JEREMÍAS
(Destino: reino del sur)
I. Los reyes bajo los cuales Jeremías ministró. 
A. Josías. Jeremías fue llamado por Dios durante el 
reinado del rey Josías, el último rey bueno de 
Judá. 
B. Joacim. Este rey impío quemó el rollo original de 
la profecía de Jeremías. 
C. Joaquín. Reinó sólo tres meses. Hizo lo malo ante 
los ojos de Dios y Jeremías le condenó enérgicamente. 
D. Sedequías. Fue el último rey de Judá; el profeta 
sufrió mucho durante su reinado. 
E. Nabucodonosor. Jeremías es tratado respetuosamente por este gran conquistador babilonio. 
F. Gedalías. Fue nombrado gobernador por 
Nabucodonosor para que le representara en Jerusalén. 
G. Johanán. Se hizo cargo de la situación después deltrágico asesinato de Gedalías y más tarde obligó 
a Jeremías a que acompañara a un remanente judío a Egipto.
II. El triple ministerio de Jeremías. 
A. Advirtió a la mayoría que todavía quedaba en Judá de la cautividad bajo Babilonia que se avecinaba. 
B. Confortó a la minoría que ya estaba cautiva en 
Babilonia (cap. 29). Jeremías escribió una carta 
para alentar a los judíos exiliados en Babilonia 
(29:1-32). 
1. Tenían que estar allí para una larga permanencia de setenta años. 
2. Debían orar por la paz y prosperidad de 
Babilonia a fin de que ellos mismos pudieran 
vivir en paz. 
3. Tenían que ignorar las mentiras de los falsos 
profetas y médiums en Babilonia, de otra manera serían castigados junto con ellos. 
4. Jeremías pronuncia la sentencia de muerte de 
parte de Dios para dos de estos profetas llamados Acab y Sedequías, por sus mensajes falsos y sus pecados de adulterio (29:20-23). 
5. También avisó a los exiliados acerca de un hombre llamado Semaías que estaba enviando cartas desde Babilonia a los líderes influyentes de 
Jerusalén en contra de Jeremías (29:23-32). 
6 . Dios todavía los amaba y algún día los traería 
de vuelta a Jerusalén (29:14). 
C. Pronunció juicio sobre nueve naciones gentiles 
(46—51). 
Estas naciones eran:
Egipto (46:1-27). 
Filistea (47:1-6). 
Moab (48:1-47). 
Amón (49:1-6). 
Edom (49:7-22). 
Damasco (49:23-27). 
Cedar y Hazor (49:28-33). 
Elam (49:34-39). 
Babilonia (50—51).
Después de citar a cada una de estas naciones, trata 
con cada una de ellas en una forma específica: 
1. Egipto (46:1-27). 
a. Egipto sería derrotado por Nabucodonosor 
en la batalla de Carquemis (46:2). 
b. Su ejército huiría aterrorizado y el río 
Éufrates se llenaría de cadáveres egipcios 
(46:5, 6 ). 
c. El mal que había producido su pecado 
(como el de Judá) era ya incurable (46:11). 
d. El faraón Hofra, rey de Egipto, es ridiculizado como un hombre que hace mucho 
ruido pero no tiene poder (46:17). 
e. Egipto quedaría dominado por 
Nabucodonosor (46:26). 
2. Filistea (47:1-6).
a. Sería invadida por los egipcios. Esto sucedió en el 606 a.C., el año en que murió el 
rey Josías (47:1).
b. Los más fuertes entre los filisteos llorarían 
y los padres huirían, dejando abandonados 
e indefensos a sus hijos (47:2, 3). 
c. Tiro y Sidón, aliados de Filistea, serían 
destruidos al mismo tiempo (47:4). 
d. Gaza y Ascalón, las dos ciudades filisteas 
principales, quedarían completamente 
arrasadas (47:5). 
3. Moab (48:1-47). 
a. Los ejércitos de Nabucodonosor invadirían 
Moab (48:1,2). 
b. Su dios Quemos sería desterrado junto con 
sus sacerdotes y príncipes (48:7). 
c. Hasta ese momento Moab había vivido en 
relativa paz, librándose de otras invasiones 
(48:11). 
d. Al final, Moab se sentiría tan avergonzado de Quemos, su ídolo-dios nacional, 
como Israel lo estuvo de su becerro de oro 
en Bet-el (48:13). 
e. Moab, el antepasado que dio origen a los 
moabitas, había nacido en una cueva (Gn. 
19:37). Durante la temible invasión 
babilónica los moabitas huirían buscando 
refugio en las cuevas (48:28). 
4. Amón (49:1-6). 
a. Esta nación sería castigada por ocupar las 
ciudades de Israel después de la cautividad y por su adoración del falso dios 
Milcom (49:1). 
b. Milcom sería llevado en cautiverio junto 
con los sacerdotes y gente importante de 
Amón (49:3). 
c. Amón será restaurada durante el milenio 
(49:6). 
5. Edom (49:7-22). 
a. Las ciudades de Edom quedarían tan silenciosas como Sodoma y Gomorra (49:18). 
b. Los gritos del pueblo de Edom pidiendo 
auxilio se escucharán tan lejos que llegarán hasta el mar Rojo (49:21). 
c. Dios, sin embargo, tendría misericordia de 
sus viudas y huérfanos (49:11). 
