Showing posts with label Oseas. Show all posts
Showing posts with label Oseas. Show all posts

LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO SEXTA PARTE ( Amos, Oseas y Miqueas )

 LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO SEXTA PARTE

En esta sexta parte, Incluirá los libros de Amos, Oseas y Miqueas

AMÓS (765-750 a.C.) 

INTRODUCCIÓN 

1. El nombre Amós significa «carga». Los nombres orientales tienen generalmente una razón de ser, éste puede estar refiriéndose a un embarazo y parto difícil o puede habérsele dado como un anuncio profético de su futuro ministerio para describir la carga de su corazón por el pecado de Judá e Israel. 2. Procedía de Tecoa, pequeño pueblo a unas 5 millas (unos 8 km) de Belén de Judá. 

3. Amós era un pastor (1:1; 7:14, 15) y recogedor de higos silvestres (7:14). No había estudiado en la escuela de profetas, pero había sido llamado por Dios para ser un evangelista laico. 

4. Fue llamado a ser profeta para toda la casa de Jacob (3:1,13), pero sobre todo para el reino del norte (7:14, 15), en el santuario principal de Bet-el (7:10). Aquí llevó a cabo su gran campaña de avivamiento y habló fuertemente contra el pecado, la separación y la santificación. 

5. Amós ministró durante los reinados de Uzías, rey de Judá, y Jeroboam n , rey de Israel, comenzando a ministrar dos años antes del gran terremoto que sacudió a Palestina (1:1). Este terremoto dejó tan fuerte recuerdo en el pueblo que Zacarías (un profeta hebreo posterior) se refiere a él 250 años más tarde (Zac. 14:5). Josefo, el historiador judío, habla de un sismo que tuvo lugar en el tiempo que Dios castigó al rey Uzías con lepra por su intromisión en las tareas de los sacerdotes (2 Cr. 26:16-21). (Josefo: Las obras esenciales, Editorial Portavoz, p. 172.) 

6. En el tiempo del ministerio de Amós, Israel había llegado al zenit de su prosperidad bajo el reinado de Jeroboam II (2 R. 14:25). ¡Pero junto con la prosperidad nacional llegó también la perversión religiosa! 


I. Denuncia de ocho naciones (caps. 1—6).

A. Siria. Capital: Damasco (1:1-5). 
1. Esta nación había acosado frecuentemente a Israel, sobre todo durante los reinados de Benadad I y Hazael. (Véanse 1 R. 20:1; 2 R. 6:24; 2 R. 10:32, 33.) 
2. Dios haría que:
a. Ardiera el palacio real en la capital. 
b. Cayeran sus fortalezas militares. 
c. Muchos sirios murieran y otros fueran llevados de vuelta a Kir, a la tierra donde vivieron como esclavos. (Cp. 1:5 con 9:7.) Kir estaba localizada en Mesopotamia. (Véase también 2 R. 16:9.) 
B. Filistea. Capital: Gaza (1:6-8). 
Las cuatro ciudades principales de Filistea: Gaza, Asdod, Ascalón y Ecrón, serían juzgadas porque habían prendido y vendido a algunos hebreos como esclavos a Edom. (Véanse 2 Cr. 21:16, 17; Joel 3:4-8.) 
C. Fenicia. Capital: Tiro (1:9, 10). 
1. Habían quebrantado su pacto de hermandad con Israel (refiriéndose al acuerdo que David y Salomón habían hecho con Tiro). (Véase 1 R. 9:13.) 
2. Tiro había atacado las ciudades de Israel y había vendido a sus ciudadanos como esclavos a Edom. (Véase Joel 3:4-8.). 
3. Dios haría que los palacios y las fortalezas de Tiro fueran destruidas por fuego. 

D. Edom. Capitales: Temán y Bosra (1:11, 12)
1. Temán estaba ubicada al sureste de Petra y Bosra estaba en la parte centro-norte de Edom. 
2. Aunque los israelitas y edomitas estaba relacionados por parentesco familiar (un pueblo procedía de Jacob y el otro de Esaú, véase Gn. 25:30), Israel había sufrido bastante a manos de Edom. (Véanse también Mal. 1:2; Abd. 1:1- 21.) 
3. Sus fortalezas militares serían destruidas. 

E. Amón. Capital: Rabá (1:13-15). 
1. Los amonitas, descendientes de la hija menor de Lot (Gn. 19:38), habían cometido crímenes horribles, abriendo con sus espadas el vientre de mujeres hebreas embarazadas durante sus guerras de expansión en Galaad. 2. Dios destruiría sus ciudades y sometería a esclavitud a sus gentes. 
F. Moab. Capital: Queriot (2:1-3). 
1. Este pueblo, descendiente de la hija mayor de Lot (Gn. 19:37), había, entre otros crímenes, profanado las tumbas de los reyes de Edom, sin ningún respeto por los muertos. (Véase 2 R. 3:26, 27.) 2. Los moabitas serían derrotados en la guerra y prenderían fuego a sus palacios. 

G. Judá. Capital: Jerusalén (2:4, 5). 
1. Judá había rechazado la Palabra de Dios y desobedecido al Dios de la Palabra. 
2. Habían endurecido sus corazones como lo hicieron sus padres. 

H. Israel. Capital: Samaria (2:6-16). 
1. Habían pervertido la justicia aceptando sobornos. 
2. Habían vendido a los pobres como esclavos, cambiándolos por un par de zapatos. 
3. Padres e hijos habían cometido el pecado de inmoralidad con la misma prostituta. 
4. Holgazaneaban en las fiestas religiosas con ropas tomadas de sus deudores. 
5. Habían ofrecido sacrificios de vino en el templo con dinero que habían robado. , 
6. Se mostraban completamente desagradecidos por las bendiciones de Dios recibidas en el pasado. 
7. Habían causado que los nazareos pecaran tentándoles a beber vino. 
8. A causa de todo esto, Dios hará que: 
a. Cruja la tierra como cruje una carreta cargada de trigo. 
b. Los más valientes de los guerreros tiemblen en la batalla. 

I. Toda la casa de Jacob (Israel y Judá) (3:1—6:14). 
1. El castigo de Jacob debe ser equivalente a sus privilegios (3:1-3). «Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así: A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades. ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?» 
2. Dios les estaba enviando un aviso final por medio de sus profetas (3:7). 
3. Dios llama a los enemigos de Jacob para que den testimonio de todas sus iniquidades (3:9). 
a. Sus mujeres habían sido crueles y exigentes (4:1-3). 
b. Sus ceremonias religiosas, externas y vacías, habían llegado a ser un insulto para la santidad divina (4:4, 5; 5:21-26). 
c. Se habían rodeado de un lujo grosero, con camas de marfil para dormir y alimentos exquisitos (6:4). d. Pensaban más en la música mundana que en su propio Mesías (6:5). 
e. Habían bebido vino a jarra llena y se habían perfumado con perfumes olorosos, y a la vez se habían olvidado por completo del pobre y del necesitado (6 :6 ). 
4. El Señor había procurado por todos los medios volverlos al buen camino (4:6-13), pero ellos no habían respondido positivamente. De forma que su antiguo Salvador se transformaría en su propio juez. «Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel» (4:12). 
5. Dios les extiende una última invitación (5:4-15): «Buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre» (Am. 5:8). 
6 . La invitación fue rechazada y el juicio caería. 
a. Jacob sería consumido como un león devora una oveja (3:12). 
b. Habría llanto y gritos de dolor en cada calle y plaza (5:16). 
c. En aquel día serán como el que huye de un león y se topa con un oso, o como el que entra en su casa, se apoya en la pared y le muerde una víbora (5:19). 
d. El noventa por ciento de sus soldados caería en la guerra (5:3). 


II. El anuncio de cinco visiones (caps. 7—9). 

A. La visión de la plaga de langosta (7:1-3). 

1. En esta visión Dios revela a Amós su intención de destruir todas las cosechas después de la primera siega. 
2. Amós intercedió por Israel y el Dios de toda gracia cambió el curso de su acción. 

B. La visión del fuego (7:4-6).
 1. Amós vio un fuego destructor, tan abrasador que consumía las aguas de Palestina. Caería sobre la tierra como un castigo por el pecado. 
2. El profeta de nuevo clamó por misericordia y Dios dejó a un lado el merecido juicio.
 
C. La visión de la plomada (7:7-16). 
1. Amós vio al Señor parado al lado de una pared con una plomada en la mano para verificar si estaba vertical. 
2. Dios informó a Amós de:
a. Que él iba a continuar probando a Israel con la plomada de la justicia divina. 
b.  Que no les iba a perdonar ni una vez más. 
c. Que destruiría a la dinastía de Jeroboam II mediante la espada. Esto, por supuesto, sucedió literalmente (como todas las profecías de Dios). Jeroboam II fue sucedido en el trono por su hijo Zacarías, siendo asesinado por un rebelde llamado Salum a los seis meses de su reinado 
(2 R. 15:10- 12). Dios volvería después a usar esta misma plomada con Judá en los días del inicuo rey Manasés (2 R. 21:13-15).
3. A estas alturas de su ministerio profético, Amós fue confrontado por Amasias, el presidente de la asociación sacerdotal de Bet-el, quien rápidamente envió dos mensajes. 
a. Uno al rey Jeroboam II avisándole de las actividades «desafiantes» de Amós. 
b. El otro dirigido al mismo Amós ordenándole que se marchara inmediatamente de Bet-el y se volviera a su tierra en Judá. Amós respondió al instante diciendo que, a pesar de sus humildes antecedentes (no era profeta ni hijo de profeta), había sido llamado por Dios y no permitiría que nadie le impidiera llevar a cabo su ministe rio. Amós después le dio a Amasias de parte del Señor una de las más terribles profecías que se pueden pronunciar sobre un ser humano, a causa del intento de este falso sacerdote de querer silenciar al verdadero profeta de Dios.
(1) La esposa de Amasias se convertiría en una prostituta común en las calles de Bet-el. 
(2) Sus hijos e hijas morirían a espada. 
(3) Su tierra y posesiones serían repartidas. 
(4) El mismo moriría en tierra de paganos 

D. La visión de la cesta madura de fruta (8:1-14). 

1. El significado de esta visión: Dios mostró a Amós una cesta llena de fruta madura, explicándole que simbolizaba a Israel que estaba ya maduro para el juicio. 
2. La razón para esta visión de juicio: los mercaderes del reino del norte, crueles, corrompidos y materializados: 
a. Habían robado a los pobres vendiéndoles alimentos mohosos y atropellando a los necesitados. 
b. Deseaban que terminara el día de sábado y otras festividades religiosas para poder seguir engañando con medidas y pesas falsas. 
c. Esclavizaban a los pobres, comprándoles por una pieza de plata o por un par de sandalias. 
3. Los resultados de esta visión de juicio: 
a. El desenfrenado canto del templo se transformará en llanto. 
b. Los muertos se veían por todas partes. 
c. Se verán horrendas señales en los cielos: «Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro» (8:9). Este castigo espantoso tendrá su cumplimiento final durante el tiempo de la gran tribulación (Mt. 24:22, 29). 
d. No habrán palabras confortadoras de parte de Dios (8:11, 12). «He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán.» 


