Amán participaran en un banquete
que ella estaba preparando para el día siguiente. Jerjes aceptó gustosamente.
d. Al enterarse de la invitación el vanidoso
Amán se llenó de orgullo, pero cuando vio
a Mardoqueo a la entrada del palacio, que
no se inclinaba ante él, se llenó de ira.
e. Al llegar a casa contó a Zeres, su mujer, y
a sus amigos tanto su alegría como su enojo. Notemos como el pasaje bíblico de
5:12-14, revela con gran luz el verdadero
carácter de Amán y de su esposa.
III . El galardón de la fe (caps. 6 — 10).
A. La ejecución de una bestia: Amán (6 —8 ).
1. Escena primera: la alcoba del rey (6 ).
a. Jerjes tuvo insomnio una noche y ordenó
que le leyeran algunos registros históricos,
con la esperanza quizá de que fuera tan
aburrido que le diera sueño (6 : 1 ).
b. El lector empezó a leer, «por casualidad»,
en el lugar donde se relataba cómo
Mardoqueo salvó la vida del rey denunciando el intento de asesinato. A lo que el
rey pregunto «¿Qué honra o qué distinción se hizo a Mardoqueo por eso?» (6:3).
La respuesta fue: «Nada se ha hecho con
él.»
c. En este momento exacto Amán llegaba al
palacio para conseguir la autorización del
rey para colgar a Mardoqueo. Jeijes, todavía dispuesto a premiar a Mardoqueo (ni
el rey ni Amán sabían lo que cada uno estaba pensando), usó a su primer ministro
para pensar en voz alta y preguntó:
«¿Qué se hará al hombre cuya honra
desea el rey?» (6 :6 ).
d. El arrogante y egoísta Amán creyó que el
rey estaba pensando en él y descaradamente recomendó:
(1) Que debía ser honrado vistiéndole
con las propias ropas del rey.
(2) Que se le montara en el caballo real.
(3) Que se le permitiera llevar la corona
real.
(4) Que el príncipe más noble del rey
fuera el encargado de pasear a este
héroe, montado en el caballo real,
por las calles de la ciudad, pregonando que era honrado por el rey (6:7-
9).
e. Al rey le pareció bien el consejo y ordenó
a su perverso primer ministro que él mismo lo hiciera a favor de Mardoqueo. El
desconcertado Amán salió tambaleándose
para cumplir la orden del rey y después se
marchó a su casa completamente humillado. Allí no recibió mucho consuelo, pues
escuchó a su mujer decirle:
«... Si de la descendencia de los judíos
es ese Mardoqueo delante de quien has
empezado a caer, no lo vencerás, sino
que caerás por cierto delante de él»
(6:13).
f. Mientras hablaban, Amán recibió la invitación para el banquete de Ester (6:14).
2. Escena segunda: en el salón del banquete real
(7).
a. La perfidia descubierta (7:1 -6 ).
( 1 ) Ester informó al rey que había en
marcha un plan para matarla a ella y
a su pueblo. El rey, lleno de asombro y furia, preguntó: «¿Quién es, y
dónde está, el que ha ensoberbecido
su corazón para hacer esto?» (7:5).
(2) Ester señaló a Amán y contestó: «El
enemigo y adversario es este malvado Amán» (7:6). (Véanse también 1
P. 5:8; 1 Jn. 2:13; 2 Ts. 2:8.)
b. Cambian las suertes (7:7—8:17).
(1) Jerjes, incapaz de hablar por la ira
que le dominaba, salió por un momento al jardín de su palacio (7:7).
(2) El cobarde Amán, lleno de pánico,
suplicó a Ester que intercediera ante
el rey por él. Turbado por el temor
cayó accidentalmente sobre el diván
en que estaba recostada la reina (7:8).
(3) En ese preciso momento Jerjes regresó al salón del banquete e interpretó
que Amán pretendía abusar de Ester.
Sabiendo ya que Amán había preparado una horca para Mardoqueo, el
rey ordenó que Amán fuera ahorcado en ella aquella misma noche. La
orden fue cumplida inmediatamente
(7:9, 10).
Nota: Amán había violado aquella advertencia de Dios a Abraham
que decía:
«Bendeciré a los que te bendijeren,
y a los que maldijeren maldeciré...» (Gn. 12:3).
Él perdió su vida a causa de esta
violación. (Véanse Pr. 26:27; Gá. 6:7,
8 ; Is. 54:17.) Faraón aprendió que el
pueblo de Ester no podía ser ahogado (Ex. 14). Nabucodonosor aprendió que no podía ser quemado (Dn.
3). Darío aprendió que no podía ser
devorado (Dn. 6 ), Amán descubrió
que no podía ser colgado (Est. 7).
(4) Después de su ejecución, Jeijes entregó a Ester los bienes de Amán y
nombró a Mardoqueo primer ministro (8 :1 , 2 ).
(5) Ambos rogaron después al rey que
anulara la orden de Amán. Pero la ley
entre los medas y persas no se podía
abrogar una vez que había sido promulgada, ni siquiera el rey podía hacerlo. Jerjes hizo entonces lo mejor
que podía en una situación así: ordenó a los judíos que se defendieran.
Mardoqueo envió inmediatamente
copias de este nuevo decreto a todas
las 127 provincias del imperio (8:3-
14).
