LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO SEGUNDA PARTE

LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO

Esta etapa nos ofrece el período más entretejido, dinámico y detallado de toda la Biblia. La vamos a considerar bajo tres divisiones principales. 

I. Una introducción a la etapa del reino dividido. 

II. Los reyes que reinaron en esta etapa. En su presentación emplearemos un método doble: 

A. La visión de conjunto. El reinado de cada rey será brevemente bosquejado. 

B. El método de mirar con la lupa. El reinado de cada uno de los reyes importantes será examinado más en detalle. 

III. Los libros del Antiguo Testamento que fueron escritos durante esta etapa.


II. Los reyes de esta etapa del reino dividido.

EN LA INTRODUCCION A ESTA ETAPA SE REVISA COMO 

A) LA VISION DE CONJUNTO Y 

B) EL METODO DE MIRAR CON LUPA  ---------> ESTE   TITULO ES EL QUE VEREMOS A CONTINUACIÓN EN ESTA ENTRADA HASTA EL ULTIMO REY DEL NORTE

El método de mirar con la lupa La etapa del reino dividido puede ser estudiada y resumida mediante un examen un tanto minucioso de la vida de veinte personas. Este número no incluye a los profetas que escribieron tales como Jonás, cuya vida la consideraremos junto con su libro. 

De los veinte, seis son reyes del norte, 

doce son reyes del sur, y 

dos son profetas. 

Son: Jeroboam, Omri, Acab, Jehú, Jeroboam II, Oseas (norte), Roboam, Asa, Josafat, Atalía, Joás, Uzías, Acab, Ezequías, Manasés, Josías, Joaquín, Sedequías (sur), Elias y Elíseo (profetas) 



Los reyes importantes del norte

 A. Jeroboam  (el primer rey). 

Empezó a reinar en el 930 d.C. y reinó durante veintidós años. A fin de considerar propiamente el reinado de Jeroboam es necesario que conozcamos algo de las circunstancias que le llevaron al poder. Todo empezó con la arrogancia y falta de tacto de Roboam, el hijo de Salomón.

 1. Roboam fue a Siquem para ser coronado rey sobre todo Israel (1 R. 12:1; 2 Cr. 10:1). 

2. Allí una delegación encabezada por Jeroboam (que había regresado de Egipto después de la muerte de Salomón) le presenta un ultimátum mediante el cual el pueblo le exige una mejor vida bajo su reinado que la que habían conocido bajo Salomón (1 R. 12:3, 4; 2 Cr. 10:2-4). 

3. Roboam solicita tres días de receso para considerar sus demandas. Durante este período consultó a los ancianos que habían servido con su padre y también a los jóvenes amigos que se habían criado con él. Aceptó el consejo de los jóvenes y a los tres días, respondió: «... Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones» (1 R. 12:14). 

4. Al escuchar esta respuesta, diez de las tribus dieron oído al grito de Jeroboam que les incitaba a regresar a sus casas, y así comenzó la triste historia de la división del reino (1 R. 12:16)

5. Adoram, el encargado de recoger los impuestos para el rey, es apedreado hasta morir, y el atemorizado Roboam tiene que huir a Jerusalén para salvar su vida (1 R. 12:18). Pretende recuperar por la fuerza lo que ha perdido, pero Dios le amonesta a que no lo haga (1 R. 12:21- 24); Roboam desobedeció continuamente este mandamiento a lo largo de su reinado. (Véase 1 R. 15:6.) 

6. Jeroboam, el nuevo líder de la confederación de las diez tribus, se enfrenta inmediatamente a una seria amenaza. Tres veces al año, tal como lo mandaba la ley de Dios (véase Lv. 23; Ex. 23:17), el pueblo subía a Jerusalén para adorar a Dios. Jeroboam sabía que los sacerdotes usarían sin duda esta oportunidad para cambiar la opinión de la gente y hacer volver al pueblo al redil de Roboam. Jeroboam intenta resolver esta situación mediante el siguiente plan: 

a. Cambia los símbolos religiosos de Israel. En vez de tener los dos querubines de oro que había sobre el arca, ahora tendrían dos becerros de oro. Da base a su acción citando el ejemplo histórico del sumo sacerdote Aarón (En realidad, usó las palabras de Aarón para presentar a Israel estos becerros de oro. Cp. Ex. 32:4 con 1 R. 12:28.) 

b. Cambia el centro religioso de adoración de Jerusalén a Bet-el y Dan. Esto es una manifiesta desobediencia del claro mandamiento que Dios le dio. (Véase 1 R. 11:36.) 

c. Degradó el sacerdocio levítico haciendo «sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví» (12:31). A causa de esto, la gran mayoría de los sacerdotes y levitas se marcharon a Judá, dejando detrás de ellos una situación de casi total apostasía. (Véase 2 Cr. 11:13-17.) Esto explica el hecho trágico de que ninguno de los diecinueve reyes del norte, empezando con Jeroboam y terminando con Oseas, en un período de 210 años aproximadamente, volvió su corazón ni reino a Dios. 

d. Cambió el calendario religioso de octubre a noviembre. Según Levítico 23, Israel debía observar seis fiestas principales, comenzando en abril y terminando en octubre. 

Estas seis fiestas, tres de las cuales caían en octubre, anticipaban la cruz (panes sin levadura), la resurrección (primeros frutos), Pentecostés (fiesta de los cincuenta días), el rapto (fiesta de las trompetas), la tribulación (el día de la expiación), y el milenio (la fiesta de los tabernáculos). Es evidente, sin embargo, que Jeroboam tenía muy poco interés en estas fiestas, porque se nos dice que él ideó esta fiesta de noviembre inventándola a su antojo. (Véase 12:33.) 

7. Jeroboam visitó el altar en Bet-el para quemar incienso. Aquí tenemos al segundo de los reyes de Israel que tuvieron el atrevimiento de asumir también el oficio de sacerdote. Todos ellos fueron castigados severamente. Los otros dos fueron: 

a. Saúl (1 S. 13:9-14). 

b. Uzías (2 Cr. 26:16-21). 

8. Por su idolatría Jeroboam recibió una profecía y un castigo por medio de un varón de Dios. 

a. La profecía. Que vendría un día cuando un rey de Judá llamado Josías destruiría totalmente la falsa religión de Jeroboam, quemando incluso los huesos de sus sacerdotes muertos sobre el mismo altar donde Jeroboam estaba sacrificando. Esta sorprendente profecía se cumplió exactamente 300 años después. (Cp. 1 R. 13:2 con 2 R. 23:15, 16.) 

b. El castigo. El altar de Jeroboam fue destruido y su mano quedó paralizada mediante una acción sobrenatural de Dios (1 R. 13:3-6). El profeta después oró y la mano del rey quedó restaurada. 

9. En su camino de regreso a casa, el profeta tontamente prestó atención a las palabras de un viejo profeta de Bet-el que le mintió y por su desobediencia a Dios perdió su vida. 

a. Dios le había dicho que se volviera a casa inmediatamente. 

b. El viejo profeta le dijo que Dios había cambiado de idea y que ahora deseaba que se quedara y comiera en Bet-el. 

c. Cuando finalmente emprendió el camino para volver a su casa, le atacó un león y lo mató. 

10. Poco después de este triste evento, Abías, el hijo de Jeroboam, se puso muy enfermo. El profeta Ahías transmite un terrible mensaje de Dios a la esposa de Jeroboam (quien había intentado disfrazarse), que debido a su gran impiedad el juicio de Dios vendría sobre él (14:10-14). Todo esto sucedió realmente. Este niño murió pronto (14:17) y pocos años después, Nadab, el hijo de Jeroboam que le había sucedido en el trono, fue asesinado con toda su familia por un rebelde llamado Baasa, usurpándole el trono (15:29). En este momento Dios dio el escalofriante primer aviso de la futura cautividad a manos de los asirios, la cual ocurrió 200 años después (14:15). 

11. Dios castiga a Jeroboam con una plaga y muere, después de un depravado reinado de veintidós años. Leemos más de veinte veces

frase de que «él hizo pecar a Israel». Le sucedió en el trono su hijo Nadab (1 R. 14:20; 2 Cr. 13:20). Nadab fue asesinado por un rebelde llamado Baasa después de reinar solamente dos años. El fue el primero de seis reyes del norte que fueron asesinados, los cuales son: 

(2) Ela, 

(3) Joram, 

(4) Zacarías, 

(5) Salum, y 

(6) Pekaía.

 Baasa, al matar a Nadab y sus familiares, cumplió sin saberlo la profecía que había sido dada por Ahías a la esposa de Jeroboam. (Cp. 1 R. 14:14 con 15:29.) 


B.  Omri (sexto rey). 

1. Subió al trono en el 885 a.C. y reinó durante doce años. 

2. Hizo de la ciudad de Samaria la nueva capital del reino del norte (1 R. 16:24)

3. Fue el más impío de los reyes del norte hasta esa fecha. 


C. Acab (séptimo rey). 

1. Empezó a reinar en el 874 y reinó durante veintidós años. 

2. Se casó con Jezabel y edificó un templo a Baal en Samaria (1 R. 16:31, 32)

3. Fue más malvado que Omri, su padre (16:33). 

 (Véase también 21:25, 26.) 

