LA ETAPA DEL EVANGELIO DE LA GLORIA A LA GLORIA : LOS PASOS 2,3,4,5, 6 y 7

LA ETAPA DEL EVANGELIO DE LA GLORIA A LA GLORIA 

Paso dos: d e Belén a Jerusalén (Le. 2:22-38) 

A. Jesús es llevado al templo para su dedicación al Señor. 

1. Tenía al menos cuarenta días en este momento, porque María habría sido considerada ceremonialmente impura hasta pasado este tiempo después del alumbramiento. (V éanse Lv. 12:2-4; Ex. 13:2.) 

2. Tenían que presentar dos ofrendas (Lv. 12:6). 

a. Un cordero de un año como holocausto. 

b.Un palomino o tórtola como ofrenda por el pecado. 

3. Sin embargo, si la familia era pobre, el Señor aceptaba dos aves (Lv. 12:8). 4. José y María ofrecieron estas dos aves en lugar del cordero. 

B. El Espíritu Santo había prometido a un anciano llamado Simeón que viviría hasta que viera al Mesías. 

Cuando Jesús fue llevado al templo, Simeón reconoce inmediatamente a este bebé de cuarenta días como el 

Ungido del Señor. 

C. Simeón toma al pequeño Salvador en sus brazos. 

1. Da gracias al Padre por lo que había hecho. 

2. P red ice lo que el Salvador hará. 

a.Será luz p ara los gentiles. 

b. Será la gloria de Israel. 

c. Será la causa de la caída y levantamiento de muchos en Israel. (Véanse M t. 21:44: 1 Co. 1:23: 2 Co. 2:16; 2 P. 2:7) 

d. Sus sufrimientos para lograr todo esto serán com o una espada que traspasará el alma de Mana. (Véase Jn. 19:25. 26.) 

D. Ana, una piadosa anciana de ochenta y cuatro años, llegó también en este momento y dio gracias al Padre por su don al mundo. 

1. Ella «no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones» (Le. 2:37). (Véase también 1 Ti. 5:5.) 

2. Ana era una de las profetisas mencionadas en la Biblia. 

a. María, la hermana de Moisés, fue una (Ex. 15:20). 

b. Débora, juez de Israel, fue otra (Jue. 4:4). 

c. Huida fue otra (2 R. 22:14). 

d. Las cuatro hijas de Felipe fueron profetisas (H ch. 21: 8. 9). 


Paso tres: de Jerusalén a Nazaret (Le. 2:39) 


Paso cuatro: de Nazaret a Belén (Mt. 2:1-12) (Esto está implícito en el texto.) 

A. Los magos llegaron a Jerusalén y le preguntaron a Heredes acerca del nacimiento del rey de los judíos. 

Considerem os varias preguntas que pueden ser formuladas. 

1. ¿Quiénes eran estos magos? Se ha pensado que eran quizá un grupo de astrónomos que vivía en el área de Mesopotamia. 

2. ¿Cómo asociaron la estrella con Jesús? Hay varias posibilidades. E n el siglo xiv a.C ., un profeta de este 

lugar llamado Balaam había hablado de esta estrella (Nm . 24:17). Tenían también los escritos de Daniel, quien había sido primer ministro de Babilonia y Persia unos 600 años antes de Cristo. Daniel, por supuesto, escribió mucho acerca de la Segunda Venida. 

3. ¿Por que fueron? Estos hom bres estaban sin duda familiarizados con las diferentes religiones del Oriente, y sabían del vacío que todas ellas dejaban. Parece que siguieron a la estrella para encontrar paz y propósito para sus vidas. 

4. ¿Cuándo llegaron a Jerusalén? Quizá no sucedió sino com o a los dos años después del anuncio de los á n ­ geles a los pastores. Parece que el sentido del térm ino «niño» en Mateo 2:9, 11, 13, 14 no es de bebé sino el de una criatura m ayor. Cuando Heredes más tarde in tentó quitarle la vida a este niño desconocido mandó m atar a todos los niños de dos años para abajo (2:16). 

5. ¿Cuántos magos llegaron? No tenemos ninguna evidencia absoluta de que fueran tres. Por el contrario, el grupo puede haber sido desde dos a varios cientos. 

6. ¿Era la estrella una estrella normal y corriente? Q uizá fue una luz especial creada por Dios para este propó sito específico y no una esfera de gases incandescentes a m iles de años luz de nuestra tierra. 

B. El rey Heredes, turbado y p reocupado, consultó con los principales sacerdotes y escribas acerca de la pregunta de los magos, y le informaron que Belén era el lugar del nacim iento del Mesías. (Véanse M al. 2:7; M i. 5:2.) 

C . Hredes envía a los magos allá y les pide que le inform en de sus averiguaciones, fingiendo estar deseoso de ir también él a adorarle, cuando lo que en realidad tramaba era matarlo. Nota: Los líderes judío se habían degenerado a tal nivel que no estaban dispuestos a caminar unos pocos kilómetros de Jerusalén a Belén a verificar si su Mesías de verdad había llegado. Pero aqui  tenemos un grupo de sinceros gentiles que habían cruzado un árido y extenso desierto para encontrarlo. 

D. Nada más llegar la estrella hasta la mism a casa, se postraron a sus pies y le ofrecieron sus tesoros. 

1. Le ofrecieron oro, que habla de su deidad. 

2. Le ofrecieron incienso, que habla de su humanidad. 

3. Le ofrecieron mirra, que habla de sus futuros sufrimientos. 

4. Cumplimiento número siete de las profecías del An­tiguo Testamento: que sería adorado por hombres po ­ derosos y le ofrecerían presentes. (C p. Sal. 72:10 e Is. 60:3, 6, 9 con M t. 2:11.) Esta profecía dada por Isaías fue sólo parcialm ente cumplida en su Primera Venida. El regalo de la mirra (símbolo de sus sufrim ientos) no fue incluido por Isaías. La razón es porque esa profecía tendrá su cumplimiento último durante la 

Segunda Venida, cuando todas las naciones le ofrezcan presentes, los cuales hablan de su gloriosa humanidad y perfecta divinidad. La mirra no será ofrecida en este momento porque sus sufrimientos habrán terminado. 

E. Dios les advierte de los verdaderos planes de Heredes sobre Jesús y los magos regresan a su tierra por otro camino.


Paso cinco: de B elén a E gipto (Mt. 2:13-18) 

A. José es instruido en sueños po r el ángel del S eñor de que huyan a E gipto. 

B. Cumplim iento número ocho de las profecías del A ntiguo Testam ento: que viviría en E gipto por un tiem po. (Cp. N m . 24:8. O s. 11:1 con M t. 2:15.) 

C. Cuando Heredes descubre que ha sido burlado ordena la matanza de los niños del área de Belén de dos años para abajo. 

D . Cumplimiento número nueve de las profecías del Antiguo Testamento: que en el lugar de su nacimiento habría una masacre de infantes. (C p. Jer. 31:15 con M t. 2:17, 18.) Nota: Vemos aquí una divina ironía. En el Antiguo Testam ento Dios saca a su pueblo escogido de Egipto para escapar de la ira de Satanás, pero en el Nuevo Testamento lleva a su H ijo amado a Egipto para que escape de esa m ism a ira.

 Paso seis: de Egipto a Nazaret (Mt. 2:19-23; Le. 2:40) 

A . Después de la muerte de Heredes, el ángel del Señor se aparece otra vez a José y le instruye para que regresen a Israel. (Véase Is. 51:12.) 

B. José obedece, pero a causa de que Arquelao, el hijo de Herodes es que reinaba en Judea, sintió temor de ir a Belén y se estableció con su familia en Nazaret de Galilea (M t. 2:22, 23). 

C. Cumplim iento número diez de las profecías del Antiguo Testamento: que sería llamado nazareno . (C p. Is. 11:1 con M t. 2:23.) 

D. En Nazaret Jesús crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era con él (Le. 2:40).


Paso siete: de Nazaret a Jeru salén (Le. 2:41-50) 

A . Jesús participa en su primera Pascua que tenemos registrad a a la edad de doce años. 

B. A su regreso a casa se dan cuenta de que no está con ellos, y lo encuentran finalmente en el templo conversando con los doctores de la ley. (Véanse Is. 11:1-4; 49:1. 2; 50:4.) 

C. A quellos eruditos doctores se maravillaron de su comprensión. (V éanse tam bién M t. 7:28: Mr. 1:22; Le. 4:22, 32: Jn. 7:15.) 

 D. Pronuncia en estos momentos sus primeras palabras registradas: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?» (Le. 2:49). Comparar estas con sus palabras en el camino del cielo a Belén (H e. 10:5-7).

LA ETAPA DEL EVANGELIO : LOS 72 PASOS DE CRISTO DE LA GLORIA A LA GLOR IA ¡PASO UNO!

 LOS SETENTA  Y  DOS PASOS DE CRISTO DE LA GLORIA  A  LA GLORIA 

Paso uno: de la gloria a Belén {Le. 2:1-21) 

A. José y María tienen que ir a Belén a causa de un edicto de empadronam iento que ordenaba que todos los ciudadanos hebreos se inscribieran en el censo en su lugar de nacimiento. Nota: Este es el tercero de tres viajes muy importantes que se hicieron a Belén. Rut y Noerní hicieron el primero (R ut 1:22), y el profeta 

Samuel realizó el segundo (1 S. 16). 

B. María dio a luz al Salvador. «Lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón» (L e. 2:7). 

1. Este fue el cuarto día más grande en la historia de la humanidad. 

2. El tercer día Más grande en la historia humana aconteció unos treinta y cuatro años más larde, cuando este bebé, hecho y a hombre maduro, fue crucificado en el Calvario entre dos ladrones. «Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera. le crucificaron allí, y a los m alhechores, uno a la derech a y otro a la izquierda» (Le. 23:33). 

3. El segundo día más grande en la historia humana tuvo lugar tres días después, cuando un ángel dijo a unas mujeres afligidas: «No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado , como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor» (M t. 28:5, 6). 

