La etapa patriarcal III Jacob
III Jacob (Gn 25;27-36,38)
A El Hermano Ingenioso (25;27-34)1. Jacob fue el segundo que nació de los gemelos
El relato bíblico del nacimiento, tal como
aparece en los versículos 25, 26, es muy vivido:
«Y salió el primero rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre
Esaú. Después salió su hermano, trabada su
mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su
nombre Jacob Leí que suplanta!»
2. Ambos niños fueron ramas del mismo árbol y
crecieron en el mismo hogar, pero uno creció
y amó a Dios, mientras que el otro se despreocupó de las cosas espirituales.
3. Esaú llegó a ser un experto cazador y el favorito de Isaac, mientras que Jacob era de un carácter más tranquilo que apelaba más a su
madre.
4. Jacob se aprovecha de las debilidades de su
hermano para hacerse con los derechos de la
primogenitura. Estos derechos tenían que ver
con ciertas ventajas, privilegios y responsabilidades del primogénito varón durante la historia de Israel en el Antiguo Testamento, y son:
a. Las ventajas y privilegios consistían en
que aquel hijo era objeto de especial atención y recibiría una porción doble de la herencia paterna.
b. Las responsabilidades consistían en que se
esperaba que asumiera el liderazgo espiritual de la familia. También se le requería que proveyera para las necesidades de
su madre hasta que ésta muriera y de sus
hermanas solteras hasta que se casaran.
Pero se nos dice que «así menospreció
Esaú la primogenitura» (25:34). En el
Nuevo Testamento leemos lo siguiente en
relación con Esaú y sus derechos como
primogénito: «No sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por
una sola comida vendió su primogenitura»
(He. 12:16).
5. Todo este trasfondo arroja mucha luz sobre el
carácter de Esaú, quien tuvo en poco sus derechos de nacimiento.
a. El no estaba aparentemente interesado en
ninguna porción doble de la herencia paterna. Aunque su padre acumuló mucha riqueza en los años siguientes (Gn.
26:12-14), el quizá poseía muy poco de
esta riqueza en los primeros tiempos. En
cualquier caso, Esaú no parecía interesado en las ventajas materiales de su derecho de nacimiento.
b. Tampoco mostró interés en asumir sus responsabilidades espirituales, ni estaba preocupado en proveer para su madre. Quizá
se dio cuenta de su inclinación por Jacob
(Gn. 25:28).
c. Sus acciones reflejan sus actitudes carnales, porque como hemos visto, era una persona fornicaria y profana. El término
fornicario habla de su inmoralidad, y la
palabra profano se refiere a su desinterés
por los asuntos espirituales. Literalmente
significa «uno que está fuera del templo».
B. El hijo engañador (27:1-46).
1. Rebeca llega a escuchar el plan de Isaac de dar
a Esaú la bendición patriarcal.
2. Inmediatamente trama un plan con Jacob a fin
de que éste la reciba.
3. Isaac es engañado por Jacob y recibe la bendición que estaba reservada para Esaú.
4. Esaú descubre el engaño y jura venganza. Se
puede levantar la pregunta de por qué Esaú se
interesa ahora en la bendición cuando antes había menospreciado la primogenitura. La respuesta parece estar en la naturaleza de los dos.
Como ya dijimos previamente, Esaú no estaba interesado en aceptar las responsabilidades
espirituales de la primogenitura: pero la bendición era otra cosa, porque ésta llevaba consigo una buena e importante profecía
concerniente al futuro.
C. El peregrino soñador (28:1-22).
1. Jacob deja Beerseba y se encamina hacia Harán. Después de un largo camino llega a Betel, a unas 40 millas (unos 64 km) al norte de
Beerseba.
2. Usando una piedra como cabecera, cayó pronto en un profundo sueño.
3. Y mientras duerme, sueña: «Y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de
Dios que subían y descendían por ella»
(28:12). Según Hebreos 1:14. los ángeles son
espíritus ministradores enviados para ministrar
a los herederos de la salvación. Abraham, el
abuelo de Jacob, había disfrutado de su bendito ministerio (Gn. 18:1-16), así como Lot
(Gn. 19:1). Jacob ahora compartía la misma
experiencia.
