LA ETAPA DE LOS EVANGELIOS V. Los cuatro biógrafos (Mateo. Marcos, Lucas y Juan). VI El mensaje y el ministerio de Juan el Bautista. 72 Pasos de Cristos.

 V. Los cuatro biógrafos (Mateo. Marcos, Lucas y Juan). 

Cada uno de ellos presenta un cuadro diferente del Salvador. 

A. Mateo: el Rey, simbolizado por un Icón. Escrito para los judíos. 

B. Marcos: el Siervo, a semejanza de un buey. Escrito para los romanos. 

C. Lucas: el Hombre perfecto, a semejanza de un hombre. Escrito para los griegos. 

D. Juan: el Dios Todopoderoso, simbolizado por un águila. Escrito para todo el mundo. De manera que: 

1. Tenemos una genealogía en Mateo porque un rey debe tener una. 

2. Aparece una genealogía en Lucas porque un hombre perfecto debe tener una. 

.3. No hay ninguna genealogía en Marcos porque un siervo no necesita una. 

4. No tenemos ninguna genealogía en Juan porque el Dios eterno no la tiene. El doctor Van Dyke dijo una vez: «Si cuatro testigos aparecieran delante de un juez para dar cuenta de un cierto suceso, y cada uno de ellos contara la misma historia con exactamente las mismas palabras. el juez concluiría que su testimonio no es muy valioso; que del único hecho del que no se podía dudar es que se habían puesto de acuerdo para contar la misma historia. Pero si cada hombre contaba lo que había visto, tal como él lo había visto, aquella evidencia sería mucho más creíble. Y cuando nosotros leemos los cuatro evangelios, (',no es eso exactamente lo que encontramos? Los cuatro testigos nos cuentan la misma historia a su propia manera.» Debemos notar también que los cuatro evangelios no deben ser considerados como resúmenes biográficos de la vida de Cristo, sino más bien como resúmenes teológicos. Casi todo lo relacionado con la primera parte de su vida, desde el nacimiento hasta los treinta años, se deja fuera. 



VI. El mensaje y el ministerio de Juan el Bautista (Mr. 3:1-12; Mr. í:l-8:Lc. 1:80; 3:1-18; Jn. 1:6-28). 

Nota: Aunque el ministerio completo de Juan no empezó a divulgarse hasta treinta años más tarde, precedió y preparó, el del Mesías; es, pues, procedente insertarlo en este punto de nuestro estudio. 

A. El ministerio de Juan consistía en aparecer en el momento apropiado como un testigo de Cristo, quien sólo él era la luz verdadera de este mundo (Jn. 1:6-18). 

1. Esta Luz ofrecería salvación a todos los hombres (1:9). 

2. Esta luz, sin embargo, sería: a. Ignorada por el mundo que el había creado (Jn. 1:10). b. Rechazada por la nación que él había llamado (Jn. 1:11). (Véanse también Le. 19:14: Hch. 13:46.) Se ha dicho que Juan 1:11 es el versículo más triste de la Biblia y que Juan 1:12 es el más gozoso. «A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.» «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.» 

3. Esta Luz, encarnada, llena de gracia y de verdad, transformaría en hijos de Dios a los pecadores arrepentidos. Es decir, el Hijo de Dios vino a ser el Hijo del Hombre para que los hijos de los hombres pudieran llegar a ser hijos de Dios (Jn. 1:11-14). Notamos por 1:13 que la salvación no es por generación (no de sangre), por reformación (no de la voluntad de la carne), ni por confirmación (no por la voluntad de hombre), sino por regeneración (de Dios). 

B. Las ropas de Juan (hechas de piel de camello) y su alimento (langostas y miel silvestre) reflejan que estaba totalmente dedicado a su llamamiento santo (Mt. 3:4).

C . El mensaje de Juan al pueblo en general era: 

1. A rrepentios porque el reino de los cielos se ha acercado (M i. 3:2). 
2. Preparad el cam ino del S eñ o r (Le. 3:4-6). 
3. Som eterse al bautism o en el río Jordán com o prueba de su arrepentim iento (M t. 3:6; Le. 3:3).