4. El día más grande en toda la historia humana está todavía por suceder. El apóstol Juan nos habla acerca de él: «El séptim o ángel tocó la trompeta, y hubo gran ­ desvoces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos» (A p. 11:15). 

Uno puede comparar favorablemente Lucas 2:7 con Daniel 2:11. En el pasaje del A ntiguo Testamento hallamos que el rey Nabucodonosor acaba de ordenar la muerte de sus sabios por su incapacidad para relatarle el sueño que hacía poco había tenido. Estos astrólogos protestaron, exclamando: «Porque el asunto que el rey dem anda es difícil, y no hay quien lo pueda declarar al rey. salvo los dioses cuya morada no es con la carne.» Pero todo esto cambió con el advenimiento del cuarto día más grande en la historia. Leemos en Juan 1:14 que el Verbo se hizo carne. Una de las verdades más g loriosas de la encarnación era su eternidad. Esto quiere decir que los resultados de este cuarto día permanecerán para siem pre. Él todavía tiene, y tendrá por siempre, un cuerpo de carne y hueso (véase Le. 24:39). 

C. Cumplimiento número seis de las profecías del A ntiguo Testam ento: que nacería en B elén. (C p. M i. 5:2 con Le. 2:4-6: M t. 2:5, 6.) 

D. El ángel del Señor lo anuncia a un grupo de pastores de las cercanías. «He aquíos doy nuevas de gran gozo, que será para  todo el pueblo» (Le. 2:10). Véanse Génesis 12:3; Mateo 28:19; Lucas 2:31. 32; 24:47; C olosenses 1:23. «Que os ha nacido hoy. en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor ... H allaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre» (Le. 2:11, 12). 

E. Se le unió entonces al ángel una multitud de las huestes celestiales, alabando a Dios y diciendo: «¡G loria a D ios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!» (Le. 2:14). (Véase tam bién Le. 19:38.) 

F. Los pastores fueron después a donde estaba el niño y le adoraron, y regresaron alabando a 

Dios. 

G. El niño fue circuncidado al octavo día y le pusieron oficialm ente el nom bre de Jesús. (V éanse G n. 17:12; Lv. 12:3.) A lgunos han alegado que, aparte del testimonio de los escritores del Nuevo Testamento, no existe prueba secular de la historicidad de Jesús. Pero esto sencillamente no es cierto, porque hallamos menciones de su vida y de su muerte tanto en los antiguos registros romanos como en los judíos. Las siguientes citas lo dem uestran: «Jesús de Nazaret fue colgado en la víspera de la pascua. Durante los cuarenta días anteriores un heraldo iba delante de él pregonando: "Merece ser apedreado porque ha practicad o la magia, ha extraviado a muchos en Israel y los ha  incitado a la rebelión. Se permite que todo aquel que tenga algo que decir en su d efensa que salga.’' Pero nadie lo hizo y fue colgado en la víspera de la Pascua.» (De The Babylonial Jewish Talmud.) El Talmud también informa que Jesús fue un hijo ilegítimo de María y un soldado romano llamado BenPanther. «Por este tiempo vivió un hombre sabio llamado Jesús, y su conducta era buena, y era sabido que era virtuoso. Muchos de entre los judíos y de las otras naciones se hicieron discípulos suyos. Pilato lo condenó a ser crucificado y a morir. Pero los que habían venido a ser sus discípulos no abandonaron el discipulado. Informaron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión, y que estaba vivo. Por ello, quizá fue el Mesías, acerca de quien los profetas han dicho maravillas. Y la tribu de los cristianos, así llamada por él. no ha desaparecido hasta el día de hoy.» (Josefa: Las obras esenciales, Grand Rapids: Editorial P ortavoz, p. 269.) «Christus, el originador del nombre, había sufrido la pena de muerte durante el reinado de Tiberio, por sentencia del procurador Poncio Pilato, y la superstición quedó controlada por un momento, pero volvió a extenderse no solamente en Judea sino en la mism a capital de Roma...» (Anales, de Tácito, escritor romano). « Decir que en la antigüedad tenían el hábito de atribuir nacim ientos sobrenaturales a sus grandes personajes y que el cristianismo siguió por el mismo camino es engañoso. ¿Son los nacimientos virginales de la antigüedad de la misma clase del que se atribuye a Jesús en los evangelio s? Las palabras de Louis Matthew Sweet son dignas de m encionarse: “Después de un estudio cuidadoso y laborioso, y a veces agotador, de la evidencia ofrecida y de las analogías aportadas, estoy convencid o de que el paganismo no sabía nad a acerca de nacimientos virginales. Son innumerables los nacim ientos sobrenaturales, pero nu nca aparece un nacim ien to virginal en el sentido del Nuevo Testam ento y jamás sin generación física, excepto en unos pocos casos de n acim ientos m ágicos de parte de una m ujer que no tenía la m enor p retcn sió n de ser llam ada virgen. En todos los casos registrados que he sido capaz de exam inar. si la m ujer había sido virgen antes de la concepción, no podía reclam ar serlo después del parlo.” » (A Short Life of Christ. E. H arrison, p. 45.) 

Las Escrituras no especifican el tiempo del año en que Cristo nació. La primera celebración conocida del 25 de diciem bre está asociada con la iglesia en Roma a mediados del siglo cuarto, pero la práctica puede provenir del siglo segundo. El 6 de enero era la fecha observada en las iglesias orientales. M uchos han llegado a la conclusión de que el nacim iento no pudo aco n tecer en diciem bre en razón del tiempo frío, porque los pastores difícilmente tendrían sus rebaños expuestos al frío en los m ontes. Pero la fecha tradicional no resu lta totalm ente inaceptable, porque la baja tem peratura que a veces se produce en invierno se hace sentir generalm ente después del tiempo de Navidad. Nota especial de estudio: parem os en este punto y considerem os seis preguntas que pueden producirse en relación con los eventos que nos llevan al nacimiento del Salvador. 

1. ¿Por qué el ángel G abriel reprendió a Zacarías por su pregunta y no lo hizo con María por la misma causa? 

a. Z acarías: «¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.» (Le. 1:18). 

b. María: «¿Cóm o será esto? pues yo no conozco varón» (Le. 1:34). Respuesta: Zacarías llevaba muchos años orando por un hijo (Le. 1:13), pero cuando llegó la respuesta dudó del poder de Dios para cumplirlo. Cuando algo m aravilloso ocurre la persona m ás sorprendida es precisam ente aquel cristiano que ha estado orando fervientemente porque sucediera. Sin embargo, no hay razón para pensar que María hubiera estado orando para ser la madre de Jesús. Un ejemplo clásico de esto lo encontram os en el libro de Hechos. Pedro estaba en la cárcel esperando ser ejecutado, y cuando los creyentes en Jerusalén se enteraron «la ig lesia hacía sin cesar oración a Dios por él» (H ch 12:5). Por orden de D ios, un ángel llevó a cabo un rescate espectacular. Nada más quedar liberado Pedro corrió al culto de oración para dar la gran noticia. Notemos el sorprendente relato: «Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la m adre de Juan, el que tenía por sobrenombre M arcos, donde m uchos estaban reunidos orando. Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escu ch ar una m uchacha llamada Rode, la cual, cuando reconoció la voz de P edro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estab a a la puerta. Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que asiera. E ntonces ellos decían: ¡Es su ángel! M as Pedro p ersistía en llam ar; y cuando abrieron y le vieron. se qued aro n atónitos» (H ch. 12:12-16). P edro tuvo m ás dificultades en en trar a aquella reunión de oración que en salir de la cárcel. 

2. ¿Por qué José y M aría esperaron tanto tiempo antes de marchar a Belén? Sabemos que am bos habían creído el m ensaje del ángel acerca del niño en el vientre de María y estaban sin duda conscientes de la profecía de Miqueas 5:2 que declaraba que el Cristo nacería en Belén. ¿Por qué esperaron hasta el último m inuto para partir? En realidad, uno tiende a pensar que si no hubiera sido por el decreto de César Augusto ellos ni siquiera habrían ido. Respuesta: Este autor no ha encontrado una respuesta satisfactoria. Quizá es mejor concluir que José (siendo un hom bre de D ios como era) tuvo buenas razones para actuar de la m anera en que lo hizo. Quizá el lector desee ex p lo rar un poco más. 

3. ¿Por qué M aría y José no se hospedaron con sus fam iliares en Belén? Los mesones de aquellos días no eran lugares de buena fama, por lo que José se debió sentir desesperado al tener que someter a su esposa embarazada al pecado y ruido de semejan te lugar. Pero incluso esta posibilidad les fue negada. Respuesta: 

Hab ría sido bastante difícil para ellos explicar (o esperar que entendieran) la naturaleza del nacim iento virginal. Todos los chismosos sabrían ya que José y María llevaban sólo seis meses casados, y allí estaba ella, esperando un bebe para esos días. ¿S ería de José? ¿No sería de algún extraño? José evitó el co n tacto con los fam iliares para librar a su am ada esposa de todo esto. 

4. ¿Por qué nació Jesús en un lugar que aparentemente servía para albergar animales? Respuesta: Porque los corderos nacían generalm ente en un corral y éste era el Cordero de D ios. ó. 

5.¿Por qué los ángeles aparecieron primero a los pastores? Respuesta: Porque ningún otro grupo humano en la tierra habría entendido mejor lo que Dios estaba llevando a cabo que aquellos hombres que criaban corderos y después los vendían para el propósito de los sacrificios en el tem plo. (V éanse Jn. 1:29; 10:11.) 

Nota: E llos llegarían a entender después que en el pasado las ovejas habían muerto por el pastor, pero ahora el Pastor planeaba morir por las ovejas (Jn. 10: 11). Cuando los pastores escucharon las buenas nuevas « vin ieron , pues, apresuradamente» (Le. 2:16). Después de encontrar a Jesús «dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño ... y volvieron glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y vis to ...» (Le. 2:17-20). 

6. ¿Por qué usó Dios a los ángeles primero? 