4. Al comienzo de su reino se cumplió una prfecía pronunciada 500 años antes, relacionada con la reedificación de Jericó (comparar 16:34 con Jos. 6:26). 

5. Es confrontado por el profeta Elias quien le advierte que a causa de su pecado y de la impiedad de Israel, habría hambre en la tierra por tres años y medio (1 R. 17:1; Stg. 5:17). 

6. Acab es testigo de la derrota y ejecución de sus sacerdotes de Baal a manos de Elias en el monte Carmelo (18:40). 

7. Le es permitido por Dios derrotar dos veces a los arrogantes sirios para demostrar un hecho, la realidad de que Jehová es Señor por encima de todos (20:23, 28). En este momento, Ben-adad, rey de Siria, le declaró la guerra a Acab, que en principio trató de aplacarlo sobornando al codicioso monarca sirio, pero cuando esto falló,  Acab determinó luchar (1 R. 20:1-11). Un profeta anónimo (quizá Elias) le reafirma a Acab que vencerá a los sirios, y dicha victoria tiene lugar muy pronto (20:13-19). Después de su derrota, los sirios llegan a la conclusión de que ha sido debido a un factor geográfico, porque la batalla se desarrolló en una zona montañosa, lo cual había dado al ejército israelita una gran ventaja. Los sirios creían que el Dios de Israel era un Dios de montañas. De manera que planean luchar otra vez contra Israel, pero en esta ocasión será en la llanura. No podían estar más equivocados, pues el Dios de Israel es ciertamente Dios de las montañas, pero también es Dios de: 

a. El Dios del valle (Ex. 17:8-13; 1 S. 17:3, 49). 

b. El Dios de la montaña (1 R. 18:19, 40). 

c. El Dios del llano (Jue. 11:33). 

d. El Dios del agua (Ex. 14:27, 28). 

e. El Dios del fuego (Dn. 3:19-26). 

Los sirios atacan otra vez y son derrotados completamente, perdiendo 127.000 soldados de infantería. El victorioso Acab desobedece el mandamiento de Dios y le perdona la vida a Ben-adad (como Saúl hizo una vez con Agag, 1 S. 15:31-33)

El profeta de Dios le anuncia entonces que a causa de lo que Acab había hecho. Dios demandaría su vida por la vida de Ben-adad (1 R. 20:32-43, lo cual ocurrió tres años más tarde (véase 1 R. 22:29-37)

8. Acab intenta adquirir sin lograrlo una viña escogida ubicada cerca de su palacio en Samaria, cuyo propietario era un hombre de Jezreel llamado Nabot. Samuel había advertido al principio de la monarquía acerca del riesgo de que los reyes quisieran apoderarse de las tierras de sus súbditos (1 S. 8:14). Aunque Nabot hubiera querido vender la viña, la ley levítica se lo prohibía. (Véanse Lv. 25:23; Nm. 36:7; Ez. 46:18.) Acab regresa a casa malhumorado. Jezabel se entera de la negativa de Nabot y le dice a su marido que se alegre y coma, que ella le dará la viña . Decide entonces escribir cartas en nombre de Acab, dirigidas a los líderes de Jezreel, donde Nabot vivía, y sellarlas con el sello real. En las cartas les manda que convoquen a los israelitas del lugar para una reunión de oración y ayuno, que se aseguren que Nabot esté presente y que paguen a dos testigos falsos para que le acusen de maldecir a Dios y al rey, y, en consecuencia, le mataran a pedradas. Esta orden horrible es ejecutada al pie de la letra (1 R. 21:4-14). Sus hijos son también azedreados. (Véase 2 R. 9:26.) La malvada Jezabel, ella misma una rabiosa adoradora de Baal, apela ahora astutamente a la ley de Moisés para obtener dos testigos contra el acusado (Lv. 24:17). Este juicio falso tendría su imitación final nueve siglos después, en las primeras horas de un viernes del mes de abril, cuando el Creador Todopoderoso es juzgado por sus miserables criaturas (Mt. 26:59-68). Jezabel es informada del resultado de su intriga y Acab jubiloso va a la viña para reclamarla (1 R. 21:15, 16). Dios le ordena a Elias que vaya y confronte a Acab en la viña de Nabot y pronuncie maldición divina sobre él y su familia. 

 Un Acab enojado y, sin duda, atemorizado, escucha el juicio de Dios sobre él (21:19, 21-24). Todo lo dicho por Elias llegó a ser literalmente cierto. 

a. Los perros lamieron la sangre de Acab como habían lamido la de Nabot (1 R. 22:38). 

b. Sus descendientes fueron destruidos. Su hijo mayor Ocozías murió de una caída (2 R. 1:17), y Joram su hijo más joven, fue asesinado por Jehú (2 R. 9:24), y su cuerpo arrojado en el mismo campo donde Nabot había sido entenado. c. Jezabel, su depravada mujer, fue devorada por los peños salvajes de Jezreel (2 R. 9:30-36). Nada más escuchar estas terribles profecías, Acab se humilla, y Dios le permite que al menos no vea la muerte de sus hijos. Pero su arrepentimiento es superficial y temporal (1 R. 21:27-29)

9. En este tiempo Acab desea que el monarca reinante en Judá (cuyo nombre es Josafat) se una a él para combatir a Ben-adad de Siria, que ha incumplido un pacto de tres años (1 R. 22:1) y sigue acuartelando tropas en Ramot de Galaad. Si Acab le hubiera ejecutado como Dios le mandó hacerlo, está situación no se habría producido ahora. Josafat no tenía nada material que ganar y sí mucho que perder moralmente. Su respuesta es trágica: «... Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos» (1 R. 22:4). Josafat evidentemente tuvo sus dudas acerca de esta alianza, porque le pidió a Acab: «... Te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová» (2 Cr. 18:4). Acab inmediatamente convocó a 400 profetas, todos los cuales comían de su mesa y no dudaban en decirle al rey lo que a él le gustaba escuchar. Todos ellos predijeron la victoria y animaban al rey a ir a la guerra (2 Cr. 18:5, 6). Esta era la clase de hombres de los que Jeremías habló años más tarde (Jer. 23:21). Josafat, que todavía se sentía asediado por las dudas, preguntó si no había algún otro profeta de Dios al que pudieran preguntar. Acab amargamente le responde diciendo: «... Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías, hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal...» (1 R. 22:8). Quizá el mayor elogio que podríá recibir Micaías es que era aborrecido por Acab. Aquel rey insensato y malo odiaba al profeta como un necio puede aborrecer al médico que le diagnostica cáncer. Ante la insistencia amable del rey de Judá, Acab ordena a regañadientes que vayan a buscar a Micaías a la prisión, pero instruye privadamente a los mensajeros para que le adviertan al profeta que no contradiga la profecía de la mayoría. Micaías escucha lo que le dicen pero replica: «... Vive Jehová, que lo que Jehová me hablare, eso diré» (1 R. 22:14). Mientras que los dos reyes esperan la llegada de Micaías, Sedequías, el portavoz de aquellos profetas títeres, desarrolla una escena intentando dramatizar para Acab cómo logrará la victoria sobre los sirios. Quizá había aprendido aquello sacando completamente fuera de contexto a Deuteronomio 33:17. Finalmente Micaías aparece delante de Acab, y sin duda, con un guiño en sus ojos y sarcasmo en su voz, imita a los otros profetas: «... Sube, y serás prosperado, y Jehová la entregará en manos del rey» (1 R. 22:15). Este sarcasmo debió ser dolorosamente evidente para los dos, porque Acab lívido por la ira, le gritó: «... ¿Hasta cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová» (22:16). Acab quería escuchar la verdad tanto como un criminal culpable desea oír a un juez pronunciar sentencia sobre él. Esas palabras fueron dichas indudablemente para impresionar a Josafat. El guiño desaparece repentinamente de los ojos de Micaías y el tono burlón se transforma en sobrias palabras de juicio al decir: «... Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz» (22:17). Nada más oírle, Acab explota otra vez y le dice a Josafat: «¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal» (22:18). Micaías, no obstante, continúa y declara que Dios ha permitido que un espíritu de mentira engañe a los profetas de Acab, a fin de matar al depravado rey en la batalla. Al terminar esta verdadera profecía, es abofeteado por Sedequías, el profeta títere de Acab. Este punzante insulto sería más tarde experimentado tanto por nuestro Señor (Jn. 18:22) como por el apóstol Pablo (Hch. 23:2). Acab ordena que vuelvan a Micaías a la prisión y que le tengan a pan y agua hasta que él regrese de la guerra sano y salvo. Cuando sale, Micaías agrega que si Acab regresa con bien significará que Dios no había hablado por medio de él (1 R. 22:28)

10. Acab y Josafat se apresuran para marchar a Ramot de Galaad. En la víspera de la batalla, Acab sugiere que Josafat se ponga las ropas reales de Acab y él usaría el uniforme de un soldado de infantería. El rey del sur acepta el plan. Algunas veces parece como si Josafat fuera un tonto (1 R. 22:29, 30). Josafat es inmediatamente visto por los sirios, que le confunden con Acab. El atemorizado y necio rey de Judá clama a Dios por protección, y los soldados sirios le dejan sin tocarle cuando se dan cuenta de que no es Acab (1 R. 22:31-33; 2 Cr. 18:30-32). Sin embargo, uno de los soldados sirios disparó su arco al azar contra las filas israelitas e hirió de muerte al disfrazado Acab, clavándole la flecha entre las juntas de la armadura. Al darse cuenta de que estaba gravemente herido, Acab ordenó al conductor de su carro que lo sacara del campo de batalla. Cuando el sol se ponía por el occidente, el rey murió (1 R. 22:34-37; 2 Cr. 18:33, 34). Acab es enterrado en Samaria y su carro lleno de sangre es llevado a un estanque cercano para lavarlo, donde los perros lamen la sangre, exactamente como Elias había predicho (1 R. 22:38, 39). Acab es sucedido en el trono por Ocozías, su hijo mayor, quien siguió en los malos caminos de su padre (1 R. 22:52, 53)


D. Jehú (décimo rey). 

1. Empezó a reinar en el 841 a.C. y reinó durante veintiocho años. 

2. Dios había mandado a Elias a que ungiera a Jehú como rey (1 R. 19:16), pero por alguna razón no lo había hecho, sino que lo hizo Elíseo por medio de un joven profeta (2 R. 9:1). 