E. La visión del Señor junto al altar (9:1-15). 
1. La condenación de los transgresores de Israel (9:1-10). «Aunque cavasen hasta el Seol, de allá los tomará mi mano; y aunque subieren hasta el cielo, de allá los haré descender. Si se escondieren en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los tomaré; y aunque se escondieren de delante de mis ojos en lo profundo del mar, allí mandaré a la serpiente y los morderá» (9:2, 3). 
2. La restauración del tabernáculo de David (9:11-15). 
a. La monarquía davídica se hallaba en una condición decadente con diez de las doce tribus rehusando rendirle homenaje. Pero todo esto cambiará durante el glorioso milenio. Santiago citó Amós 9:11, 12 en el Concilio de Jerusalén (Hch. 15:14-17) como base para una importante decisión, esto es, ¿deben los gentiles ser circuncidados? La respuesta fue un n o rotundo. Las bendiciones de esta monarquía restaurada (con Cristo, que es la simiente santa de David) serían múltiples: 
(1) El tiempo de la cosecha apenas dará de sí antes de que los labradores comiencen a sembrar de nuevo. 
(2) Las viñas sobre las terrazas en los montes de Israel destilarían vino dulce en abundancia. 
(3) Los fieles de Israel verán sus haciendas restauradas y vivirán permanentemente en la tierra prometida.



OSEAS (755-715 aX.)
 INTRODUCCIÓN 

1. El nombre Oseas significa «salvación». Profetizó en el reino del norte, y lloró por sus pecados como Jeremías lloraría más tarde por los pecados de Judá. 
2. Este es quizá el libro más extraño de toda la Biblia, porque Dios instruyó a su profeta para que tomará por mujer a una prostituta. Había varias razones para que Dios lo hiciera así: 
a. La razón experimental. Al casarse Oseas con una mujer infiel podría quizá entender como ningún otro profeta algo de la angustia del corazón de Dios por el reino del norte, cuyas gentes estaban cometiendo constantemente adulterio y fornicación espiritual contra Jehová. Dios había comparado frecuentemente su relación con Israel con la que se da en el matrimonio. (Véanse Is. 62:5; Os. 2:19; Jer. 3:14.) 
b. La razón ilustrativa. Su propio matrimonio vendría a ser un ejemplo real y visible de su mensaje a Israel. c. La razón profética. Dios le iba a mandar que pusiera a sus hijos aquellos nombres que describirían el futuro castigo y posterior restauración de Israel. 
3. Puede que ministrara por más tiempo que ningún otro profeta. 
4. Oseas predijo la invasión asina del reino del norte y vivió lo suficiente para ver sus profecías cumplidas en el 721 a.C. 
5. Se refiere en su libro al reino del norte constantemente como a Efrafn. Esta fue la primera en apostatar de las doce tribus de Israel. 
6. El libro de Oseas es citado en el Nuevo Testamento más veces, en relación a su tamaño, que ningún otro libro del Antiguo Testamento, por un total de treinta veces. Comparar: 
a. Oseas 11:1 con Mateo 2:15. 
b. Oseas 6:6 con Mateo 9:13. 
c. Oseas 10:8 con Lucas 23:30. 
d. Oseas 2:23 con Romanos 9:25. 
e. Oseas 13:14 con 1 Corintios 15:55. 


I. Un esposo agraviado y su esposa ofensora (Oseas y Gomer) (1—3). 

A. La mala reputación de la esposa de Oseas. 

Gomer era aparentemente una prostituta antes de casarse y fue después una adúltera. El profeta trató en vano de salvar su matrimonio tratando diferentes métodos: 
1. Apartándola de los mercados del mundo. «Por tanto, he aquí yo rodearé de espinos su camino, y la cercaré con seto, y no hallará sus caminos» (2:6). Oseas pensó que podría forzarla de esta manera a permanecer en casa. Buscó incluso la ayuda de Jezreel, su primer hijo, pidiéndole que razonara con su madre acerca de la insensatez de su conducta. «Contended con vuestra madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos» (2:2). Pero nada de esto iba a servir, pues Gomer volvería a las andadas a la primera oportunidad. 
2. Comprándola en el mercado de esclavos. Después de haber sido usada por sus lujuriosos amantes, fue abandonada y vendida como esclava. Dios le ordenó a Oseas que fuera a buscarla y la rescatara de esta situación. «La compré entonces para mí por quince sidos de plata y un homer y medio de cebada» (3:2)
B. Los nombres de los hijos de Oseas. 
El profeta engendró tres hijos con Gomer. Dios le mandó que pusiera a cada hijo un nombre con significado profético. Al primer hijo le puso el nombre de Jezreel (1:4), que significa «esparcidos», prediciendo dos eventos futuros. 
1. La reprobación de la dinastía de Jehú, el rey del norte. Este brutal y sanguinario rey había matado a muchos en Jezreel o en sus cercanías. Entre sus víctimas se encontraban: 
a. Joram, rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, a quienes mató en el mismo día (2 R. 9:14-28). 
b. A Jezabel (2 R. 9:33). 
c. A los setenta hijos de Acab (2 R. 10:1-10). 
d. A los familiares distantes de Acab y a sus amigos políticos (2 R. 10:11,17). 
e. A los príncipes de Judá (2 R. 10:12-14). 
f. A los sacerdotes de Baal (2 R. 10:18-28). Aunque Dios ciertamente le había encomendado que vengara la muerte de Nabot, asesinado por causa de Acab (1 R. 21), Jehú fue demasiado lejos en su brutal derramamiento de sangre. A causa de esto, sólo se le permitiría a Jehú reinar en el trono de Israel durante cuatro generaciones (2 R. 10:30), que fueron: 
• primera generación: su hijo Joacaz. 
• segunda generación: su nieto Joás. 
• tercera generación: su biznieto Jeroboam II. 
• cuarta generación: su tataranieto Zacarías. Cuando nació el hijo de Oseas, reinaba en Israel la tercera generación de la dinastía de Jehú, en la persona de Jeroboam II. No pasaría mucho tiempo sin que dicha dinastía llegara a su fin, lo cual aconteció en los días de Zacarías, quien murió asesinado apenas a los seis meses de subir al trono (2 R. 15:12). 
2. La invasión asiria. En este tiempo el reino del norte dejó de existir y el pueblo fue esparcido (1:5). El segundo hijo fue una niña a quien llamarón Lo-ruhama (1:6), que significa «no compadecida», indicando con ello que el juicio de Dios era inminente. Junto con esta niña vino, no obstante, la promesa divina de que el Señor libraría a Judá, el reino del sur, de la invasión asiria (1:7). Esto, por supuesto, sucedió, tal como se registra en 2 Reyes 19:35. El tercer hijo fue un niño a quien pusieron por nombre Lo-amm¡ (1:9), que significa «no pueblo mío». 


II. Un esposo agraviado y una esposa ofensora (Dios y Efraín) (4:14). 

A. Efraín es acusado: 
1. A causa de su ignorancia: «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos» (4:6). 
2. A causa de su idolatría: «Mi pueblo a su ídolo de madera pregunta... Sobre las cimas de los montes sacrificaron, e incensaron sobre los collados... Efraín es dado a los ídolos; déjalo...» (4:12, 13,17). 
3. A causa de la inmoralidad: «Yo conozco a Efraín, e Israel no me es desconocido; porque ahora, oh Efraín, te has prostituido, y se ha contaminado Israel» (5:3). 

B. Efraín es deseado:
 Dios le ama a pesar de todas sus iniquidades. «¿Qué haré a ti, Efraín? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La piedad vuestra es como nube de la mañana, y como el rocío de la madrugada, que se desvanece» (6:4). 

C. Efraín es descrito: 
1. Estaba encendido de codicia como un horno ardiente (7:4). Dios dice que el pueblo tramaba el mal en sus corazones durante la noche y en la mañana estallaba en llamas. 
2. Se había mezclado con los paganos y había terminado por ser tan inútil como una torta que está solamente cocida por un lado (7:8). 
3. Era como una paloma atolondrada y carente de inteligencia, buscando ahora la ayuda de Egipto y volviéndose luego a Asiria (7:11). 
4. Era como un arco torcido cuya flecha nunca da en el blanco, que era la gloria de Dios (7:16). 
5. Era tenido entre las naciones como una vasija rota (8 :8 ). 
6. Era terco y salvaje como un asno montés (8:9). 
7. Era como un árbol de raíces secas (9:16). 
8 . Era como una viña vacía (10:1). 
9. Era como una novilla indómita (4:16). 