Respuesta: 

a. Porque los ángeles están interesados en los asun­tos de la salvación. (Véanse 1 P. 1:12; Ex. 25:20; Dn. 12:5, 6; Le. 15:10; Ef. 3:10.) 

b. Porque estuvieron presentes en la creación del mundo y se regocijaron (Job 38:7). Es. pues, muy lógico que Dios les permitiera estar cerca en la presentación del Salvador del mundo.

LA ETAPA DE LOS EVANGELIOS V. Los cuatro biógrafos (Mateo. Marcos, Lucas y Juan). VI El mensaje y el ministerio de Juan el Bautista. 72 Pasos de Cristos.

 V. Los cuatro biógrafos (Mateo. Marcos, Lucas y Juan). 

Cada uno de ellos presenta un cuadro diferente del Salvador. 

A. Mateo: el Rey, simbolizado por un Icón. Escrito para los judíos. 

B. Marcos: el Siervo, a semejanza de un buey. Escrito para los romanos. 

C. Lucas: el Hombre perfecto, a semejanza de un hombre. Escrito para los griegos. 

D. Juan: el Dios Todopoderoso, simbolizado por un águila. Escrito para todo el mundo. De manera que: 

1. Tenemos una genealogía en Mateo porque un rey debe tener una. 

2. Aparece una genealogía en Lucas porque un hombre perfecto debe tener una. 

.3. No hay ninguna genealogía en Marcos porque un siervo no necesita una. 

4. No tenemos ninguna genealogía en Juan porque el Dios eterno no la tiene. El doctor Van Dyke dijo una vez: «Si cuatro testigos aparecieran delante de un juez para dar cuenta de un cierto suceso, y cada uno de ellos contara la misma historia con exactamente las mismas palabras. el juez concluiría que su testimonio no es muy valioso; que del único hecho del que no se podía dudar es que se habían puesto de acuerdo para contar la misma historia. Pero si cada hombre contaba lo que había visto, tal como él lo había visto, aquella evidencia sería mucho más creíble. Y cuando nosotros leemos los cuatro evangelios, (',no es eso exactamente lo que encontramos? Los cuatro testigos nos cuentan la misma historia a su propia manera.» Debemos notar también que los cuatro evangelios no deben ser considerados como resúmenes biográficos de la vida de Cristo, sino más bien como resúmenes teológicos. Casi todo lo relacionado con la primera parte de su vida, desde el nacimiento hasta los treinta años, se deja fuera. 



VI. El mensaje y el ministerio de Juan el Bautista (Mr. 3:1-12; Mr. í:l-8:Lc. 1:80; 3:1-18; Jn. 1:6-28). 

Nota: Aunque el ministerio completo de Juan no empezó a divulgarse hasta treinta años más tarde, precedió y preparó, el del Mesías; es, pues, procedente insertarlo en este punto de nuestro estudio. 

A. El ministerio de Juan consistía en aparecer en el momento apropiado como un testigo de Cristo, quien sólo él era la luz verdadera de este mundo (Jn. 1:6-18). 

1. Esta Luz ofrecería salvación a todos los hombres (1:9). 

2. Esta luz, sin embargo, sería: a. Ignorada por el mundo que el había creado (Jn. 1:10). b. Rechazada por la nación que él había llamado (Jn. 1:11). (Véanse también Le. 19:14: Hch. 13:46.) Se ha dicho que Juan 1:11 es el versículo más triste de la Biblia y que Juan 1:12 es el más gozoso. «A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.» «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.» 

3. Esta Luz, encarnada, llena de gracia y de verdad, transformaría en hijos de Dios a los pecadores arrepentidos. Es decir, el Hijo de Dios vino a ser el Hijo del Hombre para que los hijos de los hombres pudieran llegar a ser hijos de Dios (Jn. 1:11-14). Notamos por 1:13 que la salvación no es por generación (no de sangre), por reformación (no de la voluntad de la carne), ni por confirmación (no por la voluntad de hombre), sino por regeneración (de Dios). 

B. Las ropas de Juan (hechas de piel de camello) y su alimento (langostas y miel silvestre) reflejan que estaba totalmente dedicado a su llamamiento santo (Mt. 3:4).

C . El mensaje de Juan al pueblo en general era: 

1. A rrepentios porque el reino de los cielos se ha acercado (M i. 3:2). 
2. Preparad el cam ino del S eñ o r (Le. 3:4-6). 
3. Som eterse al bautism o en el río Jordán com o prueba de su arrepentim iento (M t. 3:6; Le. 3:3).

 D. El mensaje de Juan a grupos específicos era: 

1. A los fariseos y líderes ju d ío s (M t. 3:7-10). «Al ver él que m uchos de los fariseos y de los saduccos venían a su bautismo, les decía: i Generación de víboras! ¿Quién os enseño a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos digno de arrepentim iento. Y no penséis d ecir dentro de vosotros mismos: A Abraham ten em o s por Padre; p orque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y y a tam bién el hacha está puesta a la raíz de los árboles: por tanto , todo árbol que noda buen fruto es cortado y echado en el fuego.» 

2. A los publícanos: «No exijáis m ás de lo que os está ordenado» (Le. 3:13). 

3. A los soldados: «No hagáis extorsión a nadie, ni calum niéis; y contentaos con vuestro salario» (Le. 3:14). 4. A los nuevos convertidos: «El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, h aca lo m ism o» (Le. 3:11). 

5. A l mundo: «H e aquí el Cordero de D ios, que qu ita el pecado del mundo» (Jn. 1:29). 

E. El testimonio de Juan a todos: 

1. Que él no era el Cristo (Jn. 1:20). 

2. Que él no era el pro feta E lias ni el p ro feta del que había hablado M oisés (1:21). (Véase también M al. 4 :5 ; D t. 18:15, 18.) Los sacerdotes y los levitas estaban dentro de su derecho al cu estio n ar a Juan, pues era su responsabilidad verificar lo que enseñaban todos los m aestros religiosos. (Véanse Dt. 13:1-5; 18:20-22.) 

3. Que él era sólo una voz que clam ab a en el d esierto (Jn. 1:23). 

4. Que él no era digno de desatar la correa de las sandalias del verdadero M esías (1:27). 

5. Que él era el am igo del verdadero esposo (Jn. 3:29). 

6. Toda carne  vera pronto la salvación de D ios (Le. 3:6). 

7. Que esta salvación en carnada (Cristo) revelaría al Padre (Jn. 1:18). 

8. Que este Salvador disfrutaría del m inisterio del E spíritu y del am or del Padre en form a sin p recedente (Jn. 3:34, 35). 

9. Q ue bautizaría con el Espíritu Santo a los hom ­ bres p o r gracia en su p rim era venida, pero con el fuego del ju icio en su segunda venida (Le. 3:16). (V éanse H ch. 2 y A p. 6.) 

10. Que Cristo debe crecer y él (Juan) menguar (Jn. 3:30). 

11. Cumplimiento número cinco de las profecías del A ntiguo Testam ento: que ten d ría un p recursor. (C p. Is. 40:3-5; M al. 3:1 con Le. 1:76- 78; 3:3-6; M t. 3:1-3.). De esta m an era Juan viene a ser el últim o de los grandes profetas bíblicos, como Samuel fue el primero en el Antiguo Testamento. A sí como Sam uel presentó a Saúl, el prim er rey de Israel (1 S. 10), Juan presen taría a su eterno Rey, Jesús (Jn. 1:29). 