 D. El mensaje de Juan a grupos específicos era: 

1. A los fariseos y líderes ju d ío s (M t. 3:7-10). «Al ver él que m uchos de los fariseos y de los saduccos venían a su bautismo, les decía: i Generación de víboras! ¿Quién os enseño a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos digno de arrepentim iento. Y no penséis d ecir dentro de vosotros mismos: A Abraham ten em o s por Padre; p orque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y y a tam bién el hacha está puesta a la raíz de los árboles: por tanto , todo árbol que noda buen fruto es cortado y echado en el fuego.» 

2. A los publícanos: «No exijáis m ás de lo que os está ordenado» (Le. 3:13). 

3. A los soldados: «No hagáis extorsión a nadie, ni calum niéis; y contentaos con vuestro salario» (Le. 3:14). 4. A los nuevos convertidos: «El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, h aca lo m ism o» (Le. 3:11). 

5. A l mundo: «H e aquí el Cordero de D ios, que qu ita el pecado del mundo» (Jn. 1:29). 

E. El testimonio de Juan a todos: 

1. Que él no era el Cristo (Jn. 1:20). 

2. Que él no era el pro feta E lias ni el p ro feta del que había hablado M oisés (1:21). (Véase también M al. 4 :5 ; D t. 18:15, 18.) Los sacerdotes y los levitas estaban dentro de su derecho al cu estio n ar a Juan, pues era su responsabilidad verificar lo que enseñaban todos los m aestros religiosos. (Véanse Dt. 13:1-5; 18:20-22.) 

3. Que él era sólo una voz que clam ab a en el d esierto (Jn. 1:23). 

4. Que él no era digno de desatar la correa de las sandalias del verdadero M esías (1:27). 

5. Que él era el am igo del verdadero esposo (Jn. 3:29). 

6. Toda carne  vera pronto la salvación de D ios (Le. 3:6). 

7. Que esta salvación en carnada (Cristo) revelaría al Padre (Jn. 1:18). 

8. Que este Salvador disfrutaría del m inisterio del E spíritu y del am or del Padre en form a sin p recedente (Jn. 3:34, 35). 

9. Q ue bautizaría con el Espíritu Santo a los hom ­ bres p o r gracia en su p rim era venida, pero con el fuego del ju icio en su segunda venida (Le. 3:16). (V éanse H ch. 2 y A p. 6.) 

10. Que Cristo debe crecer y él (Juan) menguar (Jn. 3:30). 

11. Cumplimiento número cinco de las profecías del A ntiguo Testam ento: que ten d ría un p recursor. (C p. Is. 40:3-5; M al. 3:1 con Le. 1:76- 78; 3:3-6; M t. 3:1-3.). De esta m an era Juan viene a ser el últim o de los grandes profetas bíblicos, como Samuel fue el primero en el Antiguo Testamento. A sí como Sam uel presentó a Saúl, el prim er rey de Israel (1 S. 10), Juan presen taría a su eterno Rey, Jesús (Jn. 1:29). 