D. Efraín es disciplinado:
Dios declara. «Porque sembraron viento, y torbellino segarán...» (8:7). (Véase también 10:13.
1. Dios, por tanto, no tendría (por un tiempo) misericordia de ellos (2:4). 
2. Estarían por muchos días sin (3:4): 
a. Rey. Oseas, el último rey de Israel, fue destronado en el 721 a.C., y en el 587 a.C. cesó de reinar Sedequías, el último rey de Judá. Como seis siglos después fue rechazado el único rey verdadero de Israel (Jn. 19:15). Esta trágica situación continuará hasta que Él vuelva otra vez (Ap. 19:11- 16). 
b. Príncipe. El próximo príncipe del futuro Israel que se cita en las Escrituras no ministrará hasta el tiempo del milenio (Ez. 44:3). 
c. Sacrificio. Tito Vespasiano destruyó el templo en el año 70 d.C. y cesaron todos los sacrificios de animales. Volverán a ser instituidos otra vez durante la tribulación, pero el Anticristo hará que cesen (Dn. 9:27). 
d. Imagen. La palabra aquí significa literalmente «los pilares» y pueda estar refiriéndose al templo. Un templo será reconstruido durante la tribulación (Ap. 13), destruido (Zac. 14:2), y vuelto a edificar durante el milenio (Ez. 40:48). 
e. Efod. Esta es una referencia al sumo sacerdote de Israel, pues el efod era parte de la vestimenta que él llevaba. Su último sumo sacerdote planeó personalmente la muerte del Mesías de Israel. (Véanse Jn. 11:49-51; Mt. 26:57-68.) 
f. Terafines. Eran normalmente figuras o imágenes en forma humana. (Véase Gn. 31:34.) No sabemos exactamente lo que Oseas tenía en mente al decir esto 
3. Serían deportados como esclavos a Asiria ( 10:6). 
4. Estarían (por un tiempo) esparcidos entre las naciones (8:8; 9:17). 

E. La liberación de Efraín. 
Este glorioso evento algún día ciertamente tendrá lugar. Notemos los siguientes pasajes: 

1. Oseas 2:19,23. 
2. Oseas 3:5. 
3. Oseas 6:1-3. 
4. Oseas 11:1,4, 8,9. 
5. Oseas 13:10, 14. 6. 
Oseas 14:4-7.


MIQUEAS (740-690 a.C)
INTRODUCCIÓN: 

1. Miqueas procedía de un pueblo llamado Moreset, en la frontera con Filistea, a unas 25 millas (unos 40 km) al suroeste de Jerusalén. 
2. Fue contemporáneo de Isaías. Miqueas predicó al pueblo mientras que Isaías lo hizo en la corte. 
3. Miqueas fue el último profeta de Dios para el reino del norte. 
4. Fue el único profeta comisionado para predicar en ambos reinos. Ministró especialmente en las capitales de ambos reinos, esto es, Jerusalén y Samaría. 
5. Incluyó en su pequeño libro una sorprendente cantidad de profecías. 
a. La caída de Samaria (1:6,7). 
b. La invasión de Judá por los asirios (1:9-16). 
c. La caída de Jerusalén y la destrucción del templo (3:12; 7:13). 
d. El exilio en Babilonia (4:10). 
e. El retomo de la cautividad y la futura restauración de Israel (4:1-8,13; 7:11,14). 
f. El nacimiento de Cristo en Belén (5:2). 
g. El futuro reinado de Cristo (2:12, 13; 4:1, 7). 
6. Miqueas es citado tres veces: 
a. Por los ancianos de Judá (Jer. 26:18, citan Mi. 3:12). 
b. Por los escribas cuando los magos llegaron a Jerusalén (Mt. 2:5, 6, citan a Mi. 5:2). 
c. Por Jesús cuando envió a los doce (Mt. 10:35, 36, citan Mi. 7:6). 
I. La mirada exterior: los sermones públicos de Miqueas (caps. 1—6). 

A. Proclamación del castigo de Israel (1:3). 
1. Primer sermón (cap. 1): 
a. Dios mismo respondería pronto con juicio a causa de los pecados de Samaria y Jerusalén (1:1-5). b. Samaria sería completamente destruida (1:6). Esto sucedió, por supuesto, durante la invasión asiria. (Véase 2 R. 17:1-18.) 
c. El enemigo llegaría hasta las mismas puertas de Jerusalén (1:9). Pero Dios perdonaría a su amada ciudad por otros 115 años antes de permitir a los babilonios que la destruyeran. (Véase 2 R. 19:35.) 
2. Segundo sermón (cap. 2): 
a. Dios condena a aquellos que piensan el mal durante la noche y en la mañana lo llevan a cabo (2:1). b. Dios promete que les pagará el mal con mal para ellos (2:3). 
c. Israel rechaza a sus verdaderos profetas diciéndoles que Dios no hará tales cosas (2 :6). 
d. Su castigo terminará solamente cuando el Mesías (el que abre el camino y el Rey de 2:13) les saque del exilio por las puertas de las ciudades de su cautividad para llevarlos de vuelta a su casa. 
3. Tercer sermón (cap. 3): 
a. Dios reprende especialmente a los líderes de Israel. Se suponía que ellos discernían lo bueno de lo malo, pero eran los peores pecadores (3:1-5). 
b. Sus falsos mensajes, dados solamente para agradar a la gente, llevarían a la destrucción del pueblo (3:6-7). 
c. Miqueas era el único de los profetas de aquel tiempo «lleno del poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado» (3:8)
d. Por culpa de estos falsos profetas, Jerusalén sería arada como un campo y quedaría convertida en un montón de ruinas. El lugar en el monte Moriah donde estaba ubicado el templo se cubriría de maleza (3:12). 

B. Profecía de la restauración de Israel (caps. 4—5). 

 A pesar de sus terribles pecados, Dios un día, después que se hubiera consumado su pecado, les restauraría otra vez en la tierra de Palestina. 
1. Cronología que llevaría a esta restauración: 
a. Judá deberá sufrir primero los setenta años de cautividad babilónica (4:10). Este es verdaderamente un pasaje extraordinario, porque en el tiempo que Miqueas lo escribió, Babilonia era una nación fuerte, pero no era la primera potencia mundial, sino Asiria.
b. El Mesías de Judá nacería en Belén (5:2). 
c. El Señor los dejará por un tiempo como nación hasta su renacimiento espiritual durante la tribulación (5:3). 
d. Las naciones se unirán entonces contra Israel en el Annagedón (4:11). (Véanse también Ap. 16:13-16; 19:17.) 
e. Estas naciones quedarán completamente destruidas (5:15). 
2. Los resultados finales de la restauración (Mi. 4:1-6). 

C. Abogando por el arrepentimiento de Israel (6 ). (Véase Miqueas 6:3-8.)

 II. La mirada interior: las contemplaciones personales de Miqueas (7:1-6).
«¡Ay de mí! porque estoy como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia, y no queda racimo para comer; mi alma deseó los primeros frutos» (7:1).

 IIII. La mirada a lo alto: las peticiones de Miqueas en oración (7:7-20). 

A. Su decisión por Dios: 
«Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá» (7:7). «La ira de Jehová soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y haga mi justicia; él me sacará a luz; veré su justicia» (7:9). 
B. Su descripción de Dios (7:18-20): 
«¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. Cumplirás la verdad a Jacob, y a Abraham la misericordia, que juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos.» 

LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO SEGUNDA PARTE

LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO

Esta etapa nos ofrece el período más entretejido, dinámico y detallado de toda la Biblia. La vamos a considerar bajo tres divisiones principales. 

I. Una introducción a la etapa del reino dividido. 

II. Los reyes que reinaron en esta etapa. En su presentación emplearemos un método doble: 

A. La visión de conjunto. El reinado de cada rey será brevemente bosquejado. 

B. El método de mirar con la lupa. El reinado de cada uno de los reyes importantes será examinado más en detalle. 

III. Los libros del Antiguo Testamento que fueron escritos durante esta etapa.


II. Los reyes de esta etapa del reino dividido.

EN LA INTRODUCCION A ESTA ETAPA SE REVISA COMO 

A) LA VISION DE CONJUNTO Y 

B) EL METODO DE MIRAR CON LUPA  ---------> ESTE   TITULO ES EL QUE VEREMOS A CONTINUACIÓN EN ESTA ENTRADA HASTA EL ULTIMO REY DEL NORTE

El método de mirar con la lupa La etapa del reino dividido puede ser estudiada y resumida mediante un examen un tanto minucioso de la vida de veinte personas. Este número no incluye a los profetas que escribieron tales como Jonás, cuya vida la consideraremos junto con su libro. 

De los veinte, seis son reyes del norte, 

doce son reyes del sur, y 

dos son profetas. 

Son: Jeroboam, Omri, Acab, Jehú, Jeroboam II, Oseas (norte), Roboam, Asa, Josafat, Atalía, Joás, Uzías, Acab, Ezequías, Manasés, Josías, Joaquín, Sedequías (sur), Elias y Elíseo (profetas) 



Los reyes importantes del norte

 A. Jeroboam  (el primer rey). 

Empezó a reinar en el 930 d.C. y reinó durante veintidós años. A fin de considerar propiamente el reinado de Jeroboam es necesario que conozcamos algo de las circunstancias que le llevaron al poder. Todo empezó con la arrogancia y falta de tacto de Roboam, el hijo de Salomón.

 1. Roboam fue a Siquem para ser coronado rey sobre todo Israel (1 R. 12:1; 2 Cr. 10:1). 

2. Allí una delegación encabezada por Jeroboam (que había regresado de Egipto después de la muerte de Salomón) le presenta un ultimátum mediante el cual el pueblo le exige una mejor vida bajo su reinado que la que habían conocido bajo Salomón (1 R. 12:3, 4; 2 Cr. 10:2-4). 