Los setenta y dos pasos de Cristo de la gloria a la gloria 

Paso uno: desde la g loria hasta Belén (Le. 2:1-21). 
Paso dos: de Belén a Jeru salén (Le. 2:22-38). Paso tres: de Jerusalén a N azaret (Le. 2:39). 
Paso cuatro: de Nazaret a Belén (M t. 2:1-12).
Paso cinco: de Belén a Egipto (M t. 2:13-18). 
Paso seis: de Egipto a Nazaret (M t. 2:19-23; Le. 2:40). 
Paso siete: de Nazaret a Jerusalén (Le. 2:41-50). 
Paso ocho: de Jeru salén a Nazaret (Le. 2:51-52) 
Paso nueve: de Nazaret a Betábara, al lado del Jordán (M t. 3:13-17; Jn. 1:28). 
Paso diez: de Betábara a las tentaciones del desierto (M t. 4:1-11; Mr. 1:12, 13; Le. 4:1-13). 
Paso once: de las tentaciones del desierto a Betábara (Jn. 1:29-42). 
Paso doce: de Betábara a Betsaida (Jn. 1:43-51). 
Paso trece: de B etsaida a Caná (Jn. 2:1 - 11). 
Paso catorce: de C aná a Capernaum (Jn. 2:12). 
Paso quince: de Capernaum a Jerusalén (Jn. 2:13-3:21). 
Paso dieciséis: de Jerusalén al río Jordán (Jn. 3:22-36). 
Paso diecisiete: del río Jordán a Sicaren Samaria (M t. 4:12; Le. 3:19, 20; Jn. 4:1-42). 
P aso dieciocho: de Sicar a Caná (Jn. 4:43-54). 
Paso diecinueve: de Caná a Nazaret (Le. 4:16-30). 
Paso veinte: de Nazaret a Capernaum (M t. 4:13-22; 8:14- 17; M r. 1:14-38; Le. 4:31-42). 
Paso veintiuno : de Capernaum a su  primera gira de predicación en Galilea (M t. 4:23; 8:2-4; Mr. 1:39-45; Le. 4:4 3 — 5:16). 
Paso veintidós: de su primera gira de predicación en Galilea a Capernaum (M t. 9:2-9; M r. 2:1-14; Le. 5:17-28). 
Paso veintitrés: de Capernaum a los campos sembrados de Galilea (M t. 12:1-8; Mr. 2:23-28; Le. 6:1-5). Paso veinticuatro: de los campos de Galilea a una sinagoga galilea (M t. 12:9-14; Mr. 3:1-6; Le. 6:6-11). 
Paso veinticinco: de una sinagoga en Galilea al monte Tabor (M t. 5:1— 7:29; 4:24, 25"! 10:2-4; 12:15-21: Mr. 1:12: 3:7-19; Le. 6:12-49: 1 2 :2 2 -3 1 ,5 7 -5 9 ; 16:17). 
Paso veintiséis; del monte Tabor a Capernaum (M t. 8:1. 5- 13; Le. 7:1-10). Paso veintisiete: de Capernaum a Naín (Le. 7:11-17, 36-50). 
Paso veintiocho : d e N aín a su segunda c a m p a ñ a de predicación en Galilea (M t. 12:46-50; 13:1-52: Mr. 3:19- 35; 4:1-34; Le. 8:1-21; 12:10; 13:18-21). 
Paso veintinuev e: de Galile a a su segunda campaña de predicación en la región de los gadarenos (M t. 8:18, 23, 24: Mr. 4:3 5 — 5:20; Le. 8:22-39). 
Paso treinta: de la tierra de los gadarenos a Capernaum (Mt. 9:1; 10:34; 11:2-19; Mr. 1:21-43; 2:15-22; Le. 8:40-56; 5:29-39; 7:18-35; 16:16). 
Paso treinta y uno: de Capernaum a Jerusalén (Jn. 5:1-47). a 
Paso treinta y dos: de Jerusalén a Nazaret (segunda visita) (M t. 13:53-58; M r. 6:1-6). 
Paso trein ta y tres: de Nazaret a su tercera campaña de pred icación en Galilea (M t. 9 :3 5 — 10:1. 5 -1 6 , 24-33, 3 7 — 1 1 : 1 ; 14:1-13; Mr. 6:6-29; Le. 9:1-9). 
Paso treinta y cuatro : de su recorrido de predicación en Galile a una zona desértic a c e rc a d e B etsaid a (M t. 14:13-23; Mr. 6:30-47; Le. 9:10-17; Jn. 6:1-18). Paso treinta y cinco : de la zona desértic a de Betsaid a a G enesaret (M t. 14:24-36; Mr. 6:48-56; Jn. 6 : 19-21). 
Paso treinta y seis: del llano de Genesaret a Capernaum (Mt. 15:1-20; Mr. 7:1-23; Jn. 6:22-71; 7:1). 
Paso treinta y siete: de Capernaum a la región de Tiro y Sidón (M t. 15:21-28; Mr. 7:24-30). 
Paso treinta y ocho: de la región de Tiro y Sidón a la zona de Decápolis (Mr. 7:31-37). 
P aso trein ta y nueve: de Deeápolis al monte T ahor (M t. 15:29-38; M r. 8:1-9). 
Paso cuarenta: del monte Tabor a Magdala (M t. 15:39— 16:12: Mr. 8:9-21). 
Paso cuarenta y uno: de Magdala a Betsaida (M r. 8:22-26; Jn. 7:2-9). 
Paso cuarenta y dos: de Betsaida a Jerusalén (Jn. 7:10— 10:39). 
Paso cu aren ta y tres: de Jeru salén a Perca (Jn. 10:40-42). 
Paso cuarenta y cuatro: de P erea a Cesárea de Filipos (M t. 16:13-28: Mr. 8:27— 9:1: Le. 9:18-27). 
Paso cuarenta y cinco : de Cesárea de F ilipos al monte Herrnón (M i. 17:1-23; Mr. 9:2-31; Le. 9:28-45). Paso cuarenta v seis: del monte Herrnón a Capernaum (M i. 17:24— 18:35: M r. 9:33— 10:1: Le. 9:46-50). Paso cuarenta y siete: de C apernaum a P erea (M t. 8:19-22: 11:20-30: 19:1. 2: Le. 9:51 — 10:37: Mr. 10:1). Paso cuarenta y ocho: de Perea a Betania y sus alrededores (M t. 10:34-36: 1 2 :2 2 -38.42-45; 19:3— 20:28; 24:4.3-51; Mr. 10:2-45: Le. 10:38— 12:9: 13:22.32-36: 13:1-17.22. 33: 14:1— 16:15, 18-31: 17:1-37: 18:1-34: Jn. 11:1-54). 
Paso cuarenta y nueve: de Betania a Jericó (M t. 20:29-34: Mr. 10:46-52; Le. 18:35— 19:28). 
Paso cincuenta: de Jericó a Betania (M i. 26:6-13; Mr. 14:3- 9: Le. 22:1: Jn. 11:55— 12:11). 
Paso cincuenta y uno: de Betania a Betfaaé (M t. 21:1-7: Mr. 11:1-7: Le. 19:29-35). 
Paso cincuenta y dos: de B ctfagé al aposento alto (Mt. 10:17- 23 2 1 :8 — 23:39: 24:1-42: 25:1-46: 26:1-5; 14-38: Mr. 11:8— 13:37: 1 4 :1 .2 . 10-25: Le. 19:36— 2 0 :8 ,2 0 -4 0 ,4 5 - 47; 21:1-38: 13:34.35: 12:11. 12: 22:2-34; Jn. 12:12). 
Paso cincuenta y tres: del aposento altoa Getsem aní (M t. 26:31-56: M r. 14:26-52: Le. 22:35-53: Jn. 15:1— 18:12) Paso cincuenta y cuatro: de Getsem aní a la casa de Anas (Jn. 18:12-14: 19-24).
Paso cincuenta y cinco: de la casa de Anas al palacio de Caitas (M t. 26:57— 27:1; Mr. 14:53-72: Le. 22:54-71; Jn. 18:15-18. 25-27). 
Paso cincuenta y seis: del palacio de Caitas a la sala del tribunal de Pilato (M t. 27:2. 11-14: Mr. 15:1-5: Le. 23:1- 6: Jn. 18:28-38). Paso cincuenta y siete: del tribunal de Pilato al palacio de Herodes (Le. 23:7-12). 
Paso cincuenta y ocho: del palacio de Herodes al tribunal de P ilato (M t. 27:15-26: M r. 15:6-15: Le. 23:13-25; Jn. 18:39— 19:16). 
Paso cincuenta v nueve: del tribunal de Pilato al pretorio (M t. 27:27-31; Mr. 15:16-20). 
Paso sesenta: del pretorio al Calvario (M t. 27:32-56; Mr. 15:21-41: Le. 23:26-49: Jn. 19:16-37). 
Paso sesenta y uno: del Calvario a la tumba de José de A rimatea (M t. 27:57-66: M r. 15: 42-47: Le. 23:50-56: Jn. 19:31-42). Paso sesenta y dos: de la tumba de José a las profundidades de la tierra (1 P. 3:18-20). Paso sesenta y tres: del corazón de la tierra a la resu rrección (M t. 28:2-4: Mr. 16:9-11: Le. 24:12: Jn. 20:1-18). 
Paso sesenta y cuatro : de la resurrección al Padre (Jn. 20:17). 
Paso sesenta v cinco: del Padre al cam ino cerca de Jeru salén (M t. 28:5-15: M r. 16:2-8: Le. 24:1-11). 
Paso sesen ta y seis: de la carretera cerca de Jerusalén al camino a Emaús (M r. 16:12, 13; Le. 24:13-35). Paso sesenta y siete: de Emaús al aposento alto (Le. 24:36- 43: Jn. 20:19-23). 
Paso sesenta y ocho: del aposento alto otra vez al aposento alto, una semana después (Jn. 20:24-29). Paso sesenta y nueve: del aposento alto al m ar de Tiberias (Jn. 21:1-25). 
Paso setenta: del mar de T iberias al monte Tabor (M t. 28:16- 20). 
Paso setenta y uno: del monte Tabor al aposento alto (Mr. 16:14-18: Le. 24:44-49). 
Paso setenta y dos: del aposento alto al monte de los Olivos (M r. 16:19. 20: Le. 24:50-53: H ch. 1:4 -11)



LA ETAPA DE LOS EVANGELIOS I. Los dos prologos, II. Las dos genealogías III. Las tres anunciaciones IV. Los tres cantos de alabanza



LA ETAPA DE LOS EVANGELIOS I (MATEO MARCOS LUCAS JUAN).

PRESENTACION Y RESUMEN A LA VIDA DE NUESTRO SEÑOR."

LOS DOS PROLOGOS, LAS DOS GENEALOGIAS, LAS TRES ANUNCIACIONES, LOS TRE CANTOS DE ALABANZA.


Vamos a considerar ahora una introducción a la vida de nuestro bendito Señor, así como una presentación y un resumen de la misma. 

I. Los dos prólogos. 

A. El prólogo de Lucas (Le. 1:1-4). 

1. Muchos habían escrito ya un relato de la vida de Cristo. 

2. Lucas se proponía hacer lo mismo, obteniendo los hechos de varios de los testigos oculares. 

3. Planeaba, por último, enviar su narración a su amigo Teófilo. Lucas también dedicaría más tarde su segundo libro, los Hechos de los Apóstoles, a Teófilo (Hch. 1:1). 

B. El prólogo de Juan (Jn. 1:1-5). 

1. Cristo Jesús estaba con el Padre desde la eternidad. (Véanse Pr. 8:22-31; Jn. 17: 5, 24.) 

2. El fue el Creador de todas las cosas. (Véanse Col. 1:16, 17; Ef. 3:9; He. 1:2.) 

3. Jesucristo es tanto la luz como la vida de los hombres. (Véanse Jn. 5:26; 1 Jn. 5:11: Jn. 8:12; 9:5; 12:35.46.) 

4. Jesucristo resplandeció en las tinieblas de este mundo y las tinieblas no prevalecieron contra él. 

5. Estos cinco primeros versículos de Juan son los más profundos en la Biblia, y son dignos de haberse escrito en oro. 


II. La dos genealogías. 

A. La genealogía de Mateo (Mi. 1:1-17). 

1. Contiene cuarenta y un nombres. 

2. Traza la línea genealógica descendiente desde Abraham, el padre de la raza hebrea, hasta José. (Véase Gá. 3:16.) 

3. Traza la línea desde David pasando por su hijo Salomón (2 S. 12:24). 

4. Nos da la línea de José. Nota de estudio: esta genealogía es notable por varias razones. 

a. Contiene los nombres de cuatro mujeres. En las genealogías del Oriente raramente aparecen mujeres. 

b. Estas cuatro mujeres tienen antecedentes cuestionables. (1) Tamar era una ex prostituta (Mt. 1:3; Gn. 38:13-30). (2) Rahab era también una ex prostituta (Mt. 1:5: Jos. 2:1). (3) Rut fue anteriormente pagana (Mt. 1:5; Rut 1:4). (4) Betsabé era una ex adúltera (Mt. 1:6 ; 2 S. 11:1-5). Pero por medio de la multiforme y maravillosa gracia divina, la primera mujer (Tamar) fue la mujer de Judá (hijo de Jacob) que dio origen a la familia del rey David; la segunda (Rahab) fue su tatarabuela: la tercera (Rut) fue su bisabuela: y la cuarta (Betsabé) fue su esposa y madre de Salomón. (Véase Rut 4:18-22.) 