4. Jacob contempla la presencia de Dios en lo
alto de la escalera, y (por primera vez) escucha la voz de Dios confirmándole el pacto con
Abraham. (Véase 28:1-15.) Especialmente
emocionantes son las palabras «... no te dejaré...» (28:15).
La más preciosa de las promesas es la de
la presencia del Señor. Le es hecha a Jacob en una manifestación de pura gracia;
mediante Moisés a todo el pueblo antes de
que cruzaran el río Jordán con Josué (Dt.
31:6); a Josué al asumir el liderazgo y prepararse para la batalla (Jos. 1:5. 8); y a
Salomón para la edificación del templo (1
Cr. 28:20). Fue dada a los discípulos justo antes de que Jesús ascendiera a los cielos (Mt. 28:20), y confirmada para
nosotros hoy (He. 13:5, 6). (Genesis, vo!
2, p. 86, D.G. Barnhouse.)
5. Jacob se despierta y hace un voto (Gn. 28:20-22).
A pesar de que no es una oración muy apropiada, el Dios soberano decide por pura gracia responderla.
D. El pretendiente que lucha por la amada (29:1-20).
1. Jacob llega a Harán y se encuentra con su prima (y futura esposa) Raquel. Después de remover para ella la pesada piedra de la boca del
pozo, para que pudieran abrevar a las ovejas,
Jacob se presenta a sí mismo, y los saludos incluyen besos y lágrimas (29:1-12). Este es el
primero de varios encuentros importantes al
lado de un pozo que aparecen en la Biblia.
(Véanse Éx. 2:15; Jn. 4:6, 7.)
2. Jacob entonces conoce a su lío Labán y futuro suegro. Acepta trabajar siete años para Labán a fin de conseguir a Raquel en matrimonio
(29:13-15). Aquí comienza una de las grandes
historias de amor de todos los tiempos.
E. El frustrado hombre de familia (29:21—30:24).
1. Jacob es engañado en la noche de bodas por
el astuto Labán que secretamente le sustituye
a Raquel por Lea que es la hija mayor (29:16-
24). Jacob el engañador es ahora engañado él
también.
2. Jacob está furioso, pero acepta trabajar sin
paga otros siete años por Raquel. Aunque, sin
embargo, le permiten casarse con ella en el
plazo de una semana (29:25-30).
3. Jacob tiene ahora dos esposas y adquiere otras
dos cuando tanto Lea como Raquel le entregan sus siervas personales con el propósito de
darle hijos. Estas cuatro mujeres le dieron doce
hijos y una hija.
a. De Lea:
(1) Rubén («Ved un hijo»), su primer
hijo (29:32).
(2) Simeón («Ha escuchado»), su segundo hijo (29:33).
(3) Leví («Unirá»), su tercer hijo
(29:34).
(4) Judá («Alabar»), su cuarto hijo
(29:35).
(5) Isacar («Recompensa»), su noveno
hijo (30:18).
(6) Zabulón («Permanecer»), su décimo
hijo (30:20).
b. De Bilha, la sierva de Raquel:
(1) Dan («Justicia»), su quinto hijo
(30:6).
(2) Neftalí («Luchar»), su sexto hijo
(30:8).
c. De Zilpa, la sierva de Lea:
(1) Gad («Fortuna»), su séptimo hijo
(30:11).
(2) Aser («Feliz»), su octavo hijo
(30:13).
d. De Raquel:
(1) José («El añade»), su undécimo hijo
(30:24).
(2) Benjamín («Hijo de la mano derecha»), su duodécimo hijo (35:18).
4. En este momento podemos sacar las siguientes interesantes conclusiones:
a. La mitad de los hijos de Jacob le fueron
dados por una esposa (Lea) con quien no
tuvo la intención de casarse. Entre ellos
están:
(1) Leví: de quien posteriormente procederían todos los sacerdotes de Israel.