3. Roboam solicita tres días de receso para considerar sus demandas. Durante este período consultó a los ancianos que habían servido con su padre y también a los jóvenes amigos que se habían criado con él. Aceptó el consejo de los jóvenes y a los tres días, respondió: «... Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones» (1 R. 12:14). 

4. Al escuchar esta respuesta, diez de las tribus dieron oído al grito de Jeroboam que les incitaba a regresar a sus casas, y así comenzó la triste historia de la división del reino (1 R. 12:16)

5. Adoram, el encargado de recoger los impuestos para el rey, es apedreado hasta morir, y el atemorizado Roboam tiene que huir a Jerusalén para salvar su vida (1 R. 12:18). Pretende recuperar por la fuerza lo que ha perdido, pero Dios le amonesta a que no lo haga (1 R. 12:21- 24); Roboam desobedeció continuamente este mandamiento a lo largo de su reinado. (Véase 1 R. 15:6.) 

6. Jeroboam, el nuevo líder de la confederación de las diez tribus, se enfrenta inmediatamente a una seria amenaza. Tres veces al año, tal como lo mandaba la ley de Dios (véase Lv. 23; Ex. 23:17), el pueblo subía a Jerusalén para adorar a Dios. Jeroboam sabía que los sacerdotes usarían sin duda esta oportunidad para cambiar la opinión de la gente y hacer volver al pueblo al redil de Roboam. Jeroboam intenta resolver esta situación mediante el siguiente plan: 

a. Cambia los símbolos religiosos de Israel. En vez de tener los dos querubines de oro que había sobre el arca, ahora tendrían dos becerros de oro. Da base a su acción citando el ejemplo histórico del sumo sacerdote Aarón (En realidad, usó las palabras de Aarón para presentar a Israel estos becerros de oro. Cp. Ex. 32:4 con 1 R. 12:28.) 

b. Cambia el centro religioso de adoración de Jerusalén a Bet-el y Dan. Esto es una manifiesta desobediencia del claro mandamiento que Dios le dio. (Véase 1 R. 11:36.) 

c. Degradó el sacerdocio levítico haciendo «sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví» (12:31). A causa de esto, la gran mayoría de los sacerdotes y levitas se marcharon a Judá, dejando detrás de ellos una situación de casi total apostasía. (Véase 2 Cr. 11:13-17.) Esto explica el hecho trágico de que ninguno de los diecinueve reyes del norte, empezando con Jeroboam y terminando con Oseas, en un período de 210 años aproximadamente, volvió su corazón ni reino a Dios. 

d. Cambió el calendario religioso de octubre a noviembre. Según Levítico 23, Israel debía observar seis fiestas principales, comenzando en abril y terminando en octubre. 

Estas seis fiestas, tres de las cuales caían en octubre, anticipaban la cruz (panes sin levadura), la resurrección (primeros frutos), Pentecostés (fiesta de los cincuenta días), el rapto (fiesta de las trompetas), la tribulación (el día de la expiación), y el milenio (la fiesta de los tabernáculos). Es evidente, sin embargo, que Jeroboam tenía muy poco interés en estas fiestas, porque se nos dice que él ideó esta fiesta de noviembre inventándola a su antojo. (Véase 12:33.) 

7. Jeroboam visitó el altar en Bet-el para quemar incienso. Aquí tenemos al segundo de los reyes de Israel que tuvieron el atrevimiento de asumir también el oficio de sacerdote. Todos ellos fueron castigados severamente. Los otros dos fueron: 

a. Saúl (1 S. 13:9-14). 

b. Uzías (2 Cr. 26:16-21). 

8. Por su idolatría Jeroboam recibió una profecía y un castigo por medio de un varón de Dios. 

a. La profecía. Que vendría un día cuando un rey de Judá llamado Josías destruiría totalmente la falsa religión de Jeroboam, quemando incluso los huesos de sus sacerdotes muertos sobre el mismo altar donde Jeroboam estaba sacrificando. Esta sorprendente profecía se cumplió exactamente 300 años después. (Cp. 1 R. 13:2 con 2 R. 23:15, 16.) 

b. El castigo. El altar de Jeroboam fue destruido y su mano quedó paralizada mediante una acción sobrenatural de Dios (1 R. 13:3-6). El profeta después oró y la mano del rey quedó restaurada. 

9. En su camino de regreso a casa, el profeta tontamente prestó atención a las palabras de un viejo profeta de Bet-el que le mintió y por su desobediencia a Dios perdió su vida. 

a. Dios le había dicho que se volviera a casa inmediatamente. 

b. El viejo profeta le dijo que Dios había cambiado de idea y que ahora deseaba que se quedara y comiera en Bet-el. 

c. Cuando finalmente emprendió el camino para volver a su casa, le atacó un león y lo mató. 

10. Poco después de este triste evento, Abías, el hijo de Jeroboam, se puso muy enfermo. El profeta Ahías transmite un terrible mensaje de Dios a la esposa de Jeroboam (quien había intentado disfrazarse), que debido a su gran impiedad el juicio de Dios vendría sobre él (14:10-14). Todo esto sucedió realmente. Este niño murió pronto (14:17) y pocos años después, Nadab, el hijo de Jeroboam que le había sucedido en el trono, fue asesinado con toda su familia por un rebelde llamado Baasa, usurpándole el trono (15:29). En este momento Dios dio el escalofriante primer aviso de la futura cautividad a manos de los asirios, la cual ocurrió 200 años después (14:15). 

11. Dios castiga a Jeroboam con una plaga y muere, después de un depravado reinado de veintidós años. Leemos más de veinte veces

frase de que «él hizo pecar a Israel». Le sucedió en el trono su hijo Nadab (1 R. 14:20; 2 Cr. 13:20). Nadab fue asesinado por un rebelde llamado Baasa después de reinar solamente dos años. El fue el primero de seis reyes del norte que fueron asesinados, los cuales son: 

(2) Ela, 

(3) Joram, 

(4) Zacarías, 

(5) Salum, y 

(6) Pekaía.

 Baasa, al matar a Nadab y sus familiares, cumplió sin saberlo la profecía que había sido dada por Ahías a la esposa de Jeroboam. (Cp. 1 R. 14:14 con 15:29.) 


B.  Omri (sexto rey). 

1. Subió al trono en el 885 a.C. y reinó durante doce años. 

2. Hizo de la ciudad de Samaria la nueva capital del reino del norte (1 R. 16:24)

3. Fue el más impío de los reyes del norte hasta esa fecha. 


C. Acab (séptimo rey). 

1. Empezó a reinar en el 874 y reinó durante veintidós años. 

2. Se casó con Jezabel y edificó un templo a Baal en Samaria (1 R. 16:31, 32)

3. Fue más malvado que Omri, su padre (16:33). 

 (Véase también 21:25, 26.) 

4. Al comienzo de su reino se cumplió una prfecía pronunciada 500 años antes, relacionada con la reedificación de Jericó (comparar 16:34 con Jos. 6:26). 

5. Es confrontado por el profeta Elias quien le advierte que a causa de su pecado y de la impiedad de Israel, habría hambre en la tierra por tres años y medio (1 R. 17:1; Stg. 5:17). 

6. Acab es testigo de la derrota y ejecución de sus sacerdotes de Baal a manos de Elias en el monte Carmelo (18:40). 

7. Le es permitido por Dios derrotar dos veces a los arrogantes sirios para demostrar un hecho, la realidad de que Jehová es Señor por encima de todos (20:23, 28). En este momento, Ben-adad, rey de Siria, le declaró la guerra a Acab, que en principio trató de aplacarlo sobornando al codicioso monarca sirio, pero cuando esto falló,  Acab determinó luchar (1 R. 20:1-11). Un profeta anónimo (quizá Elias) le reafirma a Acab que vencerá a los sirios, y dicha victoria tiene lugar muy pronto (20:13-19). Después de su derrota, los sirios llegan a la conclusión de que ha sido debido a un factor geográfico, porque la batalla se desarrolló en una zona montañosa, lo cual había dado al ejército israelita una gran ventaja. Los sirios creían que el Dios de Israel era un Dios de montañas. De manera que planean luchar otra vez contra Israel, pero en esta ocasión será en la llanura. No podían estar más equivocados, pues el Dios de Israel es ciertamente Dios de las montañas, pero también es Dios de: 

a. El Dios del valle (Ex. 17:8-13; 1 S. 17:3, 49). 

b. El Dios de la montaña (1 R. 18:19, 40). 

c. El Dios del llano (Jue. 11:33). 

d. El Dios del agua (Ex. 14:27, 28). 

e. El Dios del fuego (Dn. 3:19-26). 

Los sirios atacan otra vez y son derrotados completamente, perdiendo 127.000 soldados de infantería. El victorioso Acab desobedece el mandamiento de Dios y le perdona la vida a Ben-adad (como Saúl hizo una vez con Agag, 1 S. 15:31-33)

El profeta de Dios le anuncia entonces que a causa de lo que Acab había hecho. Dios demandaría su vida por la vida de Ben-adad (1 R. 20:32-43, lo cual ocurrió tres años más tarde (véase 1 R. 22:29-37)

8. Acab intenta adquirir sin lograrlo una viña escogida ubicada cerca de su palacio en Samaria, cuyo propietario era un hombre de Jezreel llamado Nabot. Samuel había advertido al principio de la monarquía acerca del riesgo de que los reyes quisieran apoderarse de las tierras de sus súbditos (1 S. 8:14). Aunque Nabot hubiera querido vender la viña, la ley levítica se lo prohibía. (Véanse Lv. 25:23; Nm. 36:7; Ez. 46:18.) Acab regresa a casa malhumorado. Jezabel se entera de la negativa de Nabot y le dice a su marido que se alegre y coma, que ella le dará la viña . Decide entonces escribir cartas en nombre de Acab, dirigidas a los líderes de Jezreel, donde Nabot vivía, y sellarlas con el sello real. En las cartas les manda que convoquen a los israelitas del lugar para una reunión de oración y ayuno, que se aseguren que Nabot esté presente y que paguen a dos testigos falsos para que le acusen de maldecir a Dios y al rey, y, en consecuencia, le mataran a pedradas. Esta orden horrible es ejecutada al pie de la letra (1 R. 21:4-14). Sus hijos son también azedreados. (Véase 2 R. 9:26.) La malvada Jezabel, ella misma una rabiosa adoradora de Baal, apela ahora astutamente a la ley de Moisés para obtener dos testigos contra el acusado (Lv. 24:17). Este juicio falso tendría su imitación final nueve siglos después, en las primeras horas de un viernes del mes de abril, cuando el Creador Todopoderoso es juzgado por sus miserables criaturas (Mt. 26:59-68). Jezabel es informada del resultado de su intriga y Acab jubiloso va a la viña para reclamarla (1 R. 21:15, 16). Dios le ordena a Elias que vaya y confronte a Acab en la viña de Nabot y pronuncie maldición divina sobre él y su familia. 

