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La Profecía en la Historia Redentora: ¿Don u Oficio?

 

La Profecía en la Historia Redentora: ¿Don o Oficio? Una visión cristocéntrica y bíblica

Por: Claudio Herrera – Blog En Fe por Cristo



I. Introducción: La Palabra como eje de la profecía

A lo largo de la historia bíblica, Dios ha usado la profecía como medio de revelación, corrección, exhortación y promesa. Pero la verdadera comprensión del don y oficio profético no puede separarse de su centro absoluto: Jesucristo. Toda profecía que no encuentra su plenitud en Él, carece de fundamento eterno.

"Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo..." (Hebreos 1:1-2)


II. La profecía como oficio en el Antiguo Testamento

a. Un llamado, no una elección humana

Los profetas del Antiguo Pacto no eran simplemente personas con dones espirituales: eran hombres llamados por Dios con una vocación específica. Su autoridad no nacía de carisma personal ni de tradición, sino de una elección divina.

"Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones." (Jeremías 1:5)

b. Función nacional y teocrática

El profeta tenía un rol crucial: ser la voz de Dios ante el pueblo y sus gobernantes. Actuaba como fiscal del pacto, amonestando, corrigiendo e instruyendo en la verdad del Señor. Muchas veces fue rechazado, perseguido y asesinado por proclamar la verdad.

"Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros... pero ellos hacían escarnio de sus profetas." (2 Crónicas 36:15-16)

c. Una profecía centrada en el Mesías

Los verdaderos profetas hablaban de juicio y restauración, sí, pero sobre todo apuntaban al Redentor venidero. Toda profecía anticipaba la llegada del Mesías.

"De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre." (Hechos 10:43)


III. Juan el Bautista: el cierre del Antiguo orden

Jesús fue claro: Juan es el último profeta del Antiguo Pacto. Con él, se cierra la era de los profetas que anunciaban la venida del Mesías, porque el Mesías ya está presente en la persona de Jesús.

"Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan." (Mateo 11:13)
"La ley y los profetas eran hasta Juan..." (Lucas 16:16)

Juan no anunció un futuro lejano. Anunció a Cristo, el Cordero de Dios presente y visible.

"He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo." (Juan 1:29)


IV. El don de profecía bajo el Reino de Cristo

a. Cristo: la revelación suprema y final

Con la venida de Jesús, la revelación ha sido culminada en Él. Ya no esperamos nuevas doctrinas ni revelaciones mesiánicas. Cristo es la Palabra encarnada.

"En él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad." (Colosenses 2:9)

b. Profecía como don carismático en la Iglesia

Después de Pentecostés, el Espíritu Santo reparte dones a la Iglesia. Entre ellos está el don de profecía, pero no como oficio exclusivo, sino como manifestación para edificación del cuerpo de Cristo.

"Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán..." (Hechos 2:17)
"A otro, profecía..." (1 Corintios 12:10)

Este don tiene un propósito claro:

"El que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación." (1 Corintios 14:3)


V. Evaluación y discernimiento profético

En el Nuevo Testamento, toda profecía debe ser evaluada. No tiene autoridad canónica, ni es infalible. La Biblia establece criterios claros:

CriterioVersículo clave
Debe ser juzgada por otros1 Corintios 14:29
No debe despreciarse, pero sí examinarse1 Tesalonicenses 5:20-21
No debe contradecir el evangelioGálatas 1:8
Debe glorificar a CristoApocalipsis 19:10

"Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen." (1 Corintios 14:29)
"No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno." (1 Tesalonicenses 5:20-21)
"El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía." (Apocalipsis 19:10)


VI. Conclusión: Una profecía sometida a Cristo

La profecía verdadera no compite con Cristo, lo exalta. No sustituye el evangelio, lo confirma. No crea una nueva doctrina, se somete a la revelación ya dada en la Escritura. Por eso, toda profecía hoy debe pasar este triple filtro:

  1.  ¿Exalta a Jesucristo?
  2.  ¿Está en línea con la Palabra?
  3.  ¿Edifica a la Iglesia?

"Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo." (1 Corintios 3:11)


    Nota final para el lector:
No pongas tu fe en los profetas, sino en el Profeta verdadero, Jesús, el Hijo de Dios. Él no solo habla palabra de Dios —Él es la Palabra de Dios.