B. La genealogía de Lucas (Le. 3:23-38). 

1. Contiene setenta y cuatro nombres. 

2. Traza la línea genealógica ascendente desde José hasta Adán, el padre de la raza humana. 

3. Traza la relación con David por medio de otro hijo llamado Natán (2 S. 5:14). 

4. Nos da la línea davídica de María. Nota especial: varios problemas aparecen en relación con ambas genealogías. 

a. Mateo dice que el padre de José se llamaba Jacob (1:16), mientras que Lucas dice que era Eli (Le. 3:23). En el mundo antiguo a veces se referían a los yernos como a sus propios hijos. De manera que muchos piensan que Eli era realmente el padre de María y suegro de José. 

b. Satanás era consciente del hecho de que la línea que llevaba a Cristo pasaba por David. El trató aparentemente de romper en alguna parte un eslabón en su cadena real. Con la subida al trono de Joaquín (el decimonoveno eslabón desde David), parecía que el diablo iba a ganar, porque Dios profirió la siguiente maldición contra este joven e impío rey: «Así ha dicho Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia. hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida: porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá» (Jer. 22:30). Esta declaración no significa que no tuviera hijos, porque en 1 Crónicas 3:17, 18 se nombran a algunos, (véase también Mt. 1:12.) Lo que quiere decir es que debido al juicio divino sería considerado sin descendencia en lo que al trono se refería. Sea cual sea su significado, parecía que la línea real de David y de Salomón había llegado a su final con Joaquín (llamado también Conías y Jeconías en el Antiguo Testamento). (Véanse Jer. 22:24: 2 R. 24:8.) Pero debió ser un rudo golpe para el diablo cuando supo que Dios no estaba limitado a una sola línea. David tenía otro hijo llamado Natán, y fue por medio de esta línea que vino María, la madre de Jesús.


 III. Las tres anunciaciones. 

A.  Zacarías acerca del nacimiento de Juan el Bautista, el precursor del Mesías (Le. 1:5-25). 

1. El arcángel Gabriel se le apareció al sacerdote Zacarías cuando estaba ofreciendo el incienso en el templo en Jerusalén. (Véanse Ex. 30:7; 2 Cr. 29:11.) Nota: Este era el primer mensaje hablado procedente del cielo en más de 400 años. La estación Radio Antiguo Testamento había dejado de transmitir con Malaquías 4. Pero Dios comienza ahora de nuevo la transmisión de mensajes. Radio Nuevo Testamento estaba en el aire oficialmente. 

2. El ángel del Señor le informa a Zacarías que sus oraciones han sido oídas y que su esposa, aunque mayor, dará a luz un hijo. Este es el octavo de nueve nacimientos en la Biblia en el que Dios interviene. Son: 

a. El nacimiento de Isaac a Abraham y Sara (Gn. 21:1). 

b. El nacimiento de Jacob y Esaú a Isaac y Rebeca (Gn. 25:21). 

c. El nacimiento de Rubén a Jacob y Lea (Gn. 29:31). 

d. El nacimiento de Isacar a Jacob y Lea (Gn. 30:17, 18) 

e. El nacimiento de José a Jacob y Raquel (Gn. 30:22-24).

f. El nacimiento de Samuel a Elcana y Ana (1 S. 1:19).

g. El nacimiento de Sansón a Manoa y su esposa (Jue. 13:1, 2).

h. El nacimiento de Juan a Zacarías y Elisabet (Le. 1:57).

i. El nacimiento de Jesús a María (Le. 2:7).


3. Gabriel le dice a Zacarías que este hijo:

a. Se llamaría Juan.

b. Se abstendría de bebidas alcohólicas. Es decir, sería un nazareo (Nm. 6:3). como se suponía que debía ser Sansón (Jue. 13:4).

c. Sería <rrunde delante de Dios. (Véase Mt.11:11.)

d. Estaría lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre. Esto también se dice acerca de otros dos hombres:

(1) Jeremías (Jer. 1:5).

(2) Pablo (Gá. 1:15).

e. Haría que muchos de los hijos de Israel se volvieran al Señor. Esto lo hizo él en la primera 

venida de Cristo, como Elias lo hará un día en su segunda venida. (Véase Mal. 4:5,6 .)

f. Predicaría con el poder y el espíritu de Elias. (Mt. 11:14; Mr. 9:12.)

g. Prepararía el camino para la venida del Mesías, lo que daría cumplimiento a lo dicho en Isaías 40:3.


4. Como él y su mujer eran de edad avanzada, Zacarías tenía dificultades en creerlo. (Como una vez sucedió con Abraham v Sara. Véanse Gn. 17:17; 18:12.)

5. Gabriel reprende amablemente al anciano sacerdote por su incredulidad y le advierte que 

se quedará sin voz hasta el día del nacimiento de Juan. 

6 . El pueblo que esperaba afuera pronto se da cuenta de que algo muy extraño le ha ocurrido a Zacarías, y que no puede pronunciar la esperada bendición sobre ellos. Muchos en aquel grupo de gente estarían, sin duda, allí para ayudar a Zacarías a celebrar un evento tan especial como era quemar el incienso sobre el altar de oro. Un sacerdote sólo podía hacerlo una vez en toda su vida. Otros en la multitud estarían esperando escucharle pronunciar la gran bendición levítica que hallamos en Números 6:22-27:

 «Jchová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti. y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.» 

Pero en aquel día no hubo celebración ni bendición. Algo mucho más especial y eterno estaba ocurriendo. Zacarías regresa a casa, y pronto su esposa, anciana y estéril, queda embarazada.

7. El nombre Zacarías significa «Dios recuerda» y el nombre Elisabet «su juramento». Con el nacimiento de Juan el Bautista Dios estaba recordando su pacto hecho en Salmo 89:34-37.

B. A María acerca del nacimiento de Jesús (Le. 1:26-38).

1. Durante el sexto mes del embarazo de Elisabet, el arcángel Gabriel se aparece a una virgen de 

Nazaret (desposada con José) llamada María

2. Le anuncia que ha sido elegida por Dios para que su bendito Hijo nazca en el mundo. (Véase Gá. 4:4.) Son especialmente dignas de ser consideradas las palabras en Lucas 1:28:«Y entrando el ángel en donde ella estaba. dijo: ¡Salve, muy favorecida El Señor es contigo: bendita tú entre las mujeres.» El ángel no dijo sobre las mujeres, sino entre las mujeres. Notemos también en 1:47 que la primera persona que aparece en las Escrituras que llamó Salvador a Jesús fue su madre. María necesitaba la salvación como cualquier otro. (Véase Romanos 3:23.)

3. Cumplimiento número uno de las profecías del Antiguo Testamento: que nacería de una virgen. (Cp. Is. 7:14 con Mt. 1:22. 23.)

4. El ángel predijo que el niño

a. Se llamaría Jesús.

b. Sería llamado Hijo del Altísimo. Un demonio se refirió a él con este mismo nombre (Mr. 5:7).

c. Heredaría el trono de David.

d. Cumplimiento número dos de las profecías del Antiguo Testamento: que se le daría el trono de David. (Cp. 2 S. 7:11, 12; Sal. 132:11; Is. 9:6, 7; 16:5; Jer. 23:5 con Le.  1:31. 32.)

e. Reinaría sobre este trono para siempre. (Véanse Dan. 2:44; 7:14, 27; Mi. 4:7.)

f. Cumplimiento número tres de las profecías del Antiguo Testamento: que su trono sería eterno. (Cp. Dn. 2:44; 7:14, 27: Mi. 4:7 con Le. 1:33.)

5. María está perpleja: «¿Cómo será esto? pues no conozco varón» (Le. 1:34).

6 . El arcángel le asegura: «El Espíritu Sanio vendrá sobre ti. y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Le. 1:35). Estos versículos (Le. 1:31. 35) nos enseñan dos cosas importantes acerca de la encarnación:

a. Jesús fue concebido por el Espíritu Santo.

b. El elemento sobrenatural en la encarnación no fue el nacimiento de Cristo, sino más bien la concepción. Él nació como nacen todos los seres humanos. Es vital hacer esta distinción, porque él era completamente Dios como si nunca hubiera sido hombre, y era completamente hombre como si nunca hubiera sido Dios.

7. Gabriel predice que el hijo de María será también llamado Hijo de Dios. (Véanse Mt. 14:33; Mr. 1:1; Jn. 1:34; 20:31: Hch. 8:37; Ro. 1:4.)

©

8 . Después la informa acerca del embarazo de su prima Elisabet. «Porque nada hay imposible para Dios» (Le. 1:37). (Véanse también Gn. 18:14: Jer. 32:17; Mt. 19:26; Le. 18:27.)

9. María se somete simple y humildemente a la voluntad de Dios: «He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra»  (Le. 1:38).

C. A José en relación con la pureza de María (Mt.  1:18-25).

1. Al enterarse de que estaba embarasada Jose

«como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente» (Mt. 1:19). 

2. Aquella misma noche, sin embargo, Gabriel le asegura durante un sueño el inminente nacimiento virginal de Cristo.' 

3. Le dice a José que este niño «salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt. 1:21). (Véanse también Hch 4:12; 5:31; 13:23, 38; He. 7:25.) 

