LA ETAPA DEL EVANGELIO DE LA GLORIA A LA GLORIA: 20, 21, 22, 23, 24 y 25

Paso veinte: de Nazaret a Capernaum (Mt. 4:13-22; 8:14-17; Mr. 1:14-38; Le. 4:31-42) 

A. Jesús empieza ahora a enfatizar el reino de los cielos y la doctrina del arrepentimiento en su ministerio (M t. 4:17; M r. 1:14, 15). 

B. Hace de Capernaum su centro de predicación (M t. 4:13). ^ 

C. Cumplimiento número trece de las profecías del Antiguo Testamento: que sería luz para los gentiles. (Cp. Is. 9:1, 2; 42:1-3, 6. 7: 60:1-3 con M t. 4:13-16; Hch. 13:47.) 

D. Llamó a un discipulado de tiempo completo a Pedro, Andrés, Santiago y Juan cuando echaban sus redes en el mar de Galilea. 

1. Les dijo: «Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres» (M t. 4:19). 

2. Su respuesta fue: «Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron» (M t. 4:20). — 

E. Tercer milagro: curación de un hombre con espíritu inmundo en Capernaum (Mr. 1:25; Le. 4:35). 

1. El demonio: «¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno ? ¿Has venido para destruirnos? Se quién eres, el Santo de Dios» (M r. 1:24). 

2. El Salvador: «¡Cállate, y sal de él!» ( 1:25). 

3. La gente: «¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmun­dos, y le obedecen?» (M r. 1:27). 

4. Nota: Esta es la primera vez que encontramos a Cristo exorcizando a un demonio de un ser humano, pero le encontraremos haciéndolo en bastantes ocasiones. (Véanse Mt. 8:32; 9:33; 12:22; 15:28: 17:18; Lc. 8:2; 13:10-17.) Los demonios son ángeles caídos que se unieron a Lu cifer (quien se convirtió en Satanás) durante la rebelión en el cielo antes de la creación del hom bre. (Véanse Is.14:12-15; Ez. 28 :15 -17 ; Ap. 12:4: Ef. 6:12.) Sus actividades son múltiples y llenas de malicia. 

a. Se oponen al propósito de Dios (Dn. 9:11-14). 

b. Llevan a cabo el programa de Satanás (1 Ti. 4:1: Ap. 16:12-14). 

c. Afligen a las personas en la tierra. A algunos les causa: 

(1) Demencia (Mt. 8:28; 17:15). 

(2) Mudez (Mt. 9:32, 33). 

(3) Ceguedad (Mt. 12:22). }

(4) Herirse a sí mismo (Mr. 5:5). 

(5) Parálisis (Le. 13:11). 

(6) Sordera (Mr. 9:25). 

El número de demonios es aparentemente muy alto. Jesús expulsó a siete de María Magdalena (Mr. 16:9; Lc. 8:2) y posiblemente llegaron a 6.000 los del endemoniado gadareno (Mr. 5:9). 

F. Cuarto milagro: curación de la suegra de Pedro (M t. 8:15; M r. 1:31; Lc. 4:39).

G. Sanó a muchos aquel día poniendo sus manos sobre ellos (Le. 4:40,41 ; Mr.1:32-34; Mt. 8:16, 17). 

H. Cumplimiento número catorce de las profecías del Antiguo Testamento: que Él sanaría a muchos. Comparar Isaías 53:4 con Mateo 8:16, 17. ¿Estaba prometida la sanidad física en la expiación? Ciertamente que sí, pero fue cumplido durante el ministerio terrenal de Cristo. 

Notemos: «Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias» (Mt. 8; 16. 17). Esto no significa, por supuesto, que Dios no pueda sanar y no sane los cuerpos de los creyentes hoy; pero sí quiere decir que el hijo de Dios no puede demandar sanidad física total sobre la base de Isaías 53:4. 

I. Segunda oración; en la víspera de su primera gira de predicación por Galilea (Mr. 1:35; Lc. 4:42). 

1. Fue un tiempo de oración en un lugar apartado. 

2. Era la preparación para su primera ronda de predicación por Galilea


Paso veintiuno: de Capernaum a su primera gira de predicación por Galilea (Mt. 4:23; 8:2-4; Mr. 1:39-45; Le. 4:43—5:16) 

A. Empezó esta gira hablando a la multitud desde la barca de Pedro. 

B. Quinto milagro: pesca de una gran cantidad de peces (Le. 5 :5 ,6 ). 

1. Le pidió a Pedro que llevara la barca a la parte honda del lago y echara la red. 

2. Pedro se muestra escéptico: «Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada 

hemos pescado; más en tu palabra echaré la red» (Le. 5:5). 