 Un Acab enojado y, sin duda, atemorizado, escucha el juicio de Dios sobre él (21:19, 21-24). Todo lo dicho por Elias llegó a ser literalmente cierto. 

a. Los perros lamieron la sangre de Acab como habían lamido la de Nabot (1 R. 22:38). 

b. Sus descendientes fueron destruidos. Su hijo mayor Ocozías murió de una caída (2 R. 1:17), y Joram su hijo más joven, fue asesinado por Jehú (2 R. 9:24), y su cuerpo arrojado en el mismo campo donde Nabot había sido entenado. c. Jezabel, su depravada mujer, fue devorada por los peños salvajes de Jezreel (2 R. 9:30-36). Nada más escuchar estas terribles profecías, Acab se humilla, y Dios le permite que al menos no vea la muerte de sus hijos. Pero su arrepentimiento es superficial y temporal (1 R. 21:27-29)

9. En este tiempo Acab desea que el monarca reinante en Judá (cuyo nombre es Josafat) se una a él para combatir a Ben-adad de Siria, que ha incumplido un pacto de tres años (1 R. 22:1) y sigue acuartelando tropas en Ramot de Galaad. Si Acab le hubiera ejecutado como Dios le mandó hacerlo, está situación no se habría producido ahora. Josafat no tenía nada material que ganar y sí mucho que perder moralmente. Su respuesta es trágica: «... Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos» (1 R. 22:4). Josafat evidentemente tuvo sus dudas acerca de esta alianza, porque le pidió a Acab: «... Te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová» (2 Cr. 18:4). Acab inmediatamente convocó a 400 profetas, todos los cuales comían de su mesa y no dudaban en decirle al rey lo que a él le gustaba escuchar. Todos ellos predijeron la victoria y animaban al rey a ir a la guerra (2 Cr. 18:5, 6). Esta era la clase de hombres de los que Jeremías habló años más tarde (Jer. 23:21). Josafat, que todavía se sentía asediado por las dudas, preguntó si no había algún otro profeta de Dios al que pudieran preguntar. Acab amargamente le responde diciendo: «... Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías, hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal...» (1 R. 22:8). Quizá el mayor elogio que podríá recibir Micaías es que era aborrecido por Acab. Aquel rey insensato y malo odiaba al profeta como un necio puede aborrecer al médico que le diagnostica cáncer. Ante la insistencia amable del rey de Judá, Acab ordena a regañadientes que vayan a buscar a Micaías a la prisión, pero instruye privadamente a los mensajeros para que le adviertan al profeta que no contradiga la profecía de la mayoría. Micaías escucha lo que le dicen pero replica: «... Vive Jehová, que lo que Jehová me hablare, eso diré» (1 R. 22:14). Mientras que los dos reyes esperan la llegada de Micaías, Sedequías, el portavoz de aquellos profetas títeres, desarrolla una escena intentando dramatizar para Acab cómo logrará la victoria sobre los sirios. Quizá había aprendido aquello sacando completamente fuera de contexto a Deuteronomio 33:17. Finalmente Micaías aparece delante de Acab, y sin duda, con un guiño en sus ojos y sarcasmo en su voz, imita a los otros profetas: «... Sube, y serás prosperado, y Jehová la entregará en manos del rey» (1 R. 22:15). Este sarcasmo debió ser dolorosamente evidente para los dos, porque Acab lívido por la ira, le gritó: «... ¿Hasta cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová» (22:16). Acab quería escuchar la verdad tanto como un criminal culpable desea oír a un juez pronunciar sentencia sobre él. Esas palabras fueron dichas indudablemente para impresionar a Josafat. El guiño desaparece repentinamente de los ojos de Micaías y el tono burlón se transforma en sobrias palabras de juicio al decir: «... Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz» (22:17). Nada más oírle, Acab explota otra vez y le dice a Josafat: «¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal» (22:18). Micaías, no obstante, continúa y declara que Dios ha permitido que un espíritu de mentira engañe a los profetas de Acab, a fin de matar al depravado rey en la batalla. Al terminar esta verdadera profecía, es abofeteado por Sedequías, el profeta títere de Acab. Este punzante insulto sería más tarde experimentado tanto por nuestro Señor (Jn. 18:22) como por el apóstol Pablo (Hch. 23:2). Acab ordena que vuelvan a Micaías a la prisión y que le tengan a pan y agua hasta que él regrese de la guerra sano y salvo. Cuando sale, Micaías agrega que si Acab regresa con bien significará que Dios no había hablado por medio de él (1 R. 22:28)

10. Acab y Josafat se apresuran para marchar a Ramot de Galaad. En la víspera de la batalla, Acab sugiere que Josafat se ponga las ropas reales de Acab y él usaría el uniforme de un soldado de infantería. El rey del sur acepta el plan. Algunas veces parece como si Josafat fuera un tonto (1 R. 22:29, 30). Josafat es inmediatamente visto por los sirios, que le confunden con Acab. El atemorizado y necio rey de Judá clama a Dios por protección, y los soldados sirios le dejan sin tocarle cuando se dan cuenta de que no es Acab (1 R. 22:31-33; 2 Cr. 18:30-32). Sin embargo, uno de los soldados sirios disparó su arco al azar contra las filas israelitas e hirió de muerte al disfrazado Acab, clavándole la flecha entre las juntas de la armadura. Al darse cuenta de que estaba gravemente herido, Acab ordenó al conductor de su carro que lo sacara del campo de batalla. Cuando el sol se ponía por el occidente, el rey murió (1 R. 22:34-37; 2 Cr. 18:33, 34). Acab es enterrado en Samaria y su carro lleno de sangre es llevado a un estanque cercano para lavarlo, donde los perros lamen la sangre, exactamente como Elias había predicho (1 R. 22:38, 39). Acab es sucedido en el trono por Ocozías, su hijo mayor, quien siguió en los malos caminos de su padre (1 R. 22:52, 53)


D. Jehú (décimo rey). 

1. Empezó a reinar en el 841 a.C. y reinó durante veintiocho años. 

2. Dios había mandado a Elias a que ungiera a Jehú como rey (1 R. 19:16), pero por alguna razón no lo había hecho, sino que lo hizo Elíseo por medio de un joven profeta (2 R. 9:1). 

3. Jehú llegó a ser notorio por la manera de conducir su carro (9:20) y por la sangre que derramó. Ejecutó a 

a. Ocozías, rey de Judá y nieto de Josafat (9:27). 

b. Joram, rey del norte, que estaba en el trono en ese tiempo (9:24). 

c. Jezabel (9:30-37). 

d. Los setenta hijos de Acab (10:1, 11). 

e. Cuarenta y dos príncipes de Judá (10:14). 

f. A los adoradores de Baal (10:25). Dios le ordenó que ejecutara a todos los miembros de la familia de Acab, incluida Jezabel, cuyo cuerpo se lo comieron los perro más tarde (2 R. 9:1-10), pero no sancionó los demás asesinatos. Examinemos brevemente sus sangrientas actividades. Nada más ser ungido, Jehú monta en su carro y se encamina a toda velocidad hacia Jezreel para matar al rey Joram, el hijo más joven de Acab, que en estos momentos se estaba recuperando de las heridas que había sufrido en una batalla reciente. En aquel funesto día le acompañaba un visitante, el rey Ocozías de Judá, que era el nieto de Josafat y sobrino de Joram. Es dudoso que hallemos en la historia que dos jefes de estado reunidos en conferencia tuvieran madres más impías que estos dos. La madre de Joram era Jezabel, y la madre de Ocozías era Atalía. Jehú es avistado mientras estaba todavía en el camino en el valle, y tanto Joram como Ocozías, temiendo una rebelión inminente, salen a su encuentro confiando en poder arreglar las cosas de una manera pacífica. Jehú rechaza los intentos de negociación de Joram y mata a los dos reyes, tío y sobrino, mediante una lluvia de flechas. El cuerpo sin vida de Joram es arrojado en el campo de Nabot, donde Acab (el fallecido padre del rey) tiró una vez el cuerpo de Nabot. Se cumplía la enseñanza bíblica de que «lo que el hombre sembrare, eso también segará» (2 R. 9:25-29). Al entrar Jehú en Jezreel vio a Jezabel, la maquillada hechicera, que se burlaba de él asomada a una ventana alta, y ordena que la echen por la ventana, lo cual hacen y muere en la caída. Los perros salvajes devoraron su cuerpo, dejando solamente su calavera, los pies y las manos. Así se cumplió literalmente la terrible profecía dada a Acab. (Cp. 1 R. 21:23 con 2 R. 9:30-36.) Jehú después escribe una carta a las autoridades de la ciudad de Samaria demandando las cabezas (literalmente) de los setenta hijos de Acab que vivían en la ciudad. Los atemorizados oficiales obedecen nmediatamente la sangrienta orden, echan las cabezas en canastas y se las envían a Jehú a Jezreel (10:11-14). Jehú prosigue con su sangrienta purga matando a todo descendiente o amigo de Acab, incluyendo a cuarenta y dos familiares de Ocozías de Judá que acababan de llegar a Jezreel para visitar a Jezabel (10:11-14). Aquel brutal guerrero ordena después a todos los sacerdotes de Baal que acudan a una convocatoria religiosa especial en Jezreel, fingiendo ser él también un adorador de Baal. Sin embargo, tiene el plan secreto de matarlos a todos una vez que estén congregados en el lugar de reunión acordado. Al poco tiempo, el templo de Baal en Jezreel se llenó de sacerdotes paganos. Es entonces cuando Jebú da la orden de matarlos y aquel falso dios fenicio se manifiesta impotente mientras sus adoradores van siendo sistemáticamente exterminados. Jebú seguidamente ordena que saquen las estatuas del templo y las quemen, que destruyan el altar y el templo. Todo quedó convertido en una letrina pública. A causa de su obediencia al mandamiento de Dios de destruir la dinastía de Acab, se le promete la permanencia de su propia dinastía en el trono hasta la cuarta generación (2 R. 10:30). 