3. Jehú llegó a ser notorio por la manera de conducir su carro (9:20) y por la sangre que derramó. Ejecutó a 

a. Ocozías, rey de Judá y nieto de Josafat (9:27). 

b. Joram, rey del norte, que estaba en el trono en ese tiempo (9:24). 

c. Jezabel (9:30-37). 

d. Los setenta hijos de Acab (10:1, 11). 

e. Cuarenta y dos príncipes de Judá (10:14). 

f. A los adoradores de Baal (10:25). Dios le ordenó que ejecutara a todos los miembros de la familia de Acab, incluida Jezabel, cuyo cuerpo se lo comieron los perro más tarde (2 R. 9:1-10), pero no sancionó los demás asesinatos. Examinemos brevemente sus sangrientas actividades. Nada más ser ungido, Jehú monta en su carro y se encamina a toda velocidad hacia Jezreel para matar al rey Joram, el hijo más joven de Acab, que en estos momentos se estaba recuperando de las heridas que había sufrido en una batalla reciente. En aquel funesto día le acompañaba un visitante, el rey Ocozías de Judá, que era el nieto de Josafat y sobrino de Joram. Es dudoso que hallemos en la historia que dos jefes de estado reunidos en conferencia tuvieran madres más impías que estos dos. La madre de Joram era Jezabel, y la madre de Ocozías era Atalía. Jehú es avistado mientras estaba todavía en el camino en el valle, y tanto Joram como Ocozías, temiendo una rebelión inminente, salen a su encuentro confiando en poder arreglar las cosas de una manera pacífica. Jehú rechaza los intentos de negociación de Joram y mata a los dos reyes, tío y sobrino, mediante una lluvia de flechas. El cuerpo sin vida de Joram es arrojado en el campo de Nabot, donde Acab (el fallecido padre del rey) tiró una vez el cuerpo de Nabot. Se cumplía la enseñanza bíblica de que «lo que el hombre sembrare, eso también segará» (2 R. 9:25-29). Al entrar Jehú en Jezreel vio a Jezabel, la maquillada hechicera, que se burlaba de él asomada a una ventana alta, y ordena que la echen por la ventana, lo cual hacen y muere en la caída. Los perros salvajes devoraron su cuerpo, dejando solamente su calavera, los pies y las manos. Así se cumplió literalmente la terrible profecía dada a Acab. (Cp. 1 R. 21:23 con 2 R. 9:30-36.) Jehú después escribe una carta a las autoridades de la ciudad de Samaria demandando las cabezas (literalmente) de los setenta hijos de Acab que vivían en la ciudad. Los atemorizados oficiales obedecen nmediatamente la sangrienta orden, echan las cabezas en canastas y se las envían a Jehú a Jezreel (10:11-14). Jehú prosigue con su sangrienta purga matando a todo descendiente o amigo de Acab, incluyendo a cuarenta y dos familiares de Ocozías de Judá que acababan de llegar a Jezreel para visitar a Jezabel (10:11-14). Aquel brutal guerrero ordena después a todos los sacerdotes de Baal que acudan a una convocatoria religiosa especial en Jezreel, fingiendo ser él también un adorador de Baal. Sin embargo, tiene el plan secreto de matarlos a todos una vez que estén congregados en el lugar de reunión acordado. Al poco tiempo, el templo de Baal en Jezreel se llenó de sacerdotes paganos. Es entonces cuando Jebú da la orden de matarlos y aquel falso dios fenicio se manifiesta impotente mientras sus adoradores van siendo sistemáticamente exterminados. Jebú seguidamente ordena que saquen las estatuas del templo y las quemen, que destruyan el altar y el templo. Todo quedó convertido en una letrina pública. A causa de su obediencia al mandamiento de Dios de destruir la dinastía de Acab, se le promete la permanencia de su propia dinastía en el trono hasta la cuarta generación (2 R. 10:30). 

4. A pesar de sus reformas, Jehú continúa adorando los becerros de oro establecidos por Jeroboam (10:29-31) y muere sin arrepentirse. 


E. Jeroboam II (decimotercer rey). 

1. Empezó a reinar en el 793 y reinó durante cuarenta y un años. 
2. Jeroboam II llegó a ser el más poderoso de los reyes del norte. 
3. Recuperó gran parte del territorio de Israel que los sirios les habían arrebatado (2 R. 3:5; 14:25-27). 
4. Esto fue profetizado por el profeta Jonás, que vivió durante el reinado de Jeroboam II (14:25). 


F. Oseas (decimonoveno rey). 

1. Empezó a reinar en el 732 y reinó nueve años. 

2. Después de quedar sometido como vasallo al rey Salmanasar de Asiria, Oseas se alió con Egipto en una rebelión contra Asiria. 

3. A causa de ello fue apresado y encarcelado por Salmanasar (2 R. 17:4, 5). 

4. Samaria cayó en este tiempo y el pueblo del reino fue deportado a Asiria (2 R. 17:6).

LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO PRIMERA PARTE

Esta etapa nos ofrece el período más entretejido, dinámico y detallado de toda la Biblia. La vamos a considerar bajo tres divisiones principales. 

I. Una introducción a la etapa del reino dividido. 

II. Los reyes que reinaron en esta etapa. En su presentación emplearemos un método doble: 

A. La visión de conjunto. El reinado de cada rey será brevemente bosquejado. 

B. El método de mirar con la lupa. El reinado de cada uno de los reyes importantes será examinado más en detalle. 

III. Los libros del Antiguo Testamento que fueron escritos durante esta etapa.



II. Los reyes de esta etapa del reino dividido. 

A  La visión de conjunto 


Reyes del norte: 

A. Jeroboam (1 R. 11:26— 14:20; 2 Cr. 9:29— 13:22). 

1. Fue miembro del consejo de ministros de Salomón, pero tuvo que huir a Egipto por un tiempo para librarse de la ira del rey (1 R. 11:28,40). 

2. Dirigió la rebelión de las diez tribus en Siquem. 

3. Su religión falsa llevó a Israel a pecar. 

4. El altar que levantó fue destruido, su brazo quedó paralizado, y su hijo murió, todo a consecuencia de su pecado. 

5. Fue denotado en la guerra que tuvo con Abiam el segundo rey del reino del sur. 

6 . Fue atacado por una plaga de parte de Dios y murió. 

7. Reinó durante veintidós años (931—909 a.C.). 


B. Nadab (1 R. 15:25-28). 

1. Era el hijo de Jeroboam. 

2. Fue asesinado por un rebelde llamado Baasa. 

3. Nadab fue el primero de seis reyes del norte que murieron asesinados mientras reinaban. 

4. Reinó durante dos años. (910-908 a.C.). 


C. Baasa (1 R. 15:27— 16:7; 2 Cr. 16:1-6). 

1. Cumplió sin saberlo la profecía que el profeta Ahías había dado a la esposa de Jeroboam en cuanto a la muerte de Nadab y toda su familia. (Cp. 1 R. 14:14 con 15:29.) 

2. Le declaró la guerra a Asa (tercer rey de Judá) y empezó a fortificar la ciudad de Ramá para controlar la carretera que llevaba a Judá, en la esperanza de cortar la comunicación y el comercio con Jerusalén (2 Cr. 16:1). 

3. Fue rechazado por Dios a causa de su pecado. El profeta Jehú predijo que los descendientes de Baasa sufrirían el mismo juicio que Dios había traído sobre Jeroboam. 

4. Baasa reinó durante veinticuatro años (909- 885 a.C.). Nota: Ya hemos podido observar que a veces los reinados coincidían. Es decir, que en ocasiones el padre y el hijo pudieron estar reinando al mismo tiempo. Esto explica la diferencia en el total de años en los reyes del norte tal como los da la Biblia, que es 252 años, cuando en realidad el verdadero número es alrededor de 208 años (empezando con Jeroboam en el 931 a.C. y terminando con Oseas en el 721 a.C.). 