Los setenta y dos pasos de Cristo de la gloria a la gloria 

Paso uno: desde la g loria hasta Belén (Le. 2:1-21). 
Paso dos: de Belén a Jeru salén (Le. 2:22-38). Paso tres: de Jerusalén a N azaret (Le. 2:39). 
Paso cuatro: de Nazaret a Belén (M t. 2:1-12).
Paso cinco: de Belén a Egipto (M t. 2:13-18). 
Paso seis: de Egipto a Nazaret (M t. 2:19-23; Le. 2:40). 
Paso siete: de Nazaret a Jerusalén (Le. 2:41-50). 
Paso ocho: de Jeru salén a Nazaret (Le. 2:51-52) 
Paso nueve: de Nazaret a Betábara, al lado del Jordán (M t. 3:13-17; Jn. 1:28). 
Paso diez: de Betábara a las tentaciones del desierto (M t. 4:1-11; Mr. 1:12, 13; Le. 4:1-13). 
Paso once: de las tentaciones del desierto a Betábara (Jn. 1:29-42). 
Paso doce: de Betábara a Betsaida (Jn. 1:43-51). 
Paso trece: de B etsaida a Caná (Jn. 2:1 - 11). 
Paso catorce: de C aná a Capernaum (Jn. 2:12). 
Paso quince: de Capernaum a Jerusalén (Jn. 2:13-3:21). 
Paso dieciséis: de Jerusalén al río Jordán (Jn. 3:22-36). 
Paso diecisiete: del río Jordán a Sicaren Samaria (M t. 4:12; Le. 3:19, 20; Jn. 4:1-42). 
P aso dieciocho: de Sicar a Caná (Jn. 4:43-54). 
Paso diecinueve: de Caná a Nazaret (Le. 4:16-30). 
Paso veinte: de Nazaret a Capernaum (M t. 4:13-22; 8:14- 17; M r. 1:14-38; Le. 4:31-42). 
Paso veintiuno : de Capernaum a su  primera gira de predicación en Galilea (M t. 4:23; 8:2-4; Mr. 1:39-45; Le. 4:4 3 — 5:16). 
Paso veintidós: de su primera gira de predicación en Galilea a Capernaum (M t. 9:2-9; M r. 2:1-14; Le. 5:17-28). 
Paso veintitrés: de Capernaum a los campos sembrados de Galilea (M t. 12:1-8; Mr. 2:23-28; Le. 6:1-5). Paso veinticuatro: de los campos de Galilea a una sinagoga galilea (M t. 12:9-14; Mr. 3:1-6; Le. 6:6-11). 
Paso veinticinco: de una sinagoga en Galilea al monte Tabor (M t. 5:1— 7:29; 4:24, 25"! 10:2-4; 12:15-21: Mr. 1:12: 3:7-19; Le. 6:12-49: 1 2 :2 2 -3 1 ,5 7 -5 9 ; 16:17). 
Paso veintiséis; del monte Tabor a Capernaum (M t. 8:1. 5- 13; Le. 7:1-10). Paso veintisiete: de Capernaum a Naín (Le. 7:11-17, 36-50). 
Paso veintiocho : d e N aín a su segunda c a m p a ñ a de predicación en Galilea (M t. 12:46-50; 13:1-52: Mr. 3:19- 35; 4:1-34; Le. 8:1-21; 12:10; 13:18-21). 
Paso veintinuev e: de Galile a a su segunda campaña de predicación en la región de los gadarenos (M t. 8:18, 23, 24: Mr. 4:3 5 — 5:20; Le. 8:22-39). 
Paso treinta: de la tierra de los gadarenos a Capernaum (Mt. 9:1; 10:34; 11:2-19; Mr. 1:21-43; 2:15-22; Le. 8:40-56; 5:29-39; 7:18-35; 16:16). 
Paso treinta y uno: de Capernaum a Jerusalén (Jn. 5:1-47). a 
Paso treinta y dos: de Jerusalén a Nazaret (segunda visita) (M t. 13:53-58; M r. 6:1-6). 
Paso trein ta y tres: de Nazaret a su tercera campaña de pred icación en Galilea (M t. 9 :3 5 — 10:1. 5 -1 6 , 24-33, 3 7 — 1 1 : 1 ; 14:1-13; Mr. 6:6-29; Le. 9:1-9). 
Paso treinta y cuatro : de su recorrido de predicación en Galile a una zona desértic a c e rc a d e B etsaid a (M t. 14:13-23; Mr. 6:30-47; Le. 9:10-17; Jn. 6:1-18). Paso treinta y cinco : de la zona desértic a de Betsaid a a G enesaret (M t. 14:24-36; Mr. 6:48-56; Jn. 6 : 19-21). 
Paso treinta y seis: del llano de Genesaret a Capernaum (Mt. 15:1-20; Mr. 7:1-23; Jn. 6:22-71; 7:1). 
Paso treinta y siete: de Capernaum a la región de Tiro y Sidón (M t. 15:21-28; Mr. 7:24-30). 
Paso treinta y ocho: de la región de Tiro y Sidón a la zona de Decápolis (Mr. 7:31-37). 
P aso trein ta y nueve: de Deeápolis al monte T ahor (M t. 15:29-38; M r. 8:1-9). 