(2) Judá: de esta tribu vendría el Mesías.
b. Lea le dio a Jacob la única hija (Dina) que
conocemos (30:21).
c. Raquel le dio sus dos últimos y los preferidos. José llegaría, por supuesto, a ser el
más famoso de todos.
d. Lea, después de dar a luz sus cuatro primeros hijos, queda temporalmente estéril,
y en un intento por estimular la fertilidad
come mandrágoras (algunas veces conocida como la manzana del amor), una planta frondosa que comían las mujeres
campesinas del Cercano Oriente en la
creencia de que les ayudaba a quedarse
embarazadas. Lea estaba intentando ahora tener hijos mediante métodos artificiales.
La mandrágora, como aparece aquí,
nos sirve como un ejemplo de los varios
métodos artificiales, que deshonran a Cristo, usados por algunos para llenar la casa
de Dios, tales como bazares, bingos, festivales de música «rock», etc. Los hijos terrenales solamente nacen cuando la esposa
se relaciona con el esposo, y lo mismo sucede con los hijos espirituales. Cuando la
Esposa ora como Raquel: «Dame hijos, o
si no, me muero» (30:1). el Esposo bendecirá.
F. El empleado negociante (30:25—31:55).
1. Después del nacimiento de sus hijos Jacob
quiere volver a Canaán, pero es persuadido por
Labán para que se quede con él un poco más
(30:25-28).
2. Está de acuerdo, a condición de que se le permita conservar como propias todas las ovejas
que nazcan manchadas o salpicadas, o de color oscuro, y también de las cabras (30:29-36).
3. Jacob intentó entonces incrementar el tamaño
de sus rebaños quitando la corteza de las ramas de algunos árboles (álamo, avellano, castaño) y poniéndolas en los lugares que los
animales usaban para aparearse (30:37-39).
4. En los siguiente seis años Jacob prosperó y se
convirtió en un hombre muy rico. Dios le manda que vuelva a Palestina (30:43: 31:3).
5. Sin informar para nada a Labán, Jacob levanta su campamento y se pone en camino para
Canaán (31:17-21).
6. Labán se enteró tres días después de la huida
de Jacob, salió tras él y le alcanzó, después de
una semana de persecución, en el monte de
Galaad. Dios ya había avisado al enfurecido
suegro que no hiciera daño a Jacob (31:22-25).
7. Labán regaña a Jacob por marcharse de aquella manera, y le acusa de haberle robado sus
dioses (31:26-30). La New Scofield Bible nos
hace el siguiente comentario en relación con
estos dioses:
«Este incidente ha sido por mucho tiempo un rompecabezas. ¿Por qué estaba
Labán tan interesado en recuperar esas
imágenes que Raquel había robado? Para
intentar recuperarlas emprende una costosa y larga expedición de 275 millas (442
km).
Las excavaciones realizadas en Nuzi,
en el norte de Mesopotamia, en la región
donde vivió Labán, muestran que la posesión de los dioses del suegro por un hijo
político (yerno) era legalmente aceptable
como prueba de que aquella persona era
reconocida como el heredero principal. No
nos sorprende, pues, que Jacob se enojara
tanto por ser acusado de lo sucedido, y que
establecieran una frontera entre ellos, con
la promesa de no cruzarla con intención de
herirse el uno al otro. Jacob nunca hizo
mal uso de estas imágenes-ídolos que
Raquel había robado, pero ordenó enterrarlos junto a una encina en Siquem» (Gn.
35:2-4). (New Scofield Bible, p. 46.)
8. Jacob niega airado el robo de aquellas imágenes (ignorante de la acción de Raquel) y dirige una invectiva contra Labán, acusándole de
tratarle injustamente durante sus veinte años de
relaciones de trabajo (31:36-42).
9. Aquellos ídolos, escondidos por Raquel en la albarda de un camello, nunca fueron descubiertos. Ella permaneció sentada sobre la albarda durante el tiempo de la búsqueda,
alegando: «... no me puedo levantar delante de
ti; pues estoy con la costumbre de las mujeres...» (31:35).