D. Ela (1 R. 16:6-14). 

1. Era hijo de Baasa. 

2. Fue asesinado por Zimri, el capitán de la guardia real. 

3. Estaba embriagado cuando le mataron. 

4. Reinó durante dos años (885-883 a.C.). 


E. Zimri (1 R. 16:9-20). 

1. Cumplió la profecía de Jehú matando a todos los miembros de la familia de Baasa. (Comparar 1 R. 16:7 con 16:12.) 

2. Zimri fue poco después cercado en el palacio por Omri, el nuevo jefe del ejército, y murió suicidándose. 

3. Reinó solamente siete días (885 a.C.). 


F. Omri (1 R. 16:15-28). 

1. Trasladó la capital del norte de Tirsa a Samaría. 

2. Arregló el matrimonio político de su hijo Acáb con Jezabel, la hija de Et-baal, rey de los sidonios. 

3. Reinó durante doce años (885-873 a.C.). 


G. Acab (1 R. 16:28—22:40; 2 Cr. 18:1-34). 

1. Se casó con Jezabel. 2. Se le concedió derrotar a los sirios en dos ocasiones. 

3. Fue amonestado frecuentemente por Elias: 

a. Por estimular el culto a Baal. 

b. Por su participación en el asesinato de Nabot. 

c. Por perdonarle la vida al impío rey sirio. 

4. Metió al piadoso rey Josafat (cuarto rey de Judá) en un doble compromiso: a. Una alianza matrimonial, por la cual dio a su hija Atalía, una mujer impía, como esposa a Joram, hijo de Josafat. b. Una alianza militar, mediante la que logró que Josafat se uniera con él en guerra contra Siria. 

5. La muerte de su malvada esposa fue predicha por Elias. 

6. Su propia muerte fue predicha tanto por Elias como por el profeta Micaías. 

7. Fue herido y murió en guerra contra los sirios. 

8. Reinó durante veintidós años (874-852 a.C.). 


H. Ocozías (1 R. 22:40—2 R. 1:18; 2 Cr. 20:35-37). 

1. Era el hijo mayor de Acab y Jezabel. 

2. Convenció a Josafat de que se asociara con él para la construcción de una flota mercante en Ezión-geber (2 Cr. 20:35-37). 

3. Sufrió una grave caída, que resultó fatal, estando en su palacio en Samaria. 

4. Buscó la sanidad consultando al dios pagano Baal-zebub, pero recibió inmediata condenación de parte de Elias, a quien procuró arrestar sin conseguirlo. 

5. Reinó durante dos años (853-851 a.C.). 


I. Joram (2 R. 3:1—9:25; 2 Cr. 22:5-7)

 1. Era el hijo más joven de Acab y hermanos de Ocozías. 

2. Al igual que su padre y hermano, persuadió a Josafat para que se aliara con él, esta vez para pelear contra los moabitas. El profeta Eliseo obró un milagro en esta ocasión, por amor de Josafat, que resultó en la victoria de los aliados sobre Moab. 

3. Eliseo más tarde ayudó al rey Joram previniéndole de algunas emboscadas que los sirios planeaban contra él. 

4. Después Eliseo le impidió que matase a unos soldados enemigos sirios que Dios había cegado. 

5. Joram todavía reinaba cuando Dios usó a cuatro leprosos para librar a la ciudad de Samaria de morir de hambre. 

6. El era también el rey con quien se entrevistó el general sirio Naamán que estaba leproso. 

7. Fue después asesinado por Jehú en Jezreel. 

8. Reinó durante doce años (852-840 a.C.). 


J. Jehú (2 R. 9:1— 10:36; 2 Cr. 22:7-12). 

1. Fue ungido por Eliseo y se le encomendó que ejecutara a todos los miembros de la dinastía de Acab, incluyendo a Joram y Jezabel. 

2. Montado en su carro se dirigió al valle de Jezreel, donde mató tanto a Joram como a Ocozías, el sexto rey de Judá (que no hay que confundir con el Ocozías que fue hermano mayor de Joram)

3. Después marchó a la ciudad de Jezreel y mató a Jezabel. 

4. A continuación demandó que le entregaran las cabezas de setenta familiares de Acab que vivían en la ciudad de Samaria. 

5. Continuó con la purga matando incluso a los descendientes y amigos de Acab. 

6. Finalmente, reunió, mediante engaño, a todos los sacerdotes de Baal en una gran asamblea en Jezreel y mandó matarlos a todos. 

7. Reinó durante veintiocho años (841-813 a.C.). 


K. Joacaz (2R. 13:1-9). 

1. Era el hijo de Jehú. 

2. Estuvo sometido durante todo su reinado a Hazael, rey de Siria. Su ejército quedó reducido a cincuenta soldados de caballería, diez carros de guerra, y diez mil soldados de infantería. 

3. Mostró en una ocasión remordimiento, por poco tiempo (como una vez lo había hecho Acab, véase 1 R. 21:27-30), pero aparentemente no fue un verdadero arrepentimiento. 

4. Reinó durante diecisiete años (814-797 a.C.).


 L. Joás (2 R. 13:10—14:16; 2 Cr. 25:17-24). 

1. Era el hijo de Joacaz. 

2. Visitó a Elíseo en su lecho de muerte. 

3. Derrotó a Amasias en el campo de batalla (octavo rey de Judá). 

4. Relató la segunda de las fábulas del Antiguo Testamento para ridiculizar las pretensiones de Amasias. 

5. Tomó cautivo a Amasias y lo llevó a Jerusalén, marchándose después de la ciudad con rehenes y mucha riqueza. 

6. Reinó durante dieciséis años (798-782 a.C.). 


M. Jeroboam H (2 R. 14:23-29). 

1. Era hijo de Joás. 

2. Reinó más que ningún otro rey del norte. 

3. Fue también el más poderoso de los reyes del norte. 

4. Recuperó los territorios que Israel había perdido alrededor del mar Muerto. Dios le permitió prosperar y ensanchar su reino a pesar de sus malos caminos, porque Dios tuvo misericordia de la pobre condición de Israel en este tiempo (2 R. 14:25, 26). 

5. El profeta Jonás vivió y ministró durante esta época. 

6. Jeroboam II reinó durante cuarenta y un años (793-753 a.C.). 


N. Zacarías (2 R. 14:29—15:12). 

1. Era el hijo de Jeroboam II. 

2. Fue asesinado por un rebelde llamado Salum. 

3. Zacarías era tataranieto de Jehú y cuarto rey de esta familia. Con su muerte terminó esta dinastía, cumpliéndose así la profecía de Dios acerca de Jehú. (Véase 2 R. 10:30; 14:29; 15:8-12.) 

4. Reinó durante seis meses (753 a.C.). 


Ñ. Salum (2 R. 15:10-15). 

1. Fue asesinado por un soldado muy cruel llamado Manahem. 

2. Reinó solamente un mes (752 a.C.). 


O. Manahem (2 R. 15:14-22). 

1. Fue uno de los reyes más brutales que se sentaron en el trono del reino del norte. 

2. Pagó con la muerte toda oposición de parte de sus súbditos, abriendo incluso el vientre a las mujeres encinta.

3. Compró la protección del rey asirio Pul (Tiglat-pileser), que en este tiempo había invadido Israel, con mil talentos de plata (equivalente a unos treinta y tres mil kilos). 

4. Reinó durante diez años (752-742 a.C.) 


P. Pekaía (2 R. 15:22-26). 

1. Fue el hijo de Manahem 

2. Fue asesinado por Peka, el jefe de su ejército. 

3. Reinó durante dos años (742-741 a.C.). 


Q. Peka (2 R. 15:27-31; 2 Cr. 28:5-8). 

1. Se unió con Siria para atacar al rey Acaz, de Judá, pero no tuvieron éxito. La razón de esta guerra fue castigar al reino del sur por no haberse sumado a Siria e Israel en un esfuerzo unido para frenar la creciente amenaza de Asiria. 

2. Durante su reinado, el rey asirio Tiglat-pileser invadió Israel y se apoderó de varias ciudades en la parte norte y este del país. 

3. Peka fue asesinado por Oseas. 

4. Reinó durante veinte años (740-732 a.C.). Nota: En este cómputo sólo aparecen ocho años (740-732). Se piensa que los primeros doce años (752-740) pudieron estar compartidos en una corregencia con Manahem y Pftkflís 


R. Oseas (2 R. 15:20—17:6). 

1. Él fue el último rey del reino del norte. 

2. Después de convertirse en vasallo de Salmanasar, rey de Asiria, Oseas se unió con Egipto en una rebelión contra Asiria. 