4. Gabriel se refiere a este niño como Emanuel, que significa «Dios con nosotros» (Mt. 1:23). 

5. Cumplimiento número cuatro de las profecías del Antiguo Testamento: que se llamaría Emanuel. (Cp. Is. 7:14 con Mt. 1:23.) «He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros» (Mt. 1:23). Esta profecía era. por supuesto, un cumplimiento de Isaías 7:14 (véase Mt. 1:22). Algunos han cuestionado sin éxito la palabra hebrea ahnah en Isaías 7:14. alegando que no siempre significa virgen; pero en cualquier caso, no hay ninguna dase de duda acerca de la palabra griega para virgen, que es parthenos, que siempre y sin excepción se refiere a una joven doncella que no ha tenido experiencia sexual. 

6 . José hace los arreglos necesarios para recibir a María como su esposa legítima. José debe ser considerado, en todos los sentidos, como un hombre verdaderamente justo, con la madurez espiritual de un David, un Moisés, un Pedro o un Pablo. En verdad el José del Nuevo Testamento puede ser comparado favorablemente con el José del Antiguo Testamento. En ambos casos los padres se llamaron Jacob; ambos mostraron sorprendente madurez; ambos recibieron visiones de Dios; ambos estuvieron en Egipto. Uno es un tipo de Cristo y el otro fue su tutor legal. En realidad, si no hubiera sido por el pecado de Judá, José habría reinado en Jerusalén como un rey legítimo cuando Cristo nació. Era él y no Herodes el que tenía las credenciales apropiadas para sentarse sobre el trono de Israel.


IV. Los tres cantos de alabanza. 

A. Ia alabanza de Elisabet a María 

(Le. 1:39-45), llamado frecuentemente el Magníficat. Nota: Esto ocurrió aparentemente antes de que José supiera del estado de María. María, nada más marcharse el arcángel, salió de prisa, y quizá en secreto, de Nazaret y se fue a visitar a Elisabet en algún sitio cerca de Jerusalén. José no se enteró de su condición hasta que no regresó tres meses después. 

1. Juan saltó en el vientre de su madre al oír el saludo de María, y Elisabet fue llena del Espíritu Santo. 2. Elisabet bendijo a María: «Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre» (Le. 1:42). (Véase también Le. 1:28.) 

B. La alabanza de María a Dios (Le. 1:46-56). 

1. María responde: «Engrandece mi alma al Señor. y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador» (1:46, 47). 

2. Se da cuenta de que la historia la reconocerá como la favorecida del Señor. 

3. Alaba al Padre porque humilla a los poderosos, exalta a los humildes, llena a los hambrientos. y hace proezas con su brazo poderoso. (Véanse Is. 52:10; Sal. 33:10: 1 S. 2:6-8; Is. 53:1.) 

4. Pasados tres meses María regresa a Nazaret. 


C. La alabanza de Zacarías a Dios (Le. 1:57-79). 

1. El hijo de Zacarías nace y es circuncidado a los ocho días. 

2. Los amigos y familiares suponen que el niño se llamará como el padre. El anciano sacerdote, sin embargo, todavía mudo, escribe que Juan será su nombre. 

3. Recupera inmediatamente la voz y alaba a Dios en el poder del Espíritu Santo, dándole gracias: a. Por guardar sus promesas dadas a Abraham y a David. b. Por visitar y redimir a su pueblo. (Véanse también Sal. 111:9; Le. 7:16.) 

4. Zacarías después habla en relación con Juan: a. Será el precursor del Mesías. (Véanse Is. 40:3; Ml. 11:10.) b. Dará el conocimiento de la salvación. (Véase Jn. 1:29.) c. Predicará el arrepentimiento. (Véase Le. 3:3.) d. Presentará al Salvador. «... con que nos visitó desde lo alto la aurora» (1:78). (Véanse también Nm. 24:17; Mal. 4:2.) Nada más alcanzar la madurez, Juan se retira al desierto a fin de prepararse para su futuro ministerio como un evangelista nazareo.



INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DEL EVANGELIO Y UN EXAMEN A LOS PASOS DEL SEÑOR

 INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DEL EVANGELIO 

(Mateo, Marcos, Lucas y Juan) Esta etapa abarca un período de treinta y cinco años aproximadamente. Se inicia con un anuncio en el templo de Dios (Le. 1:11-20) y termina con la ascensión del Hijo de Dios (Le. 24:51). Así como el Antiguo Testamento comienza con la creación del hombre a la imagen de Dios (Gn. 1:26). esta etapa comienza con Dios en la imagen de hombre (Jn. 1:14). El hombre creado a la imagen de Dios sería derrotado por Satanás en un bello jardín (Gn. 2:8). pero el Dios en forma humana derrotaría completamente a Satanás en el desierto estéril (Mt. 4:1). Anteriormente a esta etapa, las ovejas morían por el Pastor (Ex. 12:1-13), pero ahora el Pastor moriría por las ovejas (Jn. 10:11). En su nacimiento le fue ofrecido oro, incienso y mirra por unos magos que le adoraron (Mt. 2:11), pero en su muerte los hombres impíos que se mofaban de el le ofrecieron espinas, vinagre y salivazos (Mt. 27:29. 34: 26:67). El relato evangélico nos lo describe salvando pecadores bajo un árbol (Jn. 1:48), subidos a un árbol (Le. 19:4, 5), y colgados de un árbol (Le. 23:43). En sus páginas hallamos que es calmada una tormenta en el mar (Le. 8:24) y que es maldecido un árbol infructuoso (Mt. 21:19). Tres de las ocho resurrecciones bíblicas suceden en este período. Son: la hija de Jairo (Mr. 5:41), el hijo de la viuda (Le. 7:14), y Lázaro (Jn. 11:43. 44). Al desarrollarse la historia. un carpintero soñador es reafirmado (Mt. 1:20, 21), y es restaurado un discípulo que le niega (Jn. 21:15-17). Escuchamos conversaciones que vienen del cielo (Mt. 17:1-5) y otras que proceden de los sepulcros (Le. 16:19- 31). Las prostitutas son perdonadas (Jn. 4:39: 8:11) y los hipócritas son condenados (Mt. 23). Aparecen aquí por primera vez los conceptos de iglesia (Mt. 16:18). comunión (Mt. 26:26-30), y la Gran comisión (Mt. 28:19, 20). En resumen, los ciegos ven. los sordos oyen, los mudos hablan, los paralíticos son sanados, los muertos se levantan, los endemoniados son liberados, y los perdidos son salvados.


LA ETAPA DEL EVANGELIO 

UN EXAMEN DE LOS PASOS DE NUESTRO SEÑOR 

Cualquier estudiante serio de la vida de Cristo va a tlescubrir pronto que no se puede ser dogmático acerca de la duración del ministerio terrenal de nuestro Señor ni de la exacta secuencia de los hechos que acontecieron en el. Al hacer el presente trabajo, he sido fuertemente influenciado por el libro The Life of Christ in Stereo, dc Johnston M. Cheney, que es una armonía de los evangelios. En él se sugiere, entre otras cosas, que el ministerio público de Cristo duró cuatro años. Cheney escribe: «La cronología generalmente aceptada del ministerio de Cristo está basada en las referencias del Evangelio de Juan a las fiestas de la Pascua. Se citan tres pascuas en Juan 2:12; 6:4, y 11:55, y se presume otra en base dc la refe- / rencia en 5:1 a una fiesta que no se nombra. Estas cuatro Pascuas nos dan un periodo de tres años desde la primera limpieza del templo hasta la semana de la pasión... Si aceptamos, pues, la exactitud histórica de los documentos de Juan, es evidente que el ministerio de Jesús tiene que abarcar dos o tres años cuanto menos. Pero que tenga que limitarse a tres años no es algo requerido por los textos. Esta limitación se ha supuesto en razón del silencio de Juan a una quinta Pascua. Este punto de vista presume que Juan se refiere a cada Pascua del ministerio dc Cristo... Uno de los elementos más cuestionables dc la cronologia tradicional de tres años es que comprime demasiados eventos en los últimos seis meses de su ministerio ... la alternativa lógica que podemos sugerir es la de que el ministerio de Jesús duró cuatro años.» (The Ufe of Christ in Stereo pp. 226-228.) La parábola de Jesús en Lucas 13:6-9 también sugiere fuertemente una ministerio de cuatro años. «Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año; hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.» En el anuncio comercial de una bebida refrescante en la televisión, se decía: «Dr. Pepper, ¡qué incomprendido eres! Cualquiera que te prueba, sabe que dejas buen sabor.» Sustituyendo simplemente las palabras Dr. Pepper por Cristo Jesús, tendremos inmediatamente un trágico cuadro religioso, aunque autentico, del siglo xx. Cristo, sin duda, es incomprendido. Lina pequeña niña recitó una vez equivocadamente Juan 3:16: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo olvidado...» [El autor juega bien con las palabras en inglés begotten y forgotten que suenan de manera parecida.J

 I . Cristo Jesús es malentendido por los liberales. 

Veamos las siguientes sórdidas declaraciones sobre el Salvador: A. Albert Schweitzer: «Era un fanático engañado que perdió inútilmente su vida en devoción ciega a un sueño ilusorio. No hay nada más negativo que el estudio crítico de la vida de Cristo.» B. George Bernard Shaw: «Un hombre que fue sano hasta que Pedro le aclamó como el Cristo, y entonces se convirtió en un monomaniaco ... su engaño es común entre los dementes ... bastante consecuente con el fraude que Jesús llevó a cabo en Jerusalén después de que su engaño se apoderó completamente de él.» C. Rudolf Bultmann: «Pienso que de verdad no conocemos casi nada de la vida y personalidad de Jesús.» D. Hugh Schonfield: «Había que organizar una conspiración en la que la víctima fuera el principal instigador. Era una concepción y una empresa de pesadilla, el resultado de la pavorosa lógica de una mente enferma....»