10. A sugerencia de Labán. los dos hombres confirmaron un pacto mediante el levantamiento
de un montón de piedras que llamaron Mizpa.
o «atalaya o torre de vigía». Al terminarlo
Labán agregó estas palabras; «Atalaye Jehová
entre tú y yo, cuando nos apartemos el uno del
otro» (31:49).
El doctor Barnhouse escribe:
«La lectura descuidada de la Palabra de
Dios ha hecho que esta declaración se torne familiar para millones de creyentes
dándole una aplicación totalmente falsa.
Que se haya gravado en anillos, que se
haya hecho lema de una organización juvenil, y se haya usado como bendición al
final de una reunión, es un uso absurdo.
No habla de bendición, comunión o compañerismo; sino por el contrario, habla de
armisticio, separación, amenaza y aviso.
En efecto, el montón de piedras de Mizpa
significa: «Si pasas esta raya, le mataré.»
El que rompiera el pacto necesitaría la
ayuda de Dios, porque el otro dispararía
a matar en cuanto que le viera.» (Génesis,
vol. 2, p. 110.)
G. El luchador determinado (32:1—33:20).
1. Jacob es de nuevo ministrado por ángeles de
camino a Palestina, como ya lo había sido
veinte años antes cuando salió de la casa de
sus padres. (Véase Gn. 28:12 y comparar con
32:1, 2.) Jacob menciona aquí por primera vez
en la Biblia a los ejércitos celestiales. Esto es
lo que el quiere decir con la expresión «Jehová
de los ejércitos». Este ejército está compuesto
de ángeles. Tenemos muchos ejemplos en las
Escrituras que muestran a este ejército celestial en acción.
a. Josué fue visitado por el Príncipe del ejército de Jehová (Jos. 5:14).
b. Elíseo y su joven criado fueron reafirmados por este poderosos ejército (2 R. 6:13-
17).
c. El Salvador anunció a Pedro que él podría
llamar a doce legiones de ángeles para librarle de la cruz, si así lo quisiera. Pero
gracias a Dios que no lo hizo. (Véase Mt.
26: 52, 53.)
Como David escribiría en el Salmo 34:7:
«El ángel de Jehová acampa alrededor de
los que le temen, y los defiende.»
2. En este momento recibe la aterradora noticia
de que su hermano Esaú viene a su encuentro
con 400 hombres. Jacob queda paralizado por
el terror. Inmediatamente hace tres cosas:
a. Divide a su familia en dos grupos, diciendo: «Si viene Esaú contra un campamento y lo ataca, el otro campamento
escapará» (32:8).
b. Clama a Dios en oración (32:9-11). En este
momento Jacob reconoce: «Menor soy que
todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo...»
(32:10).
Pablo daría también testimonio de esta verdad. (Véase 1 Ti. 1:12-15.)
c. Envía a Esaú un regalo compuesto de 550
animales con el propósito de aplacarlo
(32:13-21).
3. Sucede allí, aquella noche, junto al río Jaboc,
uno de los eventos más misteriosos y extraordinarios de toda la Biblia (32:24-29).
4. Cualquiera que sea la teología que uno quiera
espigar de este extraño pasaje bíblico, en que
vemos a Dios y a un hombre enzarzados en
una lucha que dura toda la noche, dos hechos
emergen claramente:
a. Su nombre es cambiado de Jacob (el retorcido oportunista) a Israel, que significa «el que lucha con Dios o el que tiene
poder con Dios» (32:28).
b. Nunca volvió a ser el mismo después de
esta sesión de lucha con Dios (32:31,32).
5. Después de esto Jacob llamó a aquel lugar Peniel (el rostro de Dios). El Señor había tocado
su corazón en Bet-el. pero en Peniel Dios reclamó su vida. El primer lugar contempló su
conversión y salvación, pero Peniel fue testigo de su consagración y santificación. El primero le introdujo a la paz de Dios; el segundo
le dio libremente la paz de Dios. Ahora no sólo
poseía la vida, sino la vida abundante. (Véanse
Ro. 5:1; Fil. 4:7; Jn. 10:10.)