3. Por esta causa fue hecho prisionero y el pueblo deportado a Asiria (2 R. 17:4-6). 

Con Oseas terminó el reino del norte. Diez reyes murieron de muerte natural, siete fueron asesinados, uno se suicidó, otro murió en una batalla, otro por juicio de Dios, y otro falleció por una caída. Ninguno de estos reyes se volvió a Dios. Las diez tribus que fueron deportadas nunca regresaron a Palestina. En realidad, pronto perdieron su identidad tribal, aunque no su linaje. La futura restauración de las diez tribus perdidas de Israel se consumará al tiempo de la Segunda Venida de Cristo. (Véase Mt. 24:27-31.) El Dios justo tuvo que castigar a Israel por sus pecados. (Véase 2 R. 17:7-18.) 

a. El rey de Asiria trasladó gente de pueblos extranjeros a la tierra despoblada del reino del norte (2 R. 17:24). 

b. Poco después de llegar estos nuevos pobladores, Dios envió leones que los aterrorizaban y mataban. En su desesperación, los nuevos colonos enviaron un mensajero al rey de Asiria solicitando la ayuda de un profeta de Jehová, para que parase aquella plaga de leones (17:25, 26). Esto había sido profetizado por Moisés siglos antes. (Véase Ex. 23:29; Lv. 26:21, 22.) 

c. Fue enviado un sacerdote que empezó a ministrarles desde Bet-el. Los leones desaparecieron, y a la vez fue apareciendo una cierta forma de adoración de Jehová, pero sólo en forma, porque aquellas gentes siguieron adorando a sus antiguos ídolos (2 R. 17:27-34). Este es el comienzo de la raza y religión samaritanas que todavía existían en los tiempos de Jesús. (Véase Jn. 4.) 

4. Oseas reinó durante nueve años (732-723 aC.).


Reyes del sur:

 A. Roboam (1 R. 11:42— 14:31; 2 Cr. 9:31— 12:16). 

1. Era hijo de Salomón. 

2. Su necedad provocó la guerra civil de Israel. 

3. Tuvo dieciocho esposas y sesenta concubinas, que le dieron veintiocho hijos y sesenta hijas. 

4. Su esposa favorita fue Maaca, la impía hija de Absalón. 

5. Su reino fue invadido por Sisac rey de Egipto. 

6 . Reinó durante diecisiete años (931-914 a.C.). 


B. Abiam (1 R. 14:31— 15:8; 2 Cr. 13:1-22) 

1. Derrotó a Jeroboam, rey del norte, en el campo de batalla, mediante una intervención sobrenatural de Dios. 

2. A pesar de la ayuda que recibió de Dios en esta ocasión, más tarde degeneró en un rey impío. 

3. Reinó durante tres años (914-911 a.C.). 


C. Asa (1 R. 15:8-14; 2 Cr. 14:1— 16:14). 

1. Fue el primer rey justo y piadoso de Judá. 

2. Dirigió a Judá en un avivamiento y fue un gran constructor. 

3. Dios respondió a su oración y le libró de una invasión masiva etíope. 

4. Llegó a desposeer a su abuela Maaca de sus privilegios a causa de su idolatría. 

5. Tiempo después fue reprendido por un profeta y respondió arrojándolo en la cárcel. 

6 . Murió de una enfermedad de los pies, rehusando buscar su curación en Dios. 

7. Reinó durante cuarenta y un año (911-870 a.C.). 


D. Josafat (1 R. 22:41-50; 2 Cr. 17:1—20:37). 

1. Fue el segundo de los reyes justos de Judá. 

2. Inició un programa nacional de educación bíblica. 

3. Comprometió su testimonio al asociarse con Acab y sus dos hijos, Ocozías y Joram. 

4. Reinó durante veinticinco años (873-848 a.C.). 


E. Joram (2 R. 8:26-29; 2 Cr. 21:1-20). 

1. Se casó con Atalía la hija de Acab y Jezabel. 

2. Empezó su reinado matando a sus seis hermanos. 

3. Recibió un mensaje póstumo del profeta Elias.

prediciendo el juicio de Dios sobre él a causa de su malvada conducta. 

4. Fue atacado y derrotado por los filisteos y los árabes. 

5. Murió de una horrible enfermedad y nadie lo lamentó en su funeral. 

6. Reinó durante ocho años (853-845 a.C.). 


F. Ocozías (2 R. 8:24—9:29; 2 Cr. 22:1-9). 

1. Lo mató Jehú (el décimo rey del norte). 

2. Reinó durante un año (841 a.C.), 


G. Atalía (2 R. 11:1-20; 2 Cr. 22:1—23:21). 

1. Era la madre del fallecido Ocozías. 

2. A la muerte del rey, ella mató a todos sus hijos, excepto a uno que fue librado de ella y escondido. 

3. Ella misma fue más tarde ejecutada. 

4. Reinó durante seis años (841-835 a.C.) 


H. Joás (2 R. 11:1—12:21; 2 Cr. 22:10—24:27). 

1. Fue el único sobreviviente de la matanza de Atalía. 

2. Por un tiempo vivió agradando a Dios, pero después degeneró en un líder cruel. 

3. Sancionó la lapidación de Zacarías, el piadoso sumo sacerdote judío que había reprendido a Judá por su pecado y hecho un llamamiento nacional al arrepentimiento. 

4. Fue asesinado por su propia guardia de palacio. 

5. Reinó durante cuarenta años (835-795 a.C.). 


I. Amasias (2 R. 14:1-20; 2 Cr. 25:1-28). 

1. Fue un buen rey por un tiempo. Mandó ejecutar a los asesinos de su padre, pero no mató a sus hijos, obedeciendo la ley de Moisés que dice que los hijos no pagarían por los pecados de sus padres (Dt. 24:16; Ez. 18:4,20).(Véanse 2 Cr. 25:1-4; 2 R. 12:21; 14:1-6.) 

2. Amasias organizó el ejército de Judá y encontró que disponía de 300.000 soldados. Después contrató los servicios de 100.000 soldados mercenarios experimentados por la suma de cien talentos de plata (equivalentes a tres mil trescientos kilos de plata), para que le ayudaran a luchar contra Edom (2 Cr. 25:5, 6). 

3. Un profeta le aconsejó que no usara a estos soldados y al rey le costó seguir este consejo, quedando resentido por la pérdida del dinero que había pagado por ellos. Pero el profeta le aseguró: «... Jehová puede darte mucho más que esto» (2 Cr. 25:9). Aquí tenemos una valiosa lección espiritual que deberíamos tener en cuenta cada vez que Dios nos pide que, por amor y obediencia a él, dejemos cualquier cosa que nos sea muy íntima y querida. Leer las conmovedoras palabras de Jesús a Pedro en Mateo 19:27-29. 

4. Los soldados de Israel se volvieron a casa, pero ellos también se marcharon frustrados y enojados. En su camino de regreso entraron por la fuerza en varios pueblos judíos y mataron a 3.000 personas (2 Cr. 25:13). 

5. Amasias entró en guerra contra Edom contando solamente con su ejército y derrotó completamente a los edomitas, matando de ellos a 20.000 soldados (26:11). Pero cometió la necedad de traer consigo algunos ídolos edomitas y empezó a adorarlos. Dios le advirtió por medio de un profeta de que este acto provocaba la ira divina, pero Amasias rehusó escuchar y despidió de mala manera al profeta. Antes de retirarse, el profeta le predijo el juicio de Dios (25:14-16). 

6. El temerario y arrogante Amasias declaró entonces la guerra a Joás de Israel, a causa probablemente de la vergonzosa acción del regreso de los mercenarios a su tierra (25:17). Joás, el rey del norte, respondió al desafío de Amasias relatándole la segunda (y última) fábula que encontramos en el Antiguo Testamento. (Véase Jue. 9:8-15 para la primera.) Notemos el lenguaje de la fábula: «Entonces Joás rey de Israel envió a decir a Amasias rey de Judá: El cardo que estaba en el Líbano envió al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: Da tu bija a mi hijo por mujer. Y he aquí que las fieras que estaban en el Líbano pasaron, y hollaron el cardo» (2 Cr. 25:18)

7. Joás le estaba advirtiendo a Amasias que no permitiera que la victoria contra Edom le cegara a la realidad, sino que retirara su declaración de guara. Pero el ruego cayó en oídos sordos. Amasias fue completamente derrotado por Joás en Bet-semes y lo llevaron como un prisionero común a Jerusalén, su propia ciudad capital. Allí Joás ordenó la destrucción de 60 pies (180 m) de muro para reafirmar y celebrar su victoria. Después se marchó llevándose los tesoros del templo y del palacio real, y tomando muchos rehenes (2 Cr. 25:21-24). 

8. Reinó durante veintinueve años (796-767 a.C.) 


J. Uzías. (2 R. 15:1-7; 2 Cr. 26:1-23). 

1. Fue un soldado victorioso y un gran constructor. 

2. Intentó entrometerse en las funciones de los sacerdotes. 

3. Fue castigado por este pecado con la enfermedad de la lepra. 

4. Reinó durante cincuenta y dos años (792-740 a.C.). 


K. Jotam (2 R. 15:32-38; 2 Cr. 27:1-9). 

1. Fue un buen rey (2 Cr. 27:6). 

2. Construyó la puerta superior del templo y edificó torres y fortalezas para protección. 

3. Derrotó a los amonitas y recibió un cuantioso tributo anual de ellos en plata y trigo. 

4. Reinó durante dieciséis años (750-732 a.C.). 


L. Acaz (2 R. 16:1-20; 2 Cr. 28:1-27). 

1. Fue quizá el segundo peor rey de Judá. 

2. Sacrificó a sus propios hijos a ídolos paganos diabólicos. 

3. Fue la primera persona que supo acerca del nacimiento virginal del Mesías. 

4. Reinó durante dieciséis años (732-716 a.C.). 


M. Ezequías (2 R. 18:1—20:21; 2 Cr. 29:1—32:33). 

1. Fue el segundo mejor rey de Judá. 

2. Fue también el más rico de todos. 

3. Organizó la más grande celebración de la Pascua desde los días de Salomón. 

4. Vio como el Ángel de Jehová derrotaba al ejército enemigo asirio cuando tenían cercada Jerusalén. 

5. El Señor le sanó de manera sobrenatural de una enfermedad y le concedió quince años más de vida. 

6. Gobernó durante veintinueve años (716-687 a-C.). 


N. Manasés (2 R. 21:1-18; 2 Cr. 33:1-20). 

1. Reinó más tiempo que ningún otro rey del norte o del sur. 

2. Fue el peor de todos los reyes. 

3. Experimentó el nuevo nacimiento antes de su muerte. 

4. Reinó durante cincuenta y dos años (697-642 a.C.). 


Ñ. Amón (2 R. 21:19-26; 2 Cr. 33:21-25). 