Paso cuarenta: del monte Tabor a Magdala (M t. 15:39— 16:12: Mr. 8:9-21). 
Paso cuarenta y uno: de Magdala a Betsaida (M r. 8:22-26; Jn. 7:2-9). 
Paso cuarenta y dos: de Betsaida a Jerusalén (Jn. 7:10— 10:39). 
Paso cu aren ta y tres: de Jeru salén a Perca (Jn. 10:40-42). 
Paso cuarenta y cuatro: de P erea a Cesárea de Filipos (M t. 16:13-28: Mr. 8:27— 9:1: Le. 9:18-27). 
Paso cuarenta y cinco : de Cesárea de F ilipos al monte Herrnón (M i. 17:1-23; Mr. 9:2-31; Le. 9:28-45). Paso cuarenta v seis: del monte Herrnón a Capernaum (M i. 17:24— 18:35: M r. 9:33— 10:1: Le. 9:46-50). Paso cuarenta y siete: de C apernaum a P erea (M t. 8:19-22: 11:20-30: 19:1. 2: Le. 9:51 — 10:37: Mr. 10:1). Paso cuarenta y ocho: de Perea a Betania y sus alrededores (M t. 10:34-36: 1 2 :2 2 -38.42-45; 19:3— 20:28; 24:4.3-51; Mr. 10:2-45: Le. 10:38— 12:9: 13:22.32-36: 13:1-17.22. 33: 14:1— 16:15, 18-31: 17:1-37: 18:1-34: Jn. 11:1-54). 
Paso cuarenta y nueve: de Betania a Jericó (M t. 20:29-34: Mr. 10:46-52; Le. 18:35— 19:28). 
Paso cincuenta: de Jericó a Betania (M i. 26:6-13; Mr. 14:3- 9: Le. 22:1: Jn. 11:55— 12:11). 
Paso cincuenta y uno: de Betania a Betfaaé (M t. 21:1-7: Mr. 11:1-7: Le. 19:29-35). 
Paso cincuenta y dos: de B ctfagé al aposento alto (Mt. 10:17- 23 2 1 :8 — 23:39: 24:1-42: 25:1-46: 26:1-5; 14-38: Mr. 11:8— 13:37: 1 4 :1 .2 . 10-25: Le. 19:36— 2 0 :8 ,2 0 -4 0 ,4 5 - 47; 21:1-38: 13:34.35: 12:11. 12: 22:2-34; Jn. 12:12). 
Paso cincuenta y tres: del aposento altoa Getsem aní (M t. 26:31-56: M r. 14:26-52: Le. 22:35-53: Jn. 15:1— 18:12) Paso cincuenta y cuatro: de Getsem aní a la casa de Anas (Jn. 18:12-14: 19-24).
Paso cincuenta y cinco: de la casa de Anas al palacio de Caitas (M t. 26:57— 27:1; Mr. 14:53-72: Le. 22:54-71; Jn. 18:15-18. 25-27). 
Paso cincuenta y seis: del palacio de Caitas a la sala del tribunal de Pilato (M t. 27:2. 11-14: Mr. 15:1-5: Le. 23:1- 6: Jn. 18:28-38). Paso cincuenta y siete: del tribunal de Pilato al palacio de Herodes (Le. 23:7-12). 
Paso cincuenta y ocho: del palacio de Herodes al tribunal de P ilato (M t. 27:15-26: M r. 15:6-15: Le. 23:13-25; Jn. 18:39— 19:16). 
Paso cincuenta v nueve: del tribunal de Pilato al pretorio (M t. 27:27-31; Mr. 15:16-20). 
Paso sesenta: del pretorio al Calvario (M t. 27:32-56; Mr. 15:21-41: Le. 23:26-49: Jn. 19:16-37). 
Paso sesenta y uno: del Calvario a la tumba de José de A rimatea (M t. 27:57-66: M r. 15: 42-47: Le. 23:50-56: Jn. 19:31-42). Paso sesenta y dos: de la tumba de José a las profundidades de la tierra (1 P. 3:18-20). Paso sesenta y tres: del corazón de la tierra a la resu rrección (M t. 28:2-4: Mr. 16:9-11: Le. 24:12: Jn. 20:1-18). 
Paso sesenta y cuatro : de la resurrección al Padre (Jn. 20:17). 
Paso sesenta v cinco: del Padre al cam ino cerca de Jeru salén (M t. 28:5-15: M r. 16:2-8: Le. 24:1-11). 
Paso sesen ta y seis: de la carretera cerca de Jerusalén al camino a Emaús (M r. 16:12, 13; Le. 24:13-35). Paso sesenta y siete: de Emaús al aposento alto (Le. 24:36- 43: Jn. 20:19-23). 
Paso sesenta y ocho: del aposento alto otra vez al aposento alto, una semana después (Jn. 20:24-29). Paso sesenta y nueve: del aposento alto al m ar de Tiberias (Jn. 21:1-25). 
Paso setenta: del mar de T iberias al monte Tabor (M t. 28:16- 20). 
Paso setenta y uno: del monte Tabor al aposento alto (Mr. 16:14-18: Le. 24:44-49). 
Paso setenta y dos: del aposento alto al monte de los Olivos (M r. 16:19. 20: Le. 24:50-53: H ch. 1:4 -11)