“Este es mi Hijo amado; a él oíd.” (Lucas 9:35)



LA ETAPA DEL REINO UNIDO III. Salomón

 III. Salomón, el fabuloso rey de Israel (1 R. 1— 11: 2 Cr. 1 -9 )


A. Su triunfo sobre sus enemigos (1 R. 1:1—2:46). 

1. Sobre Adonías. 

a. Mientras que David está en su lecho de muerte, Adonías, el mayor de los hijos vivos, intenta arrebatarle el trono a su hermanastro Salomón. Está apoyado en su propósito por Joab y Abiatar (1:7). 

b. Salomón, por otro lado, está apoyado por el profeta Natán: por su madre Betsabé; y por Benaía, uno de los hombres más valerosos de David de los viejos tiempos ( 1:8- 11). 

c. Betsabé visita a su esposo enfermo y logra arreglar las cosas para que Salomón sea ungido por Sadoc (1:39). 

d. Adonías queda en libertad pero es puesto también a prueba. Tiempo después fue ejecutado al seguir conspirando mediante su pretensión de casarse con Abisag sunamita. quien fue la última concubina de su padre David (1:3; 2:17, 25). 

2. Sobre Abiatar (2:26, 27). Salomón le perdona la vida debido a su fidelidad para con David, pero fue echado del sacerdocio. 

3. Sobre Joab (2:28-34). Muere al fin este sanguinario general, no sólo por su participación en la rebelión de Adonías, sino por sus pasados crímenes, incluidos los asesinatos de Abner y Amasa. 

4. Sobre Simei (2:36-46). Al igual que Adonías es puesto bajo vigilancia, pero él quebranta la confianza que se le otorga y muere por esta causa. Así se cumple el requerimiento de David en su lecho de muerte, de que se ajusticie tanto a Joab como a Simei (2:5, 8 ). 

B. Su don de Dios (3:4-28). 

1. Mientras está en Gabaón para ofrecer sacrificios, Dios se le aparece en sueños y le dice que le concederá lo que le pida, y Salomón pide sabiduría (3:6-9). 

2. Cuando regresa a Jerusalén es confrontado con una situación que pone a prueba su recién adquirida sabiduría. Dos prostitutas que habían tenido hijos le piden justicia en relación con  sus niños, uno estaba vivo y el otro muerto. Ambas madres reclaman al niño vivo como suyo. Salomón ordena partir en dos a la criatura viva y darle una parte a cada madre. La madre verdadera se horroriza, por supuesto, ante esta idea y queda así demostrada su verdadera identidad (3:16-28). 

C. Su reinado absoluto y pacífico sobre todo Israel (1 R. 4:1-34). 

El reinado de Salomón en este tiempo es una bella prefiguración del perfecto reinado de Cristo en el milenio. Vemos que: 

1. Salomón tiene doce ministros en su gabinete para auxiliarle en su reinado (1 R. 4:7). Jesús les concederá esto a sus doce discípulos (Mt. 19:28). 

2. Salomón reinó sobre «todos los reinos» en el área de la Tierra Santa (1 R. 4:21), mientras que Cristo reinará sobre todos los reinos de la tierra (Ap. 11:15). 

3. Los súbditos de Salomón le servían como nosotros serviremos a Cristo (1 R. 4:21: Ap. 22:3). 

4. El reinado de Salomón trajo paz local (1 R. 4:24), y el reinado de Cristo producirá paz universal (Is. 2:2-4). 

5. Los habitantes de Judá e Israel vivieron tranquilos, «cada uno debajo de su parra y de su higuera» (1 R. 4:25). Así viviremos nosotros durante el reino de Cristo (Jer. 23:6: Mi. 4:4; Zac. 3:10). 

D. Su templo de adoración (1 R. 5—8 ; 2 Cr. 2—7). 

1. La preparación. 

a. Empezaron en el mes de mayo del año cuarto de Salomón y lo completaron en el mes de noviembre del año undécimo, en un total de siete años (1 R. 6:38). 

b. Su tamaño era exactamente el doble del tabernáculo de Moisés, tenía 90 pies (27 m) de largo, 30 pies (9 m) de ancho y 45 pies (13,5 m) de alto. (Cp. con Ex. 26:16- 18.) 

c. Fue edificado en buena parle mediante la aportación de trabajo obligatorio decretado por Salomón, en el que cooperaron 100.000 israelitas, 80.000 canteros y 3.600 capataces (1 R. 5:13-17). 

d. El suelo y las paredes del templo eran de piedra, recubiertas de madera de cedro y de oro (1 R. 6:16. 21. 22). 

e. Fue edificado con piedras ya labradas, de manera que no se escuchó el sonido de martillos, piquetas u otras herramientas de hierro (1 R. 6:7). 

f. Había diez candeleros, cinco a cada lado, como en el tabernáculo de Moisés, y diez mesas para los panes de la proposición ( 1 R. 7:49), en comparación con una mesa y un candelera en el tabernáculo de Moisés. 

g. Salomón pagó al rey Hiram de Tiro 4.400.000 litros de trigo y 4.400 litros de aceite puro de oliva por la madera de cedro de los montes del Líbano para la construcción del templo (5:8-1 1). 

h. Había también dos querubines de oro en el lugar santísimo (1 R. 8:7). 

2. La dedicación. Salomón repasa brevemente las circunstancias históricas que les han llevado a este día feliz (1 R. 8:12-21; 2 Cr. 6:1-11). 

