Antiguo Testamento Vs. Nuevo Testamento ¿Cuáles son las diferencias

Antiguo Testamento Vs. Nuevo Testamento ¿Cuáles son las diferencias?

Pregunta Cristiana: “Antiguo Testamento Vs. Nuevo Testamento ¿Cuáles son las diferencias?”
Respuesta: El Antiguo Testamento establece los cimientos para las enseñanzas y eventos que se encuentran en el Nuevo Testamento. La Biblia es una revelación progresiva. Si te saltas la primera mitad de cualquier buen libro y tratas de terminarlo, tendrás dificultad para entender los personajes, la trama y el final. De la misma manera, el Nuevo Testamento solo es plenamente comprendido cuando es visto como un cumplimiento de los eventos, personajes, leyes, sistema sacrificial, pactos y promesas del Antiguo Testamento.

Si solo tuviéramos el Nuevo Testamento, vendríamos a los Evangelios, y no sabríamos por qué los judíos estaban buscando al Mesías (un Rey Salvador). Sin el Antiguo Testamento, no comprenderíamos porqué este Mesías vendría (ver Isaías 53) y no seríamos capaces de identificar a Jesús de Nazaret como el Mesías a través de las muchas detalladas profecías que fueron dadas concernientes a Él; por ejemplo, Su lugar de nacimiento (Miqueas 5:2); La manera en que moriría (Salmos 22, especialmente vv. 1, 7-8, 14-18; Salmos 69:21, etc.). Su resurrección (Salmos 16:10), y muchos más detalles sobre Su ministerio (Isaías 52:13; 9:2, etc.).

Sin el Antiguo Testamento, no entenderíamos las costumbres judías que son mencionadas en pasajes del Nuevo Testamento. No entenderíamos las perversiones que hicieron los fariseos a la ley de Dios, al añadirle sus tradiciones. No entenderíamos porqué Jesús estaba tan enfadado mientras Él limpiaba el patio del templo. No entenderíamos que podemos usar la misma sabiduría que usó Jesucristo en Sus muchas respuestas a Sus adversarios (tanto humanos como demoníacos).

De manera similar, los Evangelios y los Hechos de los apóstoles en el Nuevo Testamento, registran el cumplimiento de muchas profecías que fueron escritas cientos de años antes en el Antiguo Testamento. Muchas de éstas, relatan la primera venida del Mesías. En las circunstancias del nacimiento, vida, milagros, muerte y resurrección de Jesucristo como se encuentra en los Evangelios, vemos el cumplimiento de profecías del Antiguo Testamento relacionadas con la primera venida del Mesías. Son estos detalles los que validan la declaración de Jesús de ser Él el Cristo prometido. Y aún las profecías del Nuevo Testamento (muchas de las cuales están en el libro de Apocalipsis), están erigidas sobre antiguas profecías que se encuentran en los libros del Antiguo Testamento. Estas profecías del Nuevo Testamento, relatan los eventos que rodean la segunda venida de Cristo. Aproximadamente dos de cada tres versos en el Apocalipsis, están basados en versos del Antiguo Testamento.

Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, contienen numerosas lecciones para nosotros a través de las vidas de sus muchos personajes falibles, quienes poseían la misma naturaleza que nosotros en la actualidad. Observando sus vidas podemos ser animados a confiar en Dios sin importar lo que suceda (Daniel 3), y a no comprometernos en las cosas pequeñas (Daniel 1), para que seamos fieles más tarde ante las cosas grandes (Daniel 6). Podemos aprender que es mejor confesar el pecado pronta y sinceramente, en lugar de pasar la culpa a otros (1 Samuel 15). Podemos aprender a no jugar con el pecado, porque nos encontrará desprevenidos y su mordida resulta mortal (Ver Jueces 13-16).

Podemos aprender que necesitamos confiar y obedecer a Dios, si esperamos experimentar Su vivir en “la tierra prometida” en esta vida y Su paraíso en la próxima (Números 13). Aprendemos que si consideramos el pecado, solo nos estamos exponiendo a cometerlo (Génesis 3; Josué 6-7). Aprendemos que el pecado tiene consecuencias, no solo para nosotros mismos, sino para nuestros seres amados y a la inversa, que nuestro buen comportamiento tiene recompensas no solo para nosotros sino también para aquellos que están a nuestro alrededor (Génesis 3; Éxodo 20:5-6). En el Nuevo Testamento, tenemos el ejemplo de Pedro para aprender – a no atrevernos a confiar en nuestra propia fuerza o FRACASAREMOS (Mateo 26:33-41). En las palabras del ladrón en la cruz, vemos que es a través de una fe sencilla y sincera, que somos salvados de nuestro pecado (Lucas 23:39-43). También vemos en el Nuevo Testamento, cómo debe ser una iglesia viva (Hechos 2:41-47; 13:1-3, etc.)