 II. Cristo Jesús es incomprendido por las sectas. 

A. La opinión de los testigos de Jehová: «El hombre Jesús está muerto, muerto para siempre» (Charles Russell). 

B. La opinión de la iglesia mormona: «Cristo Jesús era un polígamo: María y Marta, las hermanas de Lázaro, eran dos de sus mujeres, y María Magdalena fue otra. Incluso la fiesta de las bodas de Caná de Galilea, donde Jesús cambió el agua en vino, no fue otra cosa que la ocasión de uno de sus propios matrimonios» (Brigham Young). 

C. La opinión de la Ciencia Cristiana: «Dios es indivisible. Una porción de Dios no puede entrar en el hombre; ni tampoco la plenitud de Dios puede ser reflejada por un solo hombre» (Mary Baker Eddy). 

III. Cristo Jesús es malentendido por personas que creen en la Biblia. 

Carecemos hoy casi totalmente de una fuerte predicación exegética sobre la vida de Cristo en los púlpitos fundamentalistas. Parece que la ra/.ón es que los liberales han hablado tanto y durante tanto tiempo sobre ello, que los creyentes lo evitan y sólo se interesan en su muerte. Ningún estudiante sincero de la Biblia va a negar, por supuesto, en ningún momento que su muerte en el Calvario es lo que nos redime. Nada hay mejor establecido en las Escrituras que esta preciosa verdad. Pero cuando estudiamos las verdades presentadas acerca de nuestro bendito Salvador desde el libro de Hechos hasta Apocalipsis, nos maravillamos de cuántas veces las epístolas le citan de los evangelios. Veamos algunas de estas referencias, todas las cuales enfatizan su vida lo mismo que su muerte en el Calvario. 

A. Hebreos 12:1-3: «Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.» 

B. Filipenses 2:5-8: «Haya, pues, en vosotros, este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombres, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.» 

C. 2 Corintios 4:8-11: «Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados: en apuros, mas no desesperados; perseguidos. mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.» 

D. 2 Corintios 3:18: «Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.» Consideremos los argumentos de Pablo en este capítulo. Dice: 

1. El mensaje de la ley tiene gloria, pero se desvanece. Esta es la razón por la que Moisés llevaba un velo cuando bajó del monte Sinai, a fin de que Israel no la viera desvanecerse (3:13). Esta gloria estaba representada por Moisés. 

2. El mensaje de gracia posee también gloria, que nunca se desvanecerá. Por esto no se necesita ningún velo. Esta gloria es representada por Cristo.

3. Por tanto, a medida que el creyente estudia ia vida de Cristo (la «gloria del Señor» como se la refiere aquí en 3:18. probado por Jn. 1:14), su vida se transforma (en griego, me ¡amo rphoomai) poco a poco a la imagen de Cristo. 4. Esa es la meta suprema del creyente en esta tierra: asemejarse lo más posible a Jesús. Este es. por supuesto, el propósito último de Dios a lo largo de toda la eternidad, pero él quiere empezar este proceso ahora. El doctor H.A. Ironside escribe en su libro sobre 2 Corintios: «Recordarán el relato de Hawthorne “The Great Stone Face” [El gran rostro de piedra!. Habla de un muchacho que vivía en un pueblo al pie de un monte. En la cima del monte se hallaba una gran imagen de piedra con un rostro hermoso y noble mirando hacia abajo en forma muy seria, muy solemne, a la gente del pueblo. Circulaba la leyenda de que un día iba a llegar al pueblo alquien que era exactamente como el rostro de la imagen de piedra, y que haría cosas maravillosas por la gente y sería el instrumento de grandes bendiciones. Esta historia llamó poderosamente la atención del muchacho, hasta el punto de que siempre que podía subía al monte para quedarse allí contemplando aquel rostro de piedra y pensar en aquel que un día llegaría. Pasaron los años y nadie apareció. pero el hombre joven hacía todavía lo que el muchacho había hecho: se iba a lo alto del monte y contemplaba la belleza, la majestad, la bondad de aquel gran rostro de piedra. Pasó la juventud y creció el adulto, pero nunca pudo quitar de su mente aquella historia; llegó la ancianidad y un día. mientras caminaba por el pueblo, alguien le miró y dijo: “¡Ya llegó! ¡Aquel que es el gran rostro de piedra!” Se había transformado en aquel que contemplaba continuamente. Si quieres llegar a ser como Cristo, mira a Jesús. Si quieres crecer en la gracia, mira a Jesús. Le encuentras revelado en su Palabra; por tanto, lee tu Biblia y medita sobre ello. Cantamos el himno: “Toma tiempo para ser santo. Habla mucho con el Señor.” El doctor Lewis Sperry Chafer interrumpía casi siempre que se cantaba este himno y decía: “Por favor, permítanme cambiar la primera línea; cantemos: Toma tiempo para contemplarlo.” A medida que le contemplemos llegamos a ser santos, porque “todos nosotros, retlejando como en un espejo la gloria del rostro sin velo del Señor, somos cambiados. transfigurados y transformados en su misma imagen de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor”» (pp. 92,93). 

E. Romanos 5:8-10: «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo. mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.» 

F. 1 Pedro2:21: «Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.» Uno de los libros religiosos más famosos que se han escrito tiene este versículo como su fundamento, y es mi creencia que no lo interpreta bien. El libro es, por supuesto, En sus pasos, de Charles M. Sheldon. Se han vendido en inglés más de ocho millones de ejemplares. El autor describe en la novela una situación en la que un grupo de cristianos están decididos a hacer y a decir solamente aquellas cosas que Jesús habría hecho y dicho en ciertas situaciones. Pero está claro que Pedro no se refiere a esta práctica aquí; porque a causa de la vida sobrenatural de Cristo, aunque no fuera por ninguna otra razón más, sería absolutamente imposible. Por ejemplo, aquí tenemos a un cristiano cruzando un día el Atlántico, cuando de pronto ve una barca amenazada por una inesperada tormenta. Puede escuchar los gritos desesperados de los impotentes viajeros pidiendo auxilio. Rápidamente piensa: ¿Qué hubiera hecho Jesús? Sabemos exactamente lo que Él hizo al menos en dos ocasiones semejantes (Jn. 6:19: Mt. 8:26). Pero, ¿podemos hacer lo mismo hoy? Además, debemos notar que Pedro no nos dice que sigamos en sus pisadas, sino que sigamos sus pisadas. Cuando Pedro usó aquí la palabra griega de la que traducimos «ejemplo», lo que hizo fue buscar una ilustración recordando su días de escuela en la niñez. La palabra significa literalmente «escribir bajo». Era usada para palabras dadas a los niños para copiar y estudiar. El niño podía entonces aprender a escribir pasando su dedo sobre los ejemplos que tenía arriba. De igual manera. Pedro exhortaba a los creyentes a estudiar y a trazar las pisadas del bendito Salvador durante su ministerio en la tierra. Estas pisadas son en verdad muy interesantes de leer. Su primer paso fue desde la gloria a Belén; el segundo fue de Belén a Jerusalén cuando tenía unos ocho días de edad. El último le llevó desde el monte de los Olivos hasta la gloria de donde había venido. El siguiente estudio de la vida de Cristo es un intento de presentar estos pasos, que son setenta y dos en total, en un orden geográfico y cronológico. Para ayudar en el recorrido emplearemos un conjunto simple de símbolos de los temas (véase el cuadro). Por ejemplo, mientras estuvo en la tierra nuestro Señor realizó treinta y seis milagros que tenemos registrados en los evangelios. Dichos milagros aparecen correctamente ubicados en exacto orden cronológico, y van acompañados de su símbolo correspondiente, que en este caso es la estrella. Las treinta y ocho parábolas que Cristo dijo son tratadas de igual manera y llevan su símbolo, que es una boca abierta. Sus diecinueve oraciones están indicadas por manos en posición de orar; mientras que sus dieciséis sermones aparecen señalados por un libro abierto. Finalmente, sus cuarenta y cinco predicciones van acompañadas por el símbolo de un ojo. A todo ello debemos agregar las treinta y siete profecías del Antiguo Testamento que nuestro Señor cumplió, que quedan localizadas y simbolizadas mediante una corona.

Esperamos fervientemente que por medio de este método el estudiante de la vida de Cristo pueda localizar fácilmente mediante estos símbolos todas y cada una de las cosas importantes que Jesús dijo e hizo según los relatos de los evangelios. Al final del estudio aparece una lista resumida de la vida de Cristo recogida de los setenta y dos pasos. Estos temas. algunos de los cuales han sido ya mencionados. cubren áreas tales como:

 1. Los treinta y seis milagros del Salvador. 
 2. Sus treinta y ocho parábolas.
 3. Las diecinueve oraciones del Maestro.
 4. Sus cuarenta y cinco predicciones.
 5. Sus dieciséis sermones.
 6 . Los treinta y seis diálogos que sostuvo.
 7. Las dieciséis referencias del Antiguo Testamento acerca de Cristo.
 8 . Las veintidós citas que Jesús hizo del Antiguo Testamento. 
9. Las diez pruebas de la deidad de Cristo. 
10. Las treinta pruebas de la humanidad del Salvador.
 11. Los treinta y siete nombres y títulos del Señor.
 12. Las treinta y siete profecías del Antiguo Testamento cumplidas por Cristo. 
13. Las veintisiete almas convertidas por el Señor. 
14. Las quince clases de sufrimiento experimentados por el Salvador. 
15. Las siete últimas palabras de Jesús. 
16. Las diez apariciones del Cristo resucitado. 
17. Los partidos políticos y religiosos del tiempo de Cristo. 
18. Los varios lugares visitados por el Maestro. 
19. Las muchas personas con las que se encontró Jesús. 

LA ETAPA EL RETORNO (MALAQUÍAS)

MALAQUÍAS (435-396 a.C.) INTRODUCCIÓN 

1. Malaquías significa «mi mensajero». , 

2. Nada sabemos acerca de Malaquías aparte de su nombre y del hecho de que fue el último de los profetas del Antiguo Testamento. 