4. A pesar de sus reformas, Jehú continúa adorando los becerros de oro establecidos por Jeroboam (10:29-31) y muere sin arrepentirse. 


E. Jeroboam II (decimotercer rey). 

1. Empezó a reinar en el 793 y reinó durante cuarenta y un años. 
2. Jeroboam II llegó a ser el más poderoso de los reyes del norte. 
3. Recuperó gran parte del territorio de Israel que los sirios les habían arrebatado (2 R. 3:5; 14:25-27). 
4. Esto fue profetizado por el profeta Jonás, que vivió durante el reinado de Jeroboam II (14:25). 


F. Oseas (decimonoveno rey). 

1. Empezó a reinar en el 732 y reinó nueve años. 

2. Después de quedar sometido como vasallo al rey Salmanasar de Asiria, Oseas se alió con Egipto en una rebelión contra Asiria. 

3. A causa de ello fue apresado y encarcelado por Salmanasar (2 R. 17:4, 5). 

4. Samaria cayó en este tiempo y el pueblo del reino fue deportado a Asiria (2 R. 17:6).

LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO PRIMERA PARTE

Esta etapa nos ofrece el período más entretejido, dinámico y detallado de toda la Biblia. La vamos a considerar bajo tres divisiones principales. 

I. Una introducción a la etapa del reino dividido. 

II. Los reyes que reinaron en esta etapa. En su presentación emplearemos un método doble: 

A. La visión de conjunto. El reinado de cada rey será brevemente bosquejado. 

B. El método de mirar con la lupa. El reinado de cada uno de los reyes importantes será examinado más en detalle. 

III. Los libros del Antiguo Testamento que fueron escritos durante esta etapa.



II. Los reyes de esta etapa del reino dividido. 

A  La visión de conjunto 


Reyes del norte: 

A. Jeroboam (1 R. 11:26— 14:20; 2 Cr. 9:29— 13:22). 

1. Fue miembro del consejo de ministros de Salomón, pero tuvo que huir a Egipto por un tiempo para librarse de la ira del rey (1 R. 11:28,40). 

2. Dirigió la rebelión de las diez tribus en Siquem. 

3. Su religión falsa llevó a Israel a pecar. 

4. El altar que levantó fue destruido, su brazo quedó paralizado, y su hijo murió, todo a consecuencia de su pecado. 

5. Fue denotado en la guerra que tuvo con Abiam el segundo rey del reino del sur. 

6 . Fue atacado por una plaga de parte de Dios y murió. 

7. Reinó durante veintidós años (931—909 a.C.). 


B. Nadab (1 R. 15:25-28). 

1. Era el hijo de Jeroboam. 

2. Fue asesinado por un rebelde llamado Baasa. 

3. Nadab fue el primero de seis reyes del norte que murieron asesinados mientras reinaban. 

4. Reinó durante dos años. (910-908 a.C.). 


C. Baasa (1 R. 15:27— 16:7; 2 Cr. 16:1-6). 

1. Cumplió sin saberlo la profecía que el profeta Ahías había dado a la esposa de Jeroboam en cuanto a la muerte de Nadab y toda su familia. (Cp. 1 R. 14:14 con 15:29.) 

2. Le declaró la guerra a Asa (tercer rey de Judá) y empezó a fortificar la ciudad de Ramá para controlar la carretera que llevaba a Judá, en la esperanza de cortar la comunicación y el comercio con Jerusalén (2 Cr. 16:1). 

3. Fue rechazado por Dios a causa de su pecado. El profeta Jehú predijo que los descendientes de Baasa sufrirían el mismo juicio que Dios había traído sobre Jeroboam. 

4. Baasa reinó durante veinticuatro años (909- 885 a.C.). Nota: Ya hemos podido observar que a veces los reinados coincidían. Es decir, que en ocasiones el padre y el hijo pudieron estar reinando al mismo tiempo. Esto explica la diferencia en el total de años en los reyes del norte tal como los da la Biblia, que es 252 años, cuando en realidad el verdadero número es alrededor de 208 años (empezando con Jeroboam en el 931 a.C. y terminando con Oseas en el 721 a.C.). 

D. Ela (1 R. 16:6-14). 

1. Era hijo de Baasa. 

2. Fue asesinado por Zimri, el capitán de la guardia real. 

3. Estaba embriagado cuando le mataron. 

4. Reinó durante dos años (885-883 a.C.). 


E. Zimri (1 R. 16:9-20). 

1. Cumplió la profecía de Jehú matando a todos los miembros de la familia de Baasa. (Comparar 1 R. 16:7 con 16:12.) 

2. Zimri fue poco después cercado en el palacio por Omri, el nuevo jefe del ejército, y murió suicidándose. 

3. Reinó solamente siete días (885 a.C.). 


F. Omri (1 R. 16:15-28). 

1. Trasladó la capital del norte de Tirsa a Samaría. 

2. Arregló el matrimonio político de su hijo Acáb con Jezabel, la hija de Et-baal, rey de los sidonios. 

3. Reinó durante doce años (885-873 a.C.). 


G. Acab (1 R. 16:28—22:40; 2 Cr. 18:1-34). 

1. Se casó con Jezabel. 2. Se le concedió derrotar a los sirios en dos ocasiones. 

3. Fue amonestado frecuentemente por Elias: 

a. Por estimular el culto a Baal. 

b. Por su participación en el asesinato de Nabot. 

c. Por perdonarle la vida al impío rey sirio. 

4. Metió al piadoso rey Josafat (cuarto rey de Judá) en un doble compromiso: a. Una alianza matrimonial, por la cual dio a su hija Atalía, una mujer impía, como esposa a Joram, hijo de Josafat. b. Una alianza militar, mediante la que logró que Josafat se uniera con él en guerra contra Siria. 

5. La muerte de su malvada esposa fue predicha por Elias. 

6. Su propia muerte fue predicha tanto por Elias como por el profeta Micaías. 

7. Fue herido y murió en guerra contra los sirios. 

8. Reinó durante veintidós años (874-852 a.C.). 


H. Ocozías (1 R. 22:40—2 R. 1:18; 2 Cr. 20:35-37). 

1. Era el hijo mayor de Acab y Jezabel. 

2. Convenció a Josafat de que se asociara con él para la construcción de una flota mercante en Ezión-geber (2 Cr. 20:35-37). 

3. Sufrió una grave caída, que resultó fatal, estando en su palacio en Samaria. 

4. Buscó la sanidad consultando al dios pagano Baal-zebub, pero recibió inmediata condenación de parte de Elias, a quien procuró arrestar sin conseguirlo. 

5. Reinó durante dos años (853-851 a.C.). 


I. Joram (2 R. 3:1—9:25; 2 Cr. 22:5-7)

 1. Era el hijo más joven de Acab y hermanos de Ocozías. 

2. Al igual que su padre y hermano, persuadió a Josafat para que se aliara con él, esta vez para pelear contra los moabitas. El profeta Eliseo obró un milagro en esta ocasión, por amor de Josafat, que resultó en la victoria de los aliados sobre Moab. 

3. Eliseo más tarde ayudó al rey Joram previniéndole de algunas emboscadas que los sirios planeaban contra él. 

4. Después Eliseo le impidió que matase a unos soldados enemigos sirios que Dios había cegado. 

5. Joram todavía reinaba cuando Dios usó a cuatro leprosos para librar a la ciudad de Samaria de morir de hambre. 

6. El era también el rey con quien se entrevistó el general sirio Naamán que estaba leproso. 

7. Fue después asesinado por Jehú en Jezreel. 

8. Reinó durante doce años (852-840 a.C.). 


J. Jehú (2 R. 9:1— 10:36; 2 Cr. 22:7-12). 

1. Fue ungido por Eliseo y se le encomendó que ejecutara a todos los miembros de la dinastía de Acab, incluyendo a Joram y Jezabel. 

2. Montado en su carro se dirigió al valle de Jezreel, donde mató tanto a Joram como a Ocozías, el sexto rey de Judá (que no hay que confundir con el Ocozías que fue hermano mayor de Joram)

3. Después marchó a la ciudad de Jezreel y mató a Jezabel. 

4. A continuación demandó que le entregaran las cabezas de setenta familiares de Acab que vivían en la ciudad de Samaria. 

5. Continuó con la purga matando incluso a los descendientes y amigos de Acab. 

6. Finalmente, reunió, mediante engaño, a todos los sacerdotes de Baal en una gran asamblea en Jezreel y mandó matarlos a todos. 

7. Reinó durante veintiocho años (841-813 a.C.). 


K. Joacaz (2R. 13:1-9). 

1. Era el hijo de Jehú. 

2. Estuvo sometido durante todo su reinado a Hazael, rey de Siria. Su ejército quedó reducido a cincuenta soldados de caballería, diez carros de guerra, y diez mil soldados de infantería. 