3. La red se llena repentinamente de tal cantidad de peces que se rompía. 

4. Al ver esto Pedro, cae de rodillas a los pies de Jesús y confiesa su maldad. 

5. Jesús calma sus temores y le reconfirma que le usará como pescador de hombres. J. Vernon McGree escribe: «¡Qué púlpito! Creo que esta ilustración es tanto figurativa como sugestiva. 

Cada púlpito en una barca de pesca; un lugar desde donde se proclama la Palabra de Dios y se intenta pescar. Simón Pedro pescó hombres. Recordemos lo bien que lo hizo el día de Pentecostés. La respuesta del Señor a Pedro fue realmente significativa: 3.000 almas se entregaron a Cristo después de su primer sermón. Pedro pescaba según las instrucciones divinas. Tenemos aquí otra lección. ¿Sabe usted que hay otro pescador? ¿Sabe que Satanás también anda pescando? Véase 2 Timoteo 2:26. Satanás también echa su anzuelo a las aguas. Dios busca pescar tu alma, pero Satanás también lo procura y ceba su anzuelo con las cosas de este mundo. Como podemos ver, el anzuelo de Dios es una cruz.» (Luke. pp. 69, 72.) 

C . Sexto milagro: curación de un leproso (M t. 8:3; M r. 1:41). 

1. El leproso se postró ante Jesús y le pidió que lo sanara. 

2. Jesús tuvo compasión de él y le locó. 

3. Después le ordenó que se presentara ante el sacerdote para la purificación mosaica. (V éase Lv. 14:3, 4, 10, 22.) Nota: esta conmovedora solicitud de parte de un leproso sanado debió de causar bastante confusión y sorpresa entre los sacerdotes en el templo. Porque hasta ese momento no había habido necesidad de la ceremonia de purificación, pues no tenemos conocimiento de ningún israelita sanado de lepra hasta que Cristo vino, con la única excepción de María (Nm . 12:13-15). (Naamán, por supuesto, era sirio. Véase 2R. 5:1, 14.) 

4. Jesús le instruyó para que no dijera nada a nadie en público, pero el leproso sanado no pudo callarse y lo fue divulgando por todas partes. 

D. Jesús sana a muchos durante esta gira de predicación (M t. 4:23). 

E. Tercera oración: después de sanar a un leproso (Le. 5:16). Aunque se estaba haciendo famoso, él se retira para orar, entendemos entonces que su verdadera tarea no era la curación de los cuerpos de los hombres, sino más bien sus almas. 

Paso veintidós: regresa a Capernaum después de su primera gira de predicación en Galilea ^ (Mr. 9:2-9; Mr. 2:1-14; Le. 5:17-28) 

A . Séptimo milagro: curación de un paralítico (M t. 9:2, 6, ^ 7: M r. 2:5, 10-12; Le. 5:20, 24, 25). 

1. Este hombre es bajado por sus amigos a los pies de Jesús por un agujero en el techo. 

2. Jesús le perdona sus pecados. 

3. Por hacer esto, los fariseos le acusan de blasfemia. 

4. Jesús entonces sana al paralítico de su enferm edad para que sepa que tiene autoridad para perdonar pe­cados. 

5. La gente queda maravillada por lo que está sucediendo y alaba a Dios por ello. J. Vernon M cG ee escribe sobre esto: «Hay muchos que no van a recib ir el m ensaje de salvación a menos que uno levante su camilla y los lleve hasta donde puedan oír la voz del Señor. Están paralizados, inmovilizados por el pecado y por otras muchas cosas que el mundo tiene para ellos. Algunos están paralizados por los prejuicios y otros por la indiferencia. Ellos nunca van a oír a Cristo decirles: “Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados”, a menos que levantem os su camilla y los llevemos a él.» (Luke, p. 74.) 

B. Jesús llamó a Mateo (Leví) a ser su discípulo (M t. 9:9; M r. 2:13, 14; Le. 5:27, 28). 

1. El Salvador simplemente entró en la oficina de Leví y le dijo: «Sígueme» (Le. 5:27). 

2. Y Leví «dejándolo todo, se levantó v le siguió» (Le. 5:28

FIN DEL PRIMER AÑO


Paso veintitrés: de Capernaum a los cam pos de Galilea (Mi. 12:1-8; Mr. 2:23-28; Le. 6:1-5) 

A. Jesús se ve metido en su primera discusión con los fariseos sobre el sábado porque permite a sus discípulos arrancar espigas y comer el grano en el día séptimo. 