Así mismo, como la revelación de la Escritura es progresiva, el Nuevo Testamento trae a la luz enseñanzas de las que solo se aludían en el Antiguo Testamento. El libro de Hebreos describe cómo Jesús es el verdadero Sumo Sacerdote, y Su sacrificio único reemplaza todos los sacrificios anteriores que fueron solo semejanzas de ese sacrificio. El Antiguo Testamento expone la Ley, compuesta de dos partes: los mandamientos y las bendiciones/maldiciones que provienen de la obediencia o desobediencia de esos mandamientos. El Nuevo Testamento clarifica que Dios dio esos mandamientos para mostrar al hombre su necesidad de salvación y nunca se pretendió que fueran un medio para la salvación (Romanos 3:19).

El Antiguo Testamento describe el sistema sacrificial que Dios dio a los israelitas para cubrir temporalmente sus pecados. El Nuevo Testamento clarifica que este sistema era solo una alusión al sacrificio de Cristo, únicamente a través del cual se encuentra la salvación (Hechos 4:12; Hebreos 10:4-10). El Antiguo Testamento vio el paraíso perdido; el Nuevo Testamento muestra cómo el paraíso fue recobrado para la raza humana, a través del segundo Adán (Cristo) y cómo un día será restaurado. El Antiguo Testamento declara que el hombre fue separado de Dios a causa del pecado (Génesis 3), y el Nuevo Testamento declara que ahora el hombre puede ser restaurado a su relación con Dios (Romanos 3-6). El Antiguo Testamento predijo la vida del Mesías. Los Evangelios registran principalmente la vida de Jesús, y la Epístolas interpretan Su vida y cómo debemos responder a todo lo que Él ha hecho y hará.

Nuevamente, mientras que el Nuevo Testamento es la “aclaración” del cuadro, el Antiguo Testamento no es menos importante. Además de contener los cimientos para el Nuevo Testamento, sin el Antiguo Testamento no tendríamos una base para sostenernos contra el error de las perversiones políticamente correctas de nuestra sociedad, en la que la evolución es vista como creadora de todas las especies a través de millones de años (en lugar de ser ellas el resultado de la creación especial de Dios en seis días literales). Aceptaríamos la mentira de que los matrimonios y la unidad familiar son una estructura evolutiva que debe continuar cambiando ante los cambios sociales, en vez de ser vista como un diseño de Dios con el propósito de criar buenos hijos y para la protección de aquellos que de otra manera serían utilizados y abusados (más frecuentemente las mujeres y los niños).

De la misma manera, sin el Antiguo Testamento, no entenderíamos las promesas que Dios cumplirá en un futuro en la nación judía. Como resultado, no veríamos propiamente que el período de la Tribulación es un lapso de siete años en el cual Él trabajará específicamente con la nación judía que lo rechazó en Su primera venida, pero que lo recibirá en Su segunda venida. No entenderíamos cómo el futuro reinado de Cristo de 1,000 años, encaja en Sus promesas a los judíos, ni cómo los gentiles encajarían en él. Tampoco veríamos cómo el final de la Biblia ata los cabos sueltos que no fueron revelados en el principio de la Biblia, cómo Dios restaurará el paraíso que Él originalmente creó para que fuera este mundo, y cómo disfrutaremos de un íntimo compañerismo con Él de una manera personal como en el Huerto del Edén.

En resumen, el Antiguo Testamento proporciona los cimientos, y fue hecho para preparar a los israelitas para la venida del Mesías quien se sacrificaría a Sí Mismo por sus pecados (así como por los pecados del mundo entero). El Nuevo Testamento comparte la vida de Jesucristo y luego mira hacia atrás a lo que Él hizo y cómo debemos responder a Su regalo de vida eterna y vivir nuestras vidas en gratitud por todo lo que Él ha hecho por nosotros (Romanos 12). Ambos testamentos revelan al mismo santo, misericordioso y justo Dios, quien debe condenar el pecado, pero que desea atraer hacia Él a la raza humana caída de pecadores mediante el perdón, solo posible a través del sacrificio expiatorio de Cristo como pago por el pecado. En ambos testamentos, Dios se revela a nosotros y la manera en que debemos venir a Él a través de Jesucristo. Y en ambos testamentos, encontramos que todos necesitamos una vida piadosa y la vida eterna (2 Timoteo 3:15-17).