3. Podemos considerar a Malaquías como una especie de resumen en miniatura de todo el Antiguo Testamento, porque el profeta abarca brevemente aquellas cinco grandes verdades que encontramos en los demás libros, y son: 

a. La elección de Israel por Dios (1:2; 2:4-6, 10). 

b. La transgresión de Israel contra Dios (1:6; 2:11, 17). 

c. La manifestación del Mesías (3:1; 4:2). 

d. La tribulación sobre las naciones (4:1). 

e. La purificación de Israel al final (3:2-4, 12,16-18; 4:2-6). 

4. Malaquías puede ser comparado con Moisés. a. Moisés nos dio la primera profecía del Antiguo Testamento relacionada con el Mesías (Gn. 3:15). b. Malaquías escribe la última profecía del Antiguo Testamento concerniente al Mesías (4:2). 

5. El libro de Malaquías puede ser considerado como un cumplimiento parcial de la profecía de Daniel en 9:24-27. Esta gran predicción, conocida como las setenta semanas, (en realidad un período de 490 años) empezó en el 445 a.C, y estaba divida en tres grandes segmentos. El primero abarcaba un período de cuarenta y nueve años. Esto nos lo deja en el 396, o aproximadamente la fecha en que muchos creen que Malaquías completó su libro.


I. El amor de Dios es declarado (1:1-5). 

A. En el segando versículo de su libro Malaquías introduce la primera de siete preguntas petulantes que los israelitas camales le hacían a Dios. Cada una de las preguntas era la reacción a una clara declaración previa que Dios había hecho. Estas eran: 

1 . ¿En qué nos amaste? (1:2). 

2. ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? (1:6). 

3. ¿En qué te hemos deshonrado? (1:7). 

4. ¿En qué te hemos cansado? (2:17). 

5. ¿En qué hemos de volvemos? (3:7). 

6 . ¿En qué te hemos robado? (3:8). 

7. ¿En qué hemos hablado contra ti? (3:13). 

B. S. Franklin Logsdon escribe lo siguiente en relación con la primera pregunta: «La pregunta: “¿En qué nos amaste?” indica irritación de parte del pueblo que le lleva a acusar al Señor de no poder probar su amor. Tenían amargos recuerdos de las actitudes y acciones de los edomitas cuando Jerusalén fue saqueada por los filisteos y los árabes (2 Cr. 21:16,17). Estos descendientes de Esaú habían animado y ayudado al enemigo para derrotar a sus hermanos, y el Señor no los había frenado (Abd. 11). Mostraron un placer sádico por el infortunio de Judá burlándose de su desgracia (Abd. 12). Compartieron los despojos con el enemigo cuando la ciudad fue capturada (Abd. 13). Ayudaron al enemigo bloqueando la retirada de los que huían (Abd. 14), y le entregaron los que no pudieron escapar (Abd. 14). Es decir, en la hora de la prueba de Judá, los edomitas se quedaron mirando, se burlaron, insultaron, robaron, atraparon y asesinaron debido al odio heredado contra Jacob (y su posteridad) por haber obtenido la bendición de manera fraudulenta. El pueblo de Israel estaba dolido con Dios a causa de esto. Era una espina que llevaban clavada en su memoria. Recordaban cómo sus padres, en cautiverio, sentados a las orillas de los ríos de Babilonia, lloraban: “Oh Jehová, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalén, cuando decían: Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos” (Sal. 137:7). La pregunta en los días de Malaquías era en síntesis: “¿Por qué Dios lo permitió si nos amaba?”» (Malachi, or, Will a Man Rob God?, pp. 14,15.) 

C. Dios responde a esta primera pregunta señalando dos hechos. 

1. Nunca va a permitir que Edom prospere porque maltrataron a Israel, la niña de sus ojos. 

2. El ya había preferido a Israel sobre Esaú. Algunos han tenido mucha dificultad sobre la declaración de Dios de que amó a Jacob y aborreció a Esaú. Debemos observar aquí varios factores: 

a. En el relato de Génesis que nos cuenta la vida de ambos jóvenes nunca aparece que Dios aborreciera real y personalmente a Esaú y amara a Jacob. (Véanse Gn. 25, 27.) 

b. La declaración puede más bien referirse a las naciones que fundaron estos hombres. Dios aborreció definitivamente las actitudes y acciones tan malvadas de los edomitas, como lo indica el profeta Abdías.

c. El nombre Jacob como aparece aquí es plural, lo que puede indicar que se refiere a toda la nación. 

d. La palabra hebrea para odio es sane, y algunas veces se usa para indicar preferencia o prioridad en vez de aborrecimiento. Este es también el caso con el término griego para odio, que es misco. Consideremos el siguiente ejemplo: 

(1) «Y vio Jehová que Lea era menospreciada [odiada], y le dio hijos; pero Raquel era estéril» (Gn. 29:31). El texto no indica en absoluto que Jacob odiara a su primera esposa, sino simplemente que prefería a la segunda. 

(2) «El pobre es odioso aun a su amigo, pero muchos son los que aman al rico» (Pr. 14:20). «Si alguno viene a mí, y no aborrece [odia] a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo» (Le. 14:26). En este último caso está perfectamente claro que el Señor no estaba enseñando que la persona despreciara o aborreciera a su propia carne y sangre, sino simplemente que el creyente debe dar a Dios la prioridad en su vida. e. El verdadero problema en el pasaje de Malaquías no es que Dios «aborreciera» a Esaú sino que amara a Jacob. Pero el hecho es que Dios amó en verdad a esta nación pecadora. Moisés les recuerda este amor durante su último discurso no menos de siete veces. (Véanse Dt. 4:37; 7:8, 13; 10:15; 15:16; 23:5; 33:3. Otros pasajes que declaran este hecho son: Is. 43:4; 48:14; 63:9; Jer. 31:3; Os. 3:1; 11:1, 4; 14:4.)


II. El amor de Dios es despreciado. 


A. Por los sacerdotes. 

1. Que pretendían engañar al Señor por medio de sus ofrendas en mal estado ( 1 :6 —2:9). a. Le habían ofrecido a Dios animales enfermos y defectuosos. Dios rechazaba estos sacrificios baratos y les retaba diciéndoles: «....Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto?...» ( 1:8). (Véase también el testimonio de David en 2 Samuel 24:24). b. No le habían dado a Dios aquella honra y respeto apropiados que (1) Un niño debe dar a su padre ( 1 :6 ) (2) Un siervo debe rendir a su señor (1:6) (3) Un ciudadano debe pagarle a su rey (1:4). 2. Habían defraudado al pueblo con su mal ejem- , pío (2:7-9). 

B. Por el pueblo. 

1. Por medio de la desigualdad social (2:10). 

2. Por medio de los matrimonios mixtos (2:11). 

3. Por medio de la inmoralidad (2:14). 

4. Por medio de su falta de sinceridad (2:17). 

5. Por medio de su deuda en las ofrendas (3:8- 10). 

6 . Por medio de sus acusaciones (3:13-15).


III. El amor de Dios es mostrado. 

A. Recordando a sus propios santos (3:16, 17). 

Debemos notar especialmente las últimas palabras del 3:16: «... y para los que piensan en su nombre.» Esto sin duda incluye los diferentes nombres que se le dan a Dios en el Antiguo Testamento, junto con sus significados. Una lista resumida de los nombres de Dios incluiría: 

1. Elohim: usado 2.570 veces, habla de la fortaleza y el poder de Dios (Gn. 1:1; Sal. 19:1). 

2. El: encontramos cuatro combinaciones de este nombre

a. Elyon: Dios Altísimo (Gn. 14:17-20; Is. 14:13, 14). 

b. R o í: El Dios que ve (Gn. 16:13). 

c. Shaddai: Todopoderoso, Omnipotente (usado cuarenta y ocho veces en el Antiguo Testamento; véanse Gn. 17:1; Sal. 91:1). 

d. Olam: el Dios eterno (Is. 40:28). 

3. Adonai: Maestro, Señor. Dios es dueño de su creación (Mal. 1:6). 

4. Jehová: el nombre más común de todos. Aparece 6.823 veces. Significa «el que siempre vive», el que tiene vida en sí mismo. Es el Dios del pacto (Gn. 2:4). Aparecen nueve composiciones de este nombre. a. Jireh: Jehová proveerá (Gn. 22:13, 14). 

b. Nisi: Jehová es mi estandarte (Ex. 17:15). 

c. Shalom: Jehová es paz (Jue. 6:24). 

d. Sabbaoth: Jehová de los ejércitos (1 S. 1:3; Is. 6:1-3). 

e. Maccaddeshoem: Jehová que santifica (Ex. 31:13). 

f. Rohi (Raah): Jehová es mi pastor (Sal. 23:1). 

g. Tsidkenu: Jehová justicia nuestra (Jer. 23:6). 

h. Sama: Jehová allí, el Dios que está presente (Ez. 48:35). 

i. Rafe: Jehová tu sanador (Ex. 15:26). 

B. Enviando a su propio Hijo. 

1. En su primera venida fue presentado por Juan el Bautista (3:1). La Biblia Anotada de Scofield, nos dice: «La primera parte del v. 1 se cita con referencia a Juan el Bautista (Mt. 11:10; Mr. 1:2; Le. 7:27), pero la segunda parte, “el Señor a quien vosotros buscáis”, etc., no se cita en ningún lugar del N.T.» (p. 943). La razón para esta omisión es trágicamente evidente: Israel no esperó su primera venida ni le aceptó. (Véase Jn. 1:11.) J. Vernon McGee escribe: «Malaquías anunció la llegada de Juan el Bautista como el mensajero. Juan fue el Malaquías del Nuevo Testamento y empezó donde el Malaquías del Antiguo Testamento había quedado. Malaquías fue el primer locutor de radio que dijo: “La siguiente voz que van a escuchar va a ser la del mensajero del Señor.”» 

2. En su segunda venida será presentado por el profeta Elias (4:5, 6 ). (Véase también Ap. 11:3-14.) Al profeta Elias se le concederá el privilegio de preparar a este viejo, corrompido, cruel y maldecido mundo para su momento más importante, trascendental y glorioso: la venida personal y visible del Rey de reyes y Señor de señores a. Aparecerá para castigar a los gentiles (4:1, 3). b. Vendrá para purificar a Israel (3:2-4).