B. Jesús lo justifica recordándoles la acción de David en el Antiguo Testamento cuando comió de los panes de la proposición para recuperar las fuerzas. 

1. El. pan que David comió estaba en el templo (1S. 21:3-6). 

2. Este pan era sólo para los sacerdotes. 

C. Les llama la atención al hecho de que Dios hizo el sábado por causa del hombre y no al hom bre por causa del día de reposo (M r. 2:27). 


Paso veinticuatro: de los campos de Galilea a una sinagoga galilea ^ (Mi. 12:9-14: Mr. 3:1-6; Le. 6:6-11) | | 

A. Octavo milagro: curación del hombre con una mano seca W (M t. 12:13; Mr. 3:5; Le. 6:10). 

1. Jesús notó la presencia en la sinagoga de un hombre que tenía su mano derecha seca. 

2. Los fariseos esperaron para ver si le sanaría en el día sábado. 

3. Dándose cuenta de sus malas intenciones, les pregunta si era lícito hacer bien o mal en sábado. 

4. Les recuerda que ellos sin duda sacarían en el día de reposo una oveja que hubiera caído en un hoyo, y él siente que un hombre es más importante que una oveja. 

5. Jesús sana al hom bre y su corazón se llena de enojo y tristeza por la d u reza del corazón de ellos. 


B. Los fariseos, fuera de sí por la ira que les consumía a causa de la acción de Jesús, consultan sobre cómo matarle.


Paso veinticinco: de una sinagoga en Galilea al monte Tabor (¿,?) (Mi. 5:1— 7:29:4:24, 25; 10:2-4; 12:15-21; Mr. 1:12; 3:7-19; Le. 6:12-49; 12:22-31, 57-59; 16:17) 

A. Sana a muchos a lo largo del cam ino (M t. 4:24, 25: Mr. 3:7-12). 

B. Los espíritus inmundos le reconocen com o el Hijo de Dios cuando los hace salir de las personas (M r. 3:11). 

C. Continúa cumpliendo la profecía de Isaías (M t. 12:17- 21). 

1. Que El sería el siervo de Dios, escogido, am ado y lleno del Espíritu. 

2. Que su justicia se mostraría en todas las naciones. 

3. No contendería ni gritaría en las calles. 

4. No quebraría la caña cascada ni apagaría el pábilo que hum eare. 

5. Que su propio nombre significaría victoria y esperanza para las naciones. pL L ) 

D. Cumplimiento número quince de las profecías del Antiguo Testamento: que trataría bondad o samente con los gentiles. (C p. Is. 9:1, 2; 42:1-3 con M t. 12:17-21; 4 :13- 16.) 

E. Cuarta oración: antes de escoger a sus doce discípulos (L e. 6:12).

F. Después de pasar la noche en oración buscando dirección, nuestro Señor escoge a sus doce discípulos. 

1. Sim ón Pedro. 

2. A ndrés. 

3. S antiago, hijo de Zebedeo. 

4. Juan. 

5. Felipe. 

6. Bartolomé. 

7. Tomás. 

8. Mateo. 

9. Santiago, hijo de A lfeo. 

10. Judas (Tadeo). 

11. Simón el Zelote. 

12. Judas Iscariote. Véanse en Mateo 10:2-4; Marcos 3:13-19; y Lucas 6:13-16 las listas co rrespondientes. 

G. Continúa al día siguiente sanando a las personas (Le. 6:17-19). 

H. Segundo sermón: sobre las características del reino (M t. 5— 7; Le. 6:20-49; 12:22-31; 57-59; 16:17). Según nuestro Señor, un ciudadano del reino debe poseer los siguientes rasgos: 