6 . Damasco (49:23-27).
a. Todo su ejército sería destruido en un solo 
día (49:26). 
b. Un incendio empezaría en los muros de 
Damasco y consumiría los palacios de 
Ben-adad (49:27). 
7. Cedar y Hazor (49:28-34). 
a. Cedar era el nombre de una tribu árabe que 
vivía en el desierto al este de Palestina y 
que sería destruida por Nabucodonosor 
(49:28). 
b. Dios mismo ordenó a Nabucodonosor que 
destruyera a estas tribus beduinas, ricas, 
arrogantes y materialistas (49:31). 
c. Hazor, otra tribu árabe ubicada en las cercanías, iba a quedar convertida para siempre en desierto y nunca la volverían a 
reedificar (49:33). 
8 . Elam (49:34-39). 
a. Elam estaba localizada al este de los ríos 
Tigris y Éufrates y tenía por capital a Susa. 
Fue invadida por Nabucodonosor en el invierno del año 596 a.C. Sedequías, el último rey de Judá, empezó a reinar en 
Jerusalén en ese año (49:34). 
b. Elam será restaurada durante el milenio 
(49:39). 
9. Babilonia (50:1—51:64). 
a. Parece que Jeremías se refiere a dos 
Babilonias en estos versículos. Una es la 
Babilonia histórica, capturada por Darío, 
el caudillo persa, en octubre del 539 a.C. 
(véase Dn. 5), y la otra es la futura 
Babilonia que Dios mismo destruirá. (Véase Ap. 18:18.)
b. Después de la destrucción de ambas 
Babilonias, Israel buscaría a su Dios. Esto ocurrió históricamente (Esd. 1) y volverá 
a acontecer en el futuro (Zac. 13:9-11). 
c. Después de la destrucción final de 
Babilonia (Ap. 18), la ciudad nunca más 
volverá a ser habitada (51:26). 
d. Las naciones impías llorarían por la destrucción de ambas Babilonias (Jer. 50:46; 
Ap. 18). 
e. Los israelitas debían de huir de ambas 
Babilonias (Jer. 51:6; Ap. 18:4).
f. Las dos ciudades son representadas como 
copas de oro llenas de iniquidades de las 
que las naciones bebieron y se embriagaron (Jer. 51:7; Ap. 17:1-6). 
g. Los cielos se regocijan por la destrucción 
de ambas (Jer. 51:10,48; Ap. 18:20).
III . La historia personal de Jeremías. 
A. Fue llamado a una dedicación completa durante el 
reinado de Josías (1:1-10). Tenía que permanecer 
soltero (16:2). 
1. Jeremías era hijo de Hilcías, una familia de sacerdotes que vivía en Anatot, a unas 3 millas 
(5 km) al noroeste de Jerusalén, en tierra de 
Benjamín (1:1). 
2. Recibió el llamamiento a un ministerio de 
tiempo completo durante el año decimotercero del reinado del piadoso rey Josías 
( 1:6). 
a. Jeremías se resistió al principio a este llamamiento (como lo había hecho una vez 
Moisés, Ex. 3—4), presentando su juventud como una excusa ( 1 :6 ). 
b. Dios, no obstante, le reafirmó inmediatamente que: 
(1) Le había escogido a él aun desde antes de su nacimiento para ser un portavoz divino para todas las naciones 
(1:5). 
(2) Dios, por tanto, daría el mensaje al 
mensajero que él había elegido (1:7-
10). 
3 Debido a sus osados mensajes concernientes 
al juicio venidero, Jeremías fue perseguido por 
su propia familia ( 1 2 :6 ), por sus paisanos de 
Anatot (11:21), y posteriormente por toda la 
nación de Judá. 
4. Al comenzar su ministerio, Dios le mostró dos 
cosas que subrayaban la naturaleza e importancia de su ministerio. 
a. Le fue mostrada una rama de almendro 
(1:11). A causa de que este árbol florece 
antes que los demás, el almendro simbolizaba lo cercano que estaba el cumplimiento del juicio de Dios. 
b. Vio una olla de agua hirviendo que se inclinaba hacia el sur desde el norte. Esto 
simbolizaba la invasión babilónica (1:13). 
5. Jeremías llora por la destrucción de Judá que 
se aproxima (4:19-21). Esto lo hizo frecuentemente (véanse 8:18, 21; 9:1, 2, 10; 13:17; 
14:17). 
6 . Dios le encomienda (a semejanza del griego 
Diógenes, que una vez recorrió las calles de 
Atenas procurando encontrar a un hombre 
honrado): «Recorred las calles de Jerusalén, y 
mirad ahora e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que 
haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré» (5:1). Dios hizo una vez un acuerdo
similar con Abraham en relación con Sodoma 
(véase Gn. 18:23-33). 
7. Jeremías admite que esta espantosa condición 
es una realidad entre los pobres y los ignorantes, pero él siente que puede encontrar hombres honrados entre los líderes educados y 
ricos de Judá. Sin embargo, todos habían rechazado a Dios por completo (5:4, 5). 