LA ETAPA DE LOS EVANGELIOS I. Los dos prologos, II. Las dos genealogías III. Las tres anunciaciones IV. Los tres cantos de alabanza



LA ETAPA DE LOS EVANGELIOS I (MATEO MARCOS LUCAS JUAN).

PRESENTACION Y RESUMEN A LA VIDA DE NUESTRO SEÑOR."

LOS DOS PROLOGOS, LAS DOS GENEALOGIAS, LAS TRES ANUNCIACIONES, LOS TRE CANTOS DE ALABANZA.


Vamos a considerar ahora una introducción a la vida de nuestro bendito Señor, así como una presentación y un resumen de la misma. 

I. Los dos prólogos. 

A. El prólogo de Lucas (Le. 1:1-4). 

1. Muchos habían escrito ya un relato de la vida de Cristo. 

2. Lucas se proponía hacer lo mismo, obteniendo los hechos de varios de los testigos oculares. 

3. Planeaba, por último, enviar su narración a su amigo Teófilo. Lucas también dedicaría más tarde su segundo libro, los Hechos de los Apóstoles, a Teófilo (Hch. 1:1). 

B. El prólogo de Juan (Jn. 1:1-5). 

1. Cristo Jesús estaba con el Padre desde la eternidad. (Véanse Pr. 8:22-31; Jn. 17: 5, 24.) 

2. El fue el Creador de todas las cosas. (Véanse Col. 1:16, 17; Ef. 3:9; He. 1:2.) 

3. Jesucristo es tanto la luz como la vida de los hombres. (Véanse Jn. 5:26; 1 Jn. 5:11: Jn. 8:12; 9:5; 12:35.46.) 

4. Jesucristo resplandeció en las tinieblas de este mundo y las tinieblas no prevalecieron contra él. 

5. Estos cinco primeros versículos de Juan son los más profundos en la Biblia, y son dignos de haberse escrito en oro. 


II. La dos genealogías. 

A. La genealogía de Mateo (Mi. 1:1-17). 

1. Contiene cuarenta y un nombres. 

2. Traza la línea genealógica descendiente desde Abraham, el padre de la raza hebrea, hasta José. (Véase Gá. 3:16.) 

3. Traza la línea desde David pasando por su hijo Salomón (2 S. 12:24). 

4. Nos da la línea de José. Nota de estudio: esta genealogía es notable por varias razones. 

a. Contiene los nombres de cuatro mujeres. En las genealogías del Oriente raramente aparecen mujeres. 

b. Estas cuatro mujeres tienen antecedentes cuestionables. (1) Tamar era una ex prostituta (Mt. 1:3; Gn. 38:13-30). (2) Rahab era también una ex prostituta (Mt. 1:5: Jos. 2:1). (3) Rut fue anteriormente pagana (Mt. 1:5; Rut 1:4). (4) Betsabé era una ex adúltera (Mt. 1:6 ; 2 S. 11:1-5). Pero por medio de la multiforme y maravillosa gracia divina, la primera mujer (Tamar) fue la mujer de Judá (hijo de Jacob) que dio origen a la familia del rey David; la segunda (Rahab) fue su tatarabuela: la tercera (Rut) fue su bisabuela: y la cuarta (Betsabé) fue su esposa y madre de Salomón. (Véase Rut 4:18-22.) 