1. Fue, como su padre, un hombre impío y depravado. 

2. Nunca se arrepintió como lo hizo su padre. 

3. Sus sirvientes le mataron en su propia casa. 

4. Reinó durante dos años (643-641 a.C.). 


O. Josías (2 R. 22:1—23:20; 2 Cr. 34:1—35:27). 

1. Fue el mejor rey desde los tiempos de David. 

2. El libro de Moisés fue descubierto en el templo durante su reinado. 

3. Dirigió al pueblo en un gran avivamiento. 

4. Fue el último de los reyes de Judá que agradó a Dios. 

5. Murió en una batalla contra los egipcios. 

6. Reinó durante treinta y un años. (641-610 a.C.). 


P. Joacaz (2 R. 23:31-33; 2 Cr. 36:1-4). 

1. Este hijo intermedio de Josías tuvo un reinado corto (2 R. 23:30, 31) y corrupto (23:32). Fue destronado por el faraón Necao (quien anteriormente había matado a su padre Josías en el campo de batalla) cuando apenas llevaba noventa días reinando. Necao le impuso un tributo de cien talentos de plata y uno de oro (equivalente a 3.300 de plata y 33 kilos de oro). Fue finalmente traslado a Egipto donde murió en cautividad (2 R. 23:34). 

2. Eliaquim, hermano menor de Joacaz, (Necao le cambió el nombre y le llamó Joacim) fue elegido por el faraón egipcio para reinar en Judá en lugar de Joacaz (2 R. 23:34). La situación estaba realmente mala, como lo demuestra el hecho de que un rey pagano podía imponer un rey sobre el pueblo de Dios. 

3. Reinó durante tres meses (609 a.C.). 


Q. Joacim (2 R. 23:34—24:5; 2 Cr. 36:5-7). 

1. Era el hermano de Joacaz. 

2. Fue probablemente el tercer peor rey de Judá. 

3. Persiguió al profeta Jeremías. 

4. Experimentó la primera de las atemorizantes visitas de Nabucodonosor. 

5. Fue en este tiempo cuando Daniel y otros jóvenes hebreos fueron llevados a Babilonia por Nabucodonosor. 

6. Murió y, como había predicho Jeremías, fue enterrado como un asno y no hubo quien lo llorara. 

7. Reinó durante once años (609-598 a.C.). 


R. Joaquín (2 R. 24:6-16; 2 Cr. 36:8-10). 

1. Era el hijo de Joacim y nieto de Josías. Joaquín fue también llamado Conías (Jer. 22:24, 28; 37:1). 

2. Empezó a reinar a los dieciocho años (2 R. 24:8). Nota: tenemos aquí un problema textual, porque 2 Cr. 36:9 nos dice que tenía ocho años. 

3. Fue un rey impío (2 R. 24:9). A causa de ello: 

a. Ezequiel (19:5-9) y Jeremías (22:24-26) predijeron que sería llevado cautivo a Babilonia. 

b. Debía ser considerado como si no tuviera hijos, porque ninguno de sus hijos se sentaría en el trono de David y reinaría sobre Judá

La New Scofield Bible dice: «Esta declaración no significa que no tendría hijos, porque en 1 Cr. 3:17, 18 se nombra a varios (cp. Mt. 1:12). A causa del juicio divino este rey sería considerado como si no hubiera tenido hijos, lo que quiere decir que ningún descendiente físico estaría en la lista de los reyes de Israel. En consecuencia, si nuestro Señor Jesucristo, quien va a ocupar el trono de David (Le. 1:32, 33), hubiera sido engendrado por José, el esposo de María, que era de la línea de Jeconías (Mt. 1:12, 16), habría contradicho esta predicción divina. Los derechos dinásticos de Cristo al trono venían a través de José, su padre adoptivo, de Jeconías; pero la descendencia física de Jesús de la línea de David vino por medio de María, cuya genealogía se traza hasta David por medio de Natán, en vez de por medio de Salomón (cp. Le. 3:31 con Mt. 1:17)» (pp. 793, 794). 

4. Joaquín fue capturado durante el año octavo del reinado de Nabucodonosor (2 R. 24:12) y llevado cautivo a Babilonia, junto con otros 10.00Q prisioneros judíos (Jer. 24:1; 29; 2 R. 24:14,15). Ezequiel fue también deportado en esta fecha. 

5. Después nombró a Sedequías (tío de Joaquín) para que ocupara el trono de Judá (2 R. 24:17). 

6. Joaquín fue encerrado en una cárcel en Babilonia, donde permaneció durante treinta y seis años, hasta la muerte de Nabucodonosor. Evil-merodac, el nuevo rey de Babilonia le concedió la libertad, le permitió comer con él en la mesa real y le dio una pensión diaria para su sostenimiento (2 R. 25:27-30; Jer. 52:31-34). 

7. Reinó durante tres meses (598 a.C.). 


S. Sedequías (2 R. 24:17—25:30; 2 Cr. 36:11-21). 

1. Era el hijo más joven de Josías. 

2. Se rebeló contra Nabucodonosor. Por esta causa le sacaron los ojos y le llevaron cautivo'a Babilonia. 

3. Reinó durante once años (597-586 a.C.).


LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO INTRODUCCION

 LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO

 Esta etapa nos ofrece el período más entretejido, dinámico y detallado de toda la Biblia. La vamos a considerar bajo tres divisiones principales. 

I. Una introducción a la etapa del reino dividido. 

II. Los reyes que reinaron en esta etapa. En su presentación emplearemos un método doble: 

    A. La visión de conjunto. El reinado de cada rey será brevemente bosquejado. 

    B. El método de mirar con la lupa. El reinado de cada uno de los reyes importantes será examinado más en detalle. 

III. Los libros del Antiguo Testamento que fueron escritos durante esta etapa.


I. Una introducción a la etapa del reino dividido.

 Después de la muerte de Salomón, una trágica  guerra civil dividió a Israel en dos reinos rivales, el reino del norte y el del sur. 

A. El reino del norte: 

1. Empezó en el 931 a.C. y permaneció 210 años.

2. El primer rey fue Jeroboam. 

3. El último rey fue Oseas. 

4. El total de reyes fue diecinueve y ninguno de ellos agradó al Señor. 

5. Estuvo compuesto de diez tribus. 

6. La capital del reino fue Samaria. 

7. Fue capturado por los asirios en el 721 a.C. 

8 . Nunca volvieron de la cautividad 

B. El reino del sur: 

1. Empezó en el 931 a.C. y duró 325 años. 

2. El primer rey fue Roboam. 

3. El último rey fue Sedequías. 

4. El total de reyes fue veinte: diecinueve reyes y una reina. Ocho de ellos fueron hombres piadosos que agradaron al Señor. 

5. Estaba compuesto de dos tribus: Judá y Benjamín. 

6. Su capital continuó siendo Jerusalén. 

7. Fue capturado por los babilonios en el 606 a.C. 

8. Volvieron de la cautividad tres grupos separados. Nota: La etapa del reino dividido puede a su vez ser dividida en dos períodos: 

a. El reino dividido (refiriéndonos tanto al reino del norte como el del sur) (931-721 a.C.). 

b. El reino del sur solo (721-605 a.C.).



LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO INTRODUCCIÓN

 INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO 

(1 Reyes 12—22; 2 Reyes 1—17; 2 Crónicas 10—36; Abdías; Joel; Jonás; Amos; Oseas; Miqueas; Isaías; Nahum; Sofomas; Habacuc; Jeremías; Lamentaciones) 

1. Esta etapa cubre un período de unos 325 años, desde el 930 a.C. hasta el 605 a.C. Los sucesos más importantes tienen lugar en Jerusalén y en Samaria. 

2. La etapa comienza con la tragedia de una guerra civil que divide a la nación en dos reinos antagónicos. Termina con la caída de ambos reinos en poder de dos naciones gentiles enemigas (1 R. 12; 2 R. 17, 25). 

3. En este período se destacan los siguientes hechos: 

a. Un rey (Josías) descubre la Palabra de Dios en el templo y otro rey (Joacim) intenta destruirla quemándola (2 R. 22; Jer. 36). 

b. Son escritos al menos doce libros del Antiguo Testamento por once autores humanos. Son: Abdías, Joel, Jonás, Amós, Oseas, Miqueas, Isaías, Nahum, Sofonías, Habacuc y Jeremías (que escribió también Lamentaciones). 

c. Tiene lugar el segundo de uno de los cuatro grandes períodos de milagros en la Biblia. 