6. Jacob, inclinándose a tierra y temblando, se
encontró con Esaú. Para su sorpresa y gran alivio, Esaú le abraza (33:1 -4).
7. Esaú quería que Jacob le acompañara a la tierra de Seir. Esto era lo último en la mente de
Jacob, pero en vez de decírselo a su hermano,
se ocultó detrás de sus hijos: «Mi señor sabe
que los niños son tiernos, y que tengo ovejas
y vacas paridas; y si las fatigan, en un día morirán todas las ovejas» (33:13).
8. Jacob, sin embargo, le promete encontrarse
con él en Seir. Esto era, sin duda, una mentira. Jacob se encaminaba a Sucot. que estaba
al noroeste, mientras que Seir se hallaba al sureste. Uno se pregunta qué es lo que pensaría
Esaú sobre el brillante testimonio de su hermano acerca de la gracia de Dios, cuando se
enteró que su hermano le había mentido otra
vez (33:14-16).
H. El padre enfurecido (34:1: 38:1-30).
1. Por el pecado de asesinato cometido por Leví
y Simeón (34:1-31).
a. Jacob permite a su hija Dina actuar con
mucha libertad y el resultado es que es seducida por Siqucm. el hijo del rey Hamor
de los heveos. Jacob, al igual que su padre Isaac, Tenía poco conocimiento acerca de dónde andaban sus hijos y con
quienes se reunían. Era una suposición
aceptada entre los egipcios y los cananeos
que las mujeres solteras y sin vigilancia
eran presas a disposición de cualquiera.
(Véanse Gn. 12:14: 20:2: 26:7.) Dina tenía aproximadamente catorce años cuando esto sucedió.
b. Siqucm estaba determinado a casarse con
Dina y le pidió a Jacob el correspondiente permiso. De hecho los heveos le sugirieron a Jacob: «Emparentad con nosotros;
dadnos vuestras hijas, y tomad vosotros las nuestras. Y habitad con nosotros...» (34:9.
10).
c. Esta línea de razonamiento es, por supuesto, una de las tácticas favoritas de Satanás.
Se le presiona al cristiano a ser más tolerante
y a rebajar sus niveles, a complacer su carne y abandonar su fe. (Para conocer la respuesta a esta sugerencia satánica, véanse 1
Co. 6:15-20: 2 Co. 6:14-18.)
d. Los hermanos de Dina, hirviendo de ira en
su interior, engañan cruelmente a Siquem
mostrándose de acuerdo con su petición,
a condición de que los heveos se circuncidaran (34:13-24).
e. Al tercer día. cuando sus heridas molestaban y eran sensibles a cualquier movimiento. Leví y Simeón entraron osadamente en
el campamento heveo y mataron a lodos los
hombres, entre ellos a Siquem y a su padre. Después saquearon la ciudad, llevándose todo lo que encontraron, incluso a las
viudas y huérfanos (34:25-30).
f. Jacob se enfureció y reprendió severamente a sus dos hijos por el crimen cometido:
«Me habéis turbado con hacerme abominable a los moradores de esta tierra, el
cananeo y el ferezeo; y teniendo yo pocos
hombres, se juntarán contra mí y me atacarán. seré destruido yo y mi casa» 34:30).
Aún en este punto tan avanzado de la
vida de Jacob, tenemos que notar tristemente:
(1) No manifestó dolor por la violación
de Dina, su única hija.
(2) No expresó pena por el hecho de que
todo el pueblo fuera exterminado.
(3) Aparentemente no se preocupa para
nada de lo que Dios pueda pensar del
asunto.
(4) Su preocupación principal (quizá su
única) tiene que ver con el riesgo de
que la acción de sus hijos le puede perjudicar. El no asume ninguna clase de
responsabilidad por todo lo ocurrido.
2. Por el pecado de adulterio cometido por Judá
(38:1-30).