8 . El rey Josías fallece después de treinta y un 
años de fructuoso reinado. El apenado profeta 
asiste a su funeral (2 Cr. 35:25). El último rey 
bueno de Judá ha muerto y el país iría espiritualmente cuesta abajo desde ahora en adelante. 
B. Razona con Judá acerca de su reconciliación con 
Dios (3:12-14; 26:1-7). 
1. Dios invitó repetidas veces a Israel a que volviera a él (2:9). 
2. Le recibiría aun después de su inmoralidad con 
otros amantes (3:1). Esto estaba prohibido por 
la ley mosaica (véase Dt. 24:1-4). 
3. Jeremías, usando una figura agrícola, contiende con ellos para que aren la dureza de sus corazones no sea que queden ahogados en 
espinos (4:3, 4). 
4. Podían todavía escapar del juicio limpiando 
sus corazones y purificando sus pensamientos 
(4:14). 
5. Arrepentirse significaba que podrían permanecer en la tierra (7:3). 
6 . Rechazarlo significaba que quedarían cubiertos por espesa oscuridad (13:16). 
C. Declara sin temor el juicio venidero a manos de 
los babilonios. 
Seguidamente cita los pecados de 
Judá. 
1. Judá ha olvidado la fuente de agua viva y se 
ha cavado para sí cisternas, cisternas rotas que 
no retienen el agua (2:13). 
2. La nación se había transformado en una raza 
de gente degenerada (2 :2 1 ). 
3. Ningún jabón ni lejía, por mucho que fuera, 
serla capaz de limpiar sus manchas (2 :2 2 ). 
4. Los líderes tenían sus ropas manchadas con la 
sangre de los inocentes y de los pobres (2:34). 
5. Tenían el descaro de una prostituta (3:3). 
6 . Adoraban a los dioses falsos en todo monte 
alto y bajo todo árbol frondoso (3:6). 
7. Habían matado a sus profetas como un león 
mataría a su presa (2:30). 
8 . Eran tan insolentes como el bronce y duros y 
crueles como el hierro (6:28). 
9. Habían establecido ídolos en el mismo templo 
y adoraban a una diosa pagana llamada «reina del cielo» (7:18; 44:17). 
10. Habían sacrificado en realidad a sus propios 
hijos ofreciéndolos como ofrendas quemadas 
a los dioses paganos (7:31; 19:5). 
D. Les advierte finalmente acerca de los terrible resultados que traería su desobediencia. 
1. Grandes ejércitos marcharían sobre Jerusalén. 
2. Ni Asiria ni Egipto podrían ayudar a Judá en 
contra de Babilonia (2:18, 36). 
3. La gente huirá de las ciudades de Judá como 
uno huye de un león hambriento (4:5-7). 
4. Jerusalén será asediada como los cazadores 
acosan a un animal salvaje herido (4:17; 6:3-
5). 
5. Gritarán de dolor como una mujer de parto 
(4:31; 6:24; 13:21
6 . Los propios árboles de Jerusalén serían cortados y usados como rampas para atacarla (6 :6 ). 
7. El templo sería destruido (7:14). 
8 . Los soldados enemigos se moverían entre las gentes del pueblo como sapientes venenosas (8:17).
9. Muchos morirían a espada (15:3), de enfermedad (16:3, 4), y de hambre (21:9). 
10. Algunos serían dispersados como paja que 
arrastra el viento al desierto (13:24). 
11. Los cadáveres insepultos llenarían los valles a 
las afueras de Jerusalén y servirían de alimento 
a las aves de rapiña y a las fieras (7:32, 33; 
9:22; 12:8, 9). 
12. Los enemigos de Judá profanarían las tumbas 
sagradas de sus reyes, sacerdotes y profetas, 
y dejarían esparcidos sus huesos al sol, la luna 
y las estrellas (8 : 1 , 2 ). 
13. Miles serían llevados cautivos a Babilonia por 
un período de setenta años (7:15; 25:11; 
29:10). 
14. La severidad del castigo de Judá espantaría a 
las naciones gentiles paganas que miraran
(19:8; 22:8; 25:11). 
E. Cuando la gente empezó a reírse de su mensaje y 
a rechazarlo, el profeta que advertía se transformó en el profeta llorón (4:19; 8 :2 1 ; 9:1, 2, 10; 
13:17: 14:17). 
F. Debido a sus sermones y postura firme, Jeremías 
tuvo que sufrir mucho. 
1. Fue perseguido por su propia familia (12:6). 
2. Sus propios paisanos de Anatot tramaron contra él ( 1 1 :2 1 ). 
3. Fue rechazado y ultrajado por sus colegas sacerdotes y profetas. 
a. Pasur, el sacerdote principal del templo, 
mandó que lo golpearan y lo pusieran en 
el cepo (20:1-3).
b. Fue casi linchado por un grupo de sacerdotes y profetas que se enfurecieron mucho a causa de uno de sus mensajes 
(26:7-9). 
c. Hananías, un falso profeta, lo ridiculizó 
(28).
4. Fue amenazado por el rey Joacim (26:21-24; 
36:26). 
5. Fue arrestado, golpeado, acusado de traición 
y encarcelado (37:11-16). Sedequías fue a buscar a Jeremías solicitándole sus oraciones después que Nabucodonosor había declarado la 
guerra a Judá (21:1, 2). Jeremías le envió un 
mensaje a aquel inicuo rey advirtiéndole que 
las oraciones eran inútiles en este caso, porque Dios iba a usar a los babilonios para castigar a Jerusalén, y que el propio rey Sedequías 
sería entregado al rey de Babilonia (21:3-7). 
Jeremías le dijo a Sedequías que la ciudad sería incendiada y que él sería capturado y llevado a Babilonia (34:1-5).
Jeremías reprende a ios judíos ricos, propietarios de casas, que violaban la ley mosaica 
que demandaba que todos los siervos hebreos 
fueran puestos en libertad después de servir 
durante seis años (34:8-16).
El ejército egipcio del faraón Hofar acababa de llegar para ayudar a Judá a pelear contra Nabucodonosor. Jeremías le advierte a 
Sedequías que esta alianza política no le va a 
dar resultado, porque el rey de Babilonia derrotaría a los egipcios (37:5-10).
Jeremías intentó en este tiempo visitar la 
tierra de Benjamín para inspeccionar una propiedad que había comprado (37:11, 12). Sin 
embargo, uno de la guardia llamado Irías le 
arrestó en la puerta de la ciudad y le acusó de 
querer pasarse a los caldeos (37:13). Jeremías 
lo negó, pero fue golpeado y encarcelado 
(37:14-16). Fue de nuevo buscado en secreto 
por Sedequías y una vez más predice la derrota 
de Jerusalén (37:17). Sedequías le mete en la 
cárcel del palacio en vez de dejarlo en la mazmorra en que antes le tenían (37:21).
No obstante, Sedequías, presionado por los 
líderes religiosos que despreciaban a Jeremías, 
se vio forzado a meter al profeta en un confinamiento aún peor. Esta vez lo bajaron con 
cuerdas a una cisterna vacía que había en el 
patio de la guardia, donde pronto se hundió en 
la capa de lodo que cubría el fondo (38:1-6). 
Pero un amigo etíope llamado Ebed-melec, 
persuadió a Sedequías para que sacara al profeta de aquel sucio lugar. Fue necesaria la ayuda de treinta hombres para sacar al profeta de 
la cisterna, y lo devolvieron a la cárcel de la 
guardia en el palacio (38:7-13). Jeremías una 
vez más predijo la caída de Jerusalén (38:14- 
17). Véase también 32:1-5. Permaneció en la 
prisión hasta que la ciudad fue tomada (38:28). 
6 . Vio como su manuscrito original fue quemado por el malvado rey Joacim (36:21-23). Dios 
le encomienda que mande a su escriba Baruc 
que escriba todos los mensajes orales que Dios 
le había dado durante los últimos veintitrés 
años (36:1-2). Baruc lo lleva a cabo y después 
los lee al pueblo en el templo (36:8). Es invitado seguidamente a leérselos también a los líderes religiosos. Cuando terminó, estaban 
realmente atemorizados y decidieron que el rey 
Joacim debía también escucharlo (36:14-16).
Un funcionario llamado Jehudí es encargado de leerle a Joacim el rollo, mientras el adusto rey está sentado ante un brasero encendido. 
Cuando Jehudí termina de leer las tres o cuatro primeras columnas, Joacim toma su cuchillo, corta aquella sección y la arroja al fuego. 
Al final todo el manuscrito es quemado 
(36:21-23). El Señor encarga de nuevo a 
Jeremías que vuelva a escribir el rollo, además 
de agregar otro material adicional, incluyendo aquellas espantosas palabras acerca de 
Joacim: 
«Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de 
Joacim rey de Judá: No tendrá quien se 
siente sobre el trono de David; y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo 
de la noche. Y castigaré su maldad en él, 
y en su descendencia y en sus siervos; y 
traeré sobre ellos, y sobre los moradores 
de Jerusalén y sobre los varones de Judá, 
todo el mal que les he anunciado y no escucharon. Y tomó Jeremías otro rollo y lo 
dio a Baruc hijo de Nerías escriba; y ecribió en él de boca de Jeremías todas las 
palabras del libro que quemó en el fuego 
Joacim rey de Judá; y aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes» (Jer. 36:30-32). 
Después que Joacim quemó el rollo, Baruc 
quedó muy desalentado, pues probablemente le ocupó un año escribir todo el material. Dios 
no se olvida de él y le exhorta y le alienta por 
medio de Jeremías (45:1-5). 
7. Dios le manda ahora que no ore por Judá 
(7:16; 11:14; 14:11; 16:5). 
8. El profeta experimenta frustración y depresión 
(20:7-9,14-18). Jeremías se siente tan frustrado por su incapacidad para lograr que Judá se 
vuelva a Dios que está decidido a dejar el ministerio.
«Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente 
metido en mis huesos; traté de sufrirlo y 
no pude» (20:9). 
(Véanse también 1 R. 
19:3,4; Jonás 1:1-3; 1 Co. 9:16.)
Es en este momento cuando también pronuncia una de las oraciones más desalentadoras de toda la Biblia (véase también Job 3): 
«Maldito el día en que nací; el día en que 
mi madre me dio a luz no sea bendito. 
Maldito el hombre que dio nuevas a mi 
padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, 
haciéndole alegrarse así mucho. Y sea el 
tal hombre como las ciudades que asoló 
Jehová, y no se arrepintió; oiga gritos de 
mañana, y voces a mediodía, porque no 
me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre. ¿Para qué salí del 
vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que 
mis días se gastasen en afrenta?» (20:14- 
18). 
9. Escribe una carta de ánimo para todos aquellos judíos que se hallaban ya desterrados en 
Babilonia (29). 
10. Cuando todavía está en la cárcel, Dios le ordena que le compre una propiedad a su primo 
Hanameel. Esto era para ilustrar que a pesar 
de que el ejército babilonio estaba ya atacando Jerusalén, «... aún se comprarán casas, heredades y viñas en este tierra» (32:15). Resulta 
muy interesante el trasfondo de todo esto: el 
Señor le dice a Jeremías que su primo 
Hanameel le va a visitar pronto, con la intención de venderle un terreno que poseía en 
Anatot. Jeremías tenía que comprarla por diecisiete piezas de plata (32:6-13). Baruc después pondría la escritura de compraventa, 
firmada y sellada, en una vasija de barro y la 
enterraría. El propósito de esta acción era demostrar que un día las personas volverían a 
disfrutar de propiedades en Judá, y las venderían y comprarían (32:14, 15).
Jeremías fue confortado durante todo este 
tiempo en la cárcel por la promesa fiel de Dios: 
«Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no 
conoces» (33:3).
Estas «cosas», tremendas y emocionantes, 
aparecen en los capítulos 30—33. Entre otras 
están las siguientes: 
a. A pesar de la inminente cautividad en 
Babilonia, llegaría el tiempo cuando Dios 
sanaría las heridas a Jerusalén y le daría 
paz y prosperidad (33:4-6). 
b. Todavía amaba a Israel con amor eterno 
(31:3). 
c. Israel volvería a ser reunido en Palestina
procedente de todos los rincones de la tierra (31:8). (Véase también 30:3, 10, 11.) 
«Irán con lloro, mas con misericordia 
los haré volver, y los haré andar junto 
a arroyos de aguas, por camino derecho 
en el cual no tropezarán; porque soy a 
Israel por padre.... Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sión, y correrán al bien de Jehová ... y su alma será 
como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor» (31:9-12).
Nota: Jeremías predice en 31:15, 16 que 
el llanto amargo de Raquel por sus hijos 
en Ramá desaparecerá. Rami es una antigua referencia al área dentro y en los alrededores de Belén. Nabucodonosor mató 
allí a muchos cautivos enfermos y debilitados que no resistirían el largo camino 
hasta Babilonia. Raquel, la esposa de 
Jacob, es por supuesto un símbolo de todas las madres israelitas que lloran. En 
Mateo 2:18 este triste versículo aparece 
enlazado con la ocasión en que Herodes 
ordena matar a los niños de Belén con el 
propósito de eliminar a Cristo.
d. Israel entenderá durante el milenio la necesidad y el propósito de todos sus sufrimientos (31:18, 19). 
d. Las ciudades de Israel serán reconstruidas 
y Jerusalén llegará a ser motivo de alabanza y centro de poder de toda la tierra 
(33:7-9; 31:38, 39; 30:18-21). 
11. Jeremías ve dos cestas de higos en el templo. 
Una de las cestas contiene higos frescos, buenos y maduros, la otra está llena de higos malos (24:1-3). Dios le explica que los higos 
buenos representan a los judíos desterrados en 
Babilonia (hombres como Daniel y Ezequiel), 
mientras que los higos malos simbolizan a 
Sedequías y sus corrompidos funcionarios 
(24:4-8).
Dios le ordena a Jeremías que se haga un 
yugo y se lo sujetase al cuello con correas. Después tenía que enviar mensajes a los reyes de 
Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón por medio 
de sus embajadores en Jerusalén advirtiéndoles 
que el Señor había entregado sus países a 
Babilonia. Aquellos que se sometieran y llevaran el yugo de castigo con verdadero arrepentimiento serían librados, pero aquellos que 
rehusaran serían destruidos (27:1-11). Después 
de que Dios haya usado a Nabucodonosor para 
castigar a Judá y a las naciones vecinas, él también castigaría a Babilonia (27:7). Se le asegura a Judá que se volverían a reunir en Jerusalén 
después de la cautividad babilónica (27:22).
Jeremías es acusado de mentir por un profeta llamado Hananías, que había predicho que 
la cautividad babilónica sólo duraría dos años 
y que aquellos que ya estaban en el destierro 
(tales como el rey Joacim, Daniel, Ezequiel, 
etc.), regresarían trayendo todos los tesoros del 
templo que se habían llevado (28:1-4). Dramatiza su acusación rompiendo el yugo que 
Jeremías llevaba puesto (28:10, 11).
Jeremías predice que Dios quitará la vida 
a Hananías en un futuro cercano a causa de su 
ministerio mentiroso, lo cual sucedió en el plazo de dos años (28:13-17).
12. Jeremías fue a visitar el campamento donde 
residía la comunidad de recabitas. Estas personas pertenecían a una orden religiosa formada por Jonadab, hijo de Recab, durante el 
reinado de Jehú (841-814 a.C.). Ayudaron en 
la eliminación del baalismo en Israel. Evitaban residir en las ciudades, vivían como pastores y no bebían vino (35:2).
a. Dios manda a Jeremías que pruebe a estas 
personas ofreciéndoles vino. Ellos lo rechazaron inmediatamente, diciendo:
«No beberemos vino; porque Jonadab 
hijo de Recab nuestro padre nos ordenó diciendo: No beberéis jamás vino 
vosotros ni vuestros hijos» (35:6). 
b. Jeremías entonces presenta a Judá este 
gran ejemplo, y contrasta la obediencia de 
los recabitas con la desobediencia de Jerusalén (35:12-19).
13. Predicó un sermón en la puerta del templo y 
fue casi linchado por un grupo de sacerdotes 
enfurecidos por predecir la destrucción del 
templo (26:6-9). Lo defendieron algunos de los 
ancianos sabios de Judá, quienes recordaron a 
los enojados sacerdotes que el mensaje de 
Jeremías era semejante al del profeta Miqueas 
(Mi. 3:12). (Véase Jeremías 26:17-19.) 
G. Jeremías bajo el reinado de Nabucodonosor.
1. Sedequías intentó escapar de la ciudad que 
estaba a punto de caer, pero fue capturado 
cerca de Jericó y llevado otra vez a Jerusalén. Allí es forzado a presenciar la ejecución 
de sus propios hijos y después a someterse a 
la agonía de que le saquen los ojos (39:4-7; 
52:6-11). 
2. Nabucodonosor instruyó a Nabuzaradán, capitán de la guardia, que tratase bien a Jeremías 
(39:11, 12).
3. Nabuzaradán lo libera de la prisión y lo lleva 
a Ramá, allí le da a elegir entre marchar con 
él a Babilonia o quedarse en Jerusalén. 
Jeremías prefiere quedarse y es puesto bajo la 
protección de Gedalías, el gobernador de Jerusalén nombrado por el rey de Babilonia 
(40:1-6; 39:14). 
H. Jeremías bajo el mando de Gedalías. 
1. Después de la guerra Gedalías intentó instituir 
una administración moderada que ayudara a la 
destruida Jerusalén (40:7-12). 
2. Esto provoca pronto la ira de un judío rebelde 
llamaido Ismael, quien conspira para asesinar 
a Gedalías. Un hombre llamado Johanán avisa al gobernador del complot, pero éste no lo 
toma en serio (40:13-16). 
3. Ismael asesina a Gedalías y a otros muchos 
funcionarios judíos, peregrinos, y a algunos 
soldados babilonios. Arrojan después algunos 
de los cadáveres a una cisterna vacía (41:1-9). 
4. Johanán llega al escenario de la masacre y logra restaurar el orden (41:11-17). 
I. Jeremías bajo el mando de Johanán. 
1. Johanán pide a Jeremías que averigüe cuál es 
la voluntad de Dios para el pequeño remanente 
judío que todavía queda en Jerusalén (42:1-5). 
2. Al cabo de un período de diez días de oración 
a Dios, el Señor le dice al profeta que Él desea que el remanente permanezca en la ciudad, 
y no se vayan a Egipto como algunos ya habían planeado hacer (46:6-22). 
3. Nada más escuchar la revelación que no estaban dispuestos a obedecer, Johanán y otros líderes acusan a Jeremías de mentiroso. Deciden 
marcharse a Egipto desobedeciendo la clara 
voluntad de Dios y fuerzan a Jeremías a que 
les acompañe (43:1-7). 
4. Al llegar a Egipto muchos de los judíos recaen 
en sus viejos hábitos de idolatría, y empiezan 
a quemar incienso a la «reina del cielo» (este 
era otro nombre que daban a Astarté, la diosa 
pagana del amor y la guerra de Mesopotamia, 
44:8-10, 15-19). 
5. Jeremías les dice de parte del Señor que si rehúsan arrepentirse y volverse a Jerusalén, todos ellos morirán (44:7-14, 28). 
6 . Para dramatizar esta amarga verdad, Dios le 
ordena enterrar unas piedras grandes debajo 
del pavimento, frente a la entrada del palacio 
del faraón egipcio. Esto significaba que 
Nabucodonosor invadiría y ocuparía Egipto y 
que establecería su trono sobre aquellas piedras. Jeremías predice entonces que él mataría a muchos judíos que rehusarían volver. Los 
demás morirían de otras plagas o en la esclavitud (43:9-13). 
IV. Las profecías de Jeremías. 
A. La caída de Jerusalén (1:14-16; 3; 4:5-9; 5:15-17; 
6:1-6; 32:2, 3; 38:17, 18). 
B. La destrucción del templo (7:11-15; 26:6-9). 
C. La muerte de Joacaz, el depuesto rey de Judá, en 
Egipto (22:10-12). 
D. La muerte tan vil y sin que nadie la llorara del rey 
Joacim de Judá (36:27-30). 
El profeta le había condenado fuertemente por su malvado reinado 
(22:13-19). Se había construido un palacio extravagante con obreros esclavos. Había matado a los 
inocentes y oprimido a los pobres. Se comportó 
con gran codicia, egoísmo y deshonestidad.
Por este tiempo, Urías, un profeta compañero 
de Jeremías, fue asesinado por Joacim por predicar sin temor la verdad de Dios (26:20-23). 
Jeremías, por tanto, predijo que el rey moriría y 
nadie lo lamentaría, lo enterrarían como a un asno, 
lo arrastrarían fuera de Jerusalén y lo arrojarían a 
un basurero. 
E. Eliminación de la línea real del rey Joaquín (22:24- 
30). 
1. Este joven hijo de Joacim reinó solamente tres 
meses, pero provocó de tal manera la ira divina, que Dios le dijo a Jeremías que aunque fuera un anillo de sellar puesto en su mano 
derecha, se lo arrancaría para entregarlo a los 
babilonios (22:24, 25). 
2. Jeremías predijo que: 
a. Sería entregado a Nabucodonosor. 
b. Sería desterrado junto con su madre. 
c. Moriría en tierra extranjera. 
d. Sería tenido como una vasija rota e inútil.
e. Sería tenido como un hombre sin hijos 
(aunque los tuvo) en lo que concernía a 
heredar el trono de David (22:25-29). 
F. La muerte de dos falsos profetas (Acab y 
Sedequías) y el castigo de otro (Semaías) que estaban ministrando entre los primeros judíos cautivos que fueron desterrados a Babilonia (29:30-32). 
G. La muerte de un falso profeta de Jerusalén llamado Hananías (28:13-17). 
H. La cautividad de Seraías.
Jeremías advirtió a un hombre llamado Seraías que él sería llevado cautivo por Nabucodonosor en una 
fecha posterior (esto aconteció literalmente unos 
seis años después, 51:59). Jeremías le dio un rollo a Seraías que contenía sus profecías contra 
Babilonia. El profeta le mandó que en cuanto llegara, leyera públicamente el rollo, después lo atara a una piedra y lo arrojara al río Éufrates. Esto 
simbolizaría que Babilonia se hundiría también 
para no levantarse nunca más (51:60-64). 
I. El fracaso de la alianza militar egipcia-judía en 
contra de Babilonia (37:5-10). 
J. La derrota de Egipto por Babilonia (46:1-26). 
Jeremías describe con vividos detalles la famosa 
batalla deCarquemis en el mismo momento en que 
se está desarrollando. Egipto sufrió una gran derrota a manos de Nabucodonosor (46:1-12). 
K. Babilonia invadiría y finalmente ocuparía Egipto 
(43:9-13). 
L. Los setenta años de cautividad de Judá en 
Babilonia (25:11; 29:10). 
M . El retorno a Jerusalén después de los setenta años 
(27:19-22; 30:3, 10, 11, 18-21; 31:9, 12, 38, 39; 
33:3-9).
Jeremías promete que habrá restauración. 
1. Los hijos de Israel regresarán procedentes de 
todas partes del mundo (3:14; 31:10; 32:37-43). 
2. Dios les dará líderes conforme a su corazón 
(3:15). 
3. Palestina se volverá a llenar de la gloria y el 
pueblo de Dios (3:16-18). Este será un evento 
muy superior al del éxodo, cuando Dios los 
sacó de Egipto (16:14, 15; 23:7). 
4. Un descendiente justo y legítimo (el Salvador) 
ocupará el trono de David, y reinará con sabiduría y justicia (23:5, 6 ; 30:21; 33:17). 
5. Jerusalén será reconstruida y se volverá a llenar de gozo y acción de gracias (38:18-20; 
31:4, 7-9, 12-14, 23-25; 33:10-12). 
N. La derrota de Babilonia después de setenta años 
(25:12; 27:6).
Nota: El castigo que Babilonia recibiría de parte 
de Dios, tal como lo encontramos en los capítulos 
50—52, se refiere evidentemente no sólo al juicio 
histórico (véase Dn. 5), sino también a un juicio 
futuro (véase Ap. 18). 
Ñ. La captura de Sedequías (21:3-7; 34:1-5; 37:17). 
(Véanse 39:4-7; 52:6-11 para su cumplimiento.) 
O. El trato favorable que recibirían en Babilonia los 
desterrados piadosos (24:1-7). 
V. El nuevo pacto de Jeremías.
A. La naturaleza del nuevo pacto (31:31-34). 
1. Abarcaría toda la casa de Israel. 
2. No sería como el pacto mosaico. 
3. Dios grabaría sus leyes en sus corazones. Israel siempre había sufrido de problemas de 
corazón que él mismo se había creado. Veamos 
el diagnóstico divino:
«El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su corazón...» 
(Jer. 17:1).
Pero el Médico Celestial les ofrecía bajo el 
nuevo pacto un trasplante de corazón garantizado y perfecto. 
4. Esta nación con corazones nuevos volvería a 
ser otra vez el pueblo de Dios, y el Señor su 
Dios. 
B. El tiempo del nuevo pacto. Entrará en vigor «después de aquellos días» (31:33), a continuación del
«tiempo de angustia para Jacob» (30:7). Ambas 
expresiones se refieren a la gran tribulación venidera. Es decir, el nuevo pacto empezará a funcionar después del tiempo de la angustia de Jacob, al 
comienzo del milenio. 
C. La superioridad del nuevo pacto. Será inmutable, 
incondicional y eterno; lo opuesto del pacto mosaico (Ex. 19:5-8). M.F. Unger escribe:
«El viejo pacto estaba basado en la observancia estricta de la ley. El nuevo pacto (He. 8 :8 - 
1 2 ) se basará completamente sobre la gracia y 
la sangre expiatoria de Cristo, que será el fundamento de la futura regeneración interna de 
Israel y de su restauración a la comunión con 
Dios. La entrada de Israel en las bendiciones 
del nuevo pacto (Ro. 11:1-26) asegurará su pe manencia eterna como nación.» (Unger's Bible
Dictionary, p. 352)
Dios mismo da seguridades a Israel acerca de 
la duración del nuevo pacto, cuando declara: «Si 
los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel...» (31:37). 
(Véase también 32:20-26.) 
D. El Mediador del nuevo pacto: el Hijo de David 
(33:15-18:30:9).
VI. Pasajes clásicos de Jeremías. 
A. «Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz» (6:14). 
B. «¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos 
esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He 
aquí que también yo lo veo, dice Jehová» (7:11). 
C. «Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no 
hemos sido salvos. Quebrantado estoy por el 
quebrantam iento de la hija de mi pueblo; 
entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado. 
¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija 
de mi pueblo?» (8:20-22). 
D. «¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? 
Porque a ti es debido el temor; porque entre todos 
los sabios de las naciones y en todos sus reinos, 
no hay semejante a ti. El que hizo la tierra con su 
poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría» (10:7, 
12).
E. «Y yo era como un cordero inocente que llevan a 
degollar, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con 
su fruto, cortémoslo de la tierra de los vivientes, 
para que no haya más memoria de su nombre» 
(11:19). 
F. «¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer el bien, 
estando habituados a hacer el mal?» (13:23). 
G. «Me dijo Jehová: Si Moisés y Samuel se pudieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este 
pueblo; échalos de mi presencia y salgdn. Fueron 
halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra 
me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios 
de los ejércitos» (15:1,16). 
H. «No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en 
que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a 
los hijos de Israel de tierra de Egipto; sino: Vive 
Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la 
tierra del norte, y de todas las tierras adonde los 
había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di 
a sus padres» (16:14, 15). 
I. «Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su 
corazón se aparta de Jehová. Será como la retama 
en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino 
que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y desahabitada. Bendito el varón 
que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 
Porque será como el árbol plantado junto a las 
aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, 
y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja 
estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, 
ni dejará de dar fruto. Engañoso es el corazón más 
que todas las cosas, y perverso, ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su 
camino, según el fruto de sus obras» (17:5-10). 
J. «Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te 
haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y 
la vasija de barro que él hacía se echó a perder en 
su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le 
pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré hacer yo de 
vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice 
Jehová. He aquí que como el barro en mano del 
alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de 
Israel» (18:1-6). 
K. «Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más 
fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he 
sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me 
ha sido para afrenta y escarnio cada día. Y dije: 
No me acordaré más de él, ni hablaré más en su 
nombre; no obstante, había en mí corazón como 
un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de 
sufrirlo, y no pude» (20:7-9).
«Cantad a Jehová, load a Jehová; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos. 
Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo 
varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho» (20:13-15). 
L. «Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He 
aquí pongo delante de vosotros camino de vida y 
camino de muerte» (21:8). 
M . «¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y 
como martillo que quebranta la piedra?» (23:29).
N. «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca 
de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y 
no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis, y oraréis a mí, y yo 
os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me 
buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado 
por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra 
cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de 
todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y 
os haré volver al lugar de donde os hice llevar» 
(29:11-14).
Ñ. «¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay 
otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; 
pero de ella será librado» (30:7). 
O. «Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por 
tanto, te prolongué mi misericordia. He aquí yo los 
hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de 
los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, 
la mujer que está encinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá. Irán con 
lloro, mas con misericordia los haré volver, y los 
haré andar junto a arroyos de aguas, por camino 
derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi primogénito. Así ha 
dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no 
quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque 
perecieron. ¿Hasta cuando andarás errante, oh hija 
contumaz? Porque Jehová creará una cosa nueva 
sobre la tierra: la mujer rodeará al varón» (31:3, 
8, 9, 15, 22). 
P. «¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo 
y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti. He aqui que yo soy Jehová, Dios de toda came; ¿habrá algo 
que sea difícil para mí?» (32:17, 27). 
Q. «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Como no 
puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena 
del mar se puede medir, así multiplicaré la descendencia de David mi siervo, y los levitas que me 
sirven» (33:3,22). 
R. «Y tú no temas, siervo mío Jacob, no desmayes, 
Israel; porque he aquí yo te salvaré de lejos, y a 
tu descendencia de la tierra de su cautividad. Y 
volverá Jacob, y descansará y será prosperado, y 
no habrá quien lo atemorice» (46:27). 
S. «Oh espada de Jacob, ¿hasta cuando reposarás? 
Vuelve a tu vaina, reposa y sosiégate» (47:6).