3. La súplica (1 R. 8:22-53; 2 Cr. 6:12-42).Salomón ora pidiendo que la influencia de este bello templo se extienda por sí misma en tres formas: 

a. Sobre el individuo (1 R. 8:31. 32). (1) Que los pecadores sean juzgados. (2) Que los justos sean justificados. 

b. Sobre la nación. ( 1) Que sus pecados puedan ser perdo

nados (vv. 33-35). (2) Que la tierra pueda ser sanada (vv. 36, 37). (3) Que Israel pueda ser preservado aun en la cautividad (vv. 44-50). 

c. Sobre los paganos (vv. 41-43). 

4. La bendición (1 R. 8:54-61). 

5. La manifestación divina (2 Cr. 7:1-3). «Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas: y la gloria de Jehová llenó la casa.» 

6 . La presentación de sacrificios (1 R. 8:62-66; 2 Cr. 7:4-10). Esta ofrenda consistió de 120.000 ovejas y 22.000 bueyes. Fue la más grande de las que aparecen en la Biblia y quizá de todos los tiempos. 

E. Sus riquezas. 

1. Tuvo 700 esposas y 300 concubinas (1 R. 11:3). 

2. Acumuló cantidades fantásticas de oro.

 a. De Hiram de Tiro recibió 3.970 kilos (9:14). 

b. Sus barcos le trajeron 420 talentos, equivalentes a casi 14.000 kilos de oro (9:27,28). c. De la reina de Sabá recibió 120 talentos de oro. equivalentes a unos 3.970 kilos de oro. ( 1 0 : 1 0 ). 

d. De impuestos y otros ingresos recibía cada año 6 6 6 talentos de oro. equivalentes a unos 22.000 kilos de oro (10:14). 

3. Poseyó, además. 40.000 caballos (4:26). 

4. Tuvo también 1.400 carros y 12.000 soldados de caballería (10:26). 

5. Comandaba 12.000 jinetes. 

6 . Dispuso de una amplia flota de barcos (1 R. 9:26-28: 10:22; 2 Cr. 8:17. 18). 

7. Mandó que le hicieran un gran trono de marfil y lo recubrió de oro puro: el respaldo era redondo y tenía brazos a los lados. Para llegar a él se subían seis gradas y estaba rodeado de doce leones, dos en cada escalón (10:18-20). 

8 . Construyó una planta de fundición de metales en Gezer y Bct-horón (1 R. 9:17). 

F. Su testimonio en el mundo que le rodeaba (1 R. 4:29-34: 10:1-13)

1. La reina de Sabá fue a Jerusalén para ver por sí misma las riquezas de Salomón y para comprobar su universal mente reconocida sabiduría. Entró en la ciudad con escepticismo y cuando marchaba dijo como testimonio: 

    «Pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad: es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído» (1 R. 10:7). Nueve siglos después Cristo Jesús se refirió a esta histórica visita (Mi. 12:42). 

2. La sabiduría de Salomón fue reconocida universalmente en asuntos de: 

a. Jurisprudencia (1 R. 3:28). 

b. Administración (1 R. 4:29: 5:12). 

c. Poesía (1 R. 4:32). (Los escritos de Salomón se analizan al final de esta etapa.) 

d. Ciencias naturales (1 R. 4:33). 

e. Arquitectura e ingeniería (1 R. 5:1-7: 9:15- 22). 

f. Asuntos comerciales (1 R. 9:26— 10:29). 

g. Filosofía (Ec. 2:3). 

h. Horticultura (Ec. 2:5). 

G. Sus transgresiones contra Dios:

1. Las advertencias que recibió Salomón sobre las transgresiones. 

a. De David: (1) Primera advertencia (1 Cr. 22:13). (2) Ultima advertencia (1 R. 2:3). 

b. De parte de Dios: (1) Primera amonestación (1



R. 3:14). (2) Segunda amonestación (9:6, 7). (3) Ultima advertencia (11:11). 

2. La naturaleza de las transgresiones de Salomón. Unos 450 años antes de Salomón, Dios había mandado las calificaciones que debían tener los futuros reyes de Israel:  «Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, y digas: Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están en mis alrededores; ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere: de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano. Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto, con el fin de aumentar caballos; porque Jehová ha dicho: No volváis nunca por este camino. Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia»  (Dt. 17:14-17). Pero Salomón desobedeció en estas tres áreas.

a. Tuvo mucho oro y plata (1 R. 10:14-27). 

b. Poseyó miles de caballos (4:26). 

c. Tuvo muchas mujeres y concubinas ( 1 1:3). 

3. Los resultados de las transgresiones de Salomón: 

a. Que estuviera, por primera vez durante su reinado, plagado de agitadores y pequeñas revueltas (11:14-25). 

b. Que después de muerto Salomón, Dios le quitaría parte del reino a su hijo y se lo daría a otro (11:9-13, 26-40).