(1) El primero fue durante el tiempo de Moisés y Josué. 
(2) El segundo aconteció durante el ministerio de Elias y Elíseo. 
(3) El tercero fue durante los días de Daniel y Ezequiel. 
(4) El cuatro tuvo lugar en los días d.e Cristo y los apóstoles. 

d. Las tres personas que fueron resucitadas de entre los muertos durante el Antiguo Testamento: 

(1) 1 Reyes 17, 

(2) 2 Reyes 4, y 

(3) 2 Reyes 13. 

e. Se habla de Naamán, el único hombre leproso del Antiguo Testamento que fue sanado de la enfermedad (2 R. 5). 

f. La salvación de Samaria (la capital del norte) por cuatro leprosos, y la salvación de Jerusalén (la capital del sur) por el Ángel de Jehová (2 R. 7, 19). 

g. El comienzo de la raza de los samaritanos (2 R. 17). Suceden la segunda y la tercera de tres veces que Dios separa las aguas del río Jordán (2 R. 2). (Para la primera vez, véase Jos. 3.) 

i. El relato de cómo un coro que cantando derrotó al enemigo en el campo de batalla. «Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros» (2 Cr. 20:20-22). 

j. La señal de agua consumida por el fuego (1 R. 18). «Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja» ( 1 R. 18:38). 

k. La escena de un hacha flotando en el agua (2 R. 6). 

l. La visión del segundo de dos hombres que partieron al cielo sin previamente morir (2 R. 2). «Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elias subió al cielo en un torbellino» (2 R. 2:11)

m. La única vez en el Antiguo Testamento que le es permitido a los hombres ver el ejército de ángeles de Dios (2 R. 6 ). «Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ha, señor mío! ¿Qué haremos? El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Elíseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos, para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Elíseo» (2 R. 6:15-17)

n. Leemos acerca de siete oraciones en un monte, siete inmersiones en un río, y de siete estornudos en una cama (1 R. 18; 2 R. 5; 4). 

Elias hizo las siete oraciones en el monte Carmelo. 

Naamán se sumergió siete veces en el Jordán. 

Un niño resucitado estornudó siete veces en Sunem.

LA ETAPA DEL REINO UNIDO "LOS ESCRITOS EN ESTA ETAPA" "CANTAR DE LOS CANTARES"

 

IV. Cantar de los Cantares. 

Trasfondo del libro: 

A. Acto primero: la sulamita. 

1. Salomón tenía una viña en los montes de Efraín, en un lugar que se llamaba Baalhamon. a unas 50 millas (unos 80 km) al norte de Jerusalén (8:11). 

2. La viña se la había alquilado a una familia compuesta de una madre, dos hijos y dos hijas con la que compartía la cosecha. La mayor de las hijas era la sulamita. y la otra la hermana pequeña que se cita (6:13; 8 :8 ). 

3. La sulamita era la cenicienta de la familia, era de una gran belleza natural, pero pasaba desapercibida para los demás. 

4. Sus hermanos la hacían trabajar mucho cuidando de la viña, de forma que tenía pocas oportunidades para cuidar de su apariencia personal ( 1 :6 ). 

a. Podaba las viñas. 
b. Les ponía trampas a las pequeñas zorras (2:15). 
c. Cuidaba del rebaño (1:8). 

5. Por estar tanto tiempo al aire libre, expuesta al sol, tenía la piel quemada ( 1 :6 ). 


B. Acto segundo: el pastor extraño.

 1. Un día llegó a la viña un apuesto forastero que pronto ganó el corazón de la joven sulamita. Aunque desconocido para ella, era en realidad Salomón disfrazado de humilde pastor. 

2. Le pregunta acerca de sus rebaño (1:7). 

3. El responde evasivamente, pero es muy claro en cuanto a su amor por ella ( 1 :8 - 1 0 ). 

4. El se marcha, pero le promete que un día volverá a ella. 

5. Durante su ausencia ella sueña con él en dos ocasiones: 

a. Primero: sueña que ya están casados y una noche se despierta y descubre que él no está a su lado. Se levanta, se viste rápidamente y sale a buscarlo (3:2-4). 

b. Segundo: que su amado ha vuelto y le ruega que abra la puerta y le deje entrar. Ella rehúsa porque no tiene deseo de vestirse de nuevo y ensuciar sus pies caminando hacia la puerta. Sin embargo, su coraz.ón pronto la reprende por su injusta acción y va a abrir la puerta. ¡Pero él ya se ha marchado! Leemos: «Mi amado metió su mano por la ventanilla, y mi corazón se conmovió dentro de mí. Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos golearon mirra, y mis dedos mirra, que corría sobre la manecilla del cerrojo» (5:4, 5). El doctor J. Vernon McGee nos informa que una linda costumbre de aquellos días era que el amante pusiera mirra de suave fragancia en la parte de adentro del manillar de la puerta de la novia. La novia empezó entonces la frenética búsqueda de su amado que tan descuidadamente había ignorado. Durante la búsqueda los guardas de la ciudad la maltrataron, y el centinela de la muralla le arrancó el velo. Ella suplica a las mujeres de Jerusalén que la ayuden a encontrar a su amado y que le informen de su amor por él (5:6-8). Repentina y gozosamente descubre su paradero: «Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios. Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; él apacienta entre los lirios» (6:2, 3)

6 . Estos son los dos sueños de la sulamita concernientes a su misterioso y amado pastor. Pero, ¿por qué la dejó? ¿Dónde marchó? ¿Volverá? 

C. Acto tercero: el monarca poderoso. 

1. Un día llegan al pequeño pueblo de Sunem unas noticias electrizantes: el rey Salomón iba de camino a la ciudad. Pero la joven y solitaria enamorada no está interesada en la visita y no le presta ninguna atención, hasta que le llega la buena nueva de que es a ella a quien quiere ver el rey. 

2. Ella se siente muy confundida hasta que al llegar a su presencia le reconoce como su amado pastor. El tiernamente le explica que aunque ya tiene sesenta reinas, ochenta concubinas y un sinnúmero de vírgenes, ella será su escogida y amor verdadero 6 :8 ). La invita a que se vaya con él y le promete que cuidará de su hermana pequeña (8 :8 , 9). 

3. La novia es entonces instalada en la carroza real hecha de madera del Líbano, con columnas de plata, el respaldo de oro, y el asiento tapizado en púrpura (3:9, 10). 

4. Juntos viajan hasta el palacio real en Jerusalem escoltados por sesenta soldados escogidos (3:7. 8 ) 

D. La novia tal como la describe su amado. 

1. Era la más hermosa de todas las mujeres (1:8). 

2. Sus ojos eran suaves como palomas (1:15)

3. Era como un lirio entre espinos comparada con sus otras mujeres (2 :2 ). 

4. Sus cabellos eran como cabritos que retozan por los montes de Galaad (4:1). 

5. Sus dientes eran perfectos y blancos como lana lavada (4:2). 

6 . Sus labios eran rojos como hilos de grana (4:3) y dulces como la miel (4:11). 

7. Su cuello era esbelto como la torre de David (4:4).

8 . Sus pechos eran como dos gacelas mellizas que pastan entre las rosas (4:5). 

9. Era como un jardín donde brotan granados de frutos exquisitos (4:13). 

10. Era como una fuente de huertos, pozo de aguas vivas, que corren del Líbano (4:15). 

11. Sus muslos eran como joyas, obra de manos expertas (7:1). 

12. Su ombligo era como una taza redonda llena de vino (7:2). 

13. Su vientre era como un montón de trigo rodeado de lirios (7:2). 

14. Su nariz, era como la torre del Líbano que mira hacia Damasco (7:4). 

15. Le ganó el corazón con una sola mirada de sus bellos ojos (4:9). 


E. El novio tal como lo ve la amada. 

1. Era como un cervatillo saltando y brincando por los montes (2:9). 

2. Era blanco y rubio, inconfundible entre miles de hombres (5:10). 

3. Su cabeza era como oro finísimo y sus cabellos negros como el cuervo (5:11). 

4. Sus ojos eran como palomas junto al arroyo de aguas, serenos y profundos (5:12). 

5. Sus mejillas como hermosos jardines de fragantes flores (5:13). 

6 . Sus labios eran como lirios perfumados y su aliento como mirra (5:13). 

7. Sus brazos eran como barras de oro incrustados de topacios (5:14). 

8 . Su cuerpo era como de marfil cubierto de zafiros (5:14). 

9. Sus piernas eran como pilares de mármol afirmados sobre bases de oro puro. Su aspecto era distinguido como cedros del Líbano.