1. Debe ser pobre de espíritu, sabiendo que Dios le ha prometido un reino. 

2. Debe afligirse y llorar si fuera necesario, sabiendo que un día reirá y será consolado. 

3. Debe ser manso, porque en el futuro heredará la tierra. 

4. Debe tener hambre y sed de justicia, y entonces será satisfecho. 

5. Debe ser misericordioso a fin de que él mismo obtenga misericordia. 

6. Debe ser puro de corazón, sabiendo que verá a D ios. 

7. Debe ser un pacificador, a fin de que pueda ser llam ado hijo de Dios 

8. Debe gozarse en la persecución, sabiendo que su galardón será grande. 

9. Debe ser la sal de la tierra y la luz del m undo. 

10. Su justicia debe sobrepasar a la de los escribas y fariseos. 

11. No debe enojarse indebidamente con su hermano, sino buscar constantemente la reconciliación. 

12. No debe desear a la esposa de su herm ano. 

13. Debe honrar debidamente a su propia esposa. 

14. Sus respuestas deben ser sí o no, y deben ser sinceras y dignas de confianza. 

15. Debe amar a aquellos que le aborrecen y orar por los que le maldicen. 

16. Debe ser com pasivo. 

17. D ebe llevar a cabo sus obras de am or, ayunos y o raciones sin exhibiciones públicas. 

18. Su vida de oración debe incluir los siguientes elem entos: 

a. Una relación personal con Dios: «Padre nuestro». La palabra nuestro habla de la relación fraternal del creyente con otros cristianos. Aunque la Biblia no habla en ninguna parte de la paternidad universal de Dios, sí afirma la fraternidad universal de los creyentes. La palabra Padre expresa la relación entre Dios y el creyente. 

b. Fe: «Que estás en los cielos». Pablo declara que sin este elemento nuestras oraciones son inútiles. (V éase He. 11:6.) 

c. Adoración : « Santificado sea tu nombre». David creía que esta p arte de la oración era tan im p o rtan te que n om bró a un gru p o eleg id o selecto de h om bres que no h acía otra co sa en el tem plo sino alab ar y ad o rar a D ios. (V éan se 1 Cr. 23:5 ; 25:1, 7.) Juan ve en las visio n es de Apocalipsis a cuatro seres vivientes que existe n so lam en te p ara ad o rar a D ios, qu ien es «no cesaban día y noche de decir: S anto, santo, santo es el Señor Dios Todo poderoso , el que era, el q u e es, y el que ha de venir» (A p. 4:8). Recordemos también la declaración de Jesú s a la m u jer sam aritan a (Jn. 4:2 3 . 24). 

d. Expectación: «Venga tu reino». Este reino es el bendito reino milenario del que se habla tanto en el Antiguo Testamento. (Véanse Is. 2:2-4; 25:8; 35:1, 8, 10; 65:20, 25) y después visto an ticip adamente por Juan en el N uevo T estam ento (A p. 20: 1-6). c. Sum isión: «H ágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra». Jesús nos daría más tarde el mejor ejemplo de ello en Getsemaní. (Véase M t. 26:39.) ' f. Petición : «El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy». Esto sugiere que nuestras oraciones deben ser diarias como nuestro pan. 

g. Confesión: «Y perdónanos nuestras deudas». La sangre de Cristo nos va a limpiar de nuestros pecados, pero ninguno va a ser excusado. Sólo los pecados confesados pueden ser perdonados (véase 1 Jn. 1:9). 

h. Compasión: «Como también nosotros perdonamos a nuestros deudores». (Véanse Mt. 18:21-35 y Jn. 4:20.) 

i. Dependencia: «Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal». Debem os ten er claro que aunque Dios nunca nos ha prometido librarnos de la tentación, sí ha prometido preservam os en y a través de la tentación. (V éase 1 Co. 10:13.) 

j. Reconocimiento: «Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria' por todos los siglos». (Véase la gran oración de David en I Cr. 2 9 :10 - 19 donde él anticipa realmente la parte final de la oración modelo de Jesús.) 19. Debe hacerse tesoros en los cielos y p referir a Dios antes que al oro en la tierra. 20. D ebe buscar siem pre primero el reino de Dios y su ju sticia. 21. Debe con fiaren Dios para su alimentación, dirección y vestido. 22. Nunca debe juzgar críticamente a su herm ano ni condenarle. 23. Será cuidadoso al hablar de cosas santas ante gente depravada. 24. Debe pedir, buscar y llam ar a la puerta de su Padre, creyendo que recibirá, que encontrará y que g anará la entrada. 25. Debe hacer por otros lo que quiera que sea hecho por él. 26. D ebe estar alerta de los falsos m aestros, identificánd olos p o r su frutos corrom pidos. C uarta predicción: relacionada con el gran trono blanco del juicio (M t. 7:21-23). 1. Muchos in crédulo s pretenderán en aquel día haber hecho grandes cosas en el nombre de Jesús. a. «Profetizamos en tu nom bre.» b. «En tu nombre echam os fuera demonios.» K. c. «Y en tu nombre hicimos m uchos m ilagros.» 2. El Salvador, sin embargo, conociendo bien el corazón de los hombres, les dirá: a. «Nunca os conocí.» b. «Apartaos de mí, hacedores de maldad.» Primera parábola: dos casas en una tem pestad (M t. 7:24- 27; Le. 6:47-49). 

1. Uno edifica sobre la roca y se mantiene firme. 

2. Otro edifica sobre la arena y cae. 

K. Jesús term ina su sermón y la gente está m aravillada de su enseñanza, de su autoridad y de la claridad de sus ilustraciones.



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