Aunque el nombre de Jacob no aparece en este
capítulo, podemos suponer que era bien consciente de sus consecuencias trágicas y que lo
desaprobó.
a. Judá, el cuarto hijo de Jacob, se casó con
una mujer cananea, quien le dio tres hijos:
Er, Onán y Sela (38:1-5).
b. Er. el hijo mayor, se casó con una mujer
llamada Tamar, pero Dios le quitó la vida
por su mala conducta, que no se especifica. Judá entonces manda a su segundo
hijo, Onán, que se case con ella, pero él
también muere a causa de su iniquidad.
c. Judá promete a Tamar que su tercer hijo
Sela se casará con ella cuando crezca, aunque en verdad no tiene intención de hacerlo (38:11, 12).
d. Pasado un tiempo Tamar se da cuenta del
olvido de Judá, y disfrazada como una
prostituta logra llevar a Judá a su propia
tienda con propósitos sexuales. Como
pago recibe el sello, cordón y báculo de
Judá (38:13-19). Tamar quedó embarazada como fruto de esta relación.
e. Tres meses más tarde Judá se entera, e indignado demanda que muera quemada.
Tamar entonces le muestra su sello, cordón y báculo. El avergonzado Judá la deja
inmediatamente en libertad (38:24-26).
f. Tamar da a luz gemelos y les pone por
nombre Fares y Zara. Tanto esta prostituta cananea como su ilegítimo primer hijo
aparecerían después por la maravillosa
gracia de Dios en la sagrada genealogía de
nuestro Señor Jesucristo (Mt. 1:3).
I El patriarca obediente (35:1-7).
1. Dios le recuerda otra vez a Jacob su anterior
mandamiento de que vuelva a Bet-el (35:1).
(Véase también 31:11-13.) Jacob había vivido
en Siquem por diez años, y Bet-el estaba sólo
a 30 millas (48 km) de distancia. Cuán trágicamente fácil es caminar hacia la consagración
y todavía quedarnos cortos. (Véase He. 4:1,9.
11.)
2. Jacob instruye a toda su familia para que destruyan sus ídolos, se limpien y muden sus vestidos en preparación para el viaje a Bet-el.
Estos ídolos y zarcillos son recogidos y enterrados bajo una encina cerca de Siquem. Este
es el primer avivamiento que se registra en la
Palabra de Dios.
3. Jacob llega a Bet-el y edifica un altar, y a aquel
lugar le pone por nombre El-Bct-el. Como ya
hemos visto, el nombre Bet-el significa «casa
de Dios», pero EI-Bet-el quiere decir «el Dios
de la casa de Dios». La diferencia entre estos
dos conceptos es como la diferencia entre conocer la Palabra de Dios y conocer al Dios de
la Palabra. Tenemos que leer las páginas de la
primera para llegar a familiarizarnos con la
persona de la segunda (35:7).
J. El santo afligido (35:8-29).
1. Jacob, pierde en rápida sucesión, tres seres
queridos.
a. Débora, el ama de Rebeca su madre
(35:8). Esta mujer que aparece aquí mencionada por primera vez, fue aparentemente a vivir con Jacob después de la muerte
de Rebeca.
b. Su amada esposa Raquel muere dando a
luz a su segundo hijo, duodécimo de Jacob, a quien ponen el nombre de Benjamín, que significa «hijo de la mano
derecha» (35:16-20).
c. Su padre Isaac (35:27-29) muere a la edad
de 180 años y es enterrado por Jacob y
Esaú junto a Abraham en la cueva de
Macpela en Hebrón.
2. Hay dos cosas importantes que se mencionan
por primera vez en estos versículos:
a. La primera mención de una ofrenda de libación (35:14).
b. La primera referencia a Belén (35:19). Es
aquí donde falleció Raquel dando a luz a
Benjamín, el hijo de la mano derecha de
Jacob. Muchos siglos después una joven
virgen daría a luz en Belén a otro niño.
Este otro Niño llegaría a ser conocido
como el Hijo de la mano derecha de Dios.