LA ETAPA DEL REINO UNIDO "LOS ESCRITOS EN ESTA ETAPA" "ECLESIASTÉS"

 111. El libro de Eclesiastés. 

Introducción:

 1. El significado de la palabra es «predicador», uno que habla o se dirige a una asamblea. 

2. El propósito del libro: 

a. «Eclesiastés tuvo como propósito convencer a los hombres de la inutilidad de toda perspectiva o punto de vista que no esté situada por encima del horizonte del hombre mismo. Pronuncia el veredicto “vanidad de vanidades” sobre cualquier filosofía de la vida que considere al mundo creado y al placer humano como un fin en sí mismos.» (Gleason L. Archer, Reseña crítica de una Introducción al A.T., 23 ed., Editorial Portavoz, p. 523.)

 b. «No es necesario alejarnos de la Biblia para encontrar una filosofía puramente humana de la vida. Dios nos ha dado en el libro de Eclesiastés el registro de todo lo que el pensamiento humano y la religión natural han podido descubrir concerniente al significado y la meta de la vida. Los argumentos del libro, por lo tanto, no son los argumentos de Dios, sino el relato que hace Dios de los argumentos del hombre. Esto explica por que tales pasajes como 1:15,2:24, 3:3,4, 8 , 11. 19. 20; 8:15 están en abierta contradicción con el resto de la Biblia.» (Henrietta Mcars, Lo que nos dice la Biblia, Editorial Vida. p. 200.) 

3. ¿Enseñó Salomón que no hay vida después de la muerte? La respuesta es ¡no! (Véanse 3:16; 11:9: 12:14.)

 4. Las palabras clave en Eclesiastés son: hombre (usada cuarenta y siete veces), trabajo (treinta y seis), debajo del sol (treinta), y vanidad (treinta y siete). 

5. El libro de Eclesiastés puede ser resumido mediante dos declaraciones, una hecha por un obrero que cuida de! álcantarillado de Chicago, y la otra hecha por un conocido abogado agnóstico. Ambas declaraciones son en respuesta a preguntas sobre su filosofía personal de la vida. «Hay una declaración en la Biblia que resume mi vida: “Toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado...”» (Le. 5:5). —Clarence Darrow «He cavado la zanja para conseguir el dinero para comprar el alimento para recuperar las fuerzas para cavar la zanja.» —Obrero del Servicio de Alcantarillado y Desagües. 

A. La búsqueda: Los problemas del hombre son expuestos ( 1—2 ). 

Salomón tiene dudas aun antes de empezar la búsqueda. En su opinión: Todo parece tan vano (1:2). Las generaciones vienen y pasan, pero no parece que haya gran diferencia (1:4). Sale el sol y se pone, el viento va y viene, pero no parece que se llegue a ninguna parte ni se logre ningún propósito (1:5, 6 ). Los nos corren al mar. pero este nunca se llena. El agua vuelve otra vez a los nos y de nuevo va al mar (1:7). Todo parece muy monótono y agotador (1:8). Ningún hombre parece satisfecho, independientemente de todo lo que haya visto y oído ( 1 :8 ). La historia se repite continuamente, absolutamente nada nuevo ocurre bajo el sol (1:9. 10). Todo lo que suceda hoy, sin importar lo que ocurra, habrá sido olvidado en cien años más (Lll). ¿Era así la vida realmente en todas partes? ¿Podía un hombre sabio y rico encontrar, buscando a lo ancho y largo de la tierra, paz y propósito? Salomón lo intentó. Lo hizo diligentemente bebiendo con gran deseo en los siguientes pozos: 

1. La sabiduría humana. «Hablé en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvarios: conocí que aun esto era aflicción de espíritu» (1:16, 17). Salomón tuvo la capacidad natural de acumular y aplicar más conocimiento sobre hechos que ningún otro hombre (aparte de Cristo), pero concluye tristemente: «Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor» (1:18)

2. El placer (2:1-3). «La filosofía ha fracasado, dice el predicador, de modo que veamos qué ofrece la alegría. La música, el baile, el vino (no en exceso), los cuentos graciosos, el diálogo inteligente: ahora cultiva estas cosas. Vienen bufones al palacio, donde antes sólo cabía la seria filosofía. Las salas del palacio resuenan con risas y diversión.» (Henrietta C. Mcars, Lo que nos dice la Biblia, p. 192, 193). Pero la risa y el licor no podían bajo ningún concepto satisfacer el alma humana. Notemos la triste conclusión del rey: «A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?» (2:2). (Véase también 8:15.) 

3. El alcohol (2:3). «Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino...» 

4. Los grandes proyectos de edificaciones (2:4). «Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas...» Salomón intenta ahora llenar el vacío de su corazón lanzándose a un gran programa de obras públicas. Pronto se destacan en el paisaje palestino las siluetas de acueductos, estanques, palacios y grandes edificios. Los bufones palaciegos ceden el lugar a los arquitectos. Pero pronto también empieza a cansar aquella campaña de edificaciones y es poco a poco abandonada. 

5. Los parques y jardines hermosos (2:4h-6). «Planté para mí viñas; me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles» (2:4-6). Repentinamente empezaron a surgir deliciosos jardines de flores exóticas y plantas tropicales. Jerusalén y sus alrededores florecieron como si fueran el huerto del Edén. Pero no pasó mucho tiempo sin que el cansancio y el desinterés malograra también esta ilusión. 

6 . La complacencia personal (2:7). «Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa...» (2:7). El rey tenía ahora un siervo para cada deseo. Pero nada podía satisfacer su anhelo de propósito y paz interior. 

7. El sexo. «Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas...» (1 R. 11:3). 


8 . Las grandes riquezas. «... también tuve posesión grande de vacas y ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias...» (2:7, 8 ).

9. El prestigio internacional. «Y dijo [la reina de Sabá] al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría: pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad; es mayor tu sabiduría v bien, que la fama que yo había oído» (1 R. 10:6,7). 

10. La crianza de ganado (2:7). Grandes rebaños de vacas, bueyes, ovejas, cabras y otros animales pastaban ahora en los verdes prados de Palestina. Pero aunque las pieles y las carnes de estos animales podían vestir y alimentar al hombre exterior, la persona interior permanecía desnuda y hambrienta. 

11. La música (2:8). «... me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música.» Pero la nota perdida del contentamiento no se podía encontrar por medio de la música, por muy grande que fuera el talento de los músicos y bellas sus composiciones. 

12. La literatura. «Y compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco» (1 R. 4:32). 

13. Las ciencias naturales. «También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces» (1 R. 4:33). 

14. El poder militar. «Además de esto, Salomón tenía cuarenta mil caballos en sus caballerizas para sus carros, y doce mil jinetes» (1 R. 4:26). «Hizo también el rey Salomón naves... en la ribera del mar Rojo...» (1 R. 9:26). 

B. La reflexión: Los problemas humanos son estudiados (3— 10). 

Después de completar una jornada exhaustiva (y sin duda agotadora), Salomón vuelve a casa (4:1) y reflexiona sobre sus viajes. Saca en conclusión que la vida aparte de Dios es: 

1. Completamente vana (2:11). 
2. Llena de repetición (3:1 -8 ).
3. Saturada de aflicción (4:1). 
4. Dolorosa y frustrante (2:17). 
5. Incierta (9:11, 12). 
6 . Sin propósito (4:2, 3; 8:15). 
7. Incurable (1:15). 
8 . Injusta (7:15; 8:14: 9:11: 10:6.7). 
9. Está al nivel de la existencia animal (3:19). 


C. Lo mejor: La solución de los problemas del hombre ( 1 1 — 1 2 ). 

Salomón llega a la conclusión de que, incluso con Dios, la vida es un misterio, pero sin Dios es una horrible pesadilla. Por tanto, es mucho mejor para el hombre: 

1. Encontrar a Dios cuanto antes en la vida (11:9, 10; 12: 1, 2). 

2. Temer a Dios a lo larso de toda la vida (12:13, 14). J. Vemon McGee resume los versículos 1-7 del capítulo 12 de la siguiente manera: 

Versículo 2: «Cuando la vista falla parece como si el sol, la luna y las estrellas se fueran oscureciendo. El tiempo vuela y una experiencia triste sigue a la otra; las nubes vuelven después de la lluvia.» Versículo 3: «Cuando temblarán los guardas de la casa» se refiere a las piernas. El anciano empieza a tambalearse. «Hombres fuertes» sefiere a los hombros que ya no pueden mantenerse derechos. «Muelas» se refiere a los dientes. «Los que miran por las ventanas» habla de pérdida de la vista. Versículo 4: La frase «puertas de afuera se cerrarán» indica que ya no se oye bien. «Por lo bajo del ruido de la muela» se refere a la lengua. La voz de los ancianos pierde fuerza. «Cuando se levantará a la voz del ave»: antes era necesario un despertador para despabilarlo, pero ahora el canto de un pájaro perturba su sueño. «Todas las hijas del canto serán abatidas», se refiere a que ya no puede cantar en el coro porque le tiembla la voz y no puede mantener el tono. 
Versículo 5: «temerán de lo que es alto», de las cosas que antes no le producían temor. «Habrá terrores en el camino», ya no disfruta de los viajes. «Florecerá el almendro», el pelo del anciano se está tomando gris, si es que no se le ha caído. «La langosta será una carga», aun las cosas pequeñas serán como una montaña. «Perderá el apetito», no tendrá deseo sexual. «Porque el hombre va a su morada eterna», la muerte está cerca. 
Versículo 6 : «Cadena de plata», la espina dorsal. 
                    «Cuenco de oro», la cabeza. 
                    «El cántaro», los pulmones.
                    «La rueda», el corazón.