B. La genealogía de Lucas (Le. 3:23-38). 

1. Contiene setenta y cuatro nombres. 

2. Traza la línea genealógica ascendente desde José hasta Adán, el padre de la raza humana. 

3. Traza la relación con David por medio de otro hijo llamado Natán (2 S. 5:14). 

4. Nos da la línea davídica de María. Nota especial: varios problemas aparecen en relación con ambas genealogías. 

a. Mateo dice que el padre de José se llamaba Jacob (1:16), mientras que Lucas dice que era Eli (Le. 3:23). En el mundo antiguo a veces se referían a los yernos como a sus propios hijos. De manera que muchos piensan que Eli era realmente el padre de María y suegro de José. 

b. Satanás era consciente del hecho de que la línea que llevaba a Cristo pasaba por David. El trató aparentemente de romper en alguna parte un eslabón en su cadena real. Con la subida al trono de Joaquín (el decimonoveno eslabón desde David), parecía que el diablo iba a ganar, porque Dios profirió la siguiente maldición contra este joven e impío rey: «Así ha dicho Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia. hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida: porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá» (Jer. 22:30). Esta declaración no significa que no tuviera hijos, porque en 1 Crónicas 3:17, 18 se nombran a algunos, (véase también Mt. 1:12.) Lo que quiere decir es que debido al juicio divino sería considerado sin descendencia en lo que al trono se refería. Sea cual sea su significado, parecía que la línea real de David y de Salomón había llegado a su final con Joaquín (llamado también Conías y Jeconías en el Antiguo Testamento). (Véanse Jer. 22:24: 2 R. 24:8.) Pero debió ser un rudo golpe para el diablo cuando supo que Dios no estaba limitado a una sola línea. David tenía otro hijo llamado Natán, y fue por medio de esta línea que vino María, la madre de Jesús.


 III. Las tres anunciaciones. 

A.  Zacarías acerca del nacimiento de Juan el Bautista, el precursor del Mesías (Le. 1:5-25). 

1. El arcángel Gabriel se le apareció al sacerdote Zacarías cuando estaba ofreciendo el incienso en el templo en Jerusalén. (Véanse Ex. 30:7; 2 Cr. 29:11.) Nota: Este era el primer mensaje hablado procedente del cielo en más de 400 años. La estación Radio Antiguo Testamento había dejado de transmitir con Malaquías 4. Pero Dios comienza ahora de nuevo la transmisión de mensajes. Radio Nuevo Testamento estaba en el aire oficialmente. 

2. El ángel del Señor le informa a Zacarías que sus oraciones han sido oídas y que su esposa, aunque mayor, dará a luz un hijo. Este es el octavo de nueve nacimientos en la Biblia en el que Dios interviene. Son: 

a. El nacimiento de Isaac a Abraham y Sara (Gn. 21:1). 

b. El nacimiento de Jacob y Esaú a Isaac y Rebeca (Gn. 25:21). 

c. El nacimiento de Rubén a Jacob y Lea (Gn. 29:31). 

d. El nacimiento de Isacar a Jacob y Lea (Gn. 30:17, 18) 

e. El nacimiento de José a Jacob y Raquel (Gn. 30:22-24).

f. El nacimiento de Samuel a Elcana y Ana (1 S. 1:19).

g. El nacimiento de Sansón a Manoa y su esposa (Jue. 13:1, 2).

h. El nacimiento de Juan a Zacarías y Elisabet (Le. 1:57).

i. El nacimiento de Jesús a María (Le. 2:7).


3. Gabriel le dice a Zacarías que este hijo:

a. Se llamaría Juan.

b. Se abstendría de bebidas alcohólicas. Es decir, sería un nazareo (Nm. 6:3). como se suponía que debía ser Sansón (Jue. 13:4).

c. Sería <rrunde delante de Dios. (Véase Mt.11:11.)

d. Estaría lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre. Esto también se dice acerca de otros dos hombres:

(1) Jeremías (Jer. 1:5).

(2) Pablo (Gá. 1:15).

e. Haría que muchos de los hijos de Israel se volvieran al Señor. Esto lo hizo él en la primera 

venida de Cristo, como Elias lo hará un día en su segunda venida. (Véase Mal. 4:5,6 .)

f. Predicaría con el poder y el espíritu de Elias. (Mt. 11:14; Mr. 9:12.)

g. Prepararía el camino para la venida del Mesías, lo que daría cumplimiento a lo dicho en Isaías 40:3.


4. Como él y su mujer eran de edad avanzada, Zacarías tenía dificultades en creerlo. (Como una vez sucedió con Abraham v Sara. Véanse Gn. 17:17; 18:12.)

5. Gabriel reprende amablemente al anciano sacerdote por su incredulidad y le advierte que 

se quedará sin voz hasta el día del nacimiento de Juan. 