3. Mostró en una ocasión remordimiento, por poco tiempo (como una vez lo había hecho Acab, véase 1 R. 21:27-30), pero aparentemente no fue un verdadero arrepentimiento. 

4. Reinó durante diecisiete años (814-797 a.C.).


 L. Joás (2 R. 13:10—14:16; 2 Cr. 25:17-24). 

1. Era el hijo de Joacaz. 

2. Visitó a Elíseo en su lecho de muerte. 

3. Derrotó a Amasias en el campo de batalla (octavo rey de Judá). 

4. Relató la segunda de las fábulas del Antiguo Testamento para ridiculizar las pretensiones de Amasias. 

5. Tomó cautivo a Amasias y lo llevó a Jerusalén, marchándose después de la ciudad con rehenes y mucha riqueza. 

6. Reinó durante dieciséis años (798-782 a.C.). 


M. Jeroboam H (2 R. 14:23-29). 

1. Era hijo de Joás. 

2. Reinó más que ningún otro rey del norte. 

3. Fue también el más poderoso de los reyes del norte. 

4. Recuperó los territorios que Israel había perdido alrededor del mar Muerto. Dios le permitió prosperar y ensanchar su reino a pesar de sus malos caminos, porque Dios tuvo misericordia de la pobre condición de Israel en este tiempo (2 R. 14:25, 26). 

5. El profeta Jonás vivió y ministró durante esta época. 

6. Jeroboam II reinó durante cuarenta y un años (793-753 a.C.). 


N. Zacarías (2 R. 14:29—15:12). 

1. Era el hijo de Jeroboam II. 

2. Fue asesinado por un rebelde llamado Salum. 

3. Zacarías era tataranieto de Jehú y cuarto rey de esta familia. Con su muerte terminó esta dinastía, cumpliéndose así la profecía de Dios acerca de Jehú. (Véase 2 R. 10:30; 14:29; 15:8-12.) 

4. Reinó durante seis meses (753 a.C.). 


Ñ. Salum (2 R. 15:10-15). 

1. Fue asesinado por un soldado muy cruel llamado Manahem. 

2. Reinó solamente un mes (752 a.C.). 


O. Manahem (2 R. 15:14-22). 

1. Fue uno de los reyes más brutales que se sentaron en el trono del reino del norte. 

2. Pagó con la muerte toda oposición de parte de sus súbditos, abriendo incluso el vientre a las mujeres encinta.

3. Compró la protección del rey asirio Pul (Tiglat-pileser), que en este tiempo había invadido Israel, con mil talentos de plata (equivalente a unos treinta y tres mil kilos). 

4. Reinó durante diez años (752-742 a.C.) 


P. Pekaía (2 R. 15:22-26). 

1. Fue el hijo de Manahem 

2. Fue asesinado por Peka, el jefe de su ejército. 

3. Reinó durante dos años (742-741 a.C.). 


Q. Peka (2 R. 15:27-31; 2 Cr. 28:5-8). 

1. Se unió con Siria para atacar al rey Acaz, de Judá, pero no tuvieron éxito. La razón de esta guerra fue castigar al reino del sur por no haberse sumado a Siria e Israel en un esfuerzo unido para frenar la creciente amenaza de Asiria. 

2. Durante su reinado, el rey asirio Tiglat-pileser invadió Israel y se apoderó de varias ciudades en la parte norte y este del país. 

3. Peka fue asesinado por Oseas. 

4. Reinó durante veinte años (740-732 a.C.). Nota: En este cómputo sólo aparecen ocho años (740-732). Se piensa que los primeros doce años (752-740) pudieron estar compartidos en una corregencia con Manahem y Pftkflís 


R. Oseas (2 R. 15:20—17:6). 

1. Él fue el último rey del reino del norte. 

2. Después de convertirse en vasallo de Salmanasar, rey de Asiria, Oseas se unió con Egipto en una rebelión contra Asiria. 

3. Por esta causa fue hecho prisionero y el pueblo deportado a Asiria (2 R. 17:4-6). 

Con Oseas terminó el reino del norte. Diez reyes murieron de muerte natural, siete fueron asesinados, uno se suicidó, otro murió en una batalla, otro por juicio de Dios, y otro falleció por una caída. Ninguno de estos reyes se volvió a Dios. Las diez tribus que fueron deportadas nunca regresaron a Palestina. En realidad, pronto perdieron su identidad tribal, aunque no su linaje. La futura restauración de las diez tribus perdidas de Israel se consumará al tiempo de la Segunda Venida de Cristo. (Véase Mt. 24:27-31.) El Dios justo tuvo que castigar a Israel por sus pecados. (Véase 2 R. 17:7-18.) 

a. El rey de Asiria trasladó gente de pueblos extranjeros a la tierra despoblada del reino del norte (2 R. 17:24). 

b. Poco después de llegar estos nuevos pobladores, Dios envió leones que los aterrorizaban y mataban. En su desesperación, los nuevos colonos enviaron un mensajero al rey de Asiria solicitando la ayuda de un profeta de Jehová, para que parase aquella plaga de leones (17:25, 26). Esto había sido profetizado por Moisés siglos antes. (Véase Ex. 23:29; Lv. 26:21, 22.) 

c. Fue enviado un sacerdote que empezó a ministrarles desde Bet-el. Los leones desaparecieron, y a la vez fue apareciendo una cierta forma de adoración de Jehová, pero sólo en forma, porque aquellas gentes siguieron adorando a sus antiguos ídolos (2 R. 17:27-34). Este es el comienzo de la raza y religión samaritanas que todavía existían en los tiempos de Jesús. (Véase Jn. 4.) 

4. Oseas reinó durante nueve años (732-723 aC.).


Reyes del sur:

 A. Roboam (1 R. 11:42— 14:31; 2 Cr. 9:31— 12:16). 

1. Era hijo de Salomón. 

2. Su necedad provocó la guerra civil de Israel. 

3. Tuvo dieciocho esposas y sesenta concubinas, que le dieron veintiocho hijos y sesenta hijas. 

4. Su esposa favorita fue Maaca, la impía hija de Absalón. 

5. Su reino fue invadido por Sisac rey de Egipto. 

6 . Reinó durante diecisiete años (931-914 a.C.). 


B. Abiam (1 R. 14:31— 15:8; 2 Cr. 13:1-22) 

1. Derrotó a Jeroboam, rey del norte, en el campo de batalla, mediante una intervención sobrenatural de Dios. 

2. A pesar de la ayuda que recibió de Dios en esta ocasión, más tarde degeneró en un rey impío. 

3. Reinó durante tres años (914-911 a.C.). 


C. Asa (1 R. 15:8-14; 2 Cr. 14:1— 16:14). 

1. Fue el primer rey justo y piadoso de Judá. 

2. Dirigió a Judá en un avivamiento y fue un gran constructor. 

3. Dios respondió a su oración y le libró de una invasión masiva etíope. 

4. Llegó a desposeer a su abuela Maaca de sus privilegios a causa de su idolatría. 

5. Tiempo después fue reprendido por un profeta y respondió arrojándolo en la cárcel. 

6 . Murió de una enfermedad de los pies, rehusando buscar su curación en Dios. 

7. Reinó durante cuarenta y un año (911-870 a.C.). 


D. Josafat (1 R. 22:41-50; 2 Cr. 17:1—20:37). 

1. Fue el segundo de los reyes justos de Judá. 

2. Inició un programa nacional de educación bíblica. 

3. Comprometió su testimonio al asociarse con Acab y sus dos hijos, Ocozías y Joram. 

4. Reinó durante veinticinco años (873-848 a.C.). 


E. Joram (2 R. 8:26-29; 2 Cr. 21:1-20). 

1. Se casó con Atalía la hija de Acab y Jezabel. 

2. Empezó su reinado matando a sus seis hermanos. 

3. Recibió un mensaje póstumo del profeta Elias.

prediciendo el juicio de Dios sobre él a causa de su malvada conducta. 

4. Fue atacado y derrotado por los filisteos y los árabes. 

5. Murió de una horrible enfermedad y nadie lo lamentó en su funeral. 

6. Reinó durante ocho años (853-845 a.C.). 


F. Ocozías (2 R. 8:24—9:29; 2 Cr. 22:1-9). 

1. Lo mató Jehú (el décimo rey del norte). 

2. Reinó durante un año (841 a.C.), 


G. Atalía (2 R. 11:1-20; 2 Cr. 22:1—23:21). 

1. Era la madre del fallecido Ocozías. 

2. A la muerte del rey, ella mató a todos sus hijos, excepto a uno que fue librado de ella y escondido. 

3. Ella misma fue más tarde ejecutada. 

4. Reinó durante seis años (841-835 a.C.) 


H. Joás (2 R. 11:1—12:21; 2 Cr. 22:10—24:27). 

1. Fue el único sobreviviente de la matanza de Atalía. 

2. Por un tiempo vivió agradando a Dios, pero después degeneró en un líder cruel. 

3. Sancionó la lapidación de Zacarías, el piadoso sumo sacerdote judío que había reprendido a Judá por su pecado y hecho un llamamiento nacional al arrepentimiento. 

4. Fue asesinado por su propia guardia de palacio. 

5. Reinó durante cuarenta años (835-795 a.C.). 


I. Amasias (2 R. 14:1-20; 2 Cr. 25:1-28). 

1. Fue un buen rey por un tiempo. Mandó ejecutar a los asesinos de su padre, pero no mató a sus hijos, obedeciendo la ley de Moisés que dice que los hijos no pagarían por los pecados de sus padres (Dt. 24:16; Ez. 18:4,20).(Véanse 2 Cr. 25:1-4; 2 R. 12:21; 14:1-6.) 

2. Amasias organizó el ejército de Judá y encontró que disponía de 300.000 soldados. Después contrató los servicios de 100.000 soldados mercenarios experimentados por la suma de cien talentos de plata (equivalentes a tres mil trescientos kilos de plata), para que le ayudaran a luchar contra Edom (2 Cr. 25:5, 6). 