B. La institución de la fiesta de Purim (caps. 9— 10).
1. Los judíos se prepararon y fueron 'capaces de
resistir a sus enemigos el 23 de febrero, que
era la fecha de su ejecución (9:1-19).
2. Mardoqueo y Ester instituyeron entonces una
nueva fiesta en recuerdo de la gran salvación
que habían experimentado al escapar de las
manos de Amán (9:20-32).
3. Mardoqueo se convirtió en un notable estadista, un hombre piadoso que fue respetado tanto por los judíos como por los gentiles, porque
ejerció el poder con habilidad y justicia ( 10 ).
Nota: Unos 2.400 años después que sucedieran los
hechos narrados en el libro de Ester, tuvo lugar una
pasmosa réplica de los mismos en la Rusia del siglo
xx.
El 1 de marzo de 1953, escasamente ocho años
después que el holocausto nazi quitara la vida a seis
millones de judíos, José Stalin reveló un plan para liquidar a los tres millones de judíos de la entonces
Unión Soviética. La propuesta debía entrar en efecto
a partir del 9 de marzo, pero nunca se llevó a cabo,
porque al día siguiente de presentarla, Stalin murió
inesperadamente de un derrame cerebral.
Esta sorprendente noticia, frecuentemente
rumoreada, ha sido oficialmente confirmada por
Ludmila Lufanov, una bibliotecaria rusa, no judía, que
trabajó por años en los archivos secretos rusos en
Moscú. Logró salir de Rusia en los últimos años y
trasladarse a los Estados Unidos, donde vive ahora.
No hace mucho publicó en ruso su increíble testimonio en un periódico soviético, y una copia del mismo treinta, incluyendo a muchos que habían sido colaboradores leales desde el principio del movimiento
bolchevique. No solamente liquidó a la infame sección judía del partido, llamada Yevesektzia, que se esforzó más que nadie para eliminar el judaismo y la
cultura judía, sino que exterminó a las mismas cabezas de la Yevesektzia. Después de la guerra, que había interrumpido sus planes contra los judíos, Stalin,
enfurecido por la recepción que dieron en Moscú los
judíos soviéticos a Golda Meir, la primera embajadora
judía ante la antigua Unión Soviética, actuó con dureza.
Poetas, escritores y artistas judíos fueron liquidados (muchos de los cuales habían sido comunistas leales que nunca se quejaron cuando Stalin eliminaba a
judíos religiosos y sionistas). Demandó que los países satélites hicieran lo mismo, y el mundo se asombró cuando Slansky, el jefe del partido comunista
checoslovaco y leal partidario de Stalin, y otros líderes importantes judíos, fueron acusados de traición y
ahorcados. Pero fue el infame «complot de los doctores» lo que iba a marcar el momento cumbre del
genocidio judío.
En 1953 Stalin anunció repentinamente que se había descubierto un «complot» para asesinarle. Era un
plan muy astuto, elaborado por unos médicos que eran
todos judíos. La prensa del partido sacó la noticia en
primera página, dando los nombres de los culpables.
Empezaron a aparecer muchas denuncias de comunistas títeres de toda la Unión Soviética. Estaba claro que
las palabras clave eran «judío», «cosmopolitismo» y
sionismo». Stalin decidió que el colgar a los doctores serviría de pretexto para que las masas se desenfrenaran durante tres días y eliminaran dos terceras
partes de los judíos soviéticos. El resto sería enviado
a campos de concentración en Siberia donde también
morirían.
El 1 de marzo de 1953 convocó para las 12:00 horas del día una reunión del Politburó en el Kremlin y
les leyó a los líderes rusos su plan de exterminación
de los judíos. Según las transcripciones secretas, dijo:
«Los asesinos de bata blanca han admitido su culpabilidad. El 9 de marzo serán ahorcados en la Plaza
Roja delante de todos, pero este castigo no será suficiente para satisfacer a nuestro pueblo.... El enojo de
las masas no quedará satisfecho, y habrá tres días en
que nos veremos incapaces de controlar la justa ira
popular que se desbordará sobre las cabezas de los
judíos.»
Stalin concluyó diciendo que pasados aquellos tres
días, los líderes de la comunidad judía admitirían por
escrito su culpabilidad colectiva contra el pueblo ruso
y suplicarían al gobierno que los salvara de la aniquilación total.
«Después de solicitar la intervención, el gobierno
no podrá quedarse sin actuar, y a fin de separar a los
racistas judíos del pueblo ruso, los judíos serían montados en vagones especiales de ferrocarril y enviados
a la parte norte más lejana de la estepa siberiana. Sin
embargo, sólo una tercera parte de los pasajeros de
estos trenes especiales llegarían vivos a su destino;
las otras dos terceras partes caerían víctimas de la ira
del pueblo en las estaciones a lo largo del camino.»
Según la bibliotecaria, cuando Stalin terminó de
leer su plan se produjo un silencio sepulcral en el salón de reuniones. El dictador se levantó furioso, maldijo a su gabinete, y salió dando un portazo.
El 2 de marzo, al día siguiente de dar a conocer
su plan de exterminación de los tres millones de judíos, y una semana antes de que fuera llevado a efecto, Stalin murió de un derrame cerebral. Su cadáver
embalsamado fue exhibido durante una semana y enterrado el 9 de marzo, que era justamente el día de la
fiesta judía de Purim.