6 . El pueblo que esperaba afuera pronto se da cuenta de que algo muy extraño le ha ocurrido a Zacarías, y que no puede pronunciar la esperada bendición sobre ellos. Muchos en aquel grupo de gente estarían, sin duda, allí para ayudar a Zacarías a celebrar un evento tan especial como era quemar el incienso sobre el altar de oro. Un sacerdote sólo podía hacerlo una vez en toda su vida. Otros en la multitud estarían esperando escucharle pronunciar la gran bendición levítica que hallamos en Números 6:22-27:

 «Jchová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti. y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.» 

Pero en aquel día no hubo celebración ni bendición. Algo mucho más especial y eterno estaba ocurriendo. Zacarías regresa a casa, y pronto su esposa, anciana y estéril, queda embarazada.

7. El nombre Zacarías significa «Dios recuerda» y el nombre Elisabet «su juramento». Con el nacimiento de Juan el Bautista Dios estaba recordando su pacto hecho en Salmo 89:34-37.

B. A María acerca del nacimiento de Jesús (Le. 1:26-38).

1. Durante el sexto mes del embarazo de Elisabet, el arcángel Gabriel se aparece a una virgen de 

Nazaret (desposada con José) llamada María

2. Le anuncia que ha sido elegida por Dios para que su bendito Hijo nazca en el mundo. (Véase Gá. 4:4.) Son especialmente dignas de ser consideradas las palabras en Lucas 1:28:«Y entrando el ángel en donde ella estaba. dijo: ¡Salve, muy favorecida El Señor es contigo: bendita tú entre las mujeres.» El ángel no dijo sobre las mujeres, sino entre las mujeres. Notemos también en 1:47 que la primera persona que aparece en las Escrituras que llamó Salvador a Jesús fue su madre. María necesitaba la salvación como cualquier otro. (Véase Romanos 3:23.)

3. Cumplimiento número uno de las profecías del Antiguo Testamento: que nacería de una virgen. (Cp. Is. 7:14 con Mt. 1:22. 23.)

4. El ángel predijo que el niño

a. Se llamaría Jesús.

b. Sería llamado Hijo del Altísimo. Un demonio se refirió a él con este mismo nombre (Mr. 5:7).

c. Heredaría el trono de David.

d. Cumplimiento número dos de las profecías del Antiguo Testamento: que se le daría el trono de David. (Cp. 2 S. 7:11, 12; Sal. 132:11; Is. 9:6, 7; 16:5; Jer. 23:5 con Le.  1:31. 32.)

e. Reinaría sobre este trono para siempre. (Véanse Dan. 2:44; 7:14, 27; Mi. 4:7.)

f. Cumplimiento número tres de las profecías del Antiguo Testamento: que su trono sería eterno. (Cp. Dn. 2:44; 7:14, 27: Mi. 4:7 con Le. 1:33.)

5. María está perpleja: «¿Cómo será esto? pues no conozco varón» (Le. 1:34).

6 . El arcángel le asegura: «El Espíritu Sanio vendrá sobre ti. y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Le. 1:35). Estos versículos (Le. 1:31. 35) nos enseñan dos cosas importantes acerca de la encarnación:

a. Jesús fue concebido por el Espíritu Santo.

b. El elemento sobrenatural en la encarnación no fue el nacimiento de Cristo, sino más bien la concepción. Él nació como nacen todos los seres humanos. Es vital hacer esta distinción, porque él era completamente Dios como si nunca hubiera sido hombre, y era completamente hombre como si nunca hubiera sido Dios.

7. Gabriel predice que el hijo de María será también llamado Hijo de Dios. (Véanse Mt. 14:33; Mr. 1:1; Jn. 1:34; 20:31: Hch. 8:37; Ro. 1:4.)

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8 . Después la informa acerca del embarazo de su prima Elisabet. «Porque nada hay imposible para Dios» (Le. 1:37). (Véanse también Gn. 18:14: Jer. 32:17; Mt. 19:26; Le. 18:27.)

9. María se somete simple y humildemente a la voluntad de Dios: «He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra»  (Le. 1:38).

C. A José en relación con la pureza de María (Mt.  1:18-25).

1. Al enterarse de que estaba embarasada Jose

«como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente» (Mt. 1:19). 