3. Un profeta le aconsejó que no usara a estos soldados y al rey le costó seguir este consejo, quedando resentido por la pérdida del dinero que había pagado por ellos. Pero el profeta le aseguró: «... Jehová puede darte mucho más que esto» (2 Cr. 25:9). Aquí tenemos una valiosa lección espiritual que deberíamos tener en cuenta cada vez que Dios nos pide que, por amor y obediencia a él, dejemos cualquier cosa que nos sea muy íntima y querida. Leer las conmovedoras palabras de Jesús a Pedro en Mateo 19:27-29. 

4. Los soldados de Israel se volvieron a casa, pero ellos también se marcharon frustrados y enojados. En su camino de regreso entraron por la fuerza en varios pueblos judíos y mataron a 3.000 personas (2 Cr. 25:13). 

5. Amasias entró en guerra contra Edom contando solamente con su ejército y derrotó completamente a los edomitas, matando de ellos a 20.000 soldados (26:11). Pero cometió la necedad de traer consigo algunos ídolos edomitas y empezó a adorarlos. Dios le advirtió por medio de un profeta de que este acto provocaba la ira divina, pero Amasias rehusó escuchar y despidió de mala manera al profeta. Antes de retirarse, el profeta le predijo el juicio de Dios (25:14-16). 

6. El temerario y arrogante Amasias declaró entonces la guerra a Joás de Israel, a causa probablemente de la vergonzosa acción del regreso de los mercenarios a su tierra (25:17). Joás, el rey del norte, respondió al desafío de Amasias relatándole la segunda (y última) fábula que encontramos en el Antiguo Testamento. (Véase Jue. 9:8-15 para la primera.) Notemos el lenguaje de la fábula: «Entonces Joás rey de Israel envió a decir a Amasias rey de Judá: El cardo que estaba en el Líbano envió al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: Da tu bija a mi hijo por mujer. Y he aquí que las fieras que estaban en el Líbano pasaron, y hollaron el cardo» (2 Cr. 25:18)

7. Joás le estaba advirtiendo a Amasias que no permitiera que la victoria contra Edom le cegara a la realidad, sino que retirara su declaración de guara. Pero el ruego cayó en oídos sordos. Amasias fue completamente derrotado por Joás en Bet-semes y lo llevaron como un prisionero común a Jerusalén, su propia ciudad capital. Allí Joás ordenó la destrucción de 60 pies (180 m) de muro para reafirmar y celebrar su victoria. Después se marchó llevándose los tesoros del templo y del palacio real, y tomando muchos rehenes (2 Cr. 25:21-24). 

8. Reinó durante veintinueve años (796-767 a.C.) 


J. Uzías. (2 R. 15:1-7; 2 Cr. 26:1-23). 

1. Fue un soldado victorioso y un gran constructor. 

2. Intentó entrometerse en las funciones de los sacerdotes. 

3. Fue castigado por este pecado con la enfermedad de la lepra. 

4. Reinó durante cincuenta y dos años (792-740 a.C.). 


K. Jotam (2 R. 15:32-38; 2 Cr. 27:1-9). 

1. Fue un buen rey (2 Cr. 27:6). 

2. Construyó la puerta superior del templo y edificó torres y fortalezas para protección. 

3. Derrotó a los amonitas y recibió un cuantioso tributo anual de ellos en plata y trigo. 

4. Reinó durante dieciséis años (750-732 a.C.). 


L. Acaz (2 R. 16:1-20; 2 Cr. 28:1-27). 

1. Fue quizá el segundo peor rey de Judá. 

2. Sacrificó a sus propios hijos a ídolos paganos diabólicos. 

3. Fue la primera persona que supo acerca del nacimiento virginal del Mesías. 

4. Reinó durante dieciséis años (732-716 a.C.). 


M. Ezequías (2 R. 18:1—20:21; 2 Cr. 29:1—32:33). 

1. Fue el segundo mejor rey de Judá. 

2. Fue también el más rico de todos. 

3. Organizó la más grande celebración de la Pascua desde los días de Salomón. 

4. Vio como el Ángel de Jehová derrotaba al ejército enemigo asirio cuando tenían cercada Jerusalén. 

5. El Señor le sanó de manera sobrenatural de una enfermedad y le concedió quince años más de vida. 

6. Gobernó durante veintinueve años (716-687 a-C.). 


N. Manasés (2 R. 21:1-18; 2 Cr. 33:1-20). 

1. Reinó más tiempo que ningún otro rey del norte o del sur. 

2. Fue el peor de todos los reyes. 

3. Experimentó el nuevo nacimiento antes de su muerte. 

4. Reinó durante cincuenta y dos años (697-642 a.C.). 


Ñ. Amón (2 R. 21:19-26; 2 Cr. 33:21-25). 

1. Fue, como su padre, un hombre impío y depravado. 

2. Nunca se arrepintió como lo hizo su padre. 

3. Sus sirvientes le mataron en su propia casa. 

4. Reinó durante dos años (643-641 a.C.). 


O. Josías (2 R. 22:1—23:20; 2 Cr. 34:1—35:27). 

1. Fue el mejor rey desde los tiempos de David. 

2. El libro de Moisés fue descubierto en el templo durante su reinado. 

3. Dirigió al pueblo en un gran avivamiento. 

4. Fue el último de los reyes de Judá que agradó a Dios. 

5. Murió en una batalla contra los egipcios. 

6. Reinó durante treinta y un años. (641-610 a.C.). 


P. Joacaz (2 R. 23:31-33; 2 Cr. 36:1-4). 

1. Este hijo intermedio de Josías tuvo un reinado corto (2 R. 23:30, 31) y corrupto (23:32). Fue destronado por el faraón Necao (quien anteriormente había matado a su padre Josías en el campo de batalla) cuando apenas llevaba noventa días reinando. Necao le impuso un tributo de cien talentos de plata y uno de oro (equivalente a 3.300 de plata y 33 kilos de oro). Fue finalmente traslado a Egipto donde murió en cautividad (2 R. 23:34). 

2. Eliaquim, hermano menor de Joacaz, (Necao le cambió el nombre y le llamó Joacim) fue elegido por el faraón egipcio para reinar en Judá en lugar de Joacaz (2 R. 23:34). La situación estaba realmente mala, como lo demuestra el hecho de que un rey pagano podía imponer un rey sobre el pueblo de Dios. 

3. Reinó durante tres meses (609 a.C.). 


Q. Joacim (2 R. 23:34—24:5; 2 Cr. 36:5-7). 

1. Era el hermano de Joacaz. 

2. Fue probablemente el tercer peor rey de Judá. 

3. Persiguió al profeta Jeremías. 

4. Experimentó la primera de las atemorizantes visitas de Nabucodonosor. 

5. Fue en este tiempo cuando Daniel y otros jóvenes hebreos fueron llevados a Babilonia por Nabucodonosor. 

6. Murió y, como había predicho Jeremías, fue enterrado como un asno y no hubo quien lo llorara. 

7. Reinó durante once años (609-598 a.C.). 


R. Joaquín (2 R. 24:6-16; 2 Cr. 36:8-10). 

1. Era el hijo de Joacim y nieto de Josías. Joaquín fue también llamado Conías (Jer. 22:24, 28; 37:1). 

2. Empezó a reinar a los dieciocho años (2 R. 24:8). Nota: tenemos aquí un problema textual, porque 2 Cr. 36:9 nos dice que tenía ocho años. 

3. Fue un rey impío (2 R. 24:9). A causa de ello: 

a. Ezequiel (19:5-9) y Jeremías (22:24-26) predijeron que sería llevado cautivo a Babilonia. 

b. Debía ser considerado como si no tuviera hijos, porque ninguno de sus hijos se sentaría en el trono de David y reinaría sobre Judá

La New Scofield Bible dice: «Esta declaración no significa que no tendría hijos, porque en 1 Cr. 3:17, 18 se nombra a varios (cp. Mt. 1:12). A causa del juicio divino este rey sería considerado como si no hubiera tenido hijos, lo que quiere decir que ningún descendiente físico estaría en la lista de los reyes de Israel. En consecuencia, si nuestro Señor Jesucristo, quien va a ocupar el trono de David (Le. 1:32, 33), hubiera sido engendrado por José, el esposo de María, que era de la línea de Jeconías (Mt. 1:12, 16), habría contradicho esta predicción divina. Los derechos dinásticos de Cristo al trono venían a través de José, su padre adoptivo, de Jeconías; pero la descendencia física de Jesús de la línea de David vino por medio de María, cuya genealogía se traza hasta David por medio de Natán, en vez de por medio de Salomón (cp. Le. 3:31 con Mt. 1:17)» (pp. 793, 794). 

4. Joaquín fue capturado durante el año octavo del reinado de Nabucodonosor (2 R. 24:12) y llevado cautivo a Babilonia, junto con otros 10.00Q prisioneros judíos (Jer. 24:1; 29; 2 R. 24:14,15). Ezequiel fue también deportado en esta fecha. 

5. Después nombró a Sedequías (tío de Joaquín) para que ocupara el trono de Judá (2 R. 24:17). 

6. Joaquín fue encerrado en una cárcel en Babilonia, donde permaneció durante treinta y seis años, hasta la muerte de Nabucodonosor. Evil-merodac, el nuevo rey de Babilonia le concedió la libertad, le permitió comer con él en la mesa real y le dio una pensión diaria para su sostenimiento (2 R. 25:27-30; Jer. 52:31-34). 

7. Reinó durante tres meses (598 a.C.). 


S. Sedequías (2 R. 24:17—25:30; 2 Cr. 36:11-21). 

1. Era el hijo más joven de Josías. 

2. Se rebeló contra Nabucodonosor. Por esta causa le sacaron los ojos y le llevaron cautivo'a Babilonia. 

3. Reinó durante once años (597-586 a.C.).