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ETAPA DE LOS JUECES V. Rut (Rut 1—4). & VI Ana (1S 1:1--2:11. 18-21)

 V. Rut: Una joven moabita (Rut 1—4). 

Del Capitulo A al Capitulo D

A. Capítulo uno: La renuncia de Rut. 

1. Durante una época de hambre, un hombre de Belén llamado Elimelec (que significa «Dios es rey»), junto con su esposa Noemí («placentera») y sus dos hijos Mahlón y Quelión, dejaron Palestina y se trasladaron a Moab (Rut 1:1,2). 

2. Los dos hijos se casaron, pero no tardando mucho la tragedia de la muerte caía sobre ellos, pues primero el padre y después los hijos murieron, dejando a las tres mujeres viudas y desamparadas (1:3-5). 

3. Noemí decidió regresar a Palestina y Rut. su nuera mayor, la acompañó. Noemí intentó persuadirla de que se volviera a su tierra, a la casa de su padre, pero la respuesta de Rut ha quedado registrada como una de las más bellas declaraciones que pueden salir de un corazón humano. Dijo: 
    «Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos» (1:16, 17). 

4. Rut y Noemí emprendieron su difícil viaje de regreso, caminando unas 100 millas (unos 160 km) y cruzando montañas de más de una milla (1.600 m) de altura. Nada más llegar, la desilusionada Noemí instruye a sus antiguas vecinas para que ya no la llamen más Noemí, sino «Mara», que significa «amarga» (1:20- 22). 


B. Capítulo dos: La solicitud de Rut

1. Rut va a recoger cebada, y en la providencia de Dios entra en un campo que pertenece a Booz, un pariente cercano de Elimelec (2:1- 3). Booz era hijo de Rahab, la ex ramera de Jericó (Ml. 1:5). 

2. Booz la vio y aparentemente se enamoró de ella. La trató con mucha consideración y ordenó a sus obreros hacer lo mismo (2:15, 16). 

3. Rut regresa a casa con unas 30 libras (unos 15 kg) de grano de cebada e informa a Noemí de la amabilidad de Booz, quien inmediatamente se pone a planear una boda (2:19-23). 

C. Capítulo tres: El descanso de Rut. 

1. Noemí instruye a Rut para que vaya a la era donde suele pernoctar Booz para que asuma una posición a sus pies. Algunos han visto esto como un acto inmoral, pero nadie que conozca las costumbres de Israel y del antiguo mundo oriental sostendrá semejante afirmación. Según la ley hebrea Rut tenía el derecho de reclamar del familiar más cercano el cumplimiento de sus deberes como el pariente redentor. Mediante la acción que llevó a cabo Rut estaba haciendo exactamente eso. Booz entendió perfectamente su solicitud cuando le dijo: «... extiende el borde de tu capa sobre tu sierva. por cuanto eres pariente cercano» (3:9). A partir de este momento Booz dio los pasos necesarios para casarse con Rut. Esta costumbre se practica todavía hoy hasta cierto grado entre los árabes. 

2. Booz entonces le explica a Rut por qué no le había propuesto antes que se casaran: «... hay pariente más cercano que yo» (3:12). 

3. Rut volvió a casa e informó a Noemí de todo lo sucedido. Ella le da seguridades acerca de Booz con las siguientes palabras: «Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy» (3:18). 

D. Capítulo cuatro: La cosecha de Rut

1. Booz solicitó una reunión de los ancianos de la ciudad para determinar si el familiar más cercano (que podía ser un hermano de Elimelec) estaba dispuesto a redimir o no (4:1-4). Nota: A Booz se le pararía el corazón cuando oyó decir a aquel pariente: «Yo redimiré» (4:4). Pero Booz continuó razonando: «Entonces replicó Booz: El mismo día que compres las tierras de mano de Noemí, debes también tomar a Rut la moabila. mujer del difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su posesión» (4:5). Con gran alivio y, sin duda, con una oración de gratitud a Dios. Booz le escuchó concluir al pariente más cercano, diciendo: «Y respondió el pariente: No puedo redimir para mí, no sea que dañé mi heredad. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podre redimir» (4:6). 

2. Ya no quedaba duda sobre el asunto. Booz podría ahora casarse con Rut. Para confirmar la decisión los dos hombres se intercambiaron un zapato. Era la costumbre de este tiempo en Israel que mediante este acto de quitarse una sandalia, un hombre confirmaba su voluntad de transferir a otro su derecho de compra. Esto validaba públicamente la transacción (4:7-10). 

3. A su debido tiempo Dios dio a Booz y a Rut un hijo que llamaron Obed. Obed creció y engendró a Isaí. quien a su vez tuvo un hijo llamado David. Resultando que esta moabita, que una vez fue pagana, se transformó en la bisabuela del rey David e y fue incluida así en la genealogía de nuestro Señor Jesucristo (Mi. 1:5). Este es otro de los ejemplos más emocionantes de la gracia que aparecen en la Biblia.



VI. Ana: una madre dedicada (1 S. 1:1—2:11, 18-21). 

Desde la Letra A a la D

A. El relato comienza con la escena de una mujer estéril que llora y ora en el altar del tabernáculo en Silo. Se llamaba Ana. Podemos leer su oración en I Samuel 1:11. Observamos varios factores en su petición: 
    1. Parte de la aflicción de Ana era debido a la burla constante a que la sometía Penina. la otra mujer de su esposo (1:6). Dios nunca aprobó la poligamia porque siempre produjo dolor y frustración, (véanse Gn. 21:9-11: 30:1.) 
    2. El doctor John Davis escribe en relación con la oración de Ana: «Oró con gran amargura de alma y la esencia de su oración está recogida en unas pocas palabras del versículo 11: “y te acordares de mí...". Estas palabras nos son familiares. Nos traen a la memoria la oración simple de Sansón que encontramos en Jueces 16:28. Ciego e impotente, clamó a su Dios y le pidió: “Acuérdate ahora de mí.” También la encontramos en los labios de un hombre que estaba siendo crucificado en el Calvario. Uno de los malhechores que crucificaban al lado de Jesús mirándole con fe. dijo: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”» (Le. 23:42). (Conquest and Crisis.) 
    3. Ana promete que si recibe un hijo lo criará como un nazareo. De esta manera su hijo Samuel se convirtió en uno de los tres nazareos que encontramos en la Biblia. Los otros dos fueron Sansón (Jue. 13) y Juan el Bautista (Le. 1). 
    4. En su agonía de alma. Ana mueve los labios cuando está orando pero no produce sonidos audibles, lo que causa que el sumo sacerdote Eli (que la estaba observando sin ser visto) piense que está embriagada (1:12. 13). 

B. Cuando Ana es reprendida por su supuesta embriaguez niega inmediatamente la acusación y comparte con Eli la verdadera naturaleza de su congoja. El anciano sacerdote le asegura entonces que Dios contestará en verdad su oración (1:14-18). 

C. En el curso del tiempo Dios «recuerda» a Ana (comparar con Gn. 8:1) dándole un hijo a quien pone por nombre Samuel. Cuando lo destetó (probablemente no antes de los dos años de edad) lo llevó a Eli para dedicarlo a Dios (1 S. 1:26-28). 

D. Después de la dedicación. Ana canta un bellísimo himno de alabanza que es la base del canto de María que encontramos en Lucas 1:46-55. (Véase 1 S. 2:1-11.)