¿Fue el diluvio de Noé global o local?

¿Fue el diluvio de Noé global o local?
Pregunta Cristiana: “¿Fue el diluvio de Noé global o local?”
Respuesta: Cuando uno examina los pasajes bíblicos, está claro que el diluvio fue global. Génesis 7:11 dice que “…aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas.” Viendo lo que dice Génesis 1:6-7 y 2:6 parece ser que el medio ambiente antes del diluvio era muy diferente de lo que experimentamos ahora. Basándonos en estas y otras descripciones bíblicas, así como en el registro de fósiles y descubrimientos geológicos actuales, es razonable especular que en un tiempo, la tierra estaba cubierta con una especie de bóveda de agua. Esta bóveda pudo haber estado compuesta de vapor o pudo haber constado de anillos, algo así como los anillos de hielo de Saturno. Esto, en combinación con un aumento en las corrientes de agua subterránea, pudieron haber sido ambas vaciadas sobre la tierra (Génesis 2:6) y eso habría resultado en una inundación global.

Los versos que más claramente enseñan los alcances del diluvio están en Génesis 7:19-23 “Y las aguas subieron mucho sobre la tierra, y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos. Quince codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes. Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre. Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra, murió. Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo, y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca.”

En el pasaje anterior no solo se encuentra la palabra “todo” repetidamente, sino también se encuentran frases como “y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos fueron cubiertos.” “Quince codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes.” (lo suficiente para permitir que el arca pasara sobre ellos sin problema), “Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre.”, etc. Si estas descripciones no describen una inundación universal que cubrió toda la tierra, no se cómo podría Dios hacerlo más claro. Además, si el diluvio hubiera sido solamente local, ¿por qué Dios instruyó a Noé para que construyera el arca, en vez de solo hacer que los animales emigraran y decirle a Noé que hiciera lo mismo? ¿Y por qué Él instruyó a Noé para construir un arca lo suficientemente grande para albergar a todas las diferentes clases de animales terrestres que se encuentran actualmente en la tierra? Sabemos que aún los dinosaurios nacen pequeños, y no habría sido necesario que Noé llevara animales ya crecidos dentro del arca.

Dios ordenó a Noé que pusiera dos de cada animal terrestre (los animales acuáticos fueron excluidos) dentro del arca (Génesis 6:19-22) con la excepción de los animales ceremonialmente limpios y de todas las aves, de las cuales el tendría siete — de cada clase en el arca (Génesis 7:2-3).

Pedro también describe la universalidad del diluvio en 2 Pedro 3:6-7 en donde él declara: “Por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.” En estos versos, Pedro compara el venidero juicio “universal” con el diluvio en los tiempos de Noé, y dice que el mundo que existía entonces, fue anegado en agua. Así mismo, la promesa hecha por Dios (Génesis 8:21, 9:11, 15) de nunca más enviar un diluvio como ese, hubiera sido rota repetidamente si solo se hubiera tratado de una inundación local. Más aún, todos los hombres que existen en el mundo actual, se dice que descienden de los tres hijos de Noé (Génesis 9:1, 19) y muchos escritores bíblicos posteriores aceptaron la historicidad de un diluvio universal (Isaías 54:9; 1 Pedro 3:20; 2 Pedro 2:5; Hebreos 11:7). Por último, el Señor Jesucristo creyó también la universalidad del diluvio y lo tomó como una ilustración de la destrucción venidera del mundo cuando Él regrese (Mateo 24:37.39; Lucas 17:26, 27).

Hay muchas evidencias extra-bíblicas que apuntan a una catástrofe mundial describiéndola como una inundación global. La variedad de fósiles encontrados en cada continente, las grandes cantidades de depósitos de carbón que habrían requerido la rápida cobertura de grandes cantidades de vegetación, el hecho de que se han encontrado fósiles oceánicos en las cimas de las montañas alrededor del mundo; las más de 270 historias sobre el diluvio en todas partes del mundo, y la gran extensión de formaciones geológicas que muestran grandes yacimientos de depósitos de sedimentos (incluyendo las encontradas en el Gran Cañón) todo ello conduce a acreditar la ocurrencia de un diluvio global.