2. Aquella misma noche, sin embargo, Gabriel le asegura durante un sueño el inminente nacimiento virginal de Cristo.' 

3. Le dice a José que este niño «salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt. 1:21). (Véanse también Hch 4:12; 5:31; 13:23, 38; He. 7:25.) 

4. Gabriel se refiere a este niño como Emanuel, que significa «Dios con nosotros» (Mt. 1:23). 

5. Cumplimiento número cuatro de las profecías del Antiguo Testamento: que se llamaría Emanuel. (Cp. Is. 7:14 con Mt. 1:23.) «He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros» (Mt. 1:23). Esta profecía era. por supuesto, un cumplimiento de Isaías 7:14 (véase Mt. 1:22). Algunos han cuestionado sin éxito la palabra hebrea ahnah en Isaías 7:14. alegando que no siempre significa virgen; pero en cualquier caso, no hay ninguna dase de duda acerca de la palabra griega para virgen, que es parthenos, que siempre y sin excepción se refiere a una joven doncella que no ha tenido experiencia sexual. 

6 . José hace los arreglos necesarios para recibir a María como su esposa legítima. José debe ser considerado, en todos los sentidos, como un hombre verdaderamente justo, con la madurez espiritual de un David, un Moisés, un Pedro o un Pablo. En verdad el José del Nuevo Testamento puede ser comparado favorablemente con el José del Antiguo Testamento. En ambos casos los padres se llamaron Jacob; ambos mostraron sorprendente madurez; ambos recibieron visiones de Dios; ambos estuvieron en Egipto. Uno es un tipo de Cristo y el otro fue su tutor legal. En realidad, si no hubiera sido por el pecado de Judá, José habría reinado en Jerusalén como un rey legítimo cuando Cristo nació. Era él y no Herodes el que tenía las credenciales apropiadas para sentarse sobre el trono de Israel.


IV. Los tres cantos de alabanza. 

A. Ia alabanza de Elisabet a María 

(Le. 1:39-45), llamado frecuentemente el Magníficat. Nota: Esto ocurrió aparentemente antes de que José supiera del estado de María. María, nada más marcharse el arcángel, salió de prisa, y quizá en secreto, de Nazaret y se fue a visitar a Elisabet en algún sitio cerca de Jerusalén. José no se enteró de su condición hasta que no regresó tres meses después. 

1. Juan saltó en el vientre de su madre al oír el saludo de María, y Elisabet fue llena del Espíritu Santo. 2. Elisabet bendijo a María: «Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre» (Le. 1:42). (Véase también Le. 1:28.) 

B. La alabanza de María a Dios (Le. 1:46-56). 

1. María responde: «Engrandece mi alma al Señor. y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador» (1:46, 47). 

2. Se da cuenta de que la historia la reconocerá como la favorecida del Señor. 

3. Alaba al Padre porque humilla a los poderosos, exalta a los humildes, llena a los hambrientos. y hace proezas con su brazo poderoso. (Véanse Is. 52:10; Sal. 33:10: 1 S. 2:6-8; Is. 53:1.) 

4. Pasados tres meses María regresa a Nazaret. 


C. La alabanza de Zacarías a Dios (Le. 1:57-79). 

1. El hijo de Zacarías nace y es circuncidado a los ocho días. 

2. Los amigos y familiares suponen que el niño se llamará como el padre. El anciano sacerdote, sin embargo, todavía mudo, escribe que Juan será su nombre. 

3. Recupera inmediatamente la voz y alaba a Dios en el poder del Espíritu Santo, dándole gracias: a. Por guardar sus promesas dadas a Abraham y a David. b. Por visitar y redimir a su pueblo. (Véanse también Sal. 111:9; Le. 7:16.) 

4. Zacarías después habla en relación con Juan: a. Será el precursor del Mesías. (Véanse Is. 40:3; Ml. 11:10.) b. Dará el conocimiento de la salvación. (Véase Jn. 1:29.) c. Predicará el arrepentimiento. (Véase Le. 3:3.) d. Presentará al Salvador. «... con que nos visitó desde lo alto la aurora» (1:78). (Véanse también Nm. 24:17; Mal. 4:2.) Nada más alcanzar la madurez, Juan se retira al desierto a fin de prepararse para su futuro ministerio como un evangelista nazareo.