INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DEL EVANGELIO Y UN EXAMEN A LOS PASOS DEL SEÑOR

 INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DEL EVANGELIO 

(Mateo, Marcos, Lucas y Juan) Esta etapa abarca un período de treinta y cinco años aproximadamente. Se inicia con un anuncio en el templo de Dios (Le. 1:11-20) y termina con la ascensión del Hijo de Dios (Le. 24:51). Así como el Antiguo Testamento comienza con la creación del hombre a la imagen de Dios (Gn. 1:26). esta etapa comienza con Dios en la imagen de hombre (Jn. 1:14). El hombre creado a la imagen de Dios sería derrotado por Satanás en un bello jardín (Gn. 2:8). pero el Dios en forma humana derrotaría completamente a Satanás en el desierto estéril (Mt. 4:1). Anteriormente a esta etapa, las ovejas morían por el Pastor (Ex. 12:1-13), pero ahora el Pastor moriría por las ovejas (Jn. 10:11). En su nacimiento le fue ofrecido oro, incienso y mirra por unos magos que le adoraron (Mt. 2:11), pero en su muerte los hombres impíos que se mofaban de el le ofrecieron espinas, vinagre y salivazos (Mt. 27:29. 34: 26:67). El relato evangélico nos lo describe salvando pecadores bajo un árbol (Jn. 1:48), subidos a un árbol (Le. 19:4, 5), y colgados de un árbol (Le. 23:43). En sus páginas hallamos que es calmada una tormenta en el mar (Le. 8:24) y que es maldecido un árbol infructuoso (Mt. 21:19). Tres de las ocho resurrecciones bíblicas suceden en este período. Son: la hija de Jairo (Mr. 5:41), el hijo de la viuda (Le. 7:14), y Lázaro (Jn. 11:43. 44). Al desarrollarse la historia. un carpintero soñador es reafirmado (Mt. 1:20, 21), y es restaurado un discípulo que le niega (Jn. 21:15-17). Escuchamos conversaciones que vienen del cielo (Mt. 17:1-5) y otras que proceden de los sepulcros (Le. 16:19- 31). Las prostitutas son perdonadas (Jn. 4:39: 8:11) y los hipócritas son condenados (Mt. 23). Aparecen aquí por primera vez los conceptos de iglesia (Mt. 16:18). comunión (Mt. 26:26-30), y la Gran comisión (Mt. 28:19, 20). En resumen, los ciegos ven. los sordos oyen, los mudos hablan, los paralíticos son sanados, los muertos se levantan, los endemoniados son liberados, y los perdidos son salvados.


LA ETAPA DEL EVANGELIO 

UN EXAMEN DE LOS PASOS DE NUESTRO SEÑOR 

Cualquier estudiante serio de la vida de Cristo va a tlescubrir pronto que no se puede ser dogmático acerca de la duración del ministerio terrenal de nuestro Señor ni de la exacta secuencia de los hechos que acontecieron en el. Al hacer el presente trabajo, he sido fuertemente influenciado por el libro The Life of Christ in Stereo, dc Johnston M. Cheney, que es una armonía de los evangelios. En él se sugiere, entre otras cosas, que el ministerio público de Cristo duró cuatro años. Cheney escribe: «La cronología generalmente aceptada del ministerio de Cristo está basada en las referencias del Evangelio de Juan a las fiestas de la Pascua. Se citan tres pascuas en Juan 2:12; 6:4, y 11:55, y se presume otra en base dc la refe- / rencia en 5:1 a una fiesta que no se nombra. Estas cuatro Pascuas nos dan un periodo de tres años desde la primera limpieza del templo hasta la semana de la pasión... Si aceptamos, pues, la exactitud histórica de los documentos de Juan, es evidente que el ministerio de Jesús tiene que abarcar dos o tres años cuanto menos. Pero que tenga que limitarse a tres años no es algo requerido por los textos. Esta limitación se ha supuesto en razón del silencio de Juan a una quinta Pascua. Este punto de vista presume que Juan se refiere a cada Pascua del ministerio dc Cristo... Uno de los elementos más cuestionables dc la cronologia tradicional de tres años es que comprime demasiados eventos en los últimos seis meses de su ministerio ... la alternativa lógica que podemos sugerir es la de que el ministerio de Jesús duró cuatro años.» (The Ufe of Christ in Stereo pp. 226-228.) La parábola de Jesús en Lucas 13:6-9 también sugiere fuertemente una ministerio de cuatro años. «Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año; hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.» En el anuncio comercial de una bebida refrescante en la televisión, se decía: «Dr. Pepper, ¡qué incomprendido eres! Cualquiera que te prueba, sabe que dejas buen sabor.» Sustituyendo simplemente las palabras Dr. Pepper por Cristo Jesús, tendremos inmediatamente un trágico cuadro religioso, aunque autentico, del siglo xx. Cristo, sin duda, es incomprendido. Lina pequeña niña recitó una vez equivocadamente Juan 3:16: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo olvidado...» [El autor juega bien con las palabras en inglés begotten y forgotten que suenan de manera parecida.J

 I . Cristo Jesús es malentendido por los liberales. 

Veamos las siguientes sórdidas declaraciones sobre el Salvador: A. Albert Schweitzer: «Era un fanático engañado que perdió inútilmente su vida en devoción ciega a un sueño ilusorio. No hay nada más negativo que el estudio crítico de la vida de Cristo.» B. George Bernard Shaw: «Un hombre que fue sano hasta que Pedro le aclamó como el Cristo, y entonces se convirtió en un monomaniaco ... su engaño es común entre los dementes ... bastante consecuente con el fraude que Jesús llevó a cabo en Jerusalén después de que su engaño se apoderó completamente de él.» C. Rudolf Bultmann: «Pienso que de verdad no conocemos casi nada de la vida y personalidad de Jesús.» D. Hugh Schonfield: «Había que organizar una conspiración en la que la víctima fuera el principal instigador. Era una concepción y una empresa de pesadilla, el resultado de la pavorosa lógica de una mente enferma....»

 II. Cristo Jesús es incomprendido por las sectas. 

A. La opinión de los testigos de Jehová: «El hombre Jesús está muerto, muerto para siempre» (Charles Russell). 

B. La opinión de la iglesia mormona: «Cristo Jesús era un polígamo: María y Marta, las hermanas de Lázaro, eran dos de sus mujeres, y María Magdalena fue otra. Incluso la fiesta de las bodas de Caná de Galilea, donde Jesús cambió el agua en vino, no fue otra cosa que la ocasión de uno de sus propios matrimonios» (Brigham Young). 

C. La opinión de la Ciencia Cristiana: «Dios es indivisible. Una porción de Dios no puede entrar en el hombre; ni tampoco la plenitud de Dios puede ser reflejada por un solo hombre» (Mary Baker Eddy). 

III. Cristo Jesús es malentendido por personas que creen en la Biblia. 

Carecemos hoy casi totalmente de una fuerte predicación exegética sobre la vida de Cristo en los púlpitos fundamentalistas. Parece que la ra/.ón es que los liberales han hablado tanto y durante tanto tiempo sobre ello, que los creyentes lo evitan y sólo se interesan en su muerte. Ningún estudiante sincero de la Biblia va a negar, por supuesto, en ningún momento que su muerte en el Calvario es lo que nos redime. Nada hay mejor establecido en las Escrituras que esta preciosa verdad. Pero cuando estudiamos las verdades presentadas acerca de nuestro bendito Salvador desde el libro de Hechos hasta Apocalipsis, nos maravillamos de cuántas veces las epístolas le citan de los evangelios. Veamos algunas de estas referencias, todas las cuales enfatizan su vida lo mismo que su muerte en el Calvario. 

A. Hebreos 12:1-3: «Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.» 

B. Filipenses 2:5-8: «Haya, pues, en vosotros, este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombres, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.» 

C. 2 Corintios 4:8-11: «Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados: en apuros, mas no desesperados; perseguidos. mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.» 

D. 2 Corintios 3:18: «Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.» Consideremos los argumentos de Pablo en este capítulo. Dice: 

1. El mensaje de la ley tiene gloria, pero se desvanece. Esta es la razón por la que Moisés llevaba un velo cuando bajó del monte Sinai, a fin de que Israel no la viera desvanecerse (3:13). Esta gloria estaba representada por Moisés. 

2. El mensaje de gracia posee también gloria, que nunca se desvanecerá. Por esto no se necesita ningún velo. Esta gloria es representada por Cristo.

3. Por tanto, a medida que el creyente estudia ia vida de Cristo (la «gloria del Señor» como se la refiere aquí en 3:18. probado por Jn. 1:14), su vida se transforma (en griego, me ¡amo rphoomai) poco a poco a la imagen de Cristo. 4. Esa es la meta suprema del creyente en esta tierra: asemejarse lo más posible a Jesús. Este es. por supuesto, el propósito último de Dios a lo largo de toda la eternidad, pero él quiere empezar este proceso ahora. El doctor H.A. Ironside escribe en su libro sobre 2 Corintios: «Recordarán el relato de Hawthorne “The Great Stone Face” [El gran rostro de piedra!. Habla de un muchacho que vivía en un pueblo al pie de un monte. En la cima del monte se hallaba una gran imagen de piedra con un rostro hermoso y noble mirando hacia abajo en forma muy seria, muy solemne, a la gente del pueblo. Circulaba la leyenda de que un día iba a llegar al pueblo alquien que era exactamente como el rostro de la imagen de piedra, y que haría cosas maravillosas por la gente y sería el instrumento de grandes bendiciones. Esta historia llamó poderosamente la atención del muchacho, hasta el punto de que siempre que podía subía al monte para quedarse allí contemplando aquel rostro de piedra y pensar en aquel que un día llegaría. Pasaron los años y nadie apareció. pero el hombre joven hacía todavía lo que el muchacho había hecho: se iba a lo alto del monte y contemplaba la belleza, la majestad, la bondad de aquel gran rostro de piedra. Pasó la juventud y creció el adulto, pero nunca pudo quitar de su mente aquella historia; llegó la ancianidad y un día. mientras caminaba por el pueblo, alguien le miró y dijo: “¡Ya llegó! ¡Aquel que es el gran rostro de piedra!” Se había transformado en aquel que contemplaba continuamente. Si quieres llegar a ser como Cristo, mira a Jesús. Si quieres crecer en la gracia, mira a Jesús. Le encuentras revelado en su Palabra; por tanto, lee tu Biblia y medita sobre ello. Cantamos el himno: “Toma tiempo para ser santo. Habla mucho con el Señor.” El doctor Lewis Sperry Chafer interrumpía casi siempre que se cantaba este himno y decía: “Por favor, permítanme cambiar la primera línea; cantemos: Toma tiempo para contemplarlo.” A medida que le contemplemos llegamos a ser santos, porque “todos nosotros, retlejando como en un espejo la gloria del rostro sin velo del Señor, somos cambiados. transfigurados y transformados en su misma imagen de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor”» (pp. 92,93). 

E. Romanos 5:8-10: «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo. mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.» 

F. 1 Pedro2:21: «Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.» Uno de los libros religiosos más famosos que se han escrito tiene este versículo como su fundamento, y es mi creencia que no lo interpreta bien. El libro es, por supuesto, En sus pasos, de Charles M. Sheldon. Se han vendido en inglés más de ocho millones de ejemplares. El autor describe en la novela una situación en la que un grupo de cristianos están decididos a hacer y a decir solamente aquellas cosas que Jesús habría hecho y dicho en ciertas situaciones. Pero está claro que Pedro no se refiere a esta práctica aquí; porque a causa de la vida sobrenatural de Cristo, aunque no fuera por ninguna otra razón más, sería absolutamente imposible. Por ejemplo, aquí tenemos a un cristiano cruzando un día el Atlántico, cuando de pronto ve una barca amenazada por una inesperada tormenta. Puede escuchar los gritos desesperados de los impotentes viajeros pidiendo auxilio. Rápidamente piensa: ¿Qué hubiera hecho Jesús? Sabemos exactamente lo que Él hizo al menos en dos ocasiones semejantes (Jn. 6:19: Mt. 8:26). Pero, ¿podemos hacer lo mismo hoy? Además, debemos notar que Pedro no nos dice que sigamos en sus pisadas, sino que sigamos sus pisadas. Cuando Pedro usó aquí la palabra griega de la que traducimos «ejemplo», lo que hizo fue buscar una ilustración recordando su días de escuela en la niñez. La palabra significa literalmente «escribir bajo». Era usada para palabras dadas a los niños para copiar y estudiar. El niño podía entonces aprender a escribir pasando su dedo sobre los ejemplos que tenía arriba. De igual manera. Pedro exhortaba a los creyentes a estudiar y a trazar las pisadas del bendito Salvador durante su ministerio en la tierra. Estas pisadas son en verdad muy interesantes de leer. Su primer paso fue desde la gloria a Belén; el segundo fue de Belén a Jerusalén cuando tenía unos ocho días de edad. El último le llevó desde el monte de los Olivos hasta la gloria de donde había venido. El siguiente estudio de la vida de Cristo es un intento de presentar estos pasos, que son setenta y dos en total, en un orden geográfico y cronológico. Para ayudar en el recorrido emplearemos un conjunto simple de símbolos de los temas (véase el cuadro). Por ejemplo, mientras estuvo en la tierra nuestro Señor realizó treinta y seis milagros que tenemos registrados en los evangelios. Dichos milagros aparecen correctamente ubicados en exacto orden cronológico, y van acompañados de su símbolo correspondiente, que en este caso es la estrella. Las treinta y ocho parábolas que Cristo dijo son tratadas de igual manera y llevan su símbolo, que es una boca abierta. Sus diecinueve oraciones están indicadas por manos en posición de orar; mientras que sus dieciséis sermones aparecen señalados por un libro abierto. Finalmente, sus cuarenta y cinco predicciones van acompañadas por el símbolo de un ojo. A todo ello debemos agregar las treinta y siete profecías del Antiguo Testamento que nuestro Señor cumplió, que quedan localizadas y simbolizadas mediante una corona.

Esperamos fervientemente que por medio de este método el estudiante de la vida de Cristo pueda localizar fácilmente mediante estos símbolos todas y cada una de las cosas importantes que Jesús dijo e hizo según los relatos de los evangelios. Al final del estudio aparece una lista resumida de la vida de Cristo recogida de los setenta y dos pasos. Estos temas. algunos de los cuales han sido ya mencionados. cubren áreas tales como:

 1. Los treinta y seis milagros del Salvador. 
 2. Sus treinta y ocho parábolas.
 3. Las diecinueve oraciones del Maestro.
 4. Sus cuarenta y cinco predicciones.
 5. Sus dieciséis sermones.
 6 . Los treinta y seis diálogos que sostuvo.
 7. Las dieciséis referencias del Antiguo Testamento acerca de Cristo.
 8 . Las veintidós citas que Jesús hizo del Antiguo Testamento. 
9. Las diez pruebas de la deidad de Cristo. 
10. Las treinta pruebas de la humanidad del Salvador.
 11. Los treinta y siete nombres y títulos del Señor.
 12. Las treinta y siete profecías del Antiguo Testamento cumplidas por Cristo. 
13. Las veintisiete almas convertidas por el Señor. 
14. Las quince clases de sufrimiento experimentados por el Salvador. 
15. Las siete últimas palabras de Jesús. 
16. Las diez apariciones del Cristo resucitado. 
17. Los partidos políticos y religiosos del tiempo de Cristo. 
18. Los varios lugares visitados por el Maestro. 
19. Las muchas personas con las que se encontró